viernes, 15 de abril de 2016

¡Holaaa! ¿Han estado ansiosos aguardando la profecía de esta brujita inteligente? Seguro que sí. Así que nos los demoro más. Sé que se van a poner felices.
Un besazo, se los debía.

Capítulo 59.
El leñador.

Bernardo.

Cuando Sabina abrió la puerta de casa, Bianca y Scarlet entraron con amplias sonrisas. Habían llegado hasta la reserva para visitar a Yako. Estaba de pie balanceándolo entre mis brazos mientras tenía en una mano el chupete y en la otra un sonajero. Él lloraba como un desgraciado y a mí me partía el corazón.

—¡Hola chicas! ¿Han venido a tirarnos un salvavidas a Sabina y a mí?

Bianca se adelantó para verlo mejor. Estampó un beso en mi mejilla y sonrió.

—Yo creo que más que un salvavidas necesitas una niñera tiempo completo. ¿Te has visto la cara en el espejo?
—Es que no dormimos bien –dijo Sabina—. ¿Qué toman, chicas? ¿Café o té?
—¡Café! –dijeron al unísono, aunque inmediatamente Bianca se arrepintió—. Mejor no hagas nada y atiende el bebé.
—Será un placer distraerme un poco. No se preocupen. Creo que le duele la tripita.
—¡Ooooh! –exclamaron las chicas.
—¿Y en ese caso que le das como remedio? –preguntó Bianca.
—Nada, es pequeño. Le haremos masajes, ¿verdad Bernardo?
—Sí, acabo de darle masajes y parece menos molesto.
—Menos mal que está menos molesto –rio Scarlet acercándose para verlo—. ¿Quieres que pruebe sanarlo?

Dudé, y en cuanto Scarlet extendió los brazos mi clara reticencia se notó evidente.

—¡Dáselo, Bernardo! –exclamó Sabina.
—Ehmm… no es que quizás se le pase en un rato. ¿Qué necesidad de probar la magia?

Las tres rieron.

—¿Tienes miedo que lo convierta en rana, compadre?

Scarlet arqueó la ceja divertida.

—Vamos mi amor, gracias a ella tenemos el bebé con nosotros –protestó mi mujer.
—Cierto –asentí, pero no lo entregué—. ¿Y si le hacemos un tecito digestivo?
—Bernardooo –protestó mi amiga.
—Okay, okay.

Entregué al niño que no paraba de llorar y dejé el sonajero sobre el sofá. Scarlet lo tomó en brazos y lo acunó.

—Pensar que tengo un cachorro de la raza enemiga entre mis brazos –sonrió.
—Oyeee, no te hagas la graciosa –alerté.

Scarlet se apartó y me quedé inquieto aguardando cada movimiento de ella. Posicionó su mano delgada sobre el abdomen del bebé y sus ojos se fijaron en un punto de la pared.

—¿Ya está? –pregunté.

Scarlet no respondió pero Sabina y Bianca me miraron con enojo.

Okay… Me mantendría calladito y con paciencia…

Mejor me sentaba en el sofá y respiraba profundo… No, mejor me quedaba de pie… Por cualquier cosa… No sé… ¿Si no funcionaba su don? ¿Cómo quedaría la salud de Yako? Una serie de sucesos encadenados y nada agradables fueron pasando por mi cabeza.

Mi bebé dejó de llorar y Scarlet giró para verme a la cara.

—Listo. Eran gases.
—Ah… ¡Muchas gracias! —murmuré mientras lo cogía en brazos—. Si te soy sincero ya lo veía llamando a urgencias, llevándolo apresurado al hospital, y después de tener una larga espera para que lo atendieran, lo internarían y dirían que el niño iba a tener problemas gastrointestinales de por vida.

Las tres me miraron con la boca abierta.

—¡Qué imaginación, amor! –exclamó Sabina.

Bianca rio.

Scarlet se acercó a la ventana y miró hacia afuera.

Era un día nublado, melancólico, como todos los días de lluvia. Supuse que el ánimo de la princesa Craig podría ser por eso. Aunque Bianca le llamó la atención.

—¿Te sientes bien, Scarlet?

Ella no separó la vista del bosque pero asintió en silencio. Respuesta que no dejó conforme a mi amiga. Se acercó y pasó su brazo por el hombro de ella. Mientras Sabina preparaba el café y yo daba el chupete a mi “regalito de la vida”, ellas hablaron en voz baja. Era de público conocimiento que las dos eran muy amigas. Y pensar que Scarlet era tan odiosa cuando la conocimos.

Cuando Sabina llegó con la bandeja de café yo había acostado a Yako que dormía plácidamente.

Antes de que tomáramos asiento Scarlet se separó de la ventana y exclamó…

—Por el sendero viene la brujita pelirroja.
—¡Scarlet! –reprochó Bianca—. No la llames así.
—¡Oh Gloria! –dijo Sabina y corrió a la puerta.

La niña se había quedado a dormir en la casa de Ruth, una amiguita que tenía de Suecia. Su familia fue una de las que decidió seguir mis pasos cuando regresé a Kirkenes. Pensar que no había transcurrido demasiado tiempo desde aquellos sucesos, sin embargo a mí me parecía que hubieran pasado años. El regreso a mi tierra de lobos donde las heladas habían destrozado parte de nuestros primeros sueños. Y digo primeros porque uno debe seguir soñando, proyectando, porque el futuro es una gran aventura que debemos enfrentar con optimismo aunque haya dificultades. Después… el conflicto con los Craig, el suicidio de Clelia, la muerte de Hans, al tiempo la de su padre… Sí, a veces la vida era un torbellino.

Lo importante es que tenía junto a mí a mi gran amor, aquel que soñaba conseguir cuando sólo era un ser humano simple y corriente. Y un hijo… Bueno dos.

Gloria entró como tornado y se sentó en el sofá de un salto. La madre de Ruth se despidió de Sabina después que mi chica le diera las gracias por tener a Gloria y cuidarla. Al cerrar la puerta giró para ver a nuestra niña.

—Perdón señorita, no se salta así en el sofá. Casi tiras la mesa con el café, ¿y no has visto a la visita? ¿Cómo es que no saludas, corazón?

Gloria se incorporó y dio un beso a Bianca y otro a Scarlet.

—Lo siento vine muy entusiasmada, mamá Sabina.

Volvió a sentarse con educación.

—Ah, ¿y por qué estás tan entusiasmada? –preguntó Sabina sonriendo mientras entregaba el azucarero a Bianca.
—Porque Ruth me contó que se mudará cerca de nuestra cabaña. Su padre y papá Bernardo ya hablaron de eso.
—Pero Gloria, Ruth ya vive cerca –replicó Sabina.
—Más cerca, mamá Sabina.
—Aaaah, okay. En las nuevas cabañas.

Bianca me miró mientras probaba mi café.

—¿Nuevas cabañas? ¿Nuevo proyecto?

Sonreí.

—No puedo estar quieto. En realidad surgió la idea de nuevas cabañas para el turismo y en parte para aquellos que se les ha deteriorado la casa. Tú sabes que al regresar a Kirkenes nos instalamos como pudimos con ese aporte del Estado, pero quisiéramos que nuestra gente viviera cómoda. Hay familias de cuatro hijos que tienen cabañas de una habitación.
—Oh, tienes razón. Pero… En cuanto al turismo… ¿Permitirás que se instalen tan cerca de la reserva de hombres lobo? Los humanos son peligrosos.

Reí.

—¿De verdad querida vampiresa?

Sabina y ella rieron.

—Bernardo, tu amiga ya no es humana, es justo que piense que es una raza peligrosa.
—Mi amiga se olvida que también fuimos humanos y no éramos peligrosos –sonreí.
—¡Tú no, yo sí!

Reímos.

—Yo diría que no eras peligrosa, sí audaz. Nadie se mete en una mansión misteriosa y acepta quedarse a dormir –retruqué.
—Ja, ja –fingió reír—. ¡Clarooo! ¿Tenía otra opción? Tus lobos me perseguían –sonrió altanera.
—No, no, mis lobos no. Esos eran unos animales salvajes.
—Lo que fuera Berny, por suerte Charles me abrió la puerta y…
—Y después conociste al feo de Sebastien Craig. Y dijiste… —puse el dedo sobre los labios pensativo—. El dueño de casa es horrible y con un físico desgarbado pero como hago beneficencia me quedaré hacerle compañía.

Blanca sonrió y abrió la boca haciéndose la asombrada.

—Miraaa como has puesto el ojo en Sebastien. Lo has pintado al dedillo.

Gloria se puso de pie.

—¿Vamos a mostrarles a Bianca y a Scarlet Craig las nuevas cabañas? ¡Por favooor!

Sabina sonrió.

—Alguien tiene que quedarse con el bebé, ¿si se despierta? Además pronto tomará el baño de todos los días. ¿No quieres ayudarme?
—Bueno… Mmm… ¿Y si te ayudo mañana?
—Muy bien, acepto.
—Cuando terminamos el café me puse de pie.
—Vamos chicas, les mostraré mi proyecto.

Cogí la mano de Gloria y partimos hasta el sector de nuevas viviendas, antes que de un momento a otro la lluvia nos sorprendiera.

Caminamos con Bianca disfrutando el aroma de los pinos y el olor al aguacero que seguramente se había descargado no muy lejos de aquí. Gloria se desprendió de mí y se adelantó hasta Scarlet. Caminaron de la mano delante de nosotros y parecían sumergidas en una charla animada.

—¿Y qué hay de tu amiga la muerte? –pregunté refiriéndome a su don.
—Pues, no sé si amiga… Por ahora todo tranquilo… Sebastien me preguntó si me molestaría hacerle un favor a su hermano, en cuanto a su madre. Ya sabes la historia. Fue asesinada brutalmente.
—Sí, no me lo recuerdes. Noaidi pagó las consecuencias injustamente.

Ella negó con la cabeza mientras tomábamos el sendero ancho de canto rodado.

—Lenya cometió el delito por amor a su madre, envuelto en ese dolor tan grande.
—¿Lo defiendes? –arquee la ceja.

Enmudeció aunque una sonrisa leve asomó a sus labios. Continué…

—Sí, sé que basta que sea un Craig para que justifiques todo. Pero te entiendo, es natural. Es tu familia.
—Supongo que lo justifico porque pidió disculpas. Además no lo asesinó. Lo dejó en libertad.
—Desnutrido y con varios años tirados a la basura. Años sin su familia.
—Si es por su familia no será por el loco asesino de su hijo, porque no perdió mucho.
—Okay, okay, a ver si después de tantos hechos que pasaron entre nosotros terminamos peleando por Lenya.

Rio.

—No Bernardo, tú y yo seremos siempre amigos aunque en algunos temas no estemos de acuerdo.

Pasé el brazo por los hombros de mi amiga y la acurruqué.

—Espero que nunca se te olvide que somos amigos, pase lo que pase.
—Jamás los lobos y los Craig seremos enemigos, despreocúpate.
—Por las dudas prométeme que siempre será así. Nuestra amistad estará por encima de nuestras razas.

Levantó la mano derecha a medida que avanzábamos hacia la primera cabaña.

—Prometido amigo.
—Bien, ahora cuéntame de la loquilla de tu prima.
—¿Marin?
—No, Liz. Marin la veo bastante a menudo.
—¿Por aquí?
—Sí, ¿o no sabes que es la novia de un lobo?
—Oh sí, sí…
—No sé si será algo serio. La familia de él no le agrada una humana.
—Pues que sepan que ellos tampoco me agradan. Marin no se merece que la desprecien. Ojalá Douglas sentara cabeza. Haría lo imposible porque terminaran juntos.
—¿Ahora estás de “Celestina”?

Rio.

—No, ya son grandecitas las dos. Sabrán lo que hacen.
—No me explico cómo tu tía las abandonó.
—Yo tampoco.
—A todo esto no me has dicho cómo está Liz. ¿Su amigo? ¿Falleció?
—No… Si hubiera ocurrido ese hecho Liz estaría con nosotros. Es lo único que la ata a Drobak.
—Creía que se había ido escapando de tu defendido.

Golpeó mi hombro riendo.

—¡Yaaa!

Reí.

Bianca se puso seria como si recordara alguna conversación con su prima.

—Probecito, ¡que larga enfermedad! Todo para nada.
—A veces la vida es una mierda.
—¡Papá Bernardoooo!

Miré Gloria subida a una piedra señalándome la cabaña.

—¿Es ahiiii?
—Siii, ¡ten cuidado! –grité—. ¡Baja de esa piedra puedes caer!

Gloria no obedeció. Giró su cuerpo lentamente para mirar frente a ella muy concentrada. El monte abría en un claro, sin embargo no veía nada que llamara la atención.

—¡Gloria ven! –llamé.

La niña parecía no escucharme. Por el contrario, se mantuvo atenta como si alguien más estuviera dialogando con ella.

—El lobo blanco… debe ser él –murmuré.

Bianca observó muy quieta junto a mí.

—¿Sólo ella puede verlo?
—Así es. Hace mucho que no cuenta que lo ve, ni siquiera en sueños. Parece que decidió hacer su aparición. Observa… ¿La ves? Está sonriendo.
—Sí, la veo… Me da escalofrío.

Arquee una ceja
.
—¿Perdón? Y tú que hablas con la muerte.
—A quien no veo es a Scarlet.
—Tranquila tu cuñada está allí.

Señalé la puerta de la cabaña. Scarlet se había sentado en un tronco pensativa aguardando que llegáramos.

Iré por Gloria, porque no empujan la puerta y conocen el interior. Faltan detalles pero te gustará.

—¿Quiénes la construyeron?
—Yo ayudé pero el que se defiende con la madera es Louk y también Carl, el novio de tu prima.
—Ah okay. Veremos que tal.

Cuando Bianca caminó en dirección a Scarlet me acerqué a Gloria despacio sin hacer ruido. El lobo blanco no ignoraría mi presencia pero aunque no supiera de que hablaban ambos, yo era un caso especial. Según Noaidi, el Chamán, recordaba como aquella tarde había dicho que quizás yo no era un alfa y sólo tenía la misión de ser guardián del verdadero líder. A esta altura sospechaba que Gloria llevaría adelante la manada con el tiempo.

Tras un árbol para no interrumpir me acerqué sigiloso.

Ella se sentó en la piedra y unió sus manos en la falda de su vestido azul. La veía de perfil, sonreía absorta en una imagen que sólo ella vería.

De pronto escuché su voz apenas perceptible. Los lobos teníamos vista privilegiada pero el don del oído más allá que era mejor que el de un humano corriente, ese don, se lo adjudicaba a los vampiros.
Me acerqué un poco más oculto por unas matas espesas… Su vocecita parecía alegre y feliz.

“Sí cuidaré de mi hermanito. Es bonito, ¿verdad?”

Después continúo…

“¿Vendrá con nosotros? ¿Y es bueno? ¡Quiero conocerlo! Dime más”.

¿Vendrá con nosotros? ¿Quién? Me preocupé…

“Me gusta lo que dices. Lo sé. Tendré que esperar. ¿Cuánto?”

Gloria contó con sus dedos… ¿Sería una fecha?

Después saltó de la piedra y se despidió.

“Adiós amigo”.

Salí entre las matas y la sorprendí.

—Vamos cariño, conocerás por dentro la primera cabaña.
—¡Siii!
—Y… ¿Qué te ha dicho tu amigo el lobo? –pregunté con curiosidad e inquietud.
—Muchas cosas.Me contó un versito y ya me lo aprendí.
—Un… ¿versito? ¿Me lo contarías a mí?
—Claro, ¡papá Bernardo! Mi amigo no dijo que no lo dijera… Déjame pensar… Ay… No recuerdo como empieza.
—Okay, no importa, no te preocupes.
………………………………………………………………………………………………..
Llegamos a la cabaña y entramos a la pequeña sala. Resultaría muy acogedora cuando tuviera los muebles y calor de vida. Aun así resultaba muy cálida a la vista.

—Es preciosa, Berny –dijo Bianca recorriendo la sala.
—Me gusta la estufa a leños –acotó Scarlet.
—¡A mí también! –exclamó Gloria.

Se sentó en el suelo junto a Scarlet como si los leños estuvieran encendidos.

—¿Esterará alfombrada? –preguntó Bianca.
—Creo que para ello debemos poner el panel de hierro protector, como en la mansión.
—Exacto, quedará muy acogedora.
—A él le gustará –acotó Gloria logrando que Bianca me mirara sorprendida.
—¿Ya tiene dueño?
—Ehmm… pues no. No tengo la más puta idea de quién habla. Te lo juro. Ella es así… Por supuesto que después le preguntaré. No me quedaré con la intriga.
—¿Tú crees que es otra profecía? –preguntó mi amiga por lo bajo.
—No lo sé, Bianca. Gloria es especial.
—¿Te gusta leer, Gloria? –preguntó Scarlet.
—Sí, leo despacito.
—Ya aprenderás a leer rápido. ¿Y qué te gusta leer?
—Cuentos de hadas.
—Entonces te traeré de regalo cuando vuelva a visitarte.
—¿A visitarme a mí o a Yako?

Reímos.

—A ti y a Yako –contestó Scarlet poniéndose de pie.
—Debo irme. Bianca tú puedes quedarte. Tengo cosas que hacer.
—¿Te irás? ¿Pero no es tu franco mañana? ¿Qué apuro hay, amiga?
—Quiero ver a Anne.
—Ah,okay, ve tranquila. Yo me quedaré un par de horas más.

Scarlet se despidió dejando saludos a Sabina y un beso a Yako. Dije que se los daría y se evaporó en dos segundos en la mitad de la sala.

Gloria observó el espacio que había quedado vacío. Sonrió y me miró.

—¡Qué cosas extrañas pasan aquí, papá Bernardo!

No pude menos que echarme a reír junto a Bianca.

—Sí, comenzando por ti.

Ella se encogió de hombros y sonrió.

Bianca quiso conocer las habitaciones y avanzó espiando por las puertas.

—Oye, me gusta esta. Tiene vista al bosque.
—Toda la cabaña tiene vista al bosque, Bianca.
—No me refiero al bosque en sí. Sino a la parte más bella del bosque. ¿Lo ves?

Caminó hacia el ventanal y miró por la abertura sin cristal.

—Está lleno de cipreses y hay matas de flores a los pies. En verano el follaje debe ser genial. Aunque dentro de poco todo se cubrirá de blanco.
—Ni me recuerdes las heladas.
—Cierto.

Me alejé para ver a Gloria. Estaba muy callada.

—¿Qué haces, cariño?

Estaba de pie a un costado de la chimenea. Sacó algo de su bolsillo pequeño.

—Es una tiza. ¿Puedo escribir?
—Ni se te ocurra en la madera barnizada.
—Aaaah –protestó—. ¿Dónde puedo hacerlo?
—Pues… —miré alrededor—. Allí en los listones del rincón. Esos no irán a la vista. ¿Comprendes?
—Sí, lo haré.

Regresé con Bianca. Ella parecía sumergida en algún pensamiento.

—¿Qué te aqueja, amiga?
—Nada… Es la ocurrencia de Sebastien. La idea de desenterrar las cenizas de Halldora y saber quién la asesinó. Lenya no sé si querrá cometer ese… No sé…
—Bueno, tú déjalo a su decisión.
—Tampoco sé si lo lograré. Halldora falleció hace años.
—Inténtalo. Sería importante para él, creo…

La voz de Sabina se escuchó.

—¡Chicos! Ey, Gloria no escribas las paredes.
—¡Sabina, aquí estamos!— grité.

Se asomó a la habitación vacía con Yako en brazos.

—Bernardo, ha llegado Louk. Dice que necesita hablar sobre unos planos.
—Okay cariño, vamos.
—Ay quiero cargarlo, ¿me lo das? –Bianca extendió los brazos.
—Claro, acúnalo entre los brazos. Le gusta las caras nuevas –sonrió—. ¿Tú cuándo tendrás el tuyo?
—¿Qué diceees? –rieron.

Apenas Bianca y Sabina se adelantaron hacia nuestra casa busqué a Gloria.

—¡Gloria! ¿Dónde estás?
—Aquiii, en el baño. Está súper, me gusta la bañera grande.
—Me alegro mi princesa. ¿Qué tal si vamos por un chocolate caliente.
—Siiii.

Corrió delante de mí dando saltos de alegría.

Sonreí, hasta que me detuve en seco antes de salir de la sala…

Observé en uno de los largos y anchos listones una inscripción con letra improvisada…

Me acerqué más para leer lo que había escrito mi pequeña genio… Lo que leí, me erizó la piel por completo… Era un verso… El verso del lobo blanco.

“El bosque será refugio buenos tiempos llegarán.
La muerte toca a tu puerta pero de ella escaparás.”

¿Quién escaparía a la muerte? ¿De quién hablaba Gloria?

Salí apresurado para alcanzarla.

Jugaba a saltar con una sola pierna como si fuera la rayuela.

—Gloria –me acerqué—. ¿Quién escapará a la muerte?

Ella me miró.

—Es el verso del lobo blanco, me acordé y lo escribí.
—Sí, lo entiendo. Sin embargo necesito saber de quién habla el lobo blanco.
—¡Papá Bernardo! ¿Quién va a ser? Él que vivirá en la cabaña. El desconocido.
—Gloria… No me gusta la idea que un desconocido se instalé aquí.

Ella sonrió antes de coger mi mano para ir a nuestro hogar.

—No te preocupes, papá Bernardo. El leñador de pelo rojo jugará conmigo.

Bianca.

Entré a la sala de la mansión justo cuando Charles llevaba un café a Sebastien.

—¿No viajó aún? –pregunté sentándome en el sofá.

Él caminaba hacia el estudio en perfecto equilibrio y me miró sonriente.

—No querida, tú galán no podrá viajar por la amenaza de tormenta. No hay vuelos hasta mañana.
—Podría materializarse.

Giró para verme a la cara antes de coger el picaporte.

—¿Tú crees? Para materializarse necesitara mucha energía, energía que alguien lujurioso y voraz le ha sustraído sin ninguna culpa.

Reí.

—Oyee, ¡qué padre moderno tengo, habla de sexo con su hija!
—Sí, lo soy.

Charles desapareció por la puerta con una leve reverencia y tantee mi móvil en la chaqueta de pana negra.

Apenas lo tuve en la mano llamé a Scarlet.

Nunca estaba tras sus pasos agobiándola ni mucho menos pero algo me decía que no se sentía bien cuando fuimos a ver a Yako. Parecía ida, en otro mundo. Pensativa y triste… Debía saber que le ocurría a mi pequeña cuñada. Quizás la relación con Sebastien estaba afectándola demasiado. No quería verlos distanciados pero inevitablemente los dos tenían carácter difícil, orgulloso y terco. Conocía al dedillo a los dos. Alguien debía ceder y supuse que esa no sería Scarlet.

Aguardé impaciente hasta que una voz se escuchó….

“El móvil al que está llamando se encuentra apagado o fuera de servicio”.

Uf… ¿Y ahora? No me gustaba que Scarlet tuviera el móvil apagado y entendí en cierta parte a mi marido. ¿Con qué necesidad? Mmm… Tranquila Bianca puede estar en un momento íntimo con Grigorii y el móvil molestaría… ¿Momento íntimo con Grigorii? No… Según tenía entendido Grigorii no dejaba a su hermana por las noches salvo para trabajar y con Anne allí no creía oportuno que tuvieran sexo….

Okay, llamaría a Grigorii. El número de Pretov estaba agendado…

Charles y Sebastien salieron del despacho.

—Mi amor…

Mi Dios de Kirkenes se acercó y se posición de mi boca con un deseo poseso.

Reí después de devolverle el detalle.

Me cogió de la cintura y me sentó en sus piernas mirándome con embeleso.

—¿Qué ocurre, Bianca? –preguntó Charles a quien no se le escapaba nada de mis gesto y estados de ánimo.
—Estamos enamorados –contestó Sebastien.
—No, no me refiero a la escena de Romeo y Julieta y la desbordante pasión que habita en ustedes. Digo porque acaba de cortar una llamada y creo que no fue lo que Bianca esperaba.
—¿Qué ocurre? –se alarmó Sebastien—. ¿A quién llamabas?
—A Scarlet. No se preocupen, sólo quería saber de ella porque se encuentran solas con Anne quizás… No sé si Grigorii le toca guardia. Ella es responsable pero ustedes saben, Anne es especial y es responsabilidad quedarse con ella. Es sólo eso.
—¿Segura?
—Sí…
—¿Y qué te ha dicho?
—Nada cariño, el móvil está apagado.
—Lo ven, yo me enojo con razón. No puede apagar el móvil.
—Calma, es inteligente. No incendiaran el apartamento. Igual llamaré a Grigorii para que te quedes tranquilo.
—Gracias, eres un sol –besó mi frente—. Aprovecharé a llamar a András por el tema de la tormenta. ¿Qué tal un café, Charles?
—¿Uno más? –sonrió.
—¿Me has servido uno?
—Querido, tu enamoramiento te está trayendo problemas de memoria. Te lo he dejado sobre el escritorio.

Rio.

—Perdón.

Me puse de pie y liberé al dueño de mi corazón. Caminé lentamente hasta el hogar de leña mientras Charles y Sebastien bromeaban sobre su distracción. Yo hubiera participado de esas bromas pero Scarlet ahora era mi prioridad.

Busqué en contactos el número de Pretov y llamé…

Él tardó en contestar pero al fin lo hizo.

“Bianca”.

—Hola Grigorii, disculpa. Sólo quiero saber si Scarlet está contigo.

“Yo estoy en la Jefatura pero… ¿No te ha dicho?”

—Sí, sí. Me ha dicho que iría a ver a tu hermana lo que ocurre que apagó el móvil y…

“No, aguarda. Con Anne no está. A lo que me refería…”

—¿No está con tu hermana? ¿Está en la Jefatura?

“No. Ni lo uno ni lo otro. Escucha Bianca, ella pidió tres días. En realidad cambió dos francos más con mi compañero, Vikingo. Dijo que saldría de Kirkenes y viajaría a Chile.”

—¿A Chile?

“Bianca, ¿ocurre algo malo?”

—No, no –me apresuré a decir—. Es posible que le haya avisado alguno de sus hermanos. Quédate tranquilo.

“¿Me tendrás al tanto?”

—Por supuesto. No te preocupes. Adiós, y gracias.

Corté la comunicación… Ni Charles ni Sebastien estaban en la sala…

¿Dónde estaba metida Scarlet?

Margaret y Charles salieron de la cocina.

—¿Has podido comunicarte con ella? –preguntó Charles.
—No… Pretov dice que pidió dos días de franco, más el que tenía ella, pues… se fue de Kirkenes tres días.

Margaret se sentó en el sofá. Charles junto a ella cogió su mano.

—Querida, debes odiar que te hago esperar para escaparnos a la cabaña.
—Ni lo digas Charles, tenemos el tiempo de mundo. Al parecer Scarlet está escurridiza y con tu sueño de Adrien…
—El sueño, es cierto –murmuré— No sé qué puede hacer en Chile.
—¿Chile?
—Sí, así dejó dicho en la Jefatura. ¿Qué hay en Chile, Charles?
—Vampiros. ¿Recuerdas? El aquelarre Huilliche está asentado allí desde decenas de años.
—Entonces podemos estar tranquilos. Puede que haya ido a visitarlos y de paso tú sabes…
—No no, Scarlet prácticamente no conoce el aquelarre Huilliche. Sí Lucila, pero ella no.
—¿Entonces?
—No sé, es extraño que nadie de la mansión esté enterado que iba hacia América. Bueno, supongo que se habrá materializado.
—¿Hablan de Scarlet? –preguntó Rose bajando la escalera.
—Sí, ¿sabes algo?
—No de su boca. Pero la vi prepararse un pequeño bolso con algo de ropa. Pregunté si iba de viaje y me contestó que sí, por algo personal. No sé nada más.
—Entonces viajó a Chile a visitar a los Huilliches.
—¿Huilliches? ¿Scarlet?

Sebastien salió del despacho con el ceño fruncido.

—Al parecer, mi amor.
—Bueno, por lo menos estará entre los nuestros. Ignoro porque habrá querido visitarlos. Sin embargo me servirá su viaje. Hace meses que quiero contactarme con su líder y no recibo respuesta.
—¿Su esposa contentó? –preguntó Charles.
—No, ni siquiera sus hijos.
—De sus hijos mejor no hablar, bah… De su hija –dijo Charles.
—Oh –recordé—. Es la famosa Vilu. La ex de Anthony.
—Exacto. Sus padres son muy buenos. Si Scarlet está con ellos puedo quedarme tranquilo.

Lenya se materializó en la sala y con un corto “buenas noches”, subió la escalera.

—Lenya, ¿qué haces aquí? –preguntó Sebastien—. Te hacía con Liz.
—¿Se pelaron? –pregunté.

Me miró y arqueó la ceja.

—¡Qué fama tengo! No, tranquila. Sólo vine a tomarme un respiro. No por Liz… No es fácil… Se encogió de hombros y suspiró—. No puedo soportar que sufra. Ella no se merece todo lo que le ocurre. Es eso. Mañana a la noche estaré con ella. Eso sí es que Drank no muere antes.
—Está muy mal el chico, ¿verdad? –preguntó Margaret con pena.
—Sí. Quiero estar con ella cuando lo inevitable pase.
—Bien hermano, aprovecha a descansar.

NOTA: ¿Y qué tal? ¿Las he puesto feliz? Besotes y gracias.






























8 comentarios:

  1. Uy genial capítulo adoro a Bernardo y su dulzura . Como también la amistad con Bianca Me da penita Drank y su inevitable muerte. genial capítulo

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    1. ¡Hola tesoro! Gracias por pasarte y leer. Sé que las pone triste lo de Drank, por eso el capi es especial. Por lo de Gloria. No se si se entiende la profecía pero quedate tranquila, odio los finales no felices.
      Un besazo enorme y buena semana!

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  2. Hola, Lou... Ya me tienes por aquí para agradecerte este nuevo capítulo ;-)
    Bueno, creo que Bernardo se ha dado cuenta de que Scarlet es la única que podía acabar con el malestar del pequeño Yako... y, por lo tanto, con su llanto
    Me encanta el personaje de Gloria... es una niña encantadora
    Mira, yo sospecho que ese verso que ha escrito después de hablar con el lobo blanco, y que tanto ha inquietado a Bernardo, tiene que ver con Drank... sí, creo que sí
    Creo que el leñador de pelo rojo será Drank
    Sebastien quiere desenterrar las cenizas de Halldora para saber quien la asesinó... me temo que el asesino será el padre de Scarlet... es otra sospecha
    Scarlet no está con Anne, ha pedido tres días libres en el trabajo... pero me parece que no ha ido a Chile... es posible que esté con su padre
    Está muy interesante... y estoy contenta por Drank, pero no me digas si me equivoco o no... prefiero descubrirlo
    No hagas spoiler ;-)
    Besos

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    1. ¡Hola Mela! Gracias tesoro por tu comentario. Gloria es encantadora y muy fácil escribir sobre ella. Son muchas incógnitas querida amiga y como bien dices no puedo adelantar mucho pero tienes buena observación en cuanto a varios temas del capi. No daré spoiler, lo único que el capi así venía previsto pero sólo deberás esperar muy poco ya que no que queda mucho para terminar así que las cuestiones se irán resolviendo. Tú tranquila que no se escapará nada. Debo agradecerte tus comentarios de siempre querida escritora, son una alegría para mí.
      Un beso enorme y esperando ansiosa nuevo capi de tu blog.

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  3. Esa profecía de Gloria me dejo con una super intriga, que será lo que va a pasar, y Scarlet ese viaje que hizo será algo del "mejor padre del mundo" mmm veremos que pasa, me encanta Bernardo como esta de feliz con su familia y ese bello bebe, un gran capitulo Lou con muchas interrogativas me dejo jaja, saludos!!!

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  4. ¡Hola Lau! Genial que te haya gustado querida amiga. De aquí en más no creo que tengas que soportar mucho para que vayan surgiendo las respuestas. Hay cosas que te aseguro ni imaginas. Un besazo grande niña y gracias como siempre por comentar. Me hace feliz.

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  5. bueno la pregunta es para las chicas, pero en lo personal me pareció un buen capítulo,,,besos LOU

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