Un besazo, se los debía.
Capítulo
59.
El
leñador.
Bernardo.
Cuando Sabina abrió la
puerta de casa, Bianca y Scarlet entraron con amplias sonrisas. Habían llegado
hasta la reserva para visitar a Yako. Estaba de pie balanceándolo entre mis
brazos mientras tenía en una mano el chupete y en la otra un sonajero. Él
lloraba como un desgraciado y a mí me partía el corazón.
—¡Hola chicas! ¿Han
venido a tirarnos un salvavidas a Sabina y a mí?
Bianca se adelantó para
verlo mejor. Estampó un beso en mi mejilla y sonrió.
—Yo creo que más que un
salvavidas necesitas una niñera tiempo completo. ¿Te has visto la cara en el
espejo?
—Es que no dormimos
bien –dijo Sabina—. ¿Qué toman, chicas? ¿Café o té?
—¡Café! –dijeron al
unísono, aunque inmediatamente Bianca se arrepintió—. Mejor no hagas nada y
atiende el bebé.
—Será un placer
distraerme un poco. No se preocupen. Creo que le duele la tripita.
—¡Ooooh! –exclamaron
las chicas.
—¿Y en ese caso que le
das como remedio? –preguntó Bianca.
—Nada, es pequeño. Le
haremos masajes, ¿verdad Bernardo?
—Sí, acabo de darle
masajes y parece menos molesto.
—Menos mal que está
menos molesto –rio Scarlet acercándose para verlo—. ¿Quieres que pruebe
sanarlo?
Dudé, y en cuanto
Scarlet extendió los brazos mi clara reticencia se notó evidente.
—¡Dáselo, Bernardo! –exclamó
Sabina.
—Ehmm… no es que quizás
se le pase en un rato. ¿Qué necesidad de probar la magia?
Las tres rieron.
—¿Tienes miedo que lo
convierta en rana, compadre?
Scarlet arqueó la ceja
divertida.
—Vamos mi amor, gracias
a ella tenemos el bebé con nosotros –protestó mi mujer.
—Cierto –asentí, pero
no lo entregué—. ¿Y si le hacemos un tecito digestivo?
—Bernardooo –protestó
mi amiga.
—Okay, okay.
Entregué al niño que no
paraba de llorar y dejé el sonajero sobre el sofá. Scarlet lo tomó en brazos y
lo acunó.
—Pensar que tengo un
cachorro de la raza enemiga entre mis brazos –sonrió.
—Oyeee, no te hagas la
graciosa –alerté.
Scarlet se apartó y me
quedé inquieto aguardando cada movimiento de ella. Posicionó su mano delgada
sobre el abdomen del bebé y sus ojos se fijaron en un punto de la pared.
—¿Ya está? –pregunté.
Scarlet no respondió
pero Sabina y Bianca me miraron con enojo.
Okay… Me mantendría
calladito y con paciencia…
Mejor me sentaba en el
sofá y respiraba profundo… No, mejor me quedaba de pie… Por cualquier cosa… No
sé… ¿Si no funcionaba su don? ¿Cómo quedaría la salud de Yako? Una serie de
sucesos encadenados y nada agradables fueron pasando por mi cabeza.
Mi bebé dejó de llorar
y Scarlet giró para verme a la cara.
—Listo. Eran gases.
—Ah… ¡Muchas gracias! —murmuré
mientras lo cogía en brazos—. Si te soy sincero ya lo veía llamando a
urgencias, llevándolo apresurado al hospital, y después de tener una larga
espera para que lo atendieran, lo internarían y dirían que el niño iba a tener
problemas gastrointestinales de por vida.
Las tres me miraron con
la boca abierta.
—¡Qué imaginación,
amor! –exclamó Sabina.
Bianca rio.
Scarlet se acercó a la
ventana y miró hacia afuera.
Era un día nublado,
melancólico, como todos los días de lluvia. Supuse que el ánimo de la princesa
Craig podría ser por eso. Aunque Bianca le llamó la atención.
—¿Te sientes bien,
Scarlet?
Ella no separó la vista
del bosque pero asintió en silencio. Respuesta que no dejó conforme a mi amiga.
Se acercó y pasó su brazo por el hombro de ella. Mientras Sabina preparaba el
café y yo daba el chupete a mi “regalito de la vida”, ellas hablaron en voz
baja. Era de público conocimiento que las dos eran muy amigas. Y pensar que
Scarlet era tan odiosa cuando la conocimos.
Cuando Sabina llegó con
la bandeja de café yo había acostado a Yako que dormía plácidamente.
Antes de que tomáramos
asiento Scarlet se separó de la ventana y exclamó…
—Por el sendero viene
la brujita pelirroja.
—¡Scarlet! –reprochó
Bianca—. No la llames así.
—¡Oh Gloria! –dijo
Sabina y corrió a la puerta.
La niña se había
quedado a dormir en la casa de Ruth, una amiguita que tenía de Suecia. Su
familia fue una de las que decidió seguir mis pasos cuando regresé a Kirkenes.
Pensar que no había transcurrido demasiado tiempo desde aquellos sucesos, sin
embargo a mí me parecía que hubieran pasado años. El regreso a mi tierra de
lobos donde las heladas habían destrozado parte de nuestros primeros sueños. Y
digo primeros porque uno debe seguir soñando, proyectando, porque el futuro es
una gran aventura que debemos enfrentar con optimismo aunque haya dificultades.
Después… el conflicto con los Craig, el suicidio de Clelia, la muerte de Hans,
al tiempo la de su padre… Sí, a veces la vida era un torbellino.
Lo importante es que
tenía junto a mí a mi gran amor, aquel que soñaba conseguir cuando sólo era un
ser humano simple y corriente. Y un hijo… Bueno dos.
Gloria entró como
tornado y se sentó en el sofá de un salto. La madre de Ruth se despidió de
Sabina después que mi chica le diera las gracias por tener a Gloria y cuidarla.
Al cerrar la puerta giró para ver a nuestra niña.
—Perdón señorita, no se
salta así en el sofá. Casi tiras la mesa con el café, ¿y no has visto a la
visita? ¿Cómo es que no saludas, corazón?
Gloria se incorporó y
dio un beso a Bianca y otro a Scarlet.
—Lo siento vine muy
entusiasmada, mamá Sabina.
Volvió a sentarse con
educación.
—Ah, ¿y por qué estás
tan entusiasmada? –preguntó Sabina sonriendo mientras entregaba el azucarero a
Bianca.
—Porque Ruth me contó
que se mudará cerca de nuestra cabaña. Su padre y papá Bernardo ya hablaron de
eso.
—Pero Gloria, Ruth ya
vive cerca –replicó Sabina.
—Más cerca, mamá
Sabina.
—Aaaah, okay. En las
nuevas cabañas.
Bianca me miró mientras
probaba mi café.
—¿Nuevas cabañas?
¿Nuevo proyecto?
Sonreí.
—No puedo estar quieto.
En realidad surgió la idea de nuevas cabañas para el turismo y en parte para
aquellos que se les ha deteriorado la casa. Tú sabes que al regresar a Kirkenes
nos instalamos como pudimos con ese aporte del Estado, pero quisiéramos que
nuestra gente viviera cómoda. Hay familias de cuatro hijos que tienen cabañas
de una habitación.
—Oh, tienes razón.
Pero… En cuanto al turismo… ¿Permitirás que se instalen tan cerca de la reserva
de hombres lobo? Los humanos son peligrosos.
Reí.
—¿De verdad querida
vampiresa?
Sabina y ella rieron.
—Bernardo, tu amiga ya
no es humana, es justo que piense que es una raza peligrosa.
—Mi amiga se olvida que
también fuimos humanos y no éramos peligrosos –sonreí.
—¡Tú no, yo sí!
Reímos.
—Yo diría que no eras
peligrosa, sí audaz. Nadie se mete en una mansión misteriosa y acepta quedarse
a dormir –retruqué.
—Ja, ja –fingió reír—.
¡Clarooo! ¿Tenía otra opción? Tus lobos me perseguían –sonrió altanera.
—No, no, mis lobos no.
Esos eran unos animales salvajes.
—Lo que fuera Berny,
por suerte Charles me abrió la puerta y…
—Y después conociste al
feo de Sebastien Craig. Y dijiste… —puse el dedo sobre los labios pensativo—.
El dueño de casa es horrible y con un físico desgarbado pero como hago
beneficencia me quedaré hacerle compañía.
Blanca sonrió y abrió
la boca haciéndose la asombrada.
—Miraaa como has puesto
el ojo en Sebastien. Lo has pintado al dedillo.
Gloria se puso de pie.
—¿Vamos a mostrarles a
Bianca y a Scarlet Craig las nuevas cabañas? ¡Por favooor!
Sabina sonrió.
—Alguien tiene que
quedarse con el bebé, ¿si se despierta? Además pronto tomará el baño de todos
los días. ¿No quieres ayudarme?
—Bueno… Mmm… ¿Y si te
ayudo mañana?
—Muy bien, acepto.
—Cuando terminamos el
café me puse de pie.
—Vamos chicas, les
mostraré mi proyecto.
Cogí la mano de Gloria
y partimos hasta el sector de nuevas viviendas, antes que de un momento a otro la
lluvia nos sorprendiera.
Caminamos con Bianca
disfrutando el aroma de los pinos y el olor al aguacero que seguramente se
había descargado no muy lejos de aquí. Gloria se desprendió de mí y se adelantó
hasta Scarlet. Caminaron de la mano delante de nosotros y parecían sumergidas
en una charla animada.
—¿Y qué hay de tu amiga
la muerte? –pregunté refiriéndome a su don.
—Pues, no sé si amiga…
Por ahora todo tranquilo… Sebastien me preguntó si me molestaría hacerle un
favor a su hermano, en cuanto a su madre. Ya sabes la historia. Fue asesinada
brutalmente.
—Sí, no me lo
recuerdes. Noaidi pagó las consecuencias injustamente.
Ella negó con la cabeza
mientras tomábamos el sendero ancho de canto rodado.
—Lenya cometió el
delito por amor a su madre, envuelto en ese dolor tan grande.
—¿Lo defiendes? –arquee
la ceja.
Enmudeció aunque una
sonrisa leve asomó a sus labios. Continué…
—Sí, sé que basta que
sea un Craig para que justifiques todo. Pero te entiendo, es natural. Es tu
familia.
—Supongo que lo
justifico porque pidió disculpas. Además no lo asesinó. Lo dejó en libertad.
—Desnutrido y con
varios años tirados a la basura. Años sin su familia.
—Si es por su familia
no será por el loco asesino de su hijo, porque no perdió mucho.
—Okay, okay, a ver si
después de tantos hechos que pasaron entre nosotros terminamos peleando por
Lenya.
Rio.
—No Bernardo, tú y yo
seremos siempre amigos aunque en algunos temas no estemos de acuerdo.
Pasé el brazo por los
hombros de mi amiga y la acurruqué.
—Espero que nunca se te
olvide que somos amigos, pase lo que pase.
—Jamás los lobos y los
Craig seremos enemigos, despreocúpate.
—Por las dudas
prométeme que siempre será así. Nuestra amistad estará por encima de nuestras
razas.
Levantó la mano derecha
a medida que avanzábamos hacia la primera cabaña.
—Prometido amigo.
—Bien, ahora cuéntame
de la loquilla de tu prima.
—¿Marin?
—No, Liz. Marin la veo bastante
a menudo.
—¿Por aquí?
—Sí, ¿o no sabes que es
la novia de un lobo?
—Oh sí, sí…
—No sé si será algo
serio. La familia de él no le agrada una humana.
—Pues que sepan que
ellos tampoco me agradan. Marin no se merece que la desprecien. Ojalá Douglas sentara
cabeza. Haría lo imposible porque terminaran juntos.
—¿Ahora estás de
“Celestina”?
Rio.
—No, ya son grandecitas
las dos. Sabrán lo que hacen.
—No me explico cómo tu
tía las abandonó.
—Yo tampoco.
—A todo esto no me has
dicho cómo está Liz. ¿Su amigo? ¿Falleció?
—No… Si hubiera
ocurrido ese hecho Liz estaría con nosotros. Es lo único que la ata a Drobak.
—Creía que se había ido
escapando de tu defendido.
Golpeó mi hombro
riendo.
—¡Yaaa!
Reí.
Bianca se puso seria
como si recordara alguna conversación con su prima.
—Probecito, ¡que larga
enfermedad! Todo para nada.
—A veces la vida es una
mierda.
—¡Papá Bernardoooo!
Miré Gloria subida a
una piedra señalándome la cabaña.
—¿Es ahiiii?
—Siii, ¡ten cuidado!
–grité—. ¡Baja de esa piedra puedes caer!
Gloria no obedeció.
Giró su cuerpo lentamente para mirar frente a ella muy concentrada. El monte
abría en un claro, sin embargo no veía nada que llamara la atención.
—¡Gloria ven! –llamé.
La niña parecía no
escucharme. Por el contrario, se mantuvo atenta como si alguien más estuviera
dialogando con ella.
—El lobo blanco… debe
ser él –murmuré.
Bianca observó muy
quieta junto a mí.
—¿Sólo ella puede
verlo?
—Así es. Hace mucho que
no cuenta que lo ve, ni siquiera en sueños. Parece que decidió hacer su
aparición. Observa… ¿La ves? Está sonriendo.
—Sí, la veo… Me da
escalofrío.
Arquee una ceja
.
—¿Perdón? Y tú que
hablas con la muerte.
—A quien no veo es a
Scarlet.
—Tranquila tu cuñada
está allí.
Señalé la puerta de la
cabaña. Scarlet se había sentado en un tronco pensativa aguardando que
llegáramos.
Iré por Gloria, porque
no empujan la puerta y conocen el interior. Faltan detalles pero te gustará.
—¿Quiénes la
construyeron?
—Yo ayudé pero el que
se defiende con la madera es Louk y también Carl, el novio de tu prima.
—Ah okay. Veremos que
tal.
Cuando Bianca caminó en
dirección a Scarlet me acerqué a Gloria despacio sin hacer ruido. El lobo
blanco no ignoraría mi presencia pero aunque no supiera de que hablaban ambos,
yo era un caso especial. Según Noaidi, el Chamán, recordaba como aquella tarde
había dicho que quizás yo no era un alfa y sólo tenía la misión de ser guardián
del verdadero líder. A esta altura sospechaba que Gloria llevaría adelante la
manada con el tiempo.
Tras un árbol para no
interrumpir me acerqué sigiloso.
Ella se sentó en la
piedra y unió sus manos en la falda de su vestido azul. La veía de perfil,
sonreía absorta en una imagen que sólo ella vería.
De pronto escuché su
voz apenas perceptible. Los lobos teníamos vista privilegiada pero el don del
oído más allá que era mejor que el de un humano corriente, ese don, se lo
adjudicaba a los vampiros.
Me acerqué un poco más
oculto por unas matas espesas… Su vocecita parecía alegre y feliz.
“Sí cuidaré de mi
hermanito. Es bonito, ¿verdad?”
Después continúo…
“¿Vendrá con nosotros?
¿Y es bueno? ¡Quiero conocerlo! Dime más”.
¿Vendrá con nosotros?
¿Quién? Me preocupé…
“Me gusta lo que dices.
Lo sé. Tendré que esperar. ¿Cuánto?”
Gloria contó con sus
dedos… ¿Sería una fecha?
Después saltó de la
piedra y se despidió.
“Adiós amigo”.
Salí entre las matas y
la sorprendí.
—Vamos cariño,
conocerás por dentro la primera cabaña.
—¡Siii!
—Y… ¿Qué te ha dicho tu
amigo el lobo? –pregunté con curiosidad e inquietud.
—Muchas cosas.Me contó
un versito y ya me lo aprendí.
—Un… ¿versito? ¿Me lo
contarías a mí?
—Claro, ¡papá Bernardo!
Mi amigo no dijo que no lo dijera… Déjame pensar… Ay… No recuerdo como empieza.
—Okay, no importa, no
te preocupes.
………………………………………………………………………………………………..
Llegamos a la cabaña y
entramos a la pequeña sala. Resultaría muy acogedora cuando tuviera los muebles
y calor de vida. Aun así resultaba muy cálida a la vista.
—Es preciosa, Berny
–dijo Bianca recorriendo la sala.
—Me gusta la estufa a
leños –acotó Scarlet.
—¡A mí también!
–exclamó Gloria.
Se sentó en el suelo
junto a Scarlet como si los leños estuvieran encendidos.
—¿Esterará alfombrada?
–preguntó Bianca.
—Creo que para ello
debemos poner el panel de hierro protector, como en la mansión.
—Exacto, quedará muy
acogedora.
—A él le gustará –acotó
Gloria logrando que Bianca me mirara sorprendida.
—¿Ya tiene dueño?
—Ehmm… pues no. No
tengo la más puta idea de quién habla. Te lo juro. Ella es así… Por supuesto
que después le preguntaré. No me quedaré con la intriga.
—¿Tú crees que es otra
profecía? –preguntó mi amiga por lo bajo.
—No lo sé, Bianca.
Gloria es especial.
—¿Te gusta leer,
Gloria? –preguntó Scarlet.
—Sí, leo despacito.
—Ya aprenderás a leer
rápido. ¿Y qué te gusta leer?
—Cuentos de hadas.
—Entonces te traeré de
regalo cuando vuelva a visitarte.
—¿A visitarme a mí o a
Yako?
Reímos.
—A ti y a Yako
–contestó Scarlet poniéndose de pie.
—Debo irme. Bianca tú
puedes quedarte. Tengo cosas que hacer.
—¿Te irás? ¿Pero no es
tu franco mañana? ¿Qué apuro hay, amiga?
—Quiero ver a Anne.
—Ah,okay, ve tranquila.
Yo me quedaré un par de horas más.
Scarlet se despidió
dejando saludos a Sabina y un beso a Yako. Dije que se los daría y se evaporó
en dos segundos en la mitad de la sala.
Gloria observó el
espacio que había quedado vacío. Sonrió y me miró.
—¡Qué cosas extrañas
pasan aquí, papá Bernardo!
No pude menos que
echarme a reír junto a Bianca.
—Sí, comenzando por ti.
Ella se encogió de
hombros y sonrió.
Bianca quiso conocer
las habitaciones y avanzó espiando por las puertas.
—Oye, me gusta esta.
Tiene vista al bosque.
—Toda la cabaña tiene
vista al bosque, Bianca.
—No me refiero al
bosque en sí. Sino a la parte más bella del bosque. ¿Lo ves?
Caminó hacia el
ventanal y miró por la abertura sin cristal.
—Está lleno de cipreses
y hay matas de flores a los pies. En verano el follaje debe ser genial. Aunque
dentro de poco todo se cubrirá de blanco.
—Ni me recuerdes las
heladas.
—Cierto.
Me alejé para ver a
Gloria. Estaba muy callada.
—¿Qué haces, cariño?
Estaba de pie a un
costado de la chimenea. Sacó algo de su bolsillo pequeño.
—Es una tiza. ¿Puedo
escribir?
—Ni se te ocurra en la
madera barnizada.
—Aaaah –protestó—.
¿Dónde puedo hacerlo?
—Pues… —miré alrededor—.
Allí en los listones del rincón. Esos no irán a la vista. ¿Comprendes?
—Sí, lo haré.
Regresé con Bianca.
Ella parecía sumergida en algún pensamiento.
—¿Qué te aqueja, amiga?
—Nada… Es la ocurrencia
de Sebastien. La idea de desenterrar las cenizas de Halldora y saber quién la
asesinó. Lenya no sé si querrá cometer ese… No sé…
—Bueno, tú déjalo a su
decisión.
—Tampoco sé si lo
lograré. Halldora falleció hace años.
—Inténtalo. Sería
importante para él, creo…
La voz de Sabina se
escuchó.
—¡Chicos! Ey, Gloria no
escribas las paredes.
—¡Sabina, aquí estamos!—
grité.
Se asomó a la
habitación vacía con Yako en brazos.
—Bernardo, ha llegado
Louk. Dice que necesita hablar sobre unos planos.
—Okay cariño, vamos.
—Ay quiero cargarlo,
¿me lo das? –Bianca extendió los brazos.
—Claro, acúnalo entre
los brazos. Le gusta las caras nuevas –sonrió—. ¿Tú cuándo tendrás el tuyo?
—¿Qué diceees? –rieron.
Apenas Bianca y Sabina
se adelantaron hacia nuestra casa busqué a Gloria.
—¡Gloria! ¿Dónde estás?
—Aquiii, en el baño.
Está súper, me gusta la bañera grande.
—Me alegro mi princesa.
¿Qué tal si vamos por un chocolate caliente.
—Siiii.
Corrió delante de mí
dando saltos de alegría.
Sonreí, hasta que me
detuve en seco antes de salir de la sala…
Observé en uno de los
largos y anchos listones una inscripción con letra improvisada…
Me acerqué más para
leer lo que había escrito mi pequeña genio… Lo que leí, me erizó la piel por
completo… Era un verso… El verso del lobo blanco.
“El
bosque será refugio buenos tiempos llegarán.
¿Quién escaparía a la
muerte? ¿De quién hablaba Gloria?
Salí apresurado para
alcanzarla.
Jugaba a saltar con una
sola pierna como si fuera la rayuela.
—Gloria –me acerqué—.
¿Quién escapará a la muerte?
Ella me miró.
—Es el verso del lobo
blanco, me acordé y lo escribí.
—Sí, lo entiendo. Sin
embargo necesito saber de quién habla el lobo blanco.
—¡Papá Bernardo! ¿Quién
va a ser? Él que vivirá en la cabaña. El desconocido.
—Gloria… No me gusta la
idea que un desconocido se instalé aquí.
Ella sonrió antes de
coger mi mano para ir a nuestro hogar.
—No te preocupes, papá
Bernardo. El leñador de pelo rojo jugará conmigo.
Bianca.
Entré a la sala de la
mansión justo cuando Charles llevaba un café a Sebastien.
—¿No viajó aún?
–pregunté sentándome en el sofá.
Él caminaba hacia el
estudio en perfecto equilibrio y me miró sonriente.
—No querida, tú galán
no podrá viajar por la amenaza de tormenta. No hay vuelos hasta mañana.
—Podría materializarse.
Giró para verme a la
cara antes de coger el picaporte.
—¿Tú crees? Para
materializarse necesitara mucha energía, energía que alguien lujurioso y voraz
le ha sustraído sin ninguna culpa.
Reí.
—Oyee, ¡qué padre
moderno tengo, habla de sexo con su hija!
—Sí, lo soy.
Charles desapareció por
la puerta con una leve reverencia y tantee mi móvil en la chaqueta de pana
negra.
Apenas lo tuve en la
mano llamé a Scarlet.
Nunca estaba tras sus
pasos agobiándola ni mucho menos pero algo me decía que no se sentía bien
cuando fuimos a ver a Yako. Parecía ida, en otro mundo. Pensativa y triste…
Debía saber que le ocurría a mi pequeña cuñada. Quizás la relación con
Sebastien estaba afectándola demasiado. No quería verlos distanciados pero
inevitablemente los dos tenían carácter difícil, orgulloso y terco. Conocía al
dedillo a los dos. Alguien debía ceder y supuse que esa no sería Scarlet.
Aguardé impaciente
hasta que una voz se escuchó….
“El móvil al que está
llamando se encuentra apagado o fuera de servicio”.
Uf… ¿Y ahora? No me
gustaba que Scarlet tuviera el móvil apagado y entendí en cierta parte a mi
marido. ¿Con qué necesidad? Mmm… Tranquila Bianca puede estar en un momento
íntimo con Grigorii y el móvil molestaría… ¿Momento íntimo con Grigorii? No…
Según tenía entendido Grigorii no dejaba a su hermana por las noches salvo para
trabajar y con Anne allí no creía oportuno que tuvieran sexo….
Okay, llamaría a
Grigorii. El número de Pretov estaba agendado…
Charles y Sebastien
salieron del despacho.
—Mi amor…
Mi Dios de Kirkenes se
acercó y se posición de mi boca con un deseo poseso.
Reí después de
devolverle el detalle.
Me cogió de la cintura
y me sentó en sus piernas mirándome con embeleso.
—¿Qué ocurre, Bianca?
–preguntó Charles a quien no se le escapaba nada de mis gesto y estados de
ánimo.
—Estamos enamorados
–contestó Sebastien.
—No, no me refiero a la
escena de Romeo y Julieta y la desbordante pasión que habita en ustedes. Digo
porque acaba de cortar una llamada y creo que no fue lo que Bianca esperaba.
—¿Qué ocurre? –se
alarmó Sebastien—. ¿A quién llamabas?
—A Scarlet. No se
preocupen, sólo quería saber de ella porque se encuentran solas con Anne quizás…
No sé si Grigorii le toca guardia. Ella es responsable pero ustedes saben, Anne
es especial y es responsabilidad quedarse con ella. Es sólo eso.
—¿Segura?
—Sí…
—¿Y qué te ha dicho?
—Nada cariño, el móvil
está apagado.
—Lo ven, yo me enojo
con razón. No puede apagar el móvil.
—Calma, es inteligente.
No incendiaran el apartamento. Igual llamaré a Grigorii para que te quedes
tranquilo.
—Gracias, eres un sol
–besó mi frente—. Aprovecharé a llamar a András por el tema de la tormenta.
¿Qué tal un café, Charles?
—¿Uno más? –sonrió.
—¿Me has servido uno?
—Querido, tu
enamoramiento te está trayendo problemas de memoria. Te lo he dejado sobre el
escritorio.
Rio.
—Perdón.
Me puse de pie y liberé
al dueño de mi corazón. Caminé lentamente hasta el hogar de leña mientras
Charles y Sebastien bromeaban sobre su distracción. Yo hubiera participado de
esas bromas pero Scarlet ahora era mi prioridad.
Busqué en contactos el
número de Pretov y llamé…
Él tardó en contestar
pero al fin lo hizo.
“Bianca”.
—Hola Grigorii,
disculpa. Sólo quiero saber si Scarlet está contigo.
“Yo estoy en la
Jefatura pero… ¿No te ha dicho?”
—Sí, sí. Me ha dicho
que iría a ver a tu hermana lo que ocurre que apagó el móvil y…
“No, aguarda. Con Anne
no está. A lo que me refería…”
—¿No está con tu
hermana? ¿Está en la Jefatura?
“No. Ni lo uno ni lo
otro. Escucha Bianca, ella pidió tres días. En realidad cambió dos francos más
con mi compañero, Vikingo. Dijo que saldría de Kirkenes y viajaría a Chile.”
—¿A Chile?
“Bianca, ¿ocurre algo
malo?”
—No, no –me apresuré a
decir—. Es posible que le haya avisado alguno de sus hermanos. Quédate
tranquilo.
“¿Me tendrás al tanto?”
—Por supuesto. No te
preocupes. Adiós, y gracias.
Corté la comunicación…
Ni Charles ni Sebastien estaban en la sala…
¿Dónde estaba metida Scarlet?
Margaret y Charles
salieron de la cocina.
—¿Has podido
comunicarte con ella? –preguntó Charles.
—No… Pretov dice que
pidió dos días de franco, más el que tenía ella, pues… se fue de Kirkenes tres
días.
Margaret se sentó en el
sofá. Charles junto a ella cogió su mano.
—Querida, debes odiar
que te hago esperar para escaparnos a la cabaña.
—Ni lo digas Charles,
tenemos el tiempo de mundo. Al parecer Scarlet está escurridiza y con tu sueño
de Adrien…
—El sueño, es cierto
–murmuré— No sé qué puede hacer en Chile.
—¿Chile?
—Sí, así dejó dicho en
la Jefatura. ¿Qué hay en Chile, Charles?
—Vampiros. ¿Recuerdas?
El aquelarre Huilliche está asentado allí desde decenas de años.
—Entonces podemos estar
tranquilos. Puede que haya ido a visitarlos y de paso tú sabes…
—No no, Scarlet
prácticamente no conoce el aquelarre Huilliche. Sí Lucila, pero ella no.
—¿Entonces?
—No sé, es extraño que
nadie de la mansión esté enterado que iba hacia América. Bueno, supongo que se
habrá materializado.
—¿Hablan de Scarlet?
–preguntó Rose bajando la escalera.
—Sí, ¿sabes algo?
—No de su boca. Pero la
vi prepararse un pequeño bolso con algo de ropa. Pregunté si iba de viaje y me
contestó que sí, por algo personal. No sé nada más.
—Entonces viajó a Chile
a visitar a los Huilliches.
—¿Huilliches? ¿Scarlet?
Sebastien salió del
despacho con el ceño fruncido.
—Al parecer, mi amor.
—Bueno, por lo menos
estará entre los nuestros. Ignoro porque habrá querido visitarlos. Sin embargo
me servirá su viaje. Hace meses que quiero contactarme con su líder y no recibo
respuesta.
—¿Su esposa contentó?
–preguntó Charles.
—No, ni siquiera sus
hijos.
—De sus hijos mejor no
hablar, bah… De su hija –dijo Charles.
—Oh –recordé—. Es la
famosa Vilu. La ex de Anthony.
—Exacto. Sus padres son
muy buenos. Si Scarlet está con ellos puedo quedarme tranquilo.
Lenya se materializó en
la sala y con un corto “buenas noches”, subió la escalera.
—Lenya, ¿qué haces
aquí? –preguntó Sebastien—. Te hacía con Liz.
—¿Se pelaron?
–pregunté.
Me miró y arqueó la
ceja.
—¡Qué fama tengo! No,
tranquila. Sólo vine a tomarme un respiro. No por Liz… No es fácil… Se encogió
de hombros y suspiró—. No puedo soportar que sufra. Ella no se merece todo lo
que le ocurre. Es eso. Mañana a la noche estaré con ella. Eso sí es que Drank
no muere antes.
—Está muy mal el chico,
¿verdad? –preguntó Margaret con pena.
—Sí. Quiero estar con
ella cuando lo inevitable pase.
—Bien hermano, aprovecha
a descansar.
NOTA: ¿Y qué tal? ¿Las he puesto feliz? Besotes y gracias.
Uy genial capítulo adoro a Bernardo y su dulzura . Como también la amistad con Bianca Me da penita Drank y su inevitable muerte. genial capítulo
ResponderEliminar¡Hola tesoro! Gracias por pasarte y leer. Sé que las pone triste lo de Drank, por eso el capi es especial. Por lo de Gloria. No se si se entiende la profecía pero quedate tranquila, odio los finales no felices.
EliminarUn besazo enorme y buena semana!
si eso me tranquiliza
EliminarHola, Lou... Ya me tienes por aquí para agradecerte este nuevo capítulo ;-)
ResponderEliminarBueno, creo que Bernardo se ha dado cuenta de que Scarlet es la única que podía acabar con el malestar del pequeño Yako... y, por lo tanto, con su llanto
Me encanta el personaje de Gloria... es una niña encantadora
Mira, yo sospecho que ese verso que ha escrito después de hablar con el lobo blanco, y que tanto ha inquietado a Bernardo, tiene que ver con Drank... sí, creo que sí
Creo que el leñador de pelo rojo será Drank
Sebastien quiere desenterrar las cenizas de Halldora para saber quien la asesinó... me temo que el asesino será el padre de Scarlet... es otra sospecha
Scarlet no está con Anne, ha pedido tres días libres en el trabajo... pero me parece que no ha ido a Chile... es posible que esté con su padre
Está muy interesante... y estoy contenta por Drank, pero no me digas si me equivoco o no... prefiero descubrirlo
No hagas spoiler ;-)
Besos
¡Hola Mela! Gracias tesoro por tu comentario. Gloria es encantadora y muy fácil escribir sobre ella. Son muchas incógnitas querida amiga y como bien dices no puedo adelantar mucho pero tienes buena observación en cuanto a varios temas del capi. No daré spoiler, lo único que el capi así venía previsto pero sólo deberás esperar muy poco ya que no que queda mucho para terminar así que las cuestiones se irán resolviendo. Tú tranquila que no se escapará nada. Debo agradecerte tus comentarios de siempre querida escritora, son una alegría para mí.
EliminarUn beso enorme y esperando ansiosa nuevo capi de tu blog.
Esa profecía de Gloria me dejo con una super intriga, que será lo que va a pasar, y Scarlet ese viaje que hizo será algo del "mejor padre del mundo" mmm veremos que pasa, me encanta Bernardo como esta de feliz con su familia y ese bello bebe, un gran capitulo Lou con muchas interrogativas me dejo jaja, saludos!!!
ResponderEliminar¡Hola Lau! Genial que te haya gustado querida amiga. De aquí en más no creo que tengas que soportar mucho para que vayan surgiendo las respuestas. Hay cosas que te aseguro ni imaginas. Un besazo grande niña y gracias como siempre por comentar. Me hace feliz.
ResponderEliminarbueno la pregunta es para las chicas, pero en lo personal me pareció un buen capítulo,,,besos LOU
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