PD: Muchas felicidades para todos mis lectores.
Capítulo
46
A
tiempo.
Bianca.
Cuando llegué a la
Jefatura, Pretov estaba esperándome. En realidad él ya había estado en el lugar
sospechoso a las afueras de Kirkenes pero había decidido regresar para llevarme
él mismo a ese basurero apartado. Estaba segura que no era el motivo guiarme al
lugar ya que no era tonta y podría haber llegado por mis propios medios, sin
embargo Pretov desearía estar presente cuando el Jefe de la policía me cuestionara
qué diablos hacía la forense del hospital colaborando con la policía científica
de la comisaría.
Sinceramente agradecí
ese gesto. No hubiera sabido que excusa dar frente a su jefe. Con suma
inteligencia y después de soportar la llamada de atención por tomarse
atribuciones, Pretov explicó a su superior que el equipo de policía científica
era relativamente nuevo y casi sin experiencia debido a que el antiguo personal
falleció en su totalidad por aquellas crueles heladas. Esa razón sumado a que
teníamos una amistad de por medio y quería colaborar por motus propio, dio por
resultado al permiso de Hansen aunque se notó no muy convencido.
“Por favor, no toque
nada doctora”, fue una de tantas recomendaciones dadas por el jefe, a lo que
respondí, “soy forense, comisario. No se preocupe, sé el procedimiento”.
Ya en la patrulla con
un tal Vikingo al volante, me senté en el asiento trasero y emprendimos un
viaje silencioso, al menos por unos quince minutos. Observé el paisaje a través
de la ventanilla pensando si “la muerte” me daría una mano y se presentaría ante
mí para orientar la ubicación del cuerpo. La verdad es que ni siquiera sabíamos
si un cadáver se encontraría en el lugar y si en tal caso correspondería a la
madre de la niña. Sólo conocía con certeza que la sombra negra había rondado en
aquella única oportunidad donde la niña se materializó en la morgue. Ahora, la
pregunta del millón era, ¿siempre que se tratara de una muerte violenta vería
esas apariciones? ¿Y si en este supuesto la fecha del homicidio no era tan
cercana? ¿Tendría la misma oportunidad de saberlo tan nítido y claro? Ignoraba
mucho de mi don.
Sinceramente, si el don
estaba relacionado a mi vida de humana como forense comencé a plantearme porque
cuernos no había sido una arquitecta o maestra de jardín de infantes.
El cielo lucía celeste
y limpio. La tormenta había pasado. Lamentablemente sólo vino para arruinarnos
la boda aunque todo resultó genial. Parecía a propósito. Como si alguien
hubiera querido arruinarnos ese mágico momento junto a los Gólubev. Lo más
extraño que ni Sebastien ni Lenya habían podido cambiar el clima para
mejorarlo. Era extraño, sí.
Mis ojos recorrieron el
horizonte ocupado por el astro rey y sus rayos tenues cuando el tal Vikingo
rompió el silencio.
-¡Qué olor a coco!
-¡Oh! Lo siento
–respondí-. Es mi crema hidratante con vitamina A, B, y no sé qué más.
Rio.
-Mi hermana la
recordaba con mucho cariño, doctora. Le tenía afecto.
Desvié la vista y lo
miré por el espejo retrovisor. Tenía ojos azul intenso, como Pretov.
-¿Su hermana?
-Susan, era enfermera
del hospital cuando usted apenas llegó.
-¡OH! Susan… Sí, muy
bella persona y eficiente. Es una pena que haya fallecido por las heladas.
Creo… ¿No es así? Me lo ha comunicado el doctor Arve.
Movió la cabeza como
desaprobando algo.
-Sí, es cierto. Arve lo
sabe bien. Ellos estuvieron juntos mucho tiempo.
Silencio…
-¿No aprobaba su
relación, oficial? –pregunté.
Sonrió con pena
mientras tomaba una curva cerrada hacia una campiña.
-Digamos que hubiera
preferido que formalizaran. Ella lo deseaba así.
Arquee la ceja.
-A veces no logramos lo
que deseamos sobre todo si no depende sólo de uno. Aunque tengo entendido que
el director la adoraba. Que yo sepa no es casado, no entiendo porque no
blanqueaban la situación.
-Tampoco yo. Pero
llámeme Vikingo, doctora.
-Okay, llámeme Bianca.
Pretov sonrió por el
espejo retrovisor a su derecha.
-¡Bravo Vikingo! Has
logrado en minutos lo que yo no he logrado en meses con la doctora.
Sonreí.
-¡Claro, hermano! Eso
se debe a mi natural simpatía.
Silencio…
-¿Sabe? Siempre quise
ser médico.
Pretov lo miró.
-¿Por qué razón no lo
fue? –pregunté.
-Había que trabajar
para mantener la casa. Preferí que mi hermana estudiara. Ella hizo el curso de
enfermera en… Ay… no recuerdo el instituto… Bueno, lo importante es que le
llevó cuatro años. Susan estaba tan feliz cuando se recibió, esa fue mi
recompensa.
-Buen hermano –murmuró
Pretov.
Vikingo apartó unos
segundos la vista de la ruta para mirar a su compañero.
-¿Qué me dices de ti?
Pretov volvió a
sonreír.
-Cierto. Daría
cualquier cosa por Anne.
-¿Cuál es el problema
que aqueja a Anne, Pretov?
Dudó unos segundos como
si le costara reconocer que había un problema.
-Lo sé por Scarlet
–agregué-. Ella la adora y habla con mucha ternura.
Pretov bajó la cabeza y
contestó.
-No es un retraso
mental. Ella es normal fisiológicamente. Lo que ocurre… Anne no quiere aceptar
la realidad de crecer. Es un problema psicológico.
-¿Ha visto psicólogos?
-Decenas. En realidad,
psicólogas. Anne no quiere tener contacto con hombres. Salvo conmigo, por
supuesto.
-¿Qué ocurrió con ella?
Digo, si no le ofende contarme.
Quitó algo del bolsillo
de la chaqueta, pocos segundos después supe que eran cigarrillos.
-¿Fuma, Bianca?
-No gracias. Soy
fumadora sí, pero hace tiempo que fumo en contadas ocasiones.
-Hace bien… -encendió
un cigarrillo-. Bueno… mi padre intentó abusar de ella, aunque no lo logró.
-¡Qué horror!
–exclamé-. ¡Un monstruo!
-Sólo tenía catorce
años.
-¡Un hijo de puta eso
era! –exclamó Vikingo-. Deberías buscarlo hasta el fondo de la tierra y sabes
que cuentas conmigo.
-Lo sé, amigo. Pero no
vale la pena. Si él llegara a aparecer sería peor para Anne.
-No sé –repliqué-. ¿Ha
pensado que sabiendo que en alguna parte ese cretino anda merodeando, Anne está
tranquila?
-No sé qué es lo mejor,
Bianca. Le juro que no lo sé.
-Meterlo entre rejas,
eso es lo mejor, Grigorii –contestó furioso su amigo.
-No tengo idea de su
paradero. Lo dejé de ver esa tarde que le pegué una paliza y lo eché a la
calle. No volvimos a verlo. Eso fue en un barrio marginal de Rusia… No volvimos
a verlo –repitió.
-Tú sabes cómo
buscarlo, Grigorii. Eres investigador.
-No gastaría mi tiempo
en indagar a esa bestia. Además no creo que este fijo en un lugar. Era un
alcohólico pero no tonto. Él no sabe si la policía lo busca o si lo denuncié.
No se registrará en ningún lugar.
-Si cambia de opinión,
Pretov… yo tengo gente que podría hallarlo. Tendría que contar con alguna foto
de él –dije casi sin pensarlo.
-Olvídese Bianca, no ha
quedado ni el recuerdo de él en casa.
Arquee la ceja.
-Yo creo que el
recuerdo ha quedado, de hecho Anne lo debe tener en su cabeza.
Silencio…
Sonrió por el espejo.
De todas formas,
gracias.
-¿Quiere abrir la
ventana, Bianca? No funciona el aire acondicionado –propuso Vikingo.
-Gracias.
Bajé el cristal con el
botón y un aire puro con perfume a campo de manzanillas silvestres inundó mis
pulmones. Kirkenes luciría colorido y caluroso hasta fines de agosto, donde
comenzaría a decaer la flora exuberante con distintos tonos de verdes. El sol,
iría despidiéndose de a poco para finalmente desaparecer por casi tres meses.
Entonces, nosotros los vampiros ya no tendríamos que usar en nuestra piel ese
bloqueador solar con aroma a coco. El manto inmaculado sería el rey
predominante de valles y montañas y se fundiría en las nieves eternas de las
cumbres, donde la frontera con Rusia se convertiría en un paisaje helado y
solitario.
De pronto el aire
exquisito se mezcló con un olor extraño, desagradable.
-¿Estamos cerca?
–pregunté.
-A unos minutos del
basural.
-Puede sentirse el olor
–agregué.
-Vikingo me miró por el
espejo retrovisor.
-¡Vaya! ¡Qué olfato,
Bianca! No siento nada.
-Yo tampoco –dijo
Pretov.
Por supuesto era de
esperar… ¡Gracias Charles! Pensé para mis adentros.
Efectivamente no
tardamos en divisar montañas de basura rodeadas por un cerco de alambre de
metro y medio. Más adelante podía distinguirse una puerta estilo tranquera por
donde entrarían los camiones de recolección. Un sendero sinuoso de tierra rojiza
llevaba a un grupo de tres hombres vestidos con batas blancas.
-Allí están lo de policía
científica –informó Vikingo-. Acercaré el coche lo más que pueda. El resto,
chicos, lo haremos a pie.
-Por mí no te preocupes
–contesté.
………………………………………………………………………………………………...
Al salir del coche
patrulla, Pretov retiró el material del baúl y se acercó a mí. Me entregó
guantes y mascarilla junto a la bata reglamentaria. Vikingo y él también se
vistieron de acuerdo a las reglas.
-¿Distingue algo,
Bianca? –preguntó Grigorii en cuanto Vikingo se alejó un poco.
Eché una mirada a mí
alrededor acaparando la distancia como si fuera un círculo.
-No, nada aún. Incluso
no sabemos si está aquí.
-Cierto. Pero podremos
descartar con seguridad la búsqueda para comenzar en otro lado.
-Sí, tiene razón.
Me miró sonriendo, lo
supe cuando achinó los ojos, y entendí esa sonrisa dándose por vencido de mi
trato hacia él.
-Okay, a partir de
ahora será Grigorii.
Rio.
Vikingo se acercó.
-Oye Grigorii, parece
que alguno del grupo encontró algo extraño.
Sin mediar palabra nos
dirigimos allí.
Después de ser
presentada ante los oficiales que en cierta parte sin comparar títulos eran
como colegas, mi vista se fijó en el suelo un poco húmedo por la tormenta
pasada y la basura desperdigada alrededor. Todavía ignorábamos si hablaríamos
de “múltiples escenas”, que en la jerga forense se denominaba cuando el cadáver
había sido trasladado del lugar donde se habría producido la muerte. Eran
muchos detalles que había que cuidar si nos encontrábamos frente a un hallazgo.
Necesitábamos evitar cualquier contaminación y asegurar la cadena de custodia
por el principal principio en criminalística, “ley de intercambio”. Cuando dos
objetos entran en contacto se produce la transferencia de materia. Por mi
parte, habido el caso, sabía perfectamente que no debíamos intentar tomar
huellas dactilares en el lugar, aunque nos quedáramos con ganas de saber en el
momento si se trataba de una mujer y su identidad. Esa labor se realizaría en
la autopsia y era parte de mi tarea.
Uno de los oficiales
que se encontraba más alejado. Parecía empecinado en hurgar en el suelo entre
latas de gaseosa abolladas y artefactos rotos.
Aquí hay parte de un
esqueleto, un hueso pequeño.
Grigorii me miró y
negué con la cabeza.
-No lo creo. Si hay
hueso no debe ser ella.
-Cierto. Según vecinos,
ella desapareció hace tres meses.
Efectivamente poco pasó
para darnos cuenta que eran restos de un perro o lobo así que continuamos el
recorrido. El olor era fuerte y nauseabundo y se mezclaba con la putrefacción
de la basura y quien sabe cuánto animal se hallaba muerto en ese lugar.
-¿Hubo gente que se ha
quejado por un olor diferente? Supongo deben estar acostumbrados –aseguré.
-Sí, pero muchos
dijeron que hace un tiempo sintieron un olor peculiar. Fueron a quejarse a las
autoridades, mucho más no sé –contestó Grigorii.
Vikingo se acercó.
-Bianca, estarás
odiándonos. Bien podrías estar en tu casa o en la morgue pero en otras
condiciones.
-No te preocupes. La
morgue no difiere mucho de esto, salvo por la basura –sonreí.
-Linda forma de ganarte
a la familia Craig –bromeó Vikingo a Grigorii.
Creo que provocó que le
subieran los colores.
-Vikingo, quieres
callarte.
Sonreí. Lo miré a la
cara.
-Yo estoy convencida
que Scarlet no le importará este contratiempo.
Sonrió.
-¿Cree que merezco a
Scarlet? –preguntó con voz trémula.
-Bueno, lo veo decidido,
valiente, inteligente. Sólo tendría que convencer a mi marido.
Rio.
-Bianca… Si pesco en el
Mar Muerto sería más probable antes que Sebastien Craig me aceptara en su
círculo.
-Quizás.
……………………………………………………………………………………………..
Una hora había
transcurrido cuando comenzábamos a pensar que no hallaríamos ningún cadáver en
esa zona. Me alejé del grupo y de Pretov y eché una mirada panorámica al lugar…
Nada sospechoso. El
aire cálido después de la tormenta acariciaba mi rostro y la sed de sangre
humana crecía minuto a minuto. No estaba acostumbrada a manejar muy bien la
situación de vampiresa y por un momento recordé el miedo de Sebastien cuando me
advertía que no siempre iba a ser fácil. Se necesitaban años de experiencia
para retener el deseo de morder un humano y beber su sangre. ¿Cuándo había
salido a cazar? No recordaba cuantos días anteriores a la boda de Svetlana.
¿Una semana quizás?
Mierda…
Tratando de entretenerme
y desviar mis pensamientos de mi voraz apetito observé el barrio de casitas
pintorescas a un kilómetro de allí. Mi vista privilegiada descubrió tres niños
discutiendo en uno de los jardines por una pelota mientras una mujer,
seguramente su madre, se empecinaba en poner orden.
Sonreí.
¿Cómo sería ser madre?
Nunca se lo había preguntado a Sebastien y jamás habíamos tocado el tema. Era
muy pronto de cualquier forma, porque no hacía demasiado tiempo de haberme
convertido y el hecho de quedar embarazada como humana no entraba en las ideas
de mi marido. Menos después de que su madre había perdido la vida en el parto.
Los riesgos al parecer eran muchos.
Miré a Grigorii junto a
Vikingo siguiendo los pasos de cerca de aquel grupo de profesionales. Cada dos
o tres minutos alzaba la vista y la fijaba en mí por si tenía noticias. Yo
negaba levemente la cabeza y él volvía a conversar con su compañero.
Mi Dios de Kirkenes
llamó al móvil y lo atendí apresurada. No desconocía que lo tenía abandonado
por una cosa u otra. A eso le sumábamos la escenita de revancha que había
sufrido por su culpa, en pocas palabras había transcurrido muchos días sin que
hiciéramos el amor con todas las letras.
-Hola rencoroso
–saludé.
Imaginé que sonreía.
Recosté la cadera al
coche patrulla en actitud relajada.
“Mi amor… ¿No estás
enojada por la revancha que tomé?”.
-En absoluto.
“No te creo, Bianca”.
Rio.
-Lo bien que haces.
Volvió a reír.
“Cariño… ¿Me perdonas?”
-¿Por cuál de los
motivos? ¿Por ponerte celoso por los stripper o por dejarme con las ganas?
“Por ambos.”
-Lo pensaré. Tendrás
que esmerarte.
“¿Ah sí?”
-Ajá… ¡Uy qué frío!
“¿Frío, Bianca? Pero si
está caluroso. ¿Dónde estás? ¿En una nevera?”
Parpadee.
-Sí… Tienes razón. No
debería sentir frío…
Mis ojos recorrieron de
punta a punta el basural…
“Bianca, ¿estás bien?
-Sí… No te preocupes.
“¿Cuándo regresas a
casa?”
Silencio…
Observé a la distancia,
a la izquierda, una gran hoguera que costaba mantener por la lluvia pasada...
Cerca de allí, dos camiones recolectores que descargaban basura… Miré a
Grigorii que reía junto a vikingo… El grupo de hombres inclinado sobre el suelo
buscaban señales meticulosamente… La piel se me erizó por el frío…
“Bianca, ¿estás bien?”
La voz de Sebastien me
desconcentró.
-Sí estoy bien. No te
preocupes. Voy a cortar pero quédate tranquilo. Termino aquí y me reuniré
contigo en la casa. Salvo que en la morgue me necesiten. Sí es así…
De pronto interrumpí la
conversación.
Mi mirada repasó el
paisaje…
Petrov… Vikingo… El
grupo… Las casitas coloridas… Los camiones… La gran hoguera… Una mujer vestida
de camisa y jeans… El grupo nuevamente…
Detuve la inspección…
Retomé la dirección contraria… El grupo… La mujer…
No había mujeres en el
basural cuando habíamos llegado.
Me erguí lentamente
mientras mis ojos no se separaban de aquella imagen.
Mi iris borgoña
cubierto por los lentecillas de contacto fijó el punto de referencia… La mujer…
Ella de pie, a una gran
distancia de donde realmente se hallaba el grupo, me miraba fijo.
Mierda… Era ella, debía
ser ella…
-Debo cortar. Te veré
luego.
“Mierda, Bianca”.
Sin perder tiempo
caminé hacia ella.
Lo segundo que hice fue
observar detenidamente su alrededor. Conocía que la mujer podría desaparecer en
cualquier momento. Ella sólo marcaría el lugar del cadáver. Después seguramente
se esfumaría en el aire.
Ella estaba a pocos
metros a la izquierda de un montículo de ramas secas. A su derecha un barril de
madera roto que habría sido desechado por alguna cervecería o vinería.
Avancé mientras ella me
miraba fijo sin parpadear.
Sí, era ella…
Faltaban quizás unos
veinte metros cuando la mujer se desvaneció. Me detuve y miré a Pretov.
Él no me había perdido
de vista y entendió que algo ocurría. Se apartó del grupo y caminó hacia mí.
Continué caminando
hasta llegar aproximadamente al sitio señalado y me detuve.
Mi vista de vampiresa
recorrió la superficie. Tierra húmeda, fierros oxidados, desperdicios, y ácaros prácticamente microscópicos.
Pretov llegó al lugar.
-¿Es aquí?
-Aparentemente. Dígales
que caven aquí.
………………………………………………………………………………………………..
El cuerpo de la joven
madre fue encontrado. En cierta parte me sentí útil una vez más pero no podía
decir que fuera un don que hiciera saltar de alegría. Era muy diferente a ser
forense, carrera que había elegido por vocación. Esto iba más allá de todo.
Difícil de explicar…
Antes de subir a la
patrulla apenas el coche de la morgue llegó, pregunté a Pretov una duda que
tenía atragantada desde que me había metido en esto.
-¿Le dirá a su jefe
cómo fue que lo supe?
Me miró quitándose la mascarilla.
-¿Cómo lo supo?
-Sí, usted sabe…
Rodó los ojos.
-Okay, tú sabes.
Sonrió.
-Usted supo porque
detectó distinto relieve en el suelo y propuso cavar allí. ¿No es así como fue,
Bianca?
Sonreí.
-Así fue… Sí.
Wow. Felicidades Lou por otro capítulo excelente. Me he quedado con ganas de más como siempre cada vez que te leo. Mil Besotes.
ResponderEliminarMuchas gracias Viviana! El próximo capi será más extenso. Un beso enorme y muchas felicidades!!
EliminarHola Lourdes, gracias por este capítulo, ha estado muy bueno y he disfrutado mucho leer de la dinámica de Bianca, Grigorii y el compañero que me ha resultado muy simpático. Y ese fin, un poco triste, pero se veía venir y fue una manera de cerrar ese hilo. Gracias por tus lindas palabras, espero que ya te encuentres mucho mejor y, como siempre, es un gusto enorme leerte. Tqm.
ResponderEliminarBesos.
Gracias a ti por ocupar tu tiempo y pasarte por aquí. El fin se veía venir sí, lo importante que Grigorii logró comprarse un poco más el afecto de los Craig, que ya bastante le cuesta. Un beso enorme y felicidades!!
EliminarQue bueno que lograron encontrar el cadáver para que pueda descansar en paz, me gusto que Bianca, Grigorii y Vikingo se llevaran bien, un capitulo muy bueno, Lou es bueno tener noticias tuyas espero que estes bien, felices fiestas!!!
ResponderEliminarHola Lau! Gracias por la espera y la comprensión, prometo será más extenso el capi próximo. Un besazo y felicidades!!
EliminarExcelente querida amiga, pero esta vez si que me has dejado con ganas de más, mucho más jejejejeje. Por cierto sigue sin estar VIKINGO. MIL BESOTES .Te quiero
ResponderEliminarUy por fin pude leerte el capi estuvo genial aunque algo triste. Luego de Sebastien y Lenya adoro a Grigori el pobre es muy dulce y profundo
ResponderEliminar¡Ya he leído tu excelente capítulo!
ResponderEliminarGrigorii y Petrov se parecen en lo mucho que quieren a sus hermanas... es una pena que Susan haya muerto
La verdad es que no sé si encontrar al padre de Anne serviría para que ella se recuperara... lo que sí pienso es que ese hombre debería estar en la cárcel... lo que hizo no tiene excusa
Me ha gustado la conversación entre Sebastien y Bianca ;-)
Y, por lo visto, la madre de la niña también está muerta
Creo que Grigorii ha inventado dos buenas excusas para que Bianca les ayude... y para que encuentre el cuerpo
Me ha encantado, Lou... y te felicito
Cuídate mucho y ponte muy fuerte
Te deseo lo mejor para 2016
Besos
hola amiga Lou, un placer estar leyendo tus capítulos vampirescos, pero antes permíteme desearte todo lo mejor en éste año que empieza, y que tu mente creadora nos siga haciendo entregas de éste tipo, gracias,,bonito capítulo, Bianca con un don especial,,,saludos
ResponderEliminarhola amiga Lou, un placer estar leyendo tus capítulos vampirescos, pero antes permíteme desearte todo lo mejor en éste año que empieza, y que tu mente creadora nos siga haciendo entregas de éste tipo, gracias,,bonito capítulo, Bianca con un don especial,,,saludos
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