viernes, 5 de junio de 2015

¡Holaaa! Nuevo capi y para el domingo seguro tendrán el capi 18. Los dejo con los Craig. El misterio está casi revelado, ¿verdad? Un beso grande y muchas gracias por comentar.

Nota: El capítulo contiene escenas para adultos.

Capítulo 17
Secretos.

(Perspectiva de Sebastien)

Deseaba tocar el piano para ella, que al escucharme desde su habitación, su silueta se recortara entre sombras desde la planta alta. Después, cuando la música envolviera el ambiente y quebrara los silencios de la mansión, ella… la única, llegara a mí con la sonrisa seductora y perfecta. Esa, que me volvía loco cada día más.

Mis dedos resbalaron por las teclas marfil del piano y el oído concentrado en seguir las notas aun escuchó un ligero respirar.

Levanté la vista… Allí estaba Bianca asomada a la barandilla sonriendo, mirándome fijo, sin perderse detalle de la sinfonía.

Bajé la vista y entorné los ojos… En tres segundos, sin dejar de tocar las últimas notas, un perfume a jazmines me invadió. Sonreí y levanté la vista… Un satén negro vestía sus curvas exquisitas. Sus piernas torneadas de piel inmaculada y cremosa cruzaban una sobre la otra sentada sobre la cola del piano.

Sonreí mientras mis dedos daban fin a la melodía.

-¿Tres segundos? Tardaste mucho en bajar –murmuré.
-¿Tú crees? –respondió, y su lengua mojó el labio inferior.

Bajé la tapa del piano y la miré.

-Quizás es mi ansiedad.
-¿Muy ansioso por tenerme esta noche?
-Muy ansioso.
-¿Qué tan rápido podrás subir la escalera conmigo en brazos, mi Dios de Kirkenes?
-No tengo intenciones de subir la escalera –contesté, sonriendo de lado.

Sus ojos borgoña brillaron de lujuria.

-¿Ah no?

Chasquee la lengua negando.

-No… Te haré el amor aquí, sobre el piano.
-¿Dónde están el resto de la familia? ¿No nos sorprenderán?
-En absoluto. Nadie interrumpe cuando toco el piano.
-Pero la melodía ya no suena…
-Cierto. Esta melodía no… Pero…

Bianca rio. Lentamente bajó del piano y caminó rodeándome por la espalda.

Con la velocidad de un rayo giré y la tomé de la cintura. La senté frente a mí y ella abrió sus piernas. Se acercó inclinando el rostro besándome suavemente en los labios.

La tapa del piano que cubría las teclas estaba baja por lo tanto la senté y ubiqué entre mis piernas. Sentado en el banquillo mis manos como mariposas despertador y recorrieron sus piernas hasta subir la prenda de satén por sus muslos.

-¡Qué bella eres! –susurré.
-Gracias –pestañó repetidas veces seductora.
-Me gusta tu color borgoña.
-Y a mí, tu gris plata.

Bajé lentamente los breteles finos por los hombros hasta que la prenda sensual cayó dejando a mi vista esos senos perfectos y turgentes. Acerqué los labios y tomé un pezón delicadamente, lamiendo con cuidado. Amaba ir despacio, disfrutando cada parte de su cuerpo que estaba hecho sólo para mí, hoy y para siempre.

Enredó sus dedos en mi cabello y se ofreció arqueando la espalda. Gruñí mientras tomaba el otro pezón en mi boca. Sus pies a cada lado del banquillo se afirmaron y acercó más sus caderas.

-¿Estás impaciente? –sonreí contra su piel.
-Mucho –susurró.
-¿Por qué temes que alguien nos sorprenda o por otra razón? –dije mientras dejaba un reguero de besos húmedos por su cuello.
-Por ambas. Sin embargo “la otra razón” pesa más.
-¿Si? Mmm… Cariño que bien sabes.

Mi legua jugó en ese espacio entre la clavícula y  el nacimiento de los senos.

Recostó la espalda en el piano y sus ojos brillaron de deseo.

-Querido, creo que se ha achicado tu pantalón –sonrió.
-Tú tienes la culpa.
-¡Qué mala soy! ¿Qué podría hacer para enmendar mi maldad?
-Dejar que te haga el amor.
-Mmmm… -gimió al notar mis dedos recorriendo el centro de sus bragas.

Di un tirón fuerte y las bragas pasaron al pasado. Ya no servirían. Acaricié sus pantorrillas y los labios siguieron el camino que mis dedos dejaban. Beso a beso, caricia a caricia llegué a su centro y la devoré.

Ella tiró la cabeza hacia atrás y apretó los labios para que los gemidos no se escucharan por toda la casa.

Varios minutos me deleite con su sabor, su aroma a jazmines, su sexo palpitante y húmedo para mí.

-¿Te gusta, cariño?

Pasó la lengua por los labios y sonrió. No necesitaba ninguna clase de afirmación. Ella me deseaba tanto como yo a ella. A decir verdad, no me preocupaba que alguien interrumpiera, por ello no me hubiera apresurado, sin embargo mi sexo clamaba por alivio y necesitaba estar dentro de Bianca.

A punto de hacerla llegar al éxtasis, me detuve y la miré.

Dejó escapar un suspiro de frustración…

-No… Hoy quiero que lleguemos juntos –murmuré.
-Yo también –susurró con un hilo de voz.

Desprendí mis jeans y con un movimiento bajé mis prendas lo suficiente para poder entrar en ella. La tomé de las caderas y fui bajando su cuerpo y meterme hasta la empuñadura.

-Cielos… -gimió.

Ella recostó la espalda contra el piano y mordió sus labios.

-No podré moverme como quisiera pero sé que tú lo harás muy bien –sonrió.
-Confía en mí –jadee.

Salí de ella lentamente y acomodé mi postura para que el vaivén y empuje de mis caderas fuera inolvidable, enloquecedor, que la hiciera gozar de la forma que yo ya estaba gozando.

La penetré entero nuevamente y me quedé admirando sus ojos borgoña que ahora parecían llamear con la luz tenue del spot.

-Siénteme mi amor…
-Sí… -susurró jadeando- como no sentirte… Me llenas completamente…

Sonreí y comencé a moverme despacio, entrando y saliendo de su cálido y húmedo cuerpo.

-Bianca… ¿Te gusta así? –gemí.
-Mmm… Me gusta… de todas las formas… mientras seas tú…

Mi cuerpo fue entibiándose pero ya no por el calor de mi humana, mi Bianca era una vampiresa. Sin embargo, el torrente sanguíneo recorría mis veras a más velocidad provocando que mis músculos se contrajeran y mi piel irradiara calor.

-Pero yo sé como te gusta más… Te conozco… Cada reacción tuya por mínima que sea… -volví a jadear sintiendo mis testículos llenarse.

Pasó la lengua por los labios y sonrió.

-Sí… Lo sé… Conoces… cada parte de mi cuerpo… y lo que siento.

Poco a poco, notando los latidos de mi corazón, ese músculo que parecía dormido la mayoría de las veces, empujé más profundo y aceleré los embistes.

-Mmm… Sebatien… No te detengas…
-¿Sigo así cariño? -gemí- sé que te gusta fuerte.
-Por favor…

Mientras ganaba velocidad para que llegáramos juntos al orgasmo la atraje hacia mí y le comí la boca. Desesperada, excitada por mis besos apasionados, me rodeó con sus brazos arañando la espalda.

-Mi amor… te amo… -dije casi sin aire.
-Te amo… Te amo tanto –respondió ella.
-Gracias por… Gracias por golpear mi puerta… aquella vez.

Gemí más fuerte incapaz de callar el deseo que pujaba por llegar al alivio.

Sus quejidos entrecortados me alertaron que estaba atravesando la recta final. Juntos…

El cosquilleo invadió cada centro nervioso  y se propagó como corriente eléctrica. Abrí los ojos para que viera la plata de mi iris centellar. Mis dedos se afirmaron en la cintura y arremetí como un loco. Como el loco de amor y pasión que era por ella. Las encías se abrieron dando paso a mis colmillos. Entreabrí mis labios y gemí largo y profundo al tiempo que me derramaba en mi hembra.

Ella, con ese quejido que parecía dulce y de tortura al mismo tiempo entreabrió sus labios y… Amé, amé esos colmillos blancos casi sin estrenar.

Así, abrazados, unidos aún, sonreímos con nuestros labios pegados.

-¿Sabes que puedo materializarme, verdad? ¿Quieres intente contigo?

Rio.

-¿Qué debo hacer? –preguntó, respirando entrecortado.
-Según Charles, visualicemos un lugar común…

Mordió mi labio inferior.

-Entonces… Adelante…
-¿Adivino? -susurré- ¿o me lo dices?
-Adivina.
-Nuestra cama.

………………………………………………………………………………………………..............

 Reuní a Charles y el personal de la mansión en el Estudio. Después de la sesión de sexo con Bianca sobre el piano la sonrisa que lucía de oreja a oreja era evidente para todo aquel que se cruzara conmigo. De todas formas, Lenya me había llamado. Se encontraba con los Gólubev y apenas regresara debía comunicarme un tema delicado. Ese detalle me tenía sumamente preocupado. Primero, que Lenya no me hubiera adelantado nada, sólo que se trataba de una de las hijas de Mijaíl ya era un motivo para preocuparse. Segundo, que diera aviso que llegaría con los Gólubev completaban la intriga.

Ron y Anthony firmes, cerca de la puerta, aguardaban que les contara la razón del porqué los había  reunido. Margaret, Rose, y Sara, de pie en distintos espacios del ambiente, esperaban silenciosas que comenzara a comunicarles el porqué del llamado.

-¿No quieren sentarse, chicas? –pregunté a las tres.
-No gracias, Sebastien –contestaron al unísono.

Charles, sentado frente a mí, pasaba descuidadamente el dedo por el escritorio en buscar de algún polvillo inexistente.

-No pierdes la costumbre, ¿verdad? –sonreí.
-¿A mí me dices?
-¿Y a quién sino?
-Pues no. Además los nervios me tienen inquieto. Nunca nos has reunido a todos en grupo. Creo que en pocas ocasiones. Una de ellas tu fiesta de compromiso y luego tu matrimonio. Si bien recuerdo tendríamos visitas en la mansión, era para que los invitados se sintieran cómodos y no faltara nada.

Sonreí.

-Eres un viejo zorro.
-¿No digas? ¿Acerté? ¿Tendremos visitas en la mansión?
-Sí. Los Gólubev.
-¡Qué bien! Comenzaba aburrirme.
-¿Todos? –preguntó Ron.
-Creo que sí. El motivo lo amerita.
-¡OH! El motivo… ¿Qué motivo? ¿Puede saberse? –preguntó Charles tomando mi agenda abierta del escritorio y cerrándola cuidadosamente.
-No. El motivo se los debo. Sencillamente porque no lo sé.
-Ah… -se asombró Charles- ¿Curioso no?
-Sí, curioso y extraño. Lenya sólo dijo que vendría con ellos y que los Gólubev tenían un tema delicado que tratar.
-¿Qué podrá ser? –dijo Charles arqueando una ceja.
-Ya me enteraré. Los he reunido porque los Gólubev son merecedores de todas las comodidades y necesito que me ayuden a que se sientan cómodos.
-Así será Sebastien –dijo Margaret.
-Sara y yo nos ocuparemos de las habitaciones. Hay tres habitaciones de huéspedes del ala derecha de la mansión, amuebladas y limpias como todos los días –dijo Rose.
-Sólo faltará airearlas y hacer las camas con sábanas nuevas –agregó Sara.
-¿Tres? –pensé- ¿No faltará algún ambiente? Puedo decirle a Douglas que se mude con Numa unos días. Tengo entendido que se quedarás tres o cuatro días.
-Mmm… A mí me parece que da perfecto. Mira, Sasha y Mijaíl en una habitación. Podríamos ubicarlos en la que tiene la cama matrimonial.
-Perfecto –contesté- ¿Y el resto?
-Una habitación con las dos camas para Svetlana y Anouk, la pintora en bellas artes. Y la segunda habitación para los varoncitos.
-Anouk no se dedica a las bellas artes, Charles. Esa es Svetlana –corregí.
-¿De veras? Oh, me confundí. No las veo a menudo… ¿Entonces la demonio pelirroja más pequeña, a qué se dedica?
-Estudia arquitectura. Aunque creo que ha abandonado varias veces la carrera. Pienso que es el dolor de cabeza de los Gólubev.
-Vale… En cuanto a Natasha, Sebastien… Sabemos que no necesita habitación. Ya tiene su lugar junto a tu hermano –sonrió.
-¿Y entonces quien era la hackers en sistemas? –preguntó Ron.
-Svetlana –murmuró Anthony- También es muy buena en eso… Y en mentir.

Todos los rostros fueron a Anthony.

-A qué te refieres con qué mintió –pregunté, muy interesado.
-Bajó la vista y quedó mudo.

A ver, a ver…. ¿Qué estaba ocurriendo aquí?

-Anthony te he hecho una pregunta.

Ron interrumpió.

-Es que Svetlana no nos ha dicho que se dedicaba a pintar.
-No les ha dicho o no te ha dicho, Anthony -volví a insistir.
-A los dos –dijo Ron. Pero supe que mentía.
-Bueno… Quizás si lo omitió no es lo mismo que mentir –afirmé.

Noté una tensión particular en mis dos guardaespaldas. En realidad no estaban reaccionando de igual manera al mencionar a una de las hijas de los Gólubev. Anthony lo hacía con cierta amargura y Ron con rabia.

Ambos eran muy amigos, así que era muy fácil de deducir lo que ocurría. Algo había pasado que había ofendido a Anthony y Ron sacaba la cara por él.

-¿Qué te ha hecho Svetlana, Anthony? –pregunté.
-Nada Sebastien. No le ha hecho nada.
-¡Ron! ¿Estás tomándome el pelo? ¿Has escuchado que le he preguntado a Anthony? ¿O te llamas Anthony y no estoy enterado? Porque he sido claro. ¿No?
-No ocurrió nada Sebastien –murmuró Anthony.

Tomé mi agenda y la abrí tratando de sacar la tensión de notar como mis propios guardaespaldas por primera vez en la vida me ocultaban algo. Hojee la agenda sin poder decir palabra, sin mirar las hojas que pasaban una a una. Es que le hubiera dado de golpes a los dos.

Pasado el primer instante de furia, pensé en mi padre y en su forma de manejar las cosas… Respiré hondo y eché una mirada a todos. Uno por uno.

-Bien… Margaret, Rose, Sara, les pido que dejen la mansión en condiciones. Charles ya sabes lo que hacer. No debo enseñarte nada. Quiero que estés atento a cada hecho que ocurra en la mansión aunque no necesito ordenártelo. Pueden retirarse. Ron, ve al garaje y prepara el BMW. Revisa por si está todo en orden. Quizás alguno de los Gólubev quiera conocer mejor Kirkenes, sobre todo alguno de sus hijos. No tenemos chofer así que te pediré que se turnen entre Anthony y tú si requieren dar un paseo. Mientras uno caza o está de guardia el otro será chofer.
-Puedo encargarme sólo de ser el chofer, Sebastien. Yo he cazado ayer y me manejo muy bien en la ciudad.

Mis ojos dispararon al rostro de Ron.

-Ron, dije que se turnen. Ahora tú puedes retirarte.
-Sí señor.

Todos fueron desapareciendo de mi vista, todos. Incluso Anthony salió tras de Ron.

-Anthony, no dije que te retiraras. Cierra la puerta y siéntate frente a mí.

Anthony cerró la puerta y se acercó lentamente sin mirarme a la cara.

-Siéntate, Anthony.
-Estoy bien, Sebastien.
-Siéntate Anthony –insistí.

Se sentó.

En ese instante supe que se sentía realmente abatido y comencé a preocuparme. Sus hombros y espalda que siempre mantenía derechos y erguidos parecía de un hombre agobiado por el peso de los años.

-Anthony. ¿Qué ocurrió con la hija de los Gólubev?

Se mantuvo en silencio.

Me puse de pie y me serví un coñac del bar. Le serví uno a él y lo apoyé en el escritorio.

-Bebe. Sospecho que nuestra conversación será larga. Al menos yo no me iré de aquí hasta saber la verdad.

Suspiró pero no bebió del coñac.

-No es tan importante. Sólo que… Tuvimos un encuentro sexual, sin importancia.
-¿Hace mucho?
-No… No recuerdo.
-Ajá… ¿Sabes qué pienso?
-No –susurró.
-Que si hubiera sido mi padre el que hubiera mantenido esta conversación tú hubieras largado todo el rollo. ¡Pero claro! No soy él. No merezco la confianza ni tengo la sabiduría para poder hablar sobre tu problema. Porque tienes un problema. Tu reacción la hubiera adivinado cualquier idiota.

Por primera vez me miró a los ojos.

-No, no pienses que no te tengo confianza. Para mí Adrien y tú son iguales. Desde que tu padre me envió para cuidarte no he hecho otra cosa en mi vida que serte fiel –dijo angustiado.
-Yo no digo que no me seas fiel. No lo pongo en duda -suspiré-Okay… Okay… Vete. No sirvo para tortura a los amigos. Puedes irte.

No se puso de pie. Me miró con los ojos vidriosos.

-Por favor, no pienses que es por desconfianza. Yo… Si te hablo sobre lo que pasó es darle importancia y no quiero darle importancia. ¿Entiendes?

Lo observé con mis manos entrelazadas y los codos apoyados en el escritorio. Parecía un chico perdido.

¿Comprendería él el alcance de lo que había acabado de decirme tan inocentemente? ¿No quería darle importancia? Pues, actuando como actuaba ya la tenía. No lo iba a cambiar el hecho que no deseara hablar de ello. Pero tanto Ron como Anthony no llevaban la astucia y la maldad dentro de ellos. Tenían mucha experiencia en lucha y caza. Estaba seguro que defendiendo a cualquiera de los Craig darían la vida sin dudarlo, sin embargo había cuestiones en la vida que no sabrían como manejar. Eso era evidente.

-Anthony… Quiero que sepas que estaré a quí si quieres hablar conmigo.
-Lo sé.
-Bien… En cuanto a Svetlana… Espero que te hayas comportado correctamente. Si fue un encuentro sexual ocasional, que lo haya sido para los dos.

Hizo una mueca de desprecio.

-De eso no hay duda, Sebastien. Ella lo ha pasado bien. Es una Gólubev. Nunca intentaría sentir algo más por mí.
-¿Y tú?
-Yo siempre supe donde estoy parado. Con tu permiso.

Después que la puerta se cerró arquee una ceja.

Me olía que Svetlana había roto un corazón. Sólo esperaba que no llegara con un macho y la familia tuviera intenciones de presentarlo en sociedad.

(Perspectiva de Natasha)

Desde que Lenya llamó al móvil insistiendo en que quería verme y su preocupación por el problema de mi familia, ya me quedaban pocas excusas para demorar su llegada a Moscú. Con la segunda llamada quedé estupefacta escuchando como me comunicaba que se había materializado en la mismísima puerta del edificio. No quedaba escapatoria. No era que mis padres querían ocultar la bebé. Eso ya había sido hablado. Pero el momento había llegado y debíamos hacerle frente. Un poco de temor anidaba en el corazón de cada Gólubev. Incluso, del mío. ¿Quizás porque era una probabilidad que se enfadara y no quisiera verme más? Realmente me contradecía. Deseaba seguir junto a Lenya y por otro lado no tenía dudas que  su corazón de vampiro no me pertenecía. ¿Qué esperaba? No, la verdad que ni yo sabía.

Lenya entró al salón y le di la bienvenida como correspondía. Lo rodee por el cuello y le comí la boca por un largo minuto. Esa boca que había extrañado tanto. Me correspondió aunque se sintió sorprendido. Yo no era tan efusiva. Si fogosa, sin embargo no era lo mismo.

-Hola cariño, te he extrañado –murmuré contra sus labios.
-¡Qué suerte! Pensé que me habías olvidado. ¿No deseabas mi viaje a Moscú?

Me separé y le tomé la mano.

-Sí, deseaba verte. Pero…
-Buenas noches, Lenya.

Mi padre entró al salón seguido por mi madre.

-Querido, ¿cómo estás? –saludó mi madre.
-Buenas noches Mijaíl. Estoy bien, señora. Gracias.
-Por favor Lenya, no te quedes allí. Siéntate. ¿Deseas tomar algo?
-Gracias. Un vodka, acepto.

Cuando Lenya se ubicó en uno de los sillones me senté a su lado. Papá le sirvió y me sirvió uno a mí. Mamá no deseó beber nada.

-Lenya… Necesitamos hablar contigo sobre un tema delicado. Sé que Natasha te ha adelantado que teníamos un problema.
-Sí… Pero me dijo que no era grave, y dada esta situación creo que lo es.
-Grave no…
-Te escucho Mijaíl. Aunque… ¿No sería mejor ante un problema hablarlo con Sebastien?
-En eso estamos de acuerdo. Sólo que…
-Les parece que yo comprenderé mejor o seré más comprensivo, ¿es eso? -interrumpió.

Lo observé de perfil. Mi novio era brillante. Hermoso e inteligente. Especial para ser mi pareja aunque sonara engreída. Sin embargo tenía un pequeño defecto… Amaba otra hembra.

-Lenya, no es que pensemos que tú comprenderás mejor. Es que eres el novio de Natasha… ¿Te molesta que te llame así?

Me miró y creo que mis ojos mostraron la súplica escondida. Si hasta aquí él había llegado mintiendo no era el momento para blanquear sus sentimientos hacia otra hembra.

-En absoluto. Soy su novio.
-Bien, por eso mismo. Quizás frente a nuestro problema nos entiendas por estar más cercano a la familia.
-Mijaíl, ardo de curiosidad. ¿Qué ha ocurrido tan importante con los Gólubev para que no quieras ir frente a mi hermano? Recuerda que aunque somos hijos de Adrien, él tiene el derecho del liderazgo, es mayor. El cargo le pertenece por derecho y experiencia.
-Lo sé, lo sé… Mira, se trata de una de nuestras hijas… Svetlana.
-¿Tu hija que vive en París?
-Sí.
-Lenya, Svetlana es tan bella y talentosa, deberías ver sus cuadros –interrumpió mi madre nerviosa.
-Sasha… No es momento –murmuró mi padre.
-Lo siento, querido.
-¿Qué ocurrió con Svetlana? –preguntó Lenya.
-Bueno, ella ha vivido siempre muy libre. Aparentemente se ha enamorado y tú sabes las cosas del corazón no las gobiernan ninguna norma ni humana ni de vampiros.
-¿Svetlana se enamoró de un humano? Si es así Mijaíl no debes preocuparte. Sebastien se ha enamorado de Bianca. Aunque ella ahora es vampiresa nunca vio con malos ojos la relación entre razas.

El llanto de Milenka se escuchó por toda la casa…

Arquee una ceja y miré a Lenya.

Lenya abrió los ojos y lentamente su rostro giró hacia el pasillo.

-¿Un bebé? ¿Svetlana tuvo un bebé vampiro?

Mis padres asintieron con la cabeza como si estuvieran confesando el peor crimen.

Lenya sonrió y poco a poco su sonrisa se transformó en una carcajada.

-Mijaíl, Sasha, ¿no digan que eso que suena ahí es un problema para ustedes?

Ambos sonrieron débilmente.

Me puse de pie y extendí la mano.

-Ven cariño. ¿Quieres conocerla?
-¿Es una niña?
-Sí. Se llama Milenka –contesté.

Creo que Svetlana habría escuchado parte de la conversación porque surgió por el pasillo y avanzó por el salón hasta nosotros con la pequeña en brazos.

Pienso que contemplar a Lenya en ese instante y los que vendrían a continuación fue la peor tortura que pudiera ocurrirme… Verlo avanzar hasta Svetlana, sonreírle, y tomar a la bebé entre sus brazos, como si fuera algo sumamente extraordinario y maravilloso, y me rompió el corazón. Ese macho que contemplaba tan tierno y cuidadoso no tenía su corazón puesto en mí. Sino en ella. En una humana. Lo vi acariciar las mejillas de Milenka con su dedo índice y sonreír. Le gustaban los niños… Sus ojos chispeantes y divertidos se habían cubierto de emoción.

-Es tan pequeña… -murmuró.
-Sí, aunque tuvo al nacer un peso considerable –dijo Svetlana sonriendo.

Poco a poco,sin que nadie lo notara, me fui apartando hasta quedarme en un ángulo del salón donde nadie se percataría de mis ojos llorosos. Un ángulo oscuro, en penumbras, donde las luces de los spot no daban de lleno. ¿Por qué ese macho tan perfecto no se había enamorado de mí? Observé ese cuadro entre Lenya y la bebé como un niño pobre mira un juguete costoso  en la vidriera. Lo ve, lo desea, lo imagina en sus manos, pero en el fondo sabe que jamás será de él.

De pronto, la Natasha de siempre regresó. Al menos la que deseaba que vieran.

Me dije a mi misma, Natasha, jamás dejarías tu prestigiosa carrera e investigación por darle un hijo a ese macho. No, ¿verdad? No… Sí… debía convencerme… No lo hubiera hecho. ¿Entonces Natasha? ¿Cuándo le dirás la verdad y lo dejarás partir?


8 comentarios:

  1. Hola cariño, gracias por este capítulo. Qué intriga con todo, a veces me parece que se pone más complejo y luego que se va atisbando por dónde va la cosa ;) Me encanta que cada personaje tiene su propia historia, secretos, sentimientos... Y vaya con Sebastien y Bianca, que no me extraña a estas alturas se quieran tanto y sean tan apasionados, pero es lindo saberlos tan felices. Me parece que las visitas van a armar una buena, tantos personajes interesantes juntos prometen mucho.

    Mil besos.

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    1. ¡Hola Claudia! Siii que van a armar una buena. Sobre todo cuando estén frente a Sebastien. Aunque creo que el más nerviosos será Lenya. El amor eterno, es lo que gozan estos vampiros. Suerte de ellos. Un beso gigante y mucha gracias tesoro.

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  2. Hola Lou... El amor entre Sebastien y Bianca sigue muy apasionado como debe ser ;-)
    A Lenya le ha encantado conocer a Milenka... ya veremos que ocurre cuando se entere Sebastien
    No sé lo que sucedió entre Anthony y Svetlana, pero a él lo noto muy dolido
    Y Natasha sabe que Lenya no la quiere... y ella tampoco está dispuesta a sacrificar su carrera... pero no sé que opinará la familia Gólubev... porque ellos piensan que son novios
    Está francamente interesante... mañana leo con mucho gusto el siguiente
    Besos

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    1. ¡Hola Mela! Lenya es un sol y es muy tierno aunque no lo parezca. Creo que a los dos tanto Svetlana y Anthony les ha pasado cupido por ahí. En cuanto a los G{olubev sus dolors de cabeza recién comienzan... Natasha... no sé si manejará la situación. A veces los sentimientos se escapan de las manos. Un beso grande preciosa, gracias por estar siempre.

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  3. Ahhh no estube tan perdida jejeje con mi sospecha de los guardaespaldas, pero aqui hay un corazón roto y tambien un malentendido entre Anthony y Svetlana, cuando él se entere sobre el bebe uufff se va a poner bueno, y muy hot con esta parejita de Sebastian y Bianca awww son una bella pareja y me parece q Natasha ya sabe q Lenya no la quiere q triste pero como dicen en el corazón no se manda, gracias x el capitulo Lou!!!!

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  4. Uy genial capitulo adoro la pareja de Bianca y Sebastien . Veamos que pasa con Anthony y Svetlana. Espero que Lenya deje a Natasha ninguno de los en verdad están enamorados. Te mando un beso y a leer el otro

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  6. hola Lou, me agradan las nuevas generaciones., y si son nenas mejor,,bueno no debo ponerme sentimental, verdad?,,,,saludos,

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