miércoles, 3 de junio de 2015

¡Hola a todos los lectores! Dejo con el cariño de siempre el capi nuevo. Quisiera hacer un pedido si no es molestia. He revisado mis entradas al blog y en muchos días superan las 100 visitas o algunas veces un poco menos. Sé que me comentan cinco o seis lectores y por mail y whatsapp otro tanto, me encantaría conocer al resto, aunque sea con un "hola estoy aquí" Es un pedido nada más por supuesto. Si no lo desean ya saben que no me molesta que me sigan leyendo, al contrario gracias de verdad. Aunque no se las pueda dar personalmente. Un beso grande y los quiero. 

Capítulo 16

Los Gólubev.

Junto a Sasha caminamos por la calle principal tomados de la mano. La noche en Moscú se sentía fría pero el cielo lucía limpio y sin nubes.Haría diez o quince grados. Subí el cuello de mi abrigo de cuero tres cuartos a la altura de las rodillas. Hermosa noche para caminata de vampiros. Sasha llevaba su abrigo de paño negro con adornos de piel sintética en los puños y el cuello. En su guardarropa tenía varias pieles legítimas atesoradas pero con la era ecológica y el respeto a la vida animal optamos por usar en mi familia, caras y muy buenas imitaciones.

Por la calle Tverskaya o más conocida como “Gorky” llegamos a la plaza del Manège y nos sentamos en un banco construido en granito.

Miré el perfil de mi mujer a la luz de la luna. Era tan bella mi Sasha. Cualquiera no hubiera creído que seguía enamorado como el primer día que la vi corriendo apresurada por el palacio de los zares. Yo un vampiro. Ella una humana.

La vista de la plaza con sus numerosas fuentes y terrazas parecía haber quedado estática como en un postal. Moscú dormía, y por las peatonales casi no transitaba ningún ser viviente. Sólo unos perros callejeros que habrían escapado del guardia que hacía las rondas nocturnas.

Disfrutábamos de un centro comercial subterráneo cuya cúpula de cristal era una bella atracción para todo aquel que llegaba hasta la plaza. Recordaba el año 1930 cuando fue reconstruida, sin embargo a poca distancia los muros de Kremlin guardaban recelosos los secretos de un pasado tormentoso.

-Querido, ¿en qué piensas? Te has quedado mudo –preguntó mi mujer.
-Nada importante, cariño. He regresado al pasado por unos instantes. Sabes que lo hago a menudo.
-Lo sé. Mijaíl no es bueno volver al pasado sobre todo si este nos hace daño.

Sonreí y la miré tan enamorado como el primer día que la vi.

-Sasha, si no recordara el pasado tampoco podría memorizar a menudo como te conocí.

Ella sonrió y bajó la vista.

Recorrí esas facciones rubicundas y perfectas. Rostro femenino para la más delicada y bellas de las hembras de la tierra.

-¡Qué afortunado soy, Sasha querida!
-Calla –susurró, y se ruborizó bajo la luz de la luna-. Fui yo la afortunada. Tú sabes. Si no fuera por ti estaría muerta.
-No lo digas, cariño. Ese sí hubiera sido un crimen.
-¡Cuántos conflictos entre humanos querida mía! De sólo pensar como murió mi padre el gran Freys, en una de esas guerras espantosas. Es de no creer. Un vampiro poderoso morir por el alcance de una lanza en el corazón.
-Es que no somos tan inmortales como dicen Mijaíl. Nuestros peores enemigos son los humanos aunque parezcan más débiles que nosotros. Tienen mentes tan malvadas y tan proclives a la destrucción.
-Cierto. Yo mismo estuve a punto de morir con sólo trescientos cinco años en esa revolución Bolchevique.
-Pero no sólo no has perecido sino que me has salvado de la muerte –contestó Sasha con un hilo de voz.
-Jamás olvidaré esa noche helada de febrero donde te trasladaban junto a los Romanov al palacio Tsarkoye Selo, en San Petersburgo. Yo ignoraba lo que tenían planeado esos asesinos. Tú siendo la criada de la zarina eras víctima de su destino al igual que ella.
-Quizás no era su primera intensión, Mijaíl. Las cosas se complicaron con la revolución y no vieron con buenos ojos que los Romanov se mantuvieran vivos.
-No lo sé. Pero creí morir cuando supe de sus planes.
-Fue una tortura la estadía en ese palacio. A decir verdad estábamos acostumbrados a la comodidad y nos trataban como prisioneros. Pero todo empeoró cuando Jorge V de Inglaterra nos dio la espalda. El viaje al extranjero hubiera sido nuestra salvación, sin embargo había mucha presión de parte del pueblo inglés. No le caíamos en gracia y finalmente se echó atrás. Fue allí cuando nos enviaron a Tobolsk, en Siberia. ¡Qué mal pasé Mijaíl! Éramos blanco de constantes burlas por la guardia. Y mi pequeño zarévich con la hemofilia a cuestas. Era tan pequeño, un niño cuando lo ejecutaron,  Mijaíl…
-Ya cariño. No he podido salvarlo. Ni a Alexis ni a sus cuatro hermanas. Pero tú estás aquí, por suerte. Junto a mí.
-En abril de 1918 llegamos a la casa Ipatiev, en Ekaterinburgo.Sabía que era nuestra última morada. Pero mi angustia no era morir por una causa ajena a mis principios por ese tal Yurovsky… Era saber que no iba a verte más –sonrió- ¡Tramposo! No me habías confesado que eras vampiro.
-Sasha querida, si te lo hubiera dicho antes seguramente te hubieras espantado. Preferí dar a conocer mi verdadera esencia cuando no tenías mucho para elegir. O la muerte o escapar con un vampiro.

Rio.

-Espantado no sé… No te hubiera creído. Eso sí. Cuando te aparecías en esos campos donde nos hacían trabajar recuerdo que me decías cosas maravillosas y… ¿Esa flores que me diste, Mijaíl? ¿Dónde las robaste en medio de tanta nieve?

Reí.

-¿Lo ves? Eso fue lo maravilloso de ser vampiro. Las arranqué cerca de los Urales antes de verte ese atardecer.

Rio otra vez pero su rostro se ensombreció poco a poco.

-No pude conservarlas entre las hojas de un libro… Perdí esas flores.

Carraspee divertido.

-Bueno, te he dado cinco regalos que valen más que las flores. Nuestros hijos son bellísimos. Han salido a ti.
-Tonto…

Dio una palmada en mi rodilla pero no consiguió sonreír nuevamente.

-Mijaíl… ¿Anastasia habrá escapado?
-Muchos años pensé que sí, cariño. Pero finalmente en el 2007 se encontró la segunda fosa con más restos. Han cotejado el ADN mitocondrial y has determinado que pertenecería a Alexis y a Anastasia.
-Es cierto. Lo había olvidado. Es que me rehúso a creer que el verdugo no se haya compadecido de los niños.
-Los humanos son así Sasha.
-Mijaíl, los vampiros también. Creo que las razas todas contienen su cuota de bondad y maldad. ¿Has visto como un vampiro ha asesinado a la madre de Lenya? ¿Qué mal hacía la pobre?
-Mmm… Es todo tan extraño Sasha. Cuando nos lo contó Sebastien y Lenya, esa vez que nos visitaron, me quedaron muchas dudas. Sobre todo el vampiro de largo cabello canoso que menciona nuestro hijo. Debe haber un vampiro errante, o quizás ha muerto a estas alturas. Pero tienes razón, la maldad anida en todas las razas.
-¿Cariño no deberíamos regresar a casa? Alguien puede vernos y no es normal que una pareja se siente en el medio de la plaza con estos grados a las dos de la madrugada.
-Tienes razón. Pero antes quiero hacerte el amor contra los muros del Kremlin.
-¡Mijaíl tú estás loco! –rio.
-Loco por ti. Ven aquí.
La aprisioné entre mis brazos y la besé con la pasión de siempre. Al cabo de unos segundos, sofocada, se separó y me miró divertida.
-¡Llévame ya mismo!

Reí.

-¡Qué rápido te he convencido!
-Es que somos tantos en casa, querido mío. Que no tenemos intimidad. Y ahora con la bebé…
-Ay esa bebé, Sasha. ¡Cómo la malcriaremos!

Mi bella hembra pudo las dos palmas en mi pecho y me miró un tanto angustiada.

-Mijaíl… ¿Svetlana nos dirá la verdad? ¿Quién será el padre de la niña?
-No tengo idea cariño. Tenemos varias cuestiones que enfrentar. Sebastien y Lenya Craig son alguna de ellas. Confío que el líder de los vampiros lo entenderá. Ahora… Pensemos en nosotros.
-Cielo, allí se acerca un guardia, ¿lo ves?
-Sasha, mi tesoro, ese guardia tiene más vodka encima que la bodega de Rasputin. Tranquila, tú toma mi brazo y en unos minutos estaré haciéndote ver el paraíso.
La risa de Sasha iluminó mi corazón. Aunque dentro de mí también pensaba como tomaría Sebastien, la llegada del bebé vampiro.
…………………………………………………………………………………………….............

Nos encontrábamos reunidos en la sala mientras esperábamos la llegada de Natasha, Svetlana y la pequeña Milenka. Había bebido dos medidas de vodka y hubiera bebido más si era por los nervios. Si me encontraba en ese estado sólo por conocer a mi nieta y reencontrarme con mi hija que sería cuando estuviera frente a Sebastien y le dijera, “disculpa, se me olvidó decirte que Svetlana estaba embarazada”.

Iván, sentado en uno de los sillones leía  a AlekséiPísemski y su obra Destino amargo. Cada tanto apartaba la vista de la lectura y arqueaba la ceja observándome recorrer el salón de punta a punta.

Dimitri recostado al marco del balcón ventana, encendió un cigarrillo lo que provocó la llamada de atención de mi esposa y de mi hija menor Anouk.

-¡Apaga eso Dimitri! En poco tiempo tendremos una bebé aquí –dijo mi esposa.
-¡Está loco mamá como todos los psicólogos! –se enfadó Anouk.
-Dile a esta niñata que se calle que peor es ella que no sabemos aún a que se dedica y gasta las arcas de los Gólubev –se defendió Dimitri-. ¡Y la loca eres tú!
-¡Silencio a los dos! –me enfadé.
-¡Pero papá! ¿Cómo se le ocurre encender un cigarrillo?
-Ah bueno resulta que a la niña o a cualquiera de nosotros tendrá cáncer de pulmón. ¡Somos vampiros, ignorante! ¡Escúchala papá! ¿No ves que intenta sólo molestarme? -retrucó Dimitri.
-Ay Mijaíl, si comienzo con la jaqueca por culpa de estos dos…
-Calma Sasha –dije tratando de poner paños fríos.

Todos estábamos nerviosos al parecer.

Iván hizo a un lado el libro, y como hijo mayor se puso de pie caminando hacia Dimitri y tomó las riendas.

-A ver, Dimitri, no te hagas el duro y apaga ese vicio.

Se lo quitó de la mano, corrió los cristales, y lo tiró al balcón.

-¡Anouk eres una consentida insoportable! ¡Vete al infierno!
-Dimitri tan maduro y analítico que pareces –repliqué-. Además piensa, se llenará de humo y olor desagradable. Quedará impregnado en la ropa de la niña.
-Pues me voy por ahí a caminar, la noche debe estar hermosa fuera de aquí.
-¡No señor! Tu hermana vendrá y necesito que encuentre a toda la familia reunida esperándola. Mira si piensa que tú no estás de acuerdo con el nacimiento de Milenka. Recuerda que el postparto es un periodo de susceptibilidad.
-¡Por favor papá! Si Svetlana sabe que siempre la he apoyado.
-Shhhh… Escuchen, son las puertas del ascensor –dijo Sasha.

Anouk batió palmas y fue la primera en abalanzarse hacia la puerta. La abrió asomándose al pasillo sin darnos tiempo a nada.

Escuché sus pasos alejarse y sus gritos de algarabía.

-¡Hermanaaa! ¡Oh Milenka por fin!

Antes de que alguno de los integrantes de la familia la siguiera el llanto agudo de un bebé se escuchó y la voz de Svetlana llenó mi corazón. ¡Cuánto hacía que no la escuchaba a mi “demonio rubio”!

-¡Anouk, la has asustado! –exclamó Svetlana riendo.

Fui el tercero en salir tras de Sasha. Le siguieron el resto de nuestros hijos.

Todos en el pasillo rodeando a mi nieta, que en brazos de mi bella hija volvía de a poco a la calma.

-¡Ay qué hermosa es Svetlana! –exclamó mi esposa -¡Dámela hija! Dámela en brazos.

En cuanto mi esposa la acunó en brazos mientras Anouk saltaba alrededor queriendo ver mejor su carita aproveché a abrazar a mi hija.

-Hija querida… Te he extrañado.

Ella se cobijó en mis brazos fuertes y poderosos. Eso que tienen  todo padre para proteger a sus hijos, sean o no vampiros.

-Yo también te he extrañado papá.

La separé unos centímetros para verla a la cara.

-¿Svetlana te has alimentado bien?
-Sí papá.

Arquee una ceja.

-Es el embarazo y el parto papá pero ya estaré repuesta en poco tiempo. Natasha me ha hecho ir a cazar antes de venir a Moscú.
-Bien por Natasha.

Sasha se acercó. Iván le había arrebatado la bebé y la acunaba en brazos. Madre e hija se abrazaron en un abrazo tierno y emotivo.

-¡Mi niña bella!
-¡Mamá!

Desvié la vista hacia Natasha. Se mantenía alejada hablando por el móvil. Dimitri y Anouk trataban de hablarle a la pequeña en ese idioma tonto que inventamos los adultos y que ni siquiera entienden los bebés.

-A ver Milenka… Guguuuu, soy tiiita Anouk, ajooo…
-Bueno, por favor –dije reaccionando–, pasemos a nuestra casa. Estamos en el pasillo armando alboroto. Las chicas y la bebé estarán muy cansadas por el viaje.

Una vez instalados en los sillones con Dimitri y Anouk sentados en la alfombra rodeando a Milenka, mi hija contó los pormenores del parto que aunque fue rápido costó un poco dado el peso de la niña. La había tenido en un hospital prestigioso de París y Giselle no se había movido de su lado. En cuanto le dieron el alta fue anotada provisoriamente en el consulado de Rusia en París bajo el nombre de Milenka Gólubev.

-Svetlana, tú también has pesado casi cuatro kilos –sonrió mi esposa- ¿Recuerdas Mijaíl?
-¡Claro que sí! Aunque, casi cuatro kilos, ¿no ha sido Dimitri?
-No querido, Dimitri peso tres kilos justo.
-Oh… Tienes razón. Y la que nació prematura ha sido Anouk.
-¿Yo?
-Sí, eras una pigmea insignificante.
-¡Mamá, mira que dice Dimitri de mí!
-Anouk por los infiernos parecen de cuatro años. ¿No se han dado cuenta la edad que tienen? –protestó Sasha.
-Yo soy del 1940, ellos son los viejos –protestó Anouk.
-¡Qué viejos, ignorante! –regañó Dimitri- Tengo ochenta y nueve, y mira que bien me conservo.
-Oh, tienes la edad de Lenya –opinó Iván.
-¿Lenya el novio de Natasha? –preguntó Svetlana.
-Si querida, tu hermana tiene por novio nada menos que a un Craig en línea directa –se ufanó orgullosa mi esposa.

Natasha se puso de pie y caminó hacia su habitación.

-¿Te vas cariño? ¿No te quedas a compartir con nosotros? –preguntó asombrada Sasha.
-Sí mamá. Estoy cansada del viaje. Que tengan buenas noches.

Seguí con la mirada a mi hija hasta que desapareció por el pasillo rumbo a su habitación. Segundos después Dimitri se puso de pie y la siguió. Mejor así. Si había algún problema sabía que Natasha no estaba sola y podía contar no sólo con su hermano sino con un profesional como Dimitri. Aunque a veces las peleas con Anouk a causa de los celos dejaban bastante que desear estaba convencido que era muy bueno analizando las psiquis. Natasha algo escondía y seguramente no era un secreto de su hermana también probable, pero la expresión de su rostro al ser nombrado Lenya dijo mucho más de lo que ella hubiera querido aparentar. Por un lado pensaba que Natasha no estaba acostumbrada a relaciones formales que la rondaran y le pidieran explicaciones sobre sus pasos. Mi hija era muy libre y eso dificultaba la vida en pareja. Aunque nos encontráramos en pleno siglo XXI, el hecho de tener un macho fijo implicaba otro estilo de rutina. Iba a ser difícil si Natasha no estaba verdaderamente enamorada de Lenya. Por otra parte a Lenya por lo poco que lo conocía no me daba impresión de ser un macho débil y susceptible a ser manejado por una hembra. Todo lo contrario. En los Craig no conocía un antecedente así.

Suspiré mientras Svetlana me pasaba mi nieta en brazos.

-Cárgala papá. No se te caerá. Has ensayado con todos nosotros.

Reí mientras acunaba a Milenka.

Anouk se aproximó. La bebé se chupó un dedo y buscó el iris de su tía más joven.

-Miraaa. Tiene ojos oscuros ,Svetlana. ¿Su padre tiene ojos negros?
-Anouk –murmuró mi esposa–, quieres callarte.

Svetlana ni se inmutó. Como si nadie hubiera preguntado nada. Como si no se hubiera mencionado un tema tan delicado como el mencionar el padre de la niña. Demonios… ¿Quién sería el que había abandonado con un bebé por venir a mi bella hija? ¿Quién habría sido capaz de rechazar la dinastía Gólubev?

Fruncí el ceño.

Como adivinando por donde iban mis pensamientos, Svetlana me miró a los ojos y al fin dio un dato importante.

-No pienses que no quiso hacerse responsable, papá. El padre de la niña ignora que tengo un hija de él.

Mi esposa la miró con suma tristeza. Su mano le cubrió la mano.

-Svetlana. Debes buscarlo y decírselo. Es su derecho y el derecho del bebé.
-No mamá eso está decidido. No se lo diré nunca. No quiero que esté conmigo por culpa de un embarazo que nunca deseo.

Natasha y Dimitri aparecieron nuevamente por el pasillo y sus caras gritaron que no traían buenas noticias. Mi hija guardó el móvil en un bolsillo trasero del jeans.

-¿Qué ocurre hija? –pregunté preocupado.
-Es Lenya. Está en planta baja y espera que le abra. Ustedes dirán.

(Perspectiva de Lenya)

Respiré profundo antes de presionar el botón de SEND de mi móvil. Había marcado el número de Liz unas diez veces y ella no había respondido. Le dejé cuatro mensajes uno tras otro, y mensajes de texto pidiéndole que habláramos ya había perdido la cuenta. Nada… La señorita se hacía la enfadada y no deseaba escuchar mis explicaciones. Finalmente debía ser yo el enojado porque no me había creído. Cuando lo hablé con Anthony me había aconsejado que si seguía tras ella, Liz se haría la difícil. En realidad no podía seguir los consejos de alguien que nunca había estado enamorado. Anthony no me entendería. Aunque después de la reunión de chicos que tuvimos ese día me había quedado claro que una de las hermanas Gólubev, al menos le había movido el piso. Eso no pasó desapercibido por nadie de los que nos encontrábamos allí. Pero él siguió firme manteniendo una postura dura y asegurando que la tal… ¿Cómo era que se llamaba? Sve… Svetlana, sí… ella, no había sido nada más que sexo y diversión por instantes. De la forma que sus ojos destellaron al decir su nombre a mí no me engañaba. La chica Gólubev al menos le gustaba mucho y seguro seguía pensando en ella.

Con el móvil en mi oído escuché nuevamente la señal de llamada…

-Hola.

Me erguí y tiré los hombros atrás como si ella me viera. Al escuchar su voz temblé.

-Liz. Por fin me has atendido las llamadas.
-Estuve ocupada.
-Ah…

Me mordí el labio para mandarla al cuerno.

-Crees que podremos hablar un momento.
-¿Sobre qué, Lenya?

Respiré hondo.

-¡Sobre qué va a ser! Sobre nosotros. No terminamos muy bien la última vez y no era mi intención. Bueno, tú sí has terminado muy bien, el que se ha ido duro como un poste he sido yo.
-¿Para eso me llamas? ¿Para reprocharme el sexo oral? ¡Eres un caradura!
-Nooo, no… -maldita sea. ¿Por qué no sabía hablar adecuadamente?- Lo que quise decir…
-¿Has hablado con Natasha?

Silencio…

-¡Ja, lo sabía!
-Liz, escucha.
-No molestes más Lenya, sigue con tu noviecita perfecta y vampiresa. Yo estoy también ocupada en este momento y no puedo seguir tus juegos de egocentrismo.

Fruncí el ceño furioso.

-¿Con quién estás? ¿Con tu amiguito el leñador? ¿O ya se ha convertido en tu amante?
-Drank ha sido mi amante por dos años señor Lenya Craig. Espero que entiendas que donde hubo fuego cenizas quedan.

Corté la llamada y lancé el móvil a través de la sala.

Seguramente se hubiera estrellado contra la pared, si no hubiera sido por Charles que entraba desde la cocina y lo atajaba en el aire.

-¿No sería mejor buscar un objeto apropiado para practicar béisbol, como una pelota pequeña o algo así? –bromeó.
-Calla Charles, no estoy de humor.
-¿Tu rubita?
-No es mi rubita. Parece que es la rubita de ese idiota del leñador. Pero no se quedará así. Ese macho me las va a pagar.






10 comentarios:

  1. Hola Lou... Me ha encantado conocer más a Los Gólubev
    Tanto Sasha como Mijail, Ivan, Dimitri y Anouk han demostrado lo mucho que se alegran de que Svetlana y Milenka estén con ellos
    Creo que ya sé quien es el papá de Milenka... podría ser Anthony ;-)
    Menos mal que Charles ha salvado al pobre móvil de Lenya... jajaja
    Lo que no sé es si va a poder salvar al pobre Drank... creo que Lenya está muy celoso ;-)
    Está muy interesante, me encanta
    He leído lo de las visitas... y es que yo creo que la gran mayoría de la gente que lee, por el motivo que sea, no comenta
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola Mela! Los Gólubev son muy interesantes y aprenderemos sobre Rusia seguramente. Has acertado querida escritora, es Anthony. Creo que lo sabrá todo el mundo menos él. Veremos que pasa. Charles siempre oportuno jajaaa.
      Uy Drank? Mmmm tendrá que padecer los celos de este vampiro. Gracia spor tus palabras. Un besazo cariño y gracias.

      Eliminar
  2. Hola cariño, como a Mela, me lo he pasado genial conociendo a los Gólubev, tremenda familia, cada uno tiene su encanto y eso es algo que me gusta mucho, los personajes tan bien delineados y únicos que presentas, me encanta saber de ellos. Eso sí, sigo muy inquieta con la trama de Liz y Lenya, cada vez se pone todo más tirante.

    Te agradezco mucho por compartir tu historia, como siempre, y te digo que en estos últimos tiempos se está comentando mucho acerca de la baja en los comentarios en muchos blogs, creo que ocurre con frecuencia porque las personas no se dan abasto para comentar tal y como quisieran, pero tu historia es muy apreciada y sin duda las visitas al blog lo demuestran.

    Te envío un besazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola Claudia! Muchas gracias querida escritora. Liz y Lenya nos mantendrán en vilo, te lo aseguro, incluso a mí, jajaja.
      Las bajas en los comentarios sé que es general. En realidad no me molesta al saber por otro medio que me leen pero no puedo dar las gracias particularmente y me da pena. Un beso grande cariño.

      Eliminar
  3. Ajaa ya sospechaba yo de quien es el padre del bebe, bueno me imagino q es él osea Anthony q gran sopresa, yo y mis divagaciones jaja...me encanto saber mas de los Gólubev!
    y Lenya hasta q no termine con su vampireza Liz no va a estar con él, veremos q hace xq parece q tranquilo no se va a quedar jeje, gracias x el capitulo Lou!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola Laura! Muy bieeen cariño, es Anthony, sí. Gracias a ello conoceremos sobre su historia, esa historia que este misterioso guardaespalda ha guardado secretamente. Gracias cariño. Y un besote gigante.

      Eliminar
  4. hola Lou, gracias por tu serie de capítulos a cual mas interesante,,,saludos.-

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Muchas gracias a tí Lobo! Un abrazo desde mi país al tuyo que es bellísimo también.

      Eliminar
  5. yo adoro tu historia a mi Lenya que ojala ya termine como la pobre Natasha. Me g usto mucho saber de los Govulev. Te mando un beso y te me cuidas.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias tesoro! Eres encantadora y una excelente escritora. Gracias por tu tiempo Citu. Un besote grande.

      Eliminar