sábado, 11 de junio de 2016

¡Hola mis soles! Este capi trae la tensión y a la vez la angustia de esperar el desenlace del final de ese enfrentamiento. Me hubiera gustado escribir muchas perspectivas pero créanme que sería demasiado largo para el blog. Prometo que el libro publicado en su momento será más completo.
Los dejo con los Craig y el miedo a perder a los que más aman.
PD: Lamento que blooger me una los párrafos, no tengo idea porque me publica así.
Tendrán el próximo capi con la lucha para el día de mi cumpleaños, lunes 13 de junio. Es mi regalo para ustedes.



Capítulo 68.
A la hora señalada.

Charles.

Me materialicé en la sala siendo las diez y media de la noche. Cuando baje del avión desde Oslo me entretuve cazando a las afueras de Kirkenes. Mi cena fue un pobre vagabundo sexagenario. Sí lo sé, antes no me preguntaba si la desaparición de un humano resultaría menos dañino, cazaba y punto. Salvo jóvenes y niños. Pero ahora que desde un tiempo venía alternando con ellos y conociendo sobre sus vidas y sentimientos, me era muy difícil sobrevivir sin tener cargo de conciencia. La culpa la tenía Sebastien y su afán de convivir con otra raza. Sin embargo gracias a él, había conocido un mundo nuevo extraordinario y a mi Bianca, mi bella e inteligente Bianca…

¿Qué sería de ella sin los Craig? Sobre todo sin Sebastien.

Estaba agotado. O había energías poderosas muy cerca o yo estaba con la mente en otras cuestiones. Creo que las dos cosas… No ignoraba que Agravar debía estar rondando las cumbres porque Scarlet estaba allí.        Su poder maléfico y extraordinario que habría reunido en tantos años de pisar la tierra era de suponer que traspasaba todas las barreras aunque no estuvieran a su lado. Como Adrien. La energía de mi amigo podías sentirla invadiendo cada rincón de los alrededores donde se encontraba e incluso más. La diferencia que sus dones jamás los usaría para el mal… Y tenía miedo… Sí… ¿Por qué no confesarlo? Percibía el temor en cada célula de mí ser. Por Lenya, por Sebastien y Scarlet, por todos los Craig.

Hubiera sido fácil quizás derrotarlo y darle fin si todos pudiéramos interceder y atraparlo. Éramos muchos contra él. Pero… Adrien lo había dejado claro en sueños y en las profecías de la carta. Sus hijos debían unirse para terminar con el mal.

Sus hijos… Sabía que se refería a los tres. Porque Adrien nunca hubiera dejado apartada a Scarlet por considerarla adoptada. Era su hija después de todo.

Apelaba que Scarlet lo entendiera así. Para ser sincero tenía mis dudas.

Caminé despacio en la penumbra de la sala. Avancé lentamente esquivando muebles hasta quedar cara a cara con el escudo de los Craig que colgaba en la pared.

La cabeza del león parecía tener un brillo propio desde sus ojos rubí…

Recordé el viaje en avión apenas Liz me agradeció el haberme ofrecido ver a Drank. Pobre chico…

Digno chico para Liz, por supuesto si no hubiera existido mi Lenya. Lenya… ¿Dejarías de existir después de enfrentarte al mal personificado? No… No quería pensarlo.

Durante el viaje de ida mientras viajaba entre las nubes logré dormitarme y fue en ese instante que Adrien se me apareció. No iba a olvidarme de su rostro compungido y triste. Pero su voz sonó segura… “Ellos tienen que darle fin, Charles. Nadie más que ellos. Así está escrito.”

“¿Por qué no podemos intervenir?”

Y él contestó…

“Porque él escaparía ante tamaño enfrentamiento. Nunca podrían hallarlo hasta que él decidiera asesinarlos a todos uno por uno. En cambio, Agravar se siente seguro que terminará con Lenya y con Sebastien. Esa es la oportunidad para terminar con él.”

Cerré mis ojos, fuerte, ante la advertencia. Me animé a preguntarle con temor a la respuesta.
“¿Sabes cómo terminará el enfrentamiento?”

Y negó con la cabeza.

Abrí los ojos para contemplar la cabeza de león, regalo de Lenya para la boda de Bianca y Sebastien. El otro escudo idéntico colgaba en el despacho. Hice memoria de aquella vez en la que un Lenya desesperado y herido le jugaba una broma pesada a su hermano para después surgir en la sala sin previo aviso.

Ahora, ambos habían logrado la unión y el cariño había nacido para no quebrantarse más. Ni con la muerte.

¿Serviría de algo esa unión? No ignoraba que si Lenya partía en busca de Agravar, Sebastien jamás lo dejaría solo.

La luz de la sala se encendió desde la araña central. Quedé inmóvil. Casi podía adivinar lo que vendría.

La voz potente y segura de Lenya Craig se escuchó a los pocos segundos a mi espalda.

-¿Dónde está Agravar, Charles?

Titubee.

¿Era el momento de decírselo?

La voz de Sebastien me confirmó que sí.

-Dinos dónde está ese criminal. Iremos juntos a terminar con su maldita vida.

Giré despacio para enfrentarlos y contemplar los rostros de ambos hermanos que me miraban fijo.

-Necesitan a Scarlet para hacerlo –balbucee.
-Pues será sin ella –dijo Lenya.
-Dinos Charles –volvió a insistir Sebastien-, o no te lo perdonaré.

Segundos transcurrieron para que mi boca dejara escapar aquello que nunca hubiera deseado informar…

-Creería que en las cumbres.

Sebastien miró a su hermano y ambos cruzaron la mirada. Después me ordenó…

-Llama a todos los de la casa. Tengo que hablar con ellos.

Lo miré por unos instantes.

Bajé la vista y murmuré…

-Quizás si esperamos un día más…

Pero me interrumpió.

-Ve Charles. Quiero a todos en la sala.

Mi cuerpo sintió el pánico nuevamente. Sabía que no era una reunión común y esta noche… tendría un sabor a despedida.
………………………………………………………………………………………………..................

No faltó nadie en la sala. Sólo Milenka que dormía en la cuna. Anthony y Svetlana pensaban reunirse en Moscú con su familia para el próximo fin de semana, sin embargo todos los planes cambiaron a partir de esa noche que avanzaba como devorándose cada minuto que marcaba el reloj de pared.

Sebastien y Lenya se mantuvieron de pie. El resto se sentó en los sofás y en la alfombra cerca de la chimenea.

Yo me aparté apoyándome en el piano. Desde allí tenía la visión de cada uno de los rostros.

-Lenya y yo iremos a las cumbres. Nos enfrentaremos a Agravar y le daremos muerte.

Hubo un murmullo apenas perceptible, pero la mayoría quedó en silencio. Sus caras y expresiones lo decían todo… “No quiero que eso pase”, o un “tengo miedo”.

Sebastien continuó… Aunque un detalle que pude ver… No miraba a Bianca cuando habló. No ignoraba el porqué. Iba a ser más difícil dar tamañas directivas si se hundía en esa mirada borgoña de su amada.

-Antes que alguien acote algo o proteste les recuerdo que soy el líder de la raza. Mis órdenes gusten o no deberán cumplirse.

No era necesario a mí entender que lo aclarara, cada uno de nosotros conocía que indicaba estar al frente de un liderazgo que le correspondía por edad y por linaje.

Sebastien se tomó diez segundos y dio las órdenes que no serían discutibles en absoluto.

-Apenas partamos con Lenya quiero que armen sus valijas sin demora. Tú, Anthony, partirás con el Audi con Svetlana y la bebé al aeropuerto. Volverán a Moscú esta noche. Ya hablé con Mijaíl por si llegaba este momento. Anouk, Sara, y Rodion, quiero que vayan con ellos.

Rodion se puso de pie. Abandonar a Lenya no estaba en sus planes pero Sebastien continuó…

-Tienes un bebé por venir, harás lo que yo digo. Sí Agravar nos… -se detuvo y tomó un respiro-. Si Agravar triunfa, planeará venir por cualquiera de ustedes. No dudes que no le importará nada.

Rodion miró a Sara que lloraba en silencio y tomó asiento nuevamente junto a ella cogiéndole la mano.

El primogénito de Adrien continuó…

-Douglas, coge la moto y lleva a Liz a la reserva. Los lobos los protegerán. Si algo malo sucede… Sabré que estarás con tu madre.

Douglas bajó la cabeza mientras una lágrima rodaba por su mejilla.

-Papá, eso se llama huir, y no me gusta.
-Para mí se llama sobrevivir, y es lo mejor por ahora.

Después Sebastien se dirigió a Liz.

-Liz, llama a tu hermana ahora. Dile que no salga del hospital o del hotel. Que esté rodeada de gente hasta que los lobos vayan por ella. Por algún tiempo no quiero que se deje ver.

Liz asintió y con manos temblorosas cogió el móvil de su bolsillo, pero antes de poder hacer la llamada rompió a llorar. Lenya se acercó para abrazarla mientras ella repetía por lo bajo, “moriré sin ti”, “moriré sin ti”.
-No lo harás. Recuerda, eres mi chica poderosa.

Sebastien me miró y creí que su mirada me decía muchas cosas en sólo segundos… Quizás que no lo olvidara, quizás que me agradecía por todo, quizás que lo perdonara si fallaba.

Sonreí con tristeza.

-Charles –mi nombre en su boca retumbó en cada rincón de la sala-, llevarás al resto a la Isla de Oso. Allí estarán a salvo y juntos podrán contra cualquier enemigo. Son vampiros podrán contra el frío y el rigor del clima.

Miró a Ron que permanecía sentado cabizbajo.

-Ron, cuida a Numa y a Rose, tan bien como me has cuidado a mí todo estos años.

Él asintió en silencio.

Me miró nuevamente.

-Sé que Margaret tiene su guardaespaldas personal y en cuanto a Bianca… También… Sé que no habrá nadie que se atreva hacerle daño mientras tú existas.

Al escuchar su nombre Bianca se puso de pie.

-Sebastien, mi vida no tendrá sentido sin ti. ¡No voy a desear vivir sin ti!
-Entonces, espero regresar.

Esa frase cerró toda duda de intentar luchar con ellos para ayudarlos. Irían los dos y el resto salvaría sus vidas. No había discusión.

Se dirigió a Numa con una mirada entre la angustia y la firme decisión tomada.

-Numa, cuando partamos de aquí, aguarda que se esconda cada uno en un lugar distinto de la casa. Tú también lo harás, de ahí en más, con tu don, comienza a apagar cada luz de esta mansión. Todos apagaran los móviles y aguardarán para partir a la isla en silencio y sin llamar la atención. El avión a la ciudad donde parte el velero sale dos de la madrugada. No se queden ni un minuto más en Kirkenes ni aquí. Estarán expuestos… Charles, serás el último en abandonar la casa. Cierra cada puerta y emprende viaje con ellos. Guarda las llaves porque algún día sé que podrán regresar.

-Así será.
-Esto es una pesadilla –murmuró Rose sollozando.

Liz cerró el móvil.

-Mi hermana está avisada. Esperará en la sala central del hospital.
-Bien –dijo Sebastien y notó el llanto silencioso de Bianca.

Se acercó y la cobijó en sus brazos.

-Tranquila, ten fe que regresaremos con un muerto a cuestas. Somos dos.

Bajé la vista ante esa escena conmovedora. Sí, ellos eran dos… Pero Agravar era el diablo en persona. Un demonio con un poder extraordinario.

-¿Y Scarlet? –preguntó Sara.
-No lo sabemos –respondió Lenya-. Suponemos que está con Agravar.
-Después de todo es su padre –acotó Rodion.
-No, no es su padre. Su padre era Adrien –contestó Sebastien.

A pesar de la triste escena me alegré de la forma que pensaba.

-Nos vamos –dijo Lenya separándose de Liz. Dame un beso “rubita”. Un beso que te recuerde mi boca cada hora de tu vida.
-El recuerdo de tu boca… lo tengo grabado… desde ese primer día que me besaste allí –señaló el sofá y él sonrió a pesar que ella no dejaba de llorar.

Ambos se besaron al igual que Bianca y Sebastien. Margaret se reunión conmigo y la abracé para darle valor.

-Todo saldrá bien, querida.

Douglas se acercó a Sebastien y éste apartó a Bianca delicadamente. Mi hija adoptiva corrió hacia mí para abrazarme fuerte y llorar desconsoladamente.

Douglas también se despidió de su padre con un abrazo interminable, al igual que Rodion y Lenya.
Lo cierto que hubiéramos querido permanecer así, unidos, entre esas paredes que guardaban tantos hechos cotidianos y que una vez que partiéramos quedaría silenciosa como una tumba de recuerdos.

Sara.

Con Rodion nos apresuramos hacer las maletas para partir a Moscú. Con él habíamos ido a esas tierras en dos oportunidades pero la situación era otra. Disfrutábamos de estar juntos y divertirnos entre los humanos y sus curiosidades.

Ahora era diferente. La angustia y el temor nos dominaban. ¿Qué sería de nosotros sin Sebastien y Lenya? Sin Douglas, sin Numa, sin Rose, sin Margaret y Charles. También sin Bianca. Toda la familia se disgregaría en minutos. Quién sabe cuánto tiempo pasaría sin vernos y lo que era peor… ¿Cómo sobreviviríamos a la desaparición de Sebastien y Lenya?

Rodion metió apresurado parte de sus cosas en una de las maletas sobre la cama. Lo observé y sus ojos recorrían la habitación viendo que no debía olvidar.

Me quedé de pie inmóvil con un par de zapatillas en la mano.

Él parecía acelerado. No es que la situación no lo ameritaba pero notaba que Rodion lo que no deseaba era pensar dos segundos en lo terrible de los hechos que nos tocaba vivir.

-Rodion.

Él me miró y continuó guardando varias prendas en el fondo de la maleta.

-Rodion –insistí.
-Vamos Sara no podemos perder tiempo. Debemos velar por el bebé.

Me acerqué y cogí su brazo. Rodion quedó inmóvil pero no me miró. Sus ojos quedaron fijos en las prendas de la maleta respirando agitado.

-Escucha, quiero que me digas que estás sintiendo. Quiero que te desahogues conmigo. Soy tu hembra. No quiero que te quedes con esas cosas feas dentro de ti. Te hará más daño del necesario.

Él siguió inmóvil, inclinado sobre la maleta. Cerró los ojos. Su pecho comenzó a agitarse. Los puños se cerraron sobre los bordes de la maleta y la levantó en el aire dándola contra la pared. Las prendas volaron por doquier. Rompiendo en llanto se deslizó lentamente hasta sentarse en el suelo y abrazarse así mismo.

-Mi amor.

Me acerqué y me senté en el suelo abrazándolo. Acariciando ese cabello ensortijado y claro.

-Mi amor… Sé cómo debes sentirte.
-No –lloró-. No Sara, no sabes. ¡Ay cielo santo! ¡Ay Sara!
-Amor… Tranquilo… Todo saldrá bien.
-¡Ay Sara! ¡Perderé a mi hijo! ¡Es mi hijo Sara! ¡Va a morir! Yo no puedo hacer nada. Ni siquiera acompañarlo y luchar con él… ¡Ay Sara, me duele el corazón!
-Tranquilo… Dime todo lo que quieras, rompe todo lo que desees para sacar tu dolor.
-Sara… -balbuceó-. No sirvo de mucho. No soy un vampiro de grandes dones. ¡Ay Sara qué rabia me da ser inútil y no ser poderoso! Si fuera otro Sebastien hubiera querido que fuera.
-No digas eso. Piensa, no te cierres. ¡Crees que si es por ese motivo Charles se hubiera quedado? No Rodion, ellos deben darle fin.
-No puedo hacer nada contra ese monstruo. Pero yo debo desobedecer a Sebastien e ir igual.
-No te lo permitiré.
-Sara… -lloró-. Una vez cometí el error de no hacer hasta lo imposible por entrar a esa choza y defender a Halldora de ese animal… ¡Ay Sara el destino otra vez me demuestra que no sirvo para nada frente a Agravar! ¡Ahora vino por mi hijo! ¡Porque es mi hijo, Sara! ¡Aunque lo haya engendrado Adrien, es mío!

Encerré su rostro con las manos mientras no dejábamos de llorar.

-Cariño, nunca digas que no sirves para nada. Conocí a Agravar hace mucho tiempo. Y se cuenta que por los años su poder creció mucho más. ¡No quiero perderte, Rodion! Agradezco que el líder de los vampiros haya tomado la decisión, no por mí porque no soy ninguna cobarde. Pero por ti y nuestro hijo. Por favor Rodion, no me hagas esto. No me dejes sola. Si te vas y algo te ocurre me mataré, te lo juro.

Me miró fijo a los ojos…

-Sara… Yo seré el que no viviré si ocurre algo malo con Lenya. No porque me suicide y deje a nuestros bebé sin padre. Es que la tristeza me matará tarde o temprano.
-Entonces, si eso ocurre, moriremos los tres.
-No amor…
-Sí… Por eso cuando todavía hay esperanza cumplamos la orden de Sebastien, después… Después veremos qué hacer.

Él asintió en silencio.

Supe que por lo menos había alargado el plazo antes que Rodion cometiera una locura. No sabría qué acontecería después y si lo sacaría a flote. Sin embargo lo intentaría porque era el macho que amaba y estábamos esperando un hijo.

Casi sin pensarlo nos apresuramos a reunirnos con el resto en el parque. Ver a Rose, a Bianca, y a Margaret llorando, no facilitó las cosas. Para mí estaba viviendo una pesadilla y pronto me despertaría. Es que todo ocurrió tan rápido. Ayer esperábamos encontrar a Scarlet aunque Rodion sabía que Lenya buscaría a Agravar por cielo y tierra, sin embargo los hechos se desencadenaron diferentes. Un agravar poderoso en las cumbres, Charles que no desconocía la profecía de Adrien, y la orden indiscutible del líder de los vampiros.

Antes de subir al Audi Rodio metió la maleta en el baúl y se detuvo. Lo miré y sus ojos dispararon a las cumbres lejanas… Tuve miedo… Mucho miedo…

Sin embargo cuando atinó a hacer un leve movimiento alejándose del coche, Ron y Anthony lo cercaron.

-Sube al coche Rodion. Iremos a Moscú como ordenó Sebastien –dijo Anthony.

Él los miró con desesperación. Después sus ojos me contemplaron sollozando y mi mano derecha sobre el vientre donde se gestaba nuestro niño.

Bajó la cabeza y asintió.

Subió junto a mí y le cogí la mano. Cerró los ojos y lloramos en silencio mientras dejábamos atrás la mansión y tantos sueños rotos.

Bianca.

La orden de Sebastien de no acompañarlo me dio impotencia. No porque mi Dios de Kirkenes se hubiera impuesto caprichosamente, sino porque no me parecía justo que se enfrentara a ese monstruo sólo con su hermano.

Pero ya hacía tiempo que convivía con vampiros y su raza sabía que tenía sus reglas imperativas. No era tonta y conocía muy bien que la idea de darle muerte a Agravar era factible mientras él no huyera. Un número importante contra él y el cretino no se presentaría. Porque yo como hembra de Sebastien podía creerme con derechos para estar junto a mi amado. Sin embargo, ¿era más importante que Charles? O mejor dicho, ¿Sería más competente que él en la lucha? Definitivamente no. Entonces, si a toda costa me impondría para ir a las cumbres, Charles lo haría. ¿Margaret dejaría solo a Charles? No, era su hembra. Ron y Anthony tendrían lo suyo cuanto más siendo tan buenos guardaespaldas. Y así sucesivamente…

Reconocía que era la señora de la casa aunque a la vez no podía negar que en cuestión de lucha había muchos mejores que yo dentro de los Craig. El único ser que podía quedarse y sin chistar era Liz. No por amar menos a Lenya que yo a mi marido., pero era humana. Ella no tenía posibilidad ni siquiera de mencionar que deseaba estar en las cumbres. Sencillamente sería un suicidio.

Temí pensar que Agravar haría mucho tiempo que nos vigilaba. Eso corría a su favor. Conocía nuestros dones, nuestros defectos, nuestros caracteres y debilidades. Nosotros… Nosotros no. Sabía por Charles en algún momento que tocamos el tema de Scarlet, que era un vampiro poderoso casi como Adrien. Eso no ayudó a mantenerme en calma. Una y otra vez paseaba por mi cabeza esa figura imponente y asesina que había visto en las visiones del parque.

En cuanto a Scarlet… No sabía que pensar. Había instantes que me enojaba con ella mientras pensaba como había caído en la trampa de creerle a un extraño. Aunque ese extraño fuera su padre. Por otro lado había momentos que le tenía pena. Si Sebastien y Lenya lograban derrotarlo y rezaba porque así fuera, ¿dónde iría Scarlet? No creía que regresaría a la mansión. Sobre todo porque ella había partido no por Agravar sino por la pésima relación con su hermano mayor.

El beso de Sebastien duró tan poco… Hubiera querido no sólo que durara una eternidad sino que por algún milagro perdiera la memoria y yo pudiera encerrarlo en la habitación hasta que pasara el peligro. A la vez, ¿tenía derecho a dejar a Lenya solo para que luchara con ese delincuente? No, no hubiera sido correcto. Además era la decisión de mi marido. Su vida no me pertenecía por más que fuera su hembra amada.

Fue terrible verlo desaparecer de la sala y tener que hacer de tripas corazón y armar una maleta. Nunca podré expresar lo que pasó en esos momentos mientras cogía ropa del ropero y mis ojos se instalaban por segundos en cada objeto de esa habitación compartida.

Todo transcurrió por mi mente como película. Las veces que discutíamos y nos reconciliábamos. Otras, hablando de los conflictos de la casa sentados en la cama o de pie junto a la ventana, abrazados. Y también… las innumerables veces que habíamos hecho el amor.

No podía hacerme la idea de vivir sin Sebastien, aunque mi querido Charles estuviera junto a mí. No iba a quitarme la vida, sin embargo muchas veces vivimos físicamente y estamos muertos por dentro.
Sebastien había dicho una frase antes de despedirse… “Bianca, deposito en ti la vida de los que pudieran quedar si algo sale mal. Mis hijos son tus hijos, nunca los abandones incluso por más que Douglas cuente con su madre. Tarde o temprano querrá vivir como vampiro y tendrás que ser tú junto a Charles que lo guíe. Prométemelo”. Y llorando, se lo prometí.

Ya con la maleta a mi costado agazapada tras el sofá pude ver a Charles tras las cortinas. Anthony había partido con el grupo al aeropuerto para tomar el avión a Moscú, Douglas había partido con una Liz desconsolada, el resto… escondido en distintos lugares de la mansión.

Un frío me corrió el cuerpo… Un frío helado y sobrenatural. Tragué saliva… No quería que fuera ella… Cerré los ojos… Pero su voz obligó a que los abriera e hiciera frente a su figura tétrica y más oscura que la penumbra que me rodeaba.

“Nos volvemos a ver, Bianca Craig, poseedora de mi don”.

Giré la cabeza hacia la izquierda y allí estaba Hela.

Balbucee intentando suplicarle que se fuera. No era buen momento contemplar la muerte por todo lo que podía significar. Ella se adelantó antes que mi cuerpo temblara de una forma que me sería imposible tener conciencia.

“No te preocupes, sólo pasé a saludarte. Por un tiempo no me verás. Lo único que puedo decirte que cuando regrese a mi mundo, no partiré sola.”

Temblé… Lloré mientras se esfumaba en el aire.

No partiría sola… ¿Pero a quién se llevaría?


Douglas.


Cuando Charles dio la orden y Anthony partió con el Audi de papá, con mi mochila a mi espalda y un bolso colgado del hombro me apresuré a llegar al garaje. Encendí las luces y avancé hacia mi moto con Liz pisándome los talones. La rubia estaba pálida y temblorosa, aun así traía su mochila lista y el abrigo puesto.

Su móvil sonó y rápidamente lo quitó de la cazadora y lo miró.

-Es mi amigo Drank.
-Liz, lo siento, debes apagar el móvil.

Asintió con la cabeza y presionó el botón de apagado.

Subí a la moto y le indiqué que me imitara y que se colocara el casco de Numa. Ella me obedeció y se acomodó detrás de mí guardando silencio hasta que arrancara la moto. Sentí sus delgadas manos sobre mi cintura y preguntó…

-¿Todo saldrá bien, Douglas?

A lo que respondí…

-No lo sé.

La moto recorrió en mínima velocidad el jardín de la casa siguiendo el sendero que iba hacia los portones. Escuché la puerta y me detuve para mirar hacia atrás. Numa salía de la mansión y a pasos agigantados se acercó hacia mí.

Me quité el casco y lo miré.

-¿Ibas a irte sin despedirte? –preguntó.

Sonreí.

-Estoy nervioso. Además tú y yo… Tú y yo nos veremos pronto. En cambio…

No quise continuar. Las palabras sobraban.

-Ten fe. Todo saldrá bien.

Asentí y extendí los brazos hacia mi hermano y amigo. Él me abrazó fuerte por unos largos segundos y después al apartarse me miró a la cara.

-Todo saldrá bien, Douglas. Papá volverá a casa con el tío.

Su rostro parecía reflejar otra cosa. Tenía miedo, pánico. Lo conocía desde que era un niño y aunque mucho tiempo no vi su rostro por ser ciego, conocía hasta las imperfecciones de su timbre de voz cuando algo andaba mal.

-Hasta pronto –murmuré.

Sonrió.

-Hasta pronto hermano.

Después miró a Liz.

-Ánimo rubia, si los ángeles como tú no tiene fe que queda para nosotros.

Liz murmuró un “hasta pronto” y eché andar la moto hacia el portón abierto que había dejado Anthony. Una vez que crucé el límite de nuestra propiedad detuve la moto para ver hacia atrás. Noté que Numa entraba al garaje y a los pocos segundos la luz que lo iluminaba se apagó.

La ruta estaba iluminada por los postes de luz. A lo lejos dos luces de un coche se alejaban hacia el centro de Kirkenes. Anthony ya estaba a una gran distancia de nosotros.

Sin esperar más tiempo aceleré la moto y tomé la carretera que me llevaría a la reserva y no volví a mirar atrás para no ver ese hogar que abandonaba y me había visto crecer.

A mitad de camino supe que Liz lloraba. Su cuerpo parecía tener convulsiones y podía percibir un gemido. Detuve la moto a un costado y mi mano aprisionó la de ella.

-Liz, debes ser fuerte. No creas que no tengo ganas de desobedecer las órdenes y correr a las cumbres –mi voz se quebró-. Pero no es lo que mi padre desea. Por primera vez, ayúdame en mi rebeldía. Pensemos que este trago amargo pasará y mi padre y mi tío vendrán a buscarnos a la reserva.

-Sí… Sí, no puede ocurrirles nada malo –sollozó-. Será como en mis libros de vampiros. En mis libros… Los vampiros buenos siempre triunfan.

Un rayo cruzó el cielo y nos estremeció.

Arranqué nuevamente la moto y avancé por la ruta.

-Vamos, no podemos perder tiempo.
……………………………………………………………………………………………….................

Mi madre salió a recibirnos junto a Bernardo. Mi padre les había contado por teléfono y estaban al tanto de todo.

Cuando ella me abrazó fuerte rompí a llorar. Como hubiera hecho cuando niño las veces que tuve miedo. Siempre había contado con mi padre para consolarme sin embargo me daba vergüenza demostrar debilidad aunque jamás me hubiera tachado de cobarde. Además el que ha perdido una madre o no la tiene sabe lo necesarias que son en esos casos. Porque ellas siempre tendrían las palabras justas para que tu temor se disipara. Aunque esta vez, sus palabras no surtían efecto. Era diferente el peligro que corríamos. Era tan real. Al menos lo intentó.

Ella encerró mi cara con las manos y me miró a los ojos.

-No llores cariño. Nada malo pasará.
-Mamá… Me muero si no veo más a papá.
-No digas eso, Douglas. Lo veremos, verás que sí.

Mi madre me dio esperanza y dijo que papá era hijo de Adrien, que jamás podría vencerlo otro vampiro por más poderoso que fuera. Además estaba Lenya que era su hermano. Juntos podrían derrotarlo y volver sanos y salvos.

Me quedé en la cabaña junto a la chimenea sentado en el sofá, con mi cabeza entre las manos. Creo que estaba ajeno a todos los ruidos de alrededor. Ni siquiera escuché abrir y cerrar la puerta y los pasos que se acercaron al lugar donde yo estaba.

Sólo cuando sentí su mano delicada y femenina sobre una de mis rodillas levanté la vista para encontrarme con los ojos de Marin.

-Marin –susurré.
-Todo saldrá bien –dijo sonriendo con tristeza.
-Gracias.

Ella secó con el pulgar una lágrima que se deslizaba por mi mejilla.

Poco duró aquellos segundos de intimidad. Carl entró a la cabaña después de saludar a mi madre y a Liz que con los ojos hinchados de llorar cargaba a Yako en brazos  junto a la ventana.

-Lamento lo de tu padre, Douglas.

Levanté la vista y lo miré.

-No hables como si estuviera muerto.
-No, no. Claro…

Mi madre intervino.

-Carl, gracias por traer a Marin.
-Es un placer, Sabina. ¿Quieres que haga café?
-Buena idea. Mientras veré si Gloria ya se ha dormido. Estaba inquieta.
-¿Quieres café, Douglas? –preguntó Carl.
-No, gracias.

Quité el móvil apagado de mi bolsillo de la cazadora. Ahora podría encenderlo.

Así lo hice. El tiempo que tardó en cargar los datos fue el más largo de todas las esperas que había sufrido en mi vida. Ni siquiera cuando esperaba que Clelia me llamara.

Fijé mi vista en la pantalla…

No había llamadas perdidas… Mi padre no se había comunicado.

Guardé el móvil y me sobresaltaron los gritos de mi madre.

-¡Dios mío! ¡Gloria no está en su cama!

Carla salió de la cocina y me puse de pie de un salto. Liz se acercó a Sabina al igual que Marin.

-¿Podría estar en el baño? –preguntó Liz.
-No, ella tiene su baño en la habitación. Revisé todo. Se ha escapado.
-¡Por favor! ¿Saben dónde está Bernardo?

Carl se adelantó.

-Le avisaré. Estaba en el monte con un grupo de la manada. Parece que un par de rayos incendiaron un ciprés y temían que el fuego se extendiera.
-Ve Carl, por favor, dile que Gloria desapareció.
-Iré con él –dije avanzando hacia la puerta.
-Tú no te mueves de aquí –ordenó mi madre-. Prometí a tu padre que cuidaría de ti y es un buen momento para que te dejes ver. No te preocupes, Bernardo y la manada la encontrará. No puede estar lejos.

Charles.


Quince minutos tardamos todos en armar un modesto equipaje. Cada uno se escondió como estaba previsto en un lugar diferente de la mansión. Me quedé oculto tras las pesadas cortinas y observé como el portón se abría dejando paso al Audi de Sebastien que abandonó el jardín sin demora y tras él la moto de Douglas llevando a su dueño y a Liz.

Desde allí veía a Bianca tras uno de los sofás y a Margaret bajo el piano. La cocina quedó a oscuras, allí estaría Rose escondida. Vi salir a Numa de allí como alma en pena.  Me miró y asentí. Sus ojos se clavaron en la araña central y en segundos la sala quedó en penumbras.

Pude divisar su silueta subiendo la escalera. Una a una las luces de la planta de arriba fueron extinguiéndose, hasta que la casa quedó totalmente en la oscuridad.

No habría transcurrido media hora hasta que un relámpago cruzó el cielo partiéndolo en dos. El trueno hizo cimbrar los cimientos y un escalofrío recorrió mi cuerpo.

-Es él… -murmuré.

Sólo pensé que si había esa manifestación de la naturaleza tan anormal para el día otoñal que nos había tocado, significaba que Agravar estaba demostrando su poder. El terror se acaparó de mí porque no podía ser otra cosa que una demostración de su triunfo sobre nosotros.

Me aparté del gran ventanal con el corazón desgarrado.

Aun no distinguiendo el color por la falta de luz, los ojos borgoña de Bianca me miraron fijo y su cuerpo tembló. Se puso de pie lentamente y murmuró, “ella ha estado aquí”.

Supe que se refería a esa personificación de la muerte que sólo ella veía… No quise preguntar y ella tampoco insistió. Ojalá que la visita se llevara al maldito al fondo del mismo infierno.

Salimos al jardín  en medio de una tormenta de viento que se avecinaba desde las cumbres. Entré al garaje y encendí el Falcon. Las manos me temblaban… Acerqué el coche y ellos subieron. Con el dispositivo en mano presioné el botón y los portones se abrieron. Nadie dijo una palabra, sólo se escuchaban los llantos de las hembras.

Dirigí el coche hacia la ruta y lo detuve. Bajé del Falcon y el dispositivo cerró los portones lentamente mientras la imagen de la querida mansión quedaba grabada en mi retina.

Caminé rápidamente hasta el coche, abrí la puerta, pero una voz que conocía perfectamente me congeló.

“Charles, ve a las cumbres. Estoy esperándote”.


















5 comentarios:

  1. Hola, Lou... Este capítulo ha sido terrible... precioso, pero terrible
    No sé de quién es esa voz que le pide a Charles que vaya a las cumbres
    Gloria ha desaparecido
    Y absolutamente todos los Craig están asustados y entristecidos
    Agravar es un auténtico demonio... y tan poderoso como Adrien... y Adrien no sabe como acabará ese enfrentamiento... y solo falta que haya aparecido Hela
    Rodion está destrozado, quiere mucho a Lenya... como un padre quiere a un hijo
    La despedida entre Douglas y Numa también me ha dado mucha pena
    No sé lo que hará Scarlet... pero me parece que va a tener que ayudar a sus hermanos... porque Sebastien y Lenya son sus hermanos... y Adrien, su verdadero padre
    Ha sido un capítulo con mucho sentimiento... has conseguido ponerme nerviosa
    Les deseo toda la suerte del mundo a dos valientes como son... Sebastien y Lenya
    Bueno, pues el 13 por aquí me tendrás... a felicitarte y a leer, claro ;-)
    Enhorabuena por un capítulo tan bien plasmado
    Besos

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    Respuestas
    1. ¡Hola Mela! Sí es un capítulo lleno de ansiedad y tensión. Ojalá valga la pena para ustedes los lectores. Reitero mi felicitación por tu novela ya que he leído el capi hoy. Como siempre impecable.
      Vamos con Scarlet... no sé que decirte... Scarlet ha pasado por mucha confusión pero supongo que ha sido mucho amor el que ha recibido con los Craig, apelemos a que no lo olvide.
      Es triste separarse y más en esa situación, pero Sebastien ha hecho bien. Debe salvar la especie.
      Pobre Rodion, difícil trago para él...
      Hela, bueno Hela siempre tan oportuna, espero se vaya con quien deseamos.
      Un besazo y muchas gracias

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  2. Uy me dio penita entre tantas despedidas y todo parece que va acabar mal ojala venzan los Craig y Scarlett ayude a su verdadera familia. Temo saber quien se ira con Hela. Te mando un beso y te me cuidas

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  3. Ahh que capitulo y todavía se viene mucho mejor, están sucediendo cosas muy grandes, espero y deseo que asesinen a Agravar porque solo asi ellos pueden estar tranquilos, espero que Scarlet ayude a su verdadera familia, no a ese ser que se hace llamar "padre"....y que Gloria este bien!!!...gracias por le capitulo siempre nos deleitas con estos super capítulos!!!

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  4. dentro de la tristeza de las despedidas, está la esperanza del reencuentro,,,felicidades LOU,,,abrazos

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