sábado, 2 de abril de 2016

¡Hola corazones! Gracias por estar aquí. Dejo nuevo capítulo y ansío que les guste. Entenderán ciertos detalles de Adrien y dónde se encuentra.
Todo de ustedes.
PD: Si tengo tiempo antes del lunes subo capi nuevo, ojalá pueda queridos lectores. Un besote y gracias nuevamente por acompañarme.


Capítulo 56.
Mi secreto.

Scarlet.

Cerré la puerta del apartamento de Anne y me quedé recostada contra la madera. Ella dibujaba pero al escuchar el fuerte chasquido, levantó la vista y me miró.

—Estoy bien –me apresuré a mentirle.

Señaló mis manos.

Me las miré por unos segundos.

—¡Ah! La pizza… Sí… Estaba cerrado… De todas formas podemos cocinar algo.

Su mirada dibujaba la preocupación. Anne era muy expresiva.

—Estoy bien –repetí.

No se puso de pie sin embargo soltó el lápiz de color rojo y me contempló varios segundos.

Respiré profundo y me acerqué. Me senté en el suelo frente a ella en el lado opuesto de la mesa.

Agravar había regresado reclamando derechos. Quería verme otra vez, deseaba hablar conmigo y explicarme los hechos que según él eran los verdaderos. Aquellos que me ocultaron para que creyera que era un vampiro malo y despiadado. Mi corazón me decía que no debía creerle, pero por otro lado mi cerebro se preguntaba qué razón tenía para volver. ¿Qué ganaría? ¿La fortuna de los Craig? Era ridículo. Agravar se había presentado vestido con lujosas ropas y joyas en sus dedos. No estaba en la miseria. Sabía que no podía dejarme llevar por la ilusión de que aquella niña de cabellos castaños y ondulados no había soñado en vano. Algún día su progenitor vendría a enmendar su error pero, ¿después de tanto tiempo?

Anne dejó de mirar mis ojos llorosos y cogió un lápiz negro y un papel y escribió.

“¿Qué te ocurre?”

Dio vuelta el papel para que leyera…

Leí la pregunta y la miré.

Era mi amiga y a los amigos se les cuenta la verdad.

—Mi padre regresó.

Sus ojos se agrandaron como dos monedas de oro.

Volvió a escribir.

“Pero es malo. ¿Te hizo daño?”

Negué con la cabeza.

—Él quiere hablar conmigo, dice que me han dicho mentiras para que yo me olvide de él y lo odie. Él dice… que no me abandonó.

Escribió…

“Miente. No lo veas más”.

—Dije que lo escucharía.

Me miró con ojos muy abiertos.

—Lo cité para el sábado a la medianoche. El domingo tengo franco.

Escribió apresurada.

“No vayas, escapa de él.”

—No hay lugar en el mundo que pueda ocultarme.

Escribió…

“Dile a Grigorii, él sabrá que hacer.”

Sonreí con ternura.

Ella me miró con una sonrisa esperanzada.

Me puse de pie y me acerqué a una ventana pequeña que daba al patio interno.

—Anne… Yo… No soy quien tú crees… Quiero decir… —la miré—. No soy como tú y Grigorii y muchas personas que tú conoces.

Se puso de pie y se acercó lentamente.

Giré para verla a la cara.

—Llevo un secreto a cuestas que no puedo revelar.

Hizo señas que entendí perfectamente.

“¿Ni a mí?”

La miré a los ojos…

Bajé la vista y pensé.

Anne no hablaba, y sí lo escribía jamás le creerían dada su condición. Necesitaba confiar en alguien lo que sentía pero para ello no podía ocultar algo tan importante como mi naturaleza.

—Soy un vampiro.

Parpadeó y sonrió. Hizo girar el dedo índice en la sien como si estuviera loca.

—No, no estoy loca ni bromeo. Siéntate… te contaré. Antes que confiese mi secreto debes prometerme que nunca le dirás a nadie. Ni siquiera a tu hermano. ¿Lo prometes?

Asintió con la cabeza y se dirigió al sofá. Cogió un papel, el anotador para apoyar, y un lápiz, como preparándose para hacerme preguntas. Ignoraba si podría explicarle con lujo de detalles pero al menos no iba a sentirme tan sola con tremendo suceso ocurrido. Contarle a Bianca sería ponerla en el aprieto de guardar el secreto a Sebastien y eso le traería problemas. Liz o Marin sería lo mismo, eran primas de Bianca. Charles, Douglas, ni pensarlo. Mis hermanos, me matarían… Nadie… Nadie se pondría de mi parte si insinuara que había aceptado escuchar las explicaciones de Agravar aunque fueran ridículas.

Sí… Anne era la única en la que podía confiar.

Bajé la vista sentada en el suelo muy cerca de ella. Desconocía como comenzar a relatar mi historia pero debía hacerlo en forma sencilla y sin palabras difíciles, esas que Bianca decía que no debía usar si no sabía el verdadero significado.

—Nací y crecí en las cumbres.

Arqueó una ceja.

—Las cumbres son montañas muy altas –expliqué–, donde hay nieve y mucho frío. Los humanos como tú y Grigorii no resistirían mucho tiempo.

Unió sus manos en el regazo sin abandonar el lápiz.

—Pertenezco a una raza distinta. Quizás hayas escuchado o leído sobre los vampiros.

Escribió…

"Los vampiros son malos, matan personas."

Leí el papel y mordí el labio inferior.

Aquí venía lo más difícil…

—Bueno, lo que se dice matar por matar, no. Nos alimentamos de sangre humana. No tenemos alternativa.

Bajó la vista y su barbilla tembló.

Me apresuré a tranquilizarla.

—No, no cariño. Sería incapaz de hacerte daño. He asesinado a desconocidos. Por favor, no te preocupes. Eres mi amiga, confía en mí.

Levantó la vista y sus ojos llorosos llenos de temor dieron paso a la angustia.

—No te preocupes –volví a repetir sin acercarme.

Temía que si me sentaba a su lado y la abrazaba podría tener un ataque de pánico.

Ella lentamente cogió el papel apoyándolo en el anotador y el lápiz. Escribió…

“¿Por eso nunca comes con nosotros?”

Asentí con la cabeza después de leer la frase al revés.

Me miró fijo y después continuó escribiendo…

“¿Puedes leer al revés?”

Sonreí.

—Puedo hacer mucho más que leer al revés. Soy muy inteligente.

Se mantuvo en silencio con la vista clavada en la hoja escrita.

—Anne, confía en mí. No te haría daño jamás. Ni a ti ni a Grigorii.

Silencio…

Escribió…

“No entiendo nada”.

Suspiré.

—Lo sé. Sólo necesito que confíes en mí como yo estoy haciendo. Te he contado un secreto que ni siquiera diré a mi familia. ¿Entiendes?

Asintió levemente. Después sus ojos llenos de lágrimas miraron la puerta dela habitación.

—¿Quieres irte a la habitación?

Escribió.

“Sí”.

—¿Quieres que me vaya?

No contestó. Sin embargo el silencio era una clara respuesta.

Me puse de pie.

—Okay, no te preocupes. Me iré. Sé que debes ser difícil para ti asimilar lo que te he dicho… Ehm… Dile a Grigorii que Mi hermano me necesitaba y volví a casa temprano.

Caminé hacia la puerta y la abrí, giré mi cabeza para contemplar a Anne quizás por última vez.
Ella no me miró. Secó sus lágrimas y corrió a su habitación.

Cerré la puerta a mis espaldas y bajé la escalera con el corazón destrozado.

Adrien.

Respiré agitado sentado en uno de los riscos del limbo. Miré a mí alrededor, todo era neblina y bruma espesa. Podían escucharse ruidos familiares como el viento, el mar, la lluvia. Voces lejanas llegaban hasta mi agudo oído. Voces que pertenecían a almas de este horrible lugar en el que estaba atrapado como ellas hasta que yo mismo me liberara. Para ello debía soltar lo querido, lo amado en la tierra, así podría pasar al otro estadio de luz y paz.

El limbo de los vampiros es un lugar de tránsito donde las energías confluyen, las buenas y malas. De ti depende que te conviertas en un ser etéreo y de luz o las sombras negras te arrastren a un abismo sin salida donde jamás contemplarías tus seres queridos. No era fácil mantener la armonía de tu alma en este lugar lleno de bruma y tinieblas, sobre todo porque estabas al tanto de lo que ocurría en lo terrenal y muchas veces deseabas intervenir, pero eso estaba prohibido.

¿Qué si tenía un lugar privilegiado para mí en este lugar? No, aquí sólo era uno más y lo de líder no contaba. Para lo único que servía mi astucia era para usar mi poder con disimulo y burlar las sombras. Créame que muy pocas veces lo intentaba. No deseaba que llegado el momento la energía blanca y luminosa que pasaba entre nosotros cada tanto, no pudiera encontrar mi alma para llevársela a ese lugar donde descansaría en paz. Claro que antes debía asegurarme que mi familia y amigos vivían felices.

Las voces de otros vampiros me indicaron que muchos de ellos deseaban como yo alcanzar la paz y recuperar las virtudes. Aquí se te despojaba de todo. No había defensa que hubieras gozado en lo terrenal, y lo que era más importante, debías aprender a no lamentarte o enfurecer. Si eso ocurría las sombras oscuras vendrían por ti. Aprendí rápido lo que no debía hacer pero mentiría si dijera que muchas veces jugué con los límites.

Por ejemplo cuando Bianca estuvo aquí.

Se nos prohibía tener contacto con alguien si no estaba en verdad muerto. Tampoco podíamos surgir entre los vivos y hablarles, salvo cuando la luz pasaba entre nosotros a llevarse un alma triunfadora. Un alma liberada de los conflictos y angustias de la tierra. Entonces podías escapar unos minutos y debías regresar antes de que la luz desapareciera del limbo. Ese era el momento que tu energía entraba en ti.

Pasamos momentos difíciles aquí, junto a mis hembras. Uno de ellos fue cuando Bera tuvo que contentarse con que Sebastien escuchara su voz. No podía presentarse ante él físicamente porque eso le hubiera valido que las sombras se la llevaran a su regreso. Con respecto Halldora, ella pudo hacerlo con Bianca aquella vez que cazó por primera vez, sin embargo el trato de mi bella nuera con el mundo de los muertos era especial. Bianca había rozado a la muerte, lo que se dice, una privilegiada.
Para que la luz te llevara al otro estadio de paz debías estar en plena armonía. Tú aprendes cada una de las reglas sin que alguien frente a ti te lo diga. Es extraño, pero apenas pisas el limbo tú sabes lo que puedes hacer y lo que no debes.

La última vez que la luz nos visitó se llevó a un viejo guerrero llamado Harald, que por fin había logrado entender que jamás volvería con su hijo, sin embargo éste llevaba una vida plena y feliz y era tiempo de descansar en armonía. Así fue como se despidió de Anthony aunque él dormía junto a su esposa y niña y jamás se enteró.

No quería despedirme de aquellos a los que tanto amé sin que cada uno supiera que estaría bien. Sabía que llegado el momento si lograba despojarme del dolor que estaba arraigado en mi pecho, partiría y no sabría si habría oportunidad de contemplarlos desde ese otro lugar desconocido. No deseaba desaprovechar la oportunidad. El día que me fuera me presentaría ante ellos y mientras la luz bañara el limbo les diría adiós para después partir en paz.


Halldora y Bera habían sido muy obedientes de las normas. Sólo cuando la luz invadió los alrededores se presentaron en Kirkenes para guiar a Bianca y Sebastien. Regresaron antes de que la luz partiera aunque yo tenía el corazón en un puño. Si tardaban en volver las sombras las atraparían. Pero ellas regresaron triunfadoras y sin romper ninguna regla, por ejemplo la de cambiar el destino de los vivos.

Observé el cielo por encima de mí. Era azul intenso y los planetas giraban en rotación brindando la energía necesaria a cada uno de nosotros. Mercurio, planeta que me regía podía verse pequeño pero con una luz intensa. No desconocía que a mí se me exigiría mucho más que a cualquier vampiro. Había llevado una vida intensa llena de virtudes y por lo tanto debía demostrar que mi afán por mantener la armonía seguía latente en mí. Era difícil… Sobre todo si me ponía a pensar en los últimos acontecimientos, esos que provocaron que saliera del limbo y me presentara en los sueños de Charles.

Rompí la regla por segundos pero por suerte estaba en el limbo nuevamente. Cuando las sombras de mí alrededor fueron esfumándose comprendí que el peligro había pasado, pero había estado cerca de que me atraparan. Nunca debía volver hacer lo mismo. Pero cómo no alertar a Charles sobre Scarlet… No pude pasar por alto el gran peligro que correrían todos.

Halldora y Bera se aproximaron a mí. Ambas tenían el rostro desencajado por el miedo. Bera se arrodilló frente a mí y me tomó la mano.

—Querido –miró alrededor para cerciorarse—, las sombras se han ido. Tranquilo… Pero no sabes lo que sufrimos pensando que no lo lograrías.
—No debiste hacerlo –la voz de Halldora sonó autoritaria—. Has corrido un riesgo terrible. Debes ser sensato.

La miré enojado casi sin pensar en las consecuencias.

—¿Sensato dices? Tu sensatez Halldora me mantuvo lejos de mi hijo durante casi cien años. ¡No vuelvas a pedirme sensatez!

Halldora bajó la vista angustiada. La bruma espesa dio paso a varias sombras que me rodearon en segundos. Beraapretó mi mano y me miró con desesperación.

No podías perder el control en el limbo. La furia, la rabia, la impotencia, eran sentimientos que sólo te ayudaban a que te atrapara la oscuridad maldita para no regresar jamás.

—Lo siento, lo siento Halldora –me apresuré a decir—. No quise lastimarte.

Ella asintió levemente.

Me quedé sentado inmóvil tratando de no pensar en otra cosa que la esperanza de que Charles me entendería.

—Adrien –preguntó Bera—, ¿no has cambiado el destino de Scarlet ni el de Charles?

Negué con la cabeza.

—Sólo le dije que la cuide, que la proteja. No he dicho nada más. Ojalá entienda.
—Confía en Scarlet –dijo Halldora.
—Sí, debería. Pero Agravar… Él es muy astuto y peligroso. Todos corren peligro. No sé qué hacer. Cruzarme de brazos en este lugar sin poder hacerlo pedazos.

De nuevo la furia…

Las sombras volvieron a rodearme.

Bera apretó mi mano nuevamente, como si pudiera retenerme si llegado el caso las sombras me cogerían para llevarme a la oscuridad eterna.

Sonreí y sentí la calma llenarme poco a poco.

—Es que ustedes no entienden susurré—. Se lo prometí a Lucila antes que partiera hacia la luz. No puedo abandonarla. Pero… tienen razón… Confiaré en mi princesa.

Contemplé a mis dos hembras terrenales.

Los tres teníamos cuestiones que resolver. Halldora estaba feliz por Lenya y su unión con los Craig pero no había sido suficiente para que la luz la llevara. El pensamiento casi constante de la impunidad de Agravar cuando le quitó la vida la tenía a mal traer. Temía por nuestro hijo. Por otra parte, la tristeza de Rodion por no haberla podido salvar la tenía atrapada entre la angustia y la desesperación aunque había aprendido a controlarla. Últimamente, ella esperaba paciente a que llegado el momento podría despedirse de ese gran amigo y convencerlo de ser feliz sin remordimientos.

Bera mantenía la opresión en su pecho de no haber disfrutado a Sebastien. Ella ansiaba ese sueño de que la energía positiva y luminosa le permitiera vivir aunque sea unas horas con nuestro hijo. Sin embargo nunca se cumpliría si Bera no aprendía a apartar la desazón.

En cuanto a mí… Varios de los deseos se me cumplieron. Lenya y su hermano estaban unidos y se querían. Ambos habían compartido la melodía de un piano demostrándome que les gustaba estar juntos, además mi hijo menor había llegado a sentir la compasión por su hermano, y en un abrazo que para mí duró una eternidad había consolado a Sebastien cuando éste lo creyó muerto. La unión de los dos era perfecta, pero me quedaba algo por resolver y que me ataba al mundo… Agravar.

Sabía que si no se unían el malvado y poderoso vampiro terminaría con cada uno de ellos. Aunque Sebastien y Lenya me habían convencido que lucharían juntos contra cualquier mal, estaba mi pequeña Scarlet, mi hija del corazón. Una hija a la que adopté y que nunca hice diferencia. La amaba como si hubiera sido parte de mis entrañas. La gran pregunta era… ¿Ella sentiría lo mismo por mí?
Algo andaba mal entre Sebastien y mi princesa. No lograban entenderse y congeniar y eso jugaba en mi contra. No mencioné a mis hembras lo que tenía pensado hacer llegado el momento porque sabría que las pondría angustiadas y nerviosas. Sin embargo tenía decidido volver a través de los sueños cuando viera la oportunidad. Sebastien debía razonar por sí sólo porque no podía cambiar su destino, pero algo se me ocurriría para hacerlo entender que estaba obrando mal.

Charles.

Me desperté sobresaltado y salté de la cama. Me había recostado sobre el edredón haciendo tiempo mientras Margaret se preparaba para irnos a nuestra casa cerca de la costa, regalo de Sebastien.

Con la mano en el pecho abrí la puerta de mi habitación y salí a correr por el pasillo hasta llegar a la escalera. Miré hacia abajo y pude ver a Sebastien y Bianca que llegaban de ver a Sabina y su pequeño Yako.

Sebastien miró hacia lo alto y me vio.

—¿Ocurre algo, Charles?

Agitado por el sueño extraño que acaba de tener respiré hondo.

—No… Sólo que…

Él se acercó lentamente al pie de la escalera junto a Bianca.

Bajé cada peldaño como si los contara.

—Soñé con tu padre.
—Oh, Charles, querido… —susurró Bianca.
—¿Cómo estaba? ¿Lo viste feliz?

Negué lentamente con la cabeza.

—Creo que… está preocupado.
—¿Por qué? –se desesperó Sebastien.
—No sé mucho, fueron segundos… sólo sé que tiene que ver Scarlet.
—¡Chiquilla del demonio! –protestó—. Lo que faltaba, que por su culpa mi padre no descanse.
—No, no… No es culpa de ella –corregí.
—¿Cómo lo sabes? ¿Qué te ha dicho?
—Sólo dijo… Protégela Charles… y desapareció.
—Me encargaré de vigilarla.
—¡No! –protesté—. Él no apareció en tus sueños sino en los míos. Por algo debe ser.
—Charles, no tomes al pie de la letra los hechos. Entiende, Scarlet últimamente va y viene hace y deshace y ni siquiera la controlo.
—Es que no debe tratarse de eso. Tu padre no se veía enojado al nombrarla. Estaba angustiado. Conozco la mirada de mi amigo.
—Tú conocerás a tu amigo pero yo conozco a Scarlet. Es atropellada y bastante inconsciente. Ya has visto que tiene entre ojos a ese humano policía. Estoy seguro que nos traerá problemas.

Me senté en el sofá angustiado.

—No… Petrov me parece inofensivo. No le hará daño.
—¡Qué gracioso eres! Nadie le hará daño, es vampiresa dotada de una fuerza descomunal. Me preocupa que se meta en líos y nos deje expuestos.
—No… No creo que Adrien haya querido decir algo similar… Protégela dijo… ¿Pero de quién? –murmuré.
—Charles, ¿y si es sólo un imagen de representación de tu cerebro? –dijo Bianca sentándose a mi lado.
—No querida, me temo que no. Desde antaño los que creemos en la espiritualidad sabemos que los sueños son el único punto de contacto entre vivos y muertos. Aunque tu mente de científica no lo crea.

Bianca me sonrió.

—Mi mente de científica ha quedado muy atrás, Charles.
—Entonces cree que es la única forma que tienen ellos de comunicarse. Por cierto… Cuando pueden. Evidentemente debe ser difícil de lo contrario ellos se comunicarían permanentemente.
—Digas lo que digas ya mismo la llamaré.

Sebastien caminó nervioso de punta  a punta de la sala y cogiendo el móvil marcó un número. Lo acercó a la oreja y aguardó. Bianca y yo nos miramos.

Al cabo de menos de un minuto Sebastien cerró el móvil y bufó.

—¡Adivinen qué! No atiende el llamado.

Bianca se puso de pie y lo abrazó por la espalda.

—Cariño, debe estar en la Jefatura o de ronda.
—¡Charles! Ya estoy lista –dijo Margaret saliendo de la cocina—. Ya dejé preparado la comida para Douglas y… ¿Ocurre algo?

Me puse de pie.

—Amada mía, no podremos ir. Por favor no te enfades. Ha sucedido un imprevisto.
—Oh, ¿algo grave, querido?
—No, por ahora.

Conté en pocas palabras a Margaret lo sucedido y ella inmediatamente estuvo de acuerdo en postergar nuestro viaje a la cabaña. Sebastien intentó llamar a Scarlet otra vez.

—No te preocupes, tenemos tiempo de ir. En cuanto a Scarlet le ha dicho a Rose que hoy no le toca trabajar. Iría a pasar la tarde con la hermana de Grigorii, ese oficial amigo.
—Gracias Margaret, siempre tan comprensiva. ¿Entonces hoy no le toca trabajar?
—Por supuesto, hoy Scarlet tiene franco.

El sonido de un motor lejano nos puso alerta.
—Esperemos, quizás sea ella –susurré.

Margaret se retiró discreta no sin antes darme un beso en la frente.
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Efectivamente Scarlet llegó en un taxi. No era extraño que no surgiera materializándose en la sala ya que debía ser cuidadosa si se trataba de haber estado en el centro de Kirkenes. Podrían notar algo raro. Por supuesto que la cara que traía si era digna de observar. No se veía bien. Yo diría que una mezcla entre enfadada y nerviosa. Bueno… Todo empeoró cuando tuvo que intercambiar unas palabras con Sebastien.

—¿Me quieres decir de dónde vienes?

Scarlet lo miró y frunció el ceño.

—¿Te has vuelto loco? ¿De dónde crees que vengo? De la Jefatura.
—¿Ah sí?
—Sí. Y si no te importa subiré a mi habitación. Estoy cansada.
—Pues sí me importa. Me importa que no me mientas.

Scarlet se cruzó de brazos y lo miró desafiante.

—Bien, la próxima vez que quiera follar te diré con lujo de detalles.
—Cuidado con la boca, Scarlet. No me faltes el respeto.

Zapateó en el piso como caprichosa.

—¿Qué quieres que haga? Hay cosas que no deberías saber, que no puedo contarte.
—Entiendo, pero no debes mentir. Podrías avisar que te has ido a las cumbres. Porque… Has ido a las cumbres, ¿verdad?
—No hay vampiros en las cumbres, después de las heladas nada quedó. Tú lo sabes bien.
—¿Entonces?

Bufó.

—Estuve con Anne.
—Okay. ¿Ves? Qué fácil es decir la verdad.
—¿Me puedo ir?
—Sí.

Scarlet subió la escalera. Me excusé e intenté seguirla pero Sebastien me detuvo.

—Charles, por favor. Acaba de mentirme y estoy seguro que corres tras ella para apañarla.
—No digas eso –me acerqué a él.
—¿Qué quieres que diga? Mira la cara de preocupación que tienes y ella sólo se va de paseo por ahí.
—Bueno… Estaba con su amiga Anne.

Sebastien golpeó el piano con el puño.

—¿Y quién mierda es Anne? ¡Sólo sé que es la hermana de ese Petrov!

Bianca se acercó y puso una mano en el hombro.

—Cariño, Anne es una chica con problemas para socializar. Está encerrada. Vamos cariño, cuando te enojas no razonas.

Sebastien la miró con cierto aire de rendición.

—Bianca… Somos vampiros. ¿Entiende que es peligroso que una raza como la nuestra se muestre y no tome recaudos.

Crucé los brazos a la altura del pecho y protesté.

—Tengo entendido que fuiste tú hace decenas de años que se te ha ocurrido la idea de mezclarse entre humanos. ¿O me equivoco?
—Charles…
—No, contesta. ¿Ha sido tu idea o la de Scarlet?

Levantó las manos en señal de lamentarlo.

—Okay, veo que no nos pondremos de acuerdo. Pero espero que Scarlet no se meta en líos. De ahora en más encárguense ustedes de ella. Hasta aquí llegué, me libero de la ardua tarea. ¡Que tengan suerte!

Subí las escaleras en silencio un poco enojado con Sebastien por cerrarse de ese modo. Sin embargo entendía que tener la responsabilidad de llevar adelante todos los aquelarres de vampiros no era broma. Y eso que no contaba otros vampiros errantes que aunque los conocíamos vivían al margen de lo social y escondidos en recóndito lugares.

Al llegar a la puerta de la habitación de Scarlet golpee con tres golpecitos tímidos.

Abrió la puerta con cara de disgusto pero aflojó el rictus en cuanto me vio.

—Charles, ¿que necesitas?
—Necesito… Necesito que estés bien.
—Estoy bien. No te preocupes. Conozco a Sebastien y su carácter del demonio.
—No… Me refiero que quisiera que estuvieras bien en general. Digo… ¿Te sientes feliz?

Encogió los hombros.

—Depende el día. Creo que a todo el mundo le ocurre.
—Sí, sí claro… ¿Qué tal vas con Petrov?

Suspiró y clavó la mirada en el piso. Su mano en la puerta en actitud descansada. Como rendida diría yo.

—Todo igual. No he intentado nada con él salvo un beso una vez. Creo que es muy caballero o tímido, no sé. No te preocupes, no me acosté con él por lo tanto no lo mordí. Aún sigue dando vueltas por Kirkenes.
—Petrov no me preocupa…
—¿Entonces?
—No sé cómo explicarlo… Mira… Quiero que sepas que en mí puedes confiar.
—Lo sé.
—Bueno… Si tienes un problema con algún humano… O quizás te sientas triste… Puedes venir y hablar conmigo.
—Gracias. ¿Eso es todo?
—Sí…

Antes de retirarme y ella cerrar la puerta, me llamó.

—Charles.

Volví sobre mis pasos.

—Dime.
—Ustedes… Los Craig… sobre mis raíces… siempre me han dicho la verdad, ¿no es cierto?
—Por supuesto. ¿Por qué lo dices?
—Por nada en especial.
—Okay… Cualquier cosa estaré en mi habitación con Margaret.
—Lo tendré en cuenta.

Entré a mi habitación… Margaret sentada en la cama me miró preocupada.

—¿Qué está ocurriendo con Scarlet, Charles?
—No lo sé, querida. Pero no descansaré hasta saber que intentó alertarme mi querido amigo.










11 comentarios:

  1. Maravilloso capitulo, eres fantástica Lou deseando me has dejado de continuar leyendo por favor publica pronto más mucho más

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    1. ¡Gracias mi sol! Ojalá me dedicara a escribir, adoro hacerlo, lo sabes reina. Besotes y pronto capi lo prometo.

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  2. Ah que bueno el capitulo ya Scarlet le conto a la hermana de Grigorii sobre la verdad, que ira hacer después porque no reacciono bien, a esperar para ver que pasa, saludos Lou!!

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    1. Siiii Lau! Ya lo sabe Anne. Se enterará Grigorii? Yo creo que Anne es de confiar, hay que ver como toma lo de los vampiros. Un besazo tesoro y gracias!!!

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  3. Hola Lourdes, muy buen capítulo, siento que se va cociendo la trama de Scarlet y todavía pueden pasar muchas cosas, me preocupa su relación con Sebastien, pero confío en que todo irá bien al final. Gracias por compartir tu historia.

    Besotes.

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    1. ¡Hola Claudia! Muchas gracias. Si te preocupa Sebastien y Scarlet, lo bien que haces... En cuanto a que pasará al final, tú sabes me gustan los finales felices pero, para eso quizás falte y a lo mejor no todo el mundo saldrá bien parado. Un besote mi sol.

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  4. Uy pobre Scarlet veamos que paso me gusto que confiara en Anne . Te mando un beso y te me cuidas mucho.

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    1. ¡Hola mi sol! Seguro que Anne será una gran amiga. Te mando un besazo y que tengas muy buena semana amiga.

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  5. Hola, Lou... Creo que Sacrlet necesitaba hablar con alguien, confiar en alguien y ha elegido a Anne
    Anne le aconseja que no haga caso de Agravar... supongo que será por la mala experiencia que tuvo ella con su padre... ojalá Scarlet le hiciera caso porque su padre tampoco es bueno
    La reacción de Anne cuando se entera de que Scarlet es vampiresa es muy lógica... no es nada sencillo entender y aceptar algo así... si se lo cuenta a Grigorii, me parece que él no la va a creer
    Adrien está en el limbo y no quiere partir hacia la luz hasta no estar seguro de que sus seres queridos están bien
    Yo creo que Charles, gracias al sueño que ha tenido, cuidará y protegerá a Scarlet
    Sebastien está demasiado nervioso... pero estoy convencida de que quiere a su hermana
    Esto está muy interesante... me ha encantado
    Besos

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    1. ¡Hola tesoro! Tienes razón, Scarlet no tiene a nadie sino es Anne porque Agravar no cae bien a los Craig. Esta vez ni su hermano Lenya la apyaría. Así que esperaremos como logra llegar a la verdad.
      Adrien sufre dentro de lo que sabe que es posible. Si se altera demasiado las sombras se lo llevarán y ya nada podrá hacer. Confío en él y en Scarlet, veremos...
      Gracias por esos comentarios que siempre haces tan maravillosos y detallistas. Un beso grande cielo.

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  6. interesante eso de la espiritualidad de los vampiros, gracias lou,,,saludos

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