domingo, 9 de agosto de 2015

¡Holaaaa! Último capi del día de hoy. Recuerden mis queridos lectores que he subido tres capis hoy domingo 9 de agosto. El capi 24 en adelante. Al margen, blogger no me permite diferenciar letras y en negrita menos, buenooo... No sé, no tengo idea porqué. Lamento que tengan que leerlo de esa forma. Un beso grande a todos y las eternas gracias por sus comentarios. Lou.


Capítulo 26

Anthony Craig.

Sebastien.

Me materialicé en el estudio desde un rincón apartado del aeropuerto de Kirkenes. Deposité la maleta a un costado del escritorio y la notebook junto al spot de mesa. Me quité la chaqueta y desaté el nudo de la corbata. Me senté en mi cómodo sillón mientras me conectaba con Charles. Mi fiel amigo y mayordomo debía estar atareado con todos los movimientos sísmicos que había habido en la casa estos últimos tres días.

“Charles, llegué. Estoy en el estudio”.

Se conectó sin demora.

“Bienvenido al infierno Sebastien, ¿qué tal el paraíso polar?

Sonreí.

“Te necesito, ¿estás ocupado?

“Siempre lo estoy. Para ti no, por supuesto. Ya estoy contigo.”

Refregué con las manos la cara y mantuve la mirada fija en la madera lustrada del escritorio. Anthony… Madre mía, ¡qué complicación! Justo una hembra Gólubev.

Charles entró al estudio a los diez minutos y me miró sonriente.

-¿Todo bien, Sebastien?

-¿Todo bien, me preguntas? No, todo mal. No te gastes en comentarme los hechos principales, mi hermano me puso al tanto. Cuenta los detalles.

-Por ejemplo, ¿querido?

Tomó asiento y depositó un café caliente y de aroma penetrante frente a mí.

-Gracias.

-De nada.

-Quiero saber que dice Anthony de todo esto. ¿Se ha sabido por qué Svetlana no deseaba revelar el nombre del padre de su hija siendo un Craig?

-Mmm… Creo que Svetlana no cree estar al nivel de nuestro guardaespaldas, en cuanto a Anthony…

-Aguarda –lo interrumpí.

-¿Se cree mucha cosa para Anthony? Porque sí es así…

Esta vez me interrumpió él.

-No, no. No es así. Doy fe que Svetlana no tiene aires de grandeza, lo mismo los Gólubev. No pienses mal de ellos. Fueron nuestros amigos por miles de años.

-Lo sé. Pero para que sigan siéndolo necesito saber la verdad.

-Te repito. No ha sido por menospreciar a Anthony. Fue el miedo que la llevó a ocultarle a la niña. Ella misma se lo ha dicho en la cara.

-No me da ninguna certeza de que esté diciendo la verdad. Pudo haber mentido frente a él al verse expuesta.

-Cierto, puede haberlo hecho. Entonces, confía en mi instinto. Está enamorada la pobre y le ha salido mal el proyecto de llamarle la atención. Desde ya Anthony está furioso y dolido.

-A eso iba… ¿Anthony no quiere saber de Svetlana ni de la niña?

-¡Qué va! Se muere de amor por las dos. ¿Por qué crees que estoy feliz y no preocupado? Porque esto terminará en una boda y a lo grande. El amor entre ellos puede olerse. Confía en mí.

-Siempre lo hago. De todas formas eso de la boda está por verse.

-¿Crees que los Gólubev no acepten a un guardaespaldas de los Craig en la familia?

-No exactamente. Creo que nosotros los Craig veremos si aceptamos que Svetlana pase a ser una Craig.

Sonrió y me miró por unos segundos.

-Estás enojado, Sebastien. Y créeme, te entiendo. Te han tocado a uno de nuestros preciados chicos.

-Sí… Y no me gusta nada. ¿Sabes lo que son Ron y Anthony para mí?

-Lo sé.

-¿Alguna vez has visto que faltaran el respeto?

-No.

 -¿Qué protestaran por una orden?

-No. Sé quiénes son tan bien cómo tú.

-No es justo. Mis guardaespaldas nunca se han metido en líos de hembras, no me han traído nunca un problema de faldas como se dice comúnmente. Al contrario han estado siempre que los necesité.

-No me cuentas nada nuevo.

-Por eso, que no te extrañe como me siento. Svetlana será hija de mi amigo Mijaíl, pero engañó a Anthony.

-Por amor, Sebastien.

-Por el motivo que sea. ¿Qué ocurría si Anthony no estaba interesado? ¿Le importó? No. Ella sólo buscó cumplir su capricho.

-Ay Sebastien, no seas tan duro. Te repito que no es un capricho. Piensa, por amor se hacen cosas inimaginables.

Scarlet entró al estudio sin previo aviso.

-Buenos días.

Caminó hacia el sillón cerca de la ventana y cruzó las piernas. No tenía el uniforme de  policía sino lucía jeans y cazadora de algodón blanca.

La miré y arquee la ceja.

-Sí Scarlet, puedes pasar.

-Gracias.

-Estamos ocupados hablando de un tema importante –fruncí el ceño.

-¡Qué casualidad! También quiero hablar de un tema importante.

-¿Ha subido el costo de los zapatos en el Centro Comercial? –me burlé.

Hizo una mueca despectiva y continuó.

-Haré de cuenta que no escuchado tu broma de mal gusto. Vine para aportar sobre el tema de Anthony.

-¿Y qué tienes que aportar tú de ese tema tan delicado?

Observé que Charles me clavaba una mirada de reproche. Cierto que estaba de mal humor y la presencia de mi revoltosa hermana adoptiva no ayudaba.

-Pues verás, hablé con Anouk, y con mi característica inteligencia y astucia, logré sonsacarle la verdad a la menor de los Gólubev antes de que partiera.

-¿Qué verdad? –preguntamos al unísono Charles y yo.

-Svetlana le confesó que está enamorada de Anthony desde hace mucho tiempo. Ella lo buscó, Anthony no tiene la culpa. Cayó en sus redes. Svetlana es una hembra muy bella, obviamente no tanto como yo.

Fruncí el ceño.

-Al grano, Scarlet.

-¿Qué grano? No tengo ningún grano.

-Scarlet, es una frase dicha para señalar que no des vueltas y cuentes lo que sabes –le aclaró Charles.

-Aaaah, perdón, continúo. Como decía, Svetlana recurrió a ese  arti… arti… artilugio peeerooo también es cierto que está sufriendo mucho porque lo ama con todo su corazón.

-¿Eso dijo, Anouk? –pregunté.

-Sí. ¡Ah! Y que no le molesta después de todo que Anthony sea de la familia Gólubev. No quiere ver sufrir a su hermana.

Estallé de furia. Me puse de pie y golpee el escritorio con el puño.

-¡Pero quién se cree que es esta Anouk! ¿No le molesta? ¡Pero si tendría que agradecer de rodillas al Dios que se le cantara todos los días porque un macho como Anthony haya posado los ojos en su hermana!

Charles y Scarlet se sobrecogieron frente al golpe.

-Sebastien, por favor cálmate que Svetlana nada tiene que ver con los dichos de esa chiquilla inmadura –protestó Charles.

-¡Una pedante, eso es!

Bianca entró al estudio…

-Cariño, ¿Por qué estás tan enojado? Ni siquiera has subido a saludarme.

Con los brazos en jarro contesté arrepentido.

-Perdóname amor. Lo de Anthony me tiene mal.

-Oh, pobrecito, Sebastien. Está sufriendo. La ama tanto. No puede ocultarlo aunque lo desee. Y esa niña que ha comenzado a adorar.

Bianca se acercó y la refugié en mis brazos. Nos dimos un par de besos tiernos en la boca. Hubiera deseado llegar a la mansión y correr hacerle el amor, pero el dolor de Anthony realmente me preocupaba. La tristeza en los vampiros tenía consecuencias nefastas.

-¿No te molesta que quiera hablar con Anthony? Después subiré y seré todo para ti.

-Por supuesto que no me molesta, cariño. Te esperaré. Te amo.

-Yo también.

-¡Cuánto amor hay en esta casa! –bromeó Charles antes de retirarse discretamente.

Reí.

-Charles, por favor dile a Anthony que necesito hablar con él.

-Ya mismo.

-Y tú Scarlet…

-Yo me iré a la Jefatura, de lo contrario llegaré tarde.

-Lo bien que haces –contesté.

-Adió cielo –saludó Bianca.

Antes de cerrar la puerta y desaparecer con Bianca, Scarlet se giró y me miró con una mano en el filo de la puerta.

-Y el costo de los zapatos han subido. No te preocupes no gastaré de tu dinero. Venderé las joyas de mamá. ¡Qué tengas buen día!

……………………………………………………………………………………………….

Junto a la ventana de cristales reforzados observaba el maravilloso día de sol que gozarían los humanos. Me hubiera gustado pasearme sin problemas bajo los frondosos pinos y realizar una larga caminata por los jardines junto a Bianca. ¡Qué bonitas flores había plantado Charles! Según mi padre, a mi madre le encantaban los narcisos y los geranios. Sí… Le hubiera gustado caminar por los jardines de la mansión. Si mi padre la hubiera convertido a tiempo, quizás saldría de las cumbres y vendría a visitarme a menudo… Mamá… Aún no olvidaba la dulce voz y el breve contacto que había mantenido con ella. ¿Estará viéndome desde un rincón de este estudio aunque no pudiera verla? ¿Y mi padre? ¿Aprobaría mi dirección y manejo de los aquelarres? ¿Qué haría él con los Gólubev en caso de que rechazaran al hijo de su guerrero y amigo? Cortaría relaciones. Sí… eso haría. Nadie tocaría ni haría daño a un Craig. Porque Anthony era un Craig.

Los golpes en la puerta me sobresaltaron. Estaba tan sumido en el pasado que los llamados me tomaron por sorpresa, aunque sabía quién estaba tras la puerta.

-Pasa Anthony.

La puerta se entreabrió.

-Permiso Sebastien.

Sonreí y señalé el sillón frente al mío, escritorio por medio. Titubeó y finalmente se sentó. Mi guardaespaldas no era un macho retraído y vergonzoso, por el contrario siempre miraba a la cara y fijamente a los ojos de quien tuviera delante. Esta no fue la excepción, aunque el abatimiento se podía palpar en el aire.

-Yo… -comenzó apenas tomé asiento frente a él-. Yo quisiera comenzar primero.

-Adelante, tienes la palabra.

-Yo… Voy a hacerme cargo de mi hija en todo lo que necesite. Nada le faltará aunque tenga que pedirte un préstamo.

Lo observé en silencio con los codos apoyados en el escritorio y los dedos entrecruzados a la altura de mi boca.

-Me haré responsable de Milenka como debe ser.

-Nunca dudé que no lo hicieras, Anthony. ¿Crees que no te conozco?

Bajó la vista por unos segundos.

-En cuanto al apellido, no quiero forzar a Svetlana a que la niña lleve un apellido desconocido perteneciendo a los Gólubev.

-¿Craig,  te parece un apellido desconocido?

Me miró fijo.

-Me refería a mi apellido, al de mi padre.

-Ah…

Me guardé lo que pensaba para más adelante. Me urgía saber algo más importante.

-Dime Anthony, ¿amas a Svetlana? ¿Estás enamorado de ella?

-Eso no tiene importancia.

-Para mí, sí.

Bajó la vista y noté la tensión en su rostro. Su boca quiso pero no pudo.

-¿Amas a Svetlana, Anthony?

-Sí.

-Bien.

-Yo… Quiero agradecerte por el apoyo que me brindan los Craig.

Arquee la ceja mientras lo escuchaba…

-No sé si otro aquelarre hubiera hecho lo mismo por mí. Gracias, Sebastien.

Me recosté en el respaldo mientras lo observaba.

-Anthony… No estoy actuando por obligación. Dar la cara por ti no es un esfuerzo. Quiero que te quede claro.

-Sí, señor.

-¿Svetlana dijo que te amaba?

-Algo de eso dijo sí…

-¿Le crees?

Calló.

-¿Le crees? –repetí.

-Tengo miedo que sean mis deseos los que ven amor en sus ojos. Ella asegura que está enamorada de mí desde hace muchos años. No sé…

Abrí el cajón y quité la caja de cigarrillos y el encendedor. Le ofrecí uno a Anthony. Aceptó.

Encendió el cigarrillo y lo imité.

-Tu padre al igual que el padre de Ron fueron grandes guerreros y guardaespaldas de mi padre, Anthony. Eso lo tienes claro, ¿verdad?

-Estoy orgulloso de él.

-Me alegro. Me gustaría saber porque no vas por la vida demostrándolo. Para una hembra no hay nada mejor que un macho con esos antecedentes, y digamos que eres un calco de tu padre.

Calló.

-¿Hay algo que yo no sepa, Anthony? ¿Algo que te jodió lo suficiente para no creerte que eres una gran macho de valor?

Se mantuvo en silencio mirándome a la cara. Después negó con la cabeza.

Volví a recostarme en el sillón y pensativo con dos dedos sobre mis labios medité.

-Una vez pregunté a mi padre porque los Huilliches no debían pisar la mansión salvo por algún motivo en especial.

Bajó la vista.

-Fue una orden que respeté. Una de pocas que no le he pedido explicación. Será porque algo me dijo que era una decisión acertada.

Respiré profundo.

-Ellos volvieron después de mucho tiempo. Cuando falleció mi padre, ¿recuerdas? Después asistieron a mi compromiso y matrimonio con Bianca, no todos claro. Sólo la pareja principal del aquelarre.

Me miró a los ojos.

-Quiero olvidar esa parte de mi vida que tanto me hizo sufrir, Sebastien. Por favor.

-Okay. Respetaré tu silencio. Sólo nos haremos una promesa tú y yo. Tú prometerás pensar sobre tu sentimiento de inferioridad ante ciertos seres y tratar de jugarte con el corazón comenzando de cero. Y yo, te prometo que si Svetlana jugó contigo, los Gólubev no pisarán más la mansión.

-Eso no, Sebastien. ¿Quién soy yo para armar todo este el lío y tirar abajo tantos años de amistad?

-¿Quién eres, Anthony? Eres un Craig.

El móvil vibró en mi bolsillo.

-Discúlpame, Anthony.

-Mi guardaespaldas intentó ponerse de pie para dejarme en privado pero lo detuve.

-Siéntate.

Miré el display… Mijaíl…

Presioné el altavoz y hablé.

-Mijaíl, buenos días.

Anthony me miró.

“Sebastien, buenos días. Lamento molestarte. Necesitaba hablar contigo. En realidad… Ofrecerte mis disculpas. Sabes el motivo, ¿verdad?”

-Lo imagino, Mijaíl. Te escucho.

“Sinceramente hubiera preferido acercarme hasta Kirkenes, pero estoy en la petrolera por un asunto delicado. De todas formas estaré en cinco días en Moscú.”

-No te preocupes, ya nos reuniremos. Me alegro que hayas llamado. Sé que no debe ser fácil para ti. Te noto angustiado.

“Es que… A veces los hijos nos dan disgustos… Yo… quiero que sepas que a pesar de todo estoy feliz con Milenka, la amamos."

Miré a Anthony.

-Su padre también la ama, te lo aseguro.

Hubo unos eternos segundos de silencio, los cuales odié. Tampoco quería terminar una relación tan estrecha con los Gólubev, deseaba que todo terminara bien. Para ello, Mijaíl debía decir a mi parecer lo correcto.

“Me tranquiliza saberlo. A pesar de todo es una buena noticia.”

Arquee la ceja y tragué saliva. No sólo por la espera de esa respuesta que anhelaba, sino porque Anthony estaba escuchando toda la conversación. La verdad… que me jugué entero.

-¿A pesar de todo, Mijaíl? ¿A qué te refieres? ¿Por qué la niña es hija de mi guardaespaldas?

Noté la tensión y el temor de Anthony.

“¿Cómo crees, Sebastien? Me refería a la hazaña que recurrió Svetlana para atraer a Anthony. Se equivocó, Sebastien. Nadie puede sostener una relación por medio de un embarazo. ¡Qué diablos me importa a que se dedique el macho que ama mi hija! ¿Es qué no me conoces?”

Respiré hondo disimuladamente y redoblé la apuesta.

-¿Svetlana te ha dicho que lo ama?

“Mi hija está enamorada desde que tenía dieciséis años, Sebastien. Yo y Sasha sin saberlo. No sé, querido. A veces pienso que mis propios hijos no confían en nosotros.”

-No lo tomes tan a pecho –sonreí-, Tengo lo mío con Douglas y Numa, no te creas. De todas formas me alegro que hayas llamado. Estoy seguro que todo se arreglará para bien de los dos aquelarres.

“Ojalá, Sebastien. Me gustaría hablar en algún momento con el padre de Milenka. Saber sus intenciones.”

-Sus intenciones son las mejores, Mijaíl. Como serían las de cualquier Craig. ¿Te encontrarás en Moscú el fin de semana?

-Sí, claro que sí.

.-Espéranos. Te haremos una visita. Hasta pronto Mijaíl, mis saludos a Sasha.

 “Gracias, lo mismo para Bianca. Será un placer recibirte, como siempre.”

Cuando corté la comunicación observé a Anthony.

No podía adivinar qué pasaba por su cabeza pero al menos no tenía ese gesto preocupado combinado con la angustia.

-Ve, Anthony. Puedes preparar tu viaje con tiempo. En unos días irás con nosotros a Moscú.

-Gracias, Sebastien.

-Por favor, le dices a Charles que lo necesito.

-Sí, por supuesto.

-¡Aquí estoy! ¿Me necesitabas?

Charles abrió la puerta en cuanto Anthony se puso de pie. Fruncí el ceño.

-¿Estabas escuchando tras la puerta?

Su boca se abrió de espanto.

-¿Cómo puedes acusarme de algo así?

Arquee la ceja.

-Con permiso.

-Ve, Anthony.

Cuando la puerta se cerró Charles tomó asiento en el sillón donde había estado sentado Anthony segundos antes.

-Tú dirás.

-Estuve pensando que los Craig no tenemos un distintivo que llevemos encima.

-Tenemos un símbolo, el león de oro con ojos de rubí en dos escudos. Uno aquí ,y el regalo de Lenya para tu boda, en la sala.

-Sí, lo sé.

-¿Crees que los Craig necesitan llevar un símbolo para que otros aquelarres sepan quiénes son?

-No. Pero pienso que los tiempos han cambiado y que además de aquelarres amigos tenemos alguno[KY1]  que otro vampiro errante dando vueltas por ahí.

-Cierto.

-Ya no corren tiempos como la época de mi padre, Charles. Los vampiros poco a poco se han ido alejando de las reuniones esporádicas en las cumbres, por consiguiente, también de las normas.

-¿Y un símbolo será suficiente?

-Claro que no. Un símbolo que lleven los Craig será el comienzo.

-Tienes razón. ¿Qué propones?

-Un anillo.

-¡Qué original! –bromeó.

-¿Acaso se te ocurre algo más práctico?

-Pues un colgante de las características de la cabeza de león en oro supongo que sería incómodo. Un prendedor en la solapa no siempre podríamos llevarlo encima, un brazalete no iría con el gusto fino y elegante y a Scarlet le daría un ataque. Sí, un anillo es perfecto.

-Bien. Quiero la cabeza de un león en oro puro, dos rubíes pequeños como ojos. Finamente labrado, confío en tu gusto. Para las damas deberá ser más delicado.

-Perfecto.

-Vete a Oslo ya mismo. Encárgalo en Cartier.

-Muy bien.

-¡Ah! Necesito tenerlo en cuatros días.

-Mmm… No sé si aceptarán.

-Pagaremos el triple si es necesario. Verás como sí tendrán las joyas cuando lo deseemos.








3 comentarios:

  1. Qué buena la decisión de Sebastien de llevar un símbolo para la casa Craig, me gusta mucho. Y desde luego que me alegra saber que Anthony tiene el camino allanado para resolver todo ese asunto, es bueno que la familia de Svetlana sea tan justa, o casi todos. A ver qué pasa.

    Gracias de nuevo por compartir tu historia, amiga.

    Besos.

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  2. Tenia que llegar la cabeza de la familia para calmar esos animos, que bueno que Sebastian le aclaro a Anthony que él es de la familia, no se tiene que dar por menos todos son iguales y que también se entero que Svetlana lo a querido siempre, y que la familia de ella es bien justa, super bueno el capitulo mil gracias Lou por estos 3 capítulos!!

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  3. Hola Lou... Sebastien estaba más que dispuesto a defender a Anthony frente a los Gólubev... pero no ha sido necesario
    Mijail se ha comportado con mucha corrección
    Me he reído mucho con el "grano" de Scarlet
    Una fabulosa historia, Lou... solo puedo felicitarte y volverte a felicitar
    Besos

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