viernes, 15 de mayo de 2015

¡Holaaa! Dos capítulos para ustedes. El capi 9 y capi 10. Es decir que deben leer el anterior para entender el orden de los sucesos.
Les dejo una divertida reunión de chicas. Disfruten y muchas gracias.


Capítulo 10
Reunión de chicas.

Bianca.

La noche era demasiado corta en Kirkenes. Mayo, una estación del año típicamente primaveral, mostraba en las breves horas nocturnas todo su esplendor. No sé… Quizás era yo… Ahora que la oscuridad era mi refugio y los rayos de sol mis enemigos, tal vez disfrutaba con más ahínco lo que tenía al alcance.

Caminé por el pretil de los grandes muros con la agilidad de un gato. Mis ojos se elevaron al cielo donde una deshilachada aurora boreal se desvanecía en el horizonte. Me detuve. Respiré profundo. El olor a resina de los pinos entró por la nariz y pareció renovarme. Era un aroma a verde, a hojas y retoños nuevos. Mezclado el aire traía consigo el olor a tierra húmeda… ¿Qué más? Un aroma desconocido… Desagradable… Pero no era a lobo.

Cerré los ojos y me concentré en la brisa. Era orina de animal. Abrí los ojos y miré hacia el bosque. Mi iris borgoña paseó detenidamente entre los árboles y un poco más allá, entre los cipreses y coníferas de la abundante vegetación.

Los vampiros teníamos buena vista nocturna pero no como los lobos. Nuestro mayores sentidos eran el olfato que compartíamos con los licántropos, y el oído… virtud inigualable a cualquier ser vivo. Aun así, vi primero su sombra escuálida en cuatro patas. Al moverse bajo los rayos de luna, un bello zorro gris marcaba su hegemonía en algunos troncos. Era su forma de decirles a las hembras que allí estaba él.

Sonreí. Miré hacia mi espalda la mansión de los Craig. Mi mansión. Recorrí los ventanales abiertos de par en par de toda la planta alta. Sebastien estaba apoyado en el marco izquierdo de la ventana de nuestra alcoba. Sabía que me cuidaría aunque Ron y Anthony estaban muy cerca recorriendo el parque. Ojala hubiera podido sentirme lo suficientemente segura como para tranquilizar a mi marido y decirle que no tendría porque protegerme con ese afán, pero lo cierto es que ni yo sabía cuanto tenía de razón en permanecer cerca de mí. Él era el vampiro por excelencia y yo una novata.

Lo miré y sonreí. Él no tardó en corresponderme y me guiño un ojo. El aullido de un lobo se escuchó y traspasó todos los silencios del bosque poniéndome la piel de gallina y en estado de alerta. Sebastien me clavó la mirada y yo a él. Nuestros enemigos, príncipes del bosque, afianzaban su territorio. Otro aullido más lejano le siguió, después otro más. Un lobo alfa llamaría a la manada. Claro que éstos eran uno de los tantos lobos salvajes que reinaban nuestros montes. Como aquellos que me rodearon para devorarme cuando me perdí en Kirkenes. Me preguntaba después de tanto tiempo si Charles había sabido que golpearía su puerta pidiendo ayuda. Recordaba ambas sombras masculinas antes que pudiera escapar. Los seguí ante la desesperación, los llamé, y desaparecieron. Sin embargo si me ponía a pensar detenidamente ellos no desaparecieron caprichosamente por un costado de la ruta para huir de mi vista. En realidad ellos siempre quisieron que los siguiera. Así terminé en las puertas de la mansión.

No dudaba que Charles tenía mucho de visionario aunque no viera el futuro. Serían los años de experiencia que le permitían anticiparse a lo que era bueno o malo para los Craig. No se había equivocado… Había resultado algo muy bueno.

Sonreí mirando a Sebastien y tiré un beso a la distancia. Él hizo ademán de atraparlo en el aire y llevó la mano a su corazón.

Demonios, estaba perdida de amor por ese vampiro.

Miré la lejana estrella de destellos rojizos. Marte… Mi Marte.

El ruido de un motor acelerando se escuchó a lo lejos. Cerré los ojos para determinar cuan lejos estaba. No muy lejos… Cuando abrí mis ojos Sebastien estaba bajo el muro. Ron y Anthony no tardaron en llegar de lados opuestos y caminar por el pretil como felinos hacia mí. Bueeenooo, ¡caramba! ¡Protejan a la reina del colmenar! El motor se fue apagando y mis tres vampiros quedaron en absoluta quietud. El aroma de lobo se percibió y giré mi cabeza hacia la ruta bordeada por el bosque.

-¿Por qué se habrá detenido? –murmuró Anthony.

Ron levantó el dedo índice e inclinó la cabeza levemente.

-Está fallándole el motor.
-¿Quién puede salir a estas horas de la madrugada? –se inquietó Sebastien.
-En dos horas amanecerá –dijo Anthony-. Podría ser cualquier guardabosque que releva el cargo o mismo cualquiera de la reserva de lobos.
-¡Bernardo! –exclamé.

Respiré hondo pero el aroma a lobo no me llegó. ¿Habría entrado a la furgoneta y por eso no llegaba su olor?

Inmediatamente el motor volvió a encenderse.

-Parece que tu amigo tuvo suerte –sonrió Ron.
-Aguarden, aún no sabemos si es Bernardo –alertó Sebastien-. Bianca, porque no entras, nos quedaremos aquí a esperar que el vehículo se acerque.
-¡Pero Sebastien!
-Bianca, por favor.

Apreté los puños con rabia, salté del muro, y caminé hacia mi hogar. ¡Qué fastidio ser una vampiresa neófita! No… ¡Qué fastidio tener a Sebastien como guardabosque!

Al entrar Rose y Sara cuchicheaban cerca de la chimenea.

-¡Hola Bianca! Ven, acércate.

Me aproximé aun con un poco de fastidio por los cuidados exagerados de mi marido. Sin embargo antes ese par de sonrisas pícaras logré olvidarme del mal momento y contagiarme de su alegría.

-¿Qué cuentan? –pregunté, cuando estuve junto a ellas.
-Estamos armando la reunión de chicas. ¿Querrías participar?
-¡Por supuesto! ¿Dónde la haremos?
-Bueno, esa es la cuestión –susurró Sara-, Rose dice que no sabe si todos los machos se irán de la casa. Lo creo improbable.
-¿Es necesario? Las paredes tienen aislante.
-Sí, serviría si cada uno está en lo suyo y en sus habitaciones. Sin embargo, si alguien merodea la sala podrá escuchar lo que hablamos en la cocina si pega la oreja en la puerta –aseguró Sara.
-Viniendo de los machos puedes esperar todo –retrucó Rose.
-Es cierto Bianca, ellos nos critican pero son muy chusmas y curiosos –sonrió Sara.
-¡Mucho más! –agregó Rose.
-¿Qué tal el parque? –pregunté.
-Amanecerá pronto –dijo Sara.
-¡Qué tonta! Lo olvidé.
-¿En la habitación de Liz? –insistí, no dispuesta a renunciar de nuestro tiempo femenino.
-Está muy próxima a la de Lenya –dijo Rose.
-Pero Lenya se irá a la madrugada, casi amaneciendo, a la Isla del Oso con Sebastien. Tomarán un avión para las cuatro y media. No pueden esperar demasiado según mi Dios de Kirkenes. Su socio lo ha llamado repetidas veces.
-¡Aaaay mi Dios de Kirkeneeees!

Scarlet bajó la escalera corriendo y riendo ante mi frase.

Fruncí el ceño aunque me daba gracia que Scarlet pareciera una niña siempre saltando eufórica.

-Oyee, tú no tienes un Dios de Kirkenes como yo –bromee.

Llegó hasta mí y me sacó la lengua cuestión que seguí su juego y la empujé, riendo.

Por supuesto que con mi fuerza Scarlet desprevenida terminó sentada en la alfombra con los ojos asombrados.

-Ay discúlpame, lo siento, lo siento –corrí ayudarla ante el ataque de risa de las dos.

-Bianca –rio Rose-, te pedimos que recuerdes que ya no eres humana, por las dudas.

Reí.

-Lo siento, de verdad.
-Bueno niñas ¿qué haremos con nuestra reunión? –preguntó Sara.
-¡La reunión de chicas! ¡Siiii! –exclamó Scarlet.
-Sssssh, Scarlet, hay machos en el jardín y en la casa –murmuré.
-Después de todo tenemos derecho como ellos –dijo Rose.
-Lo sé Rose, pero harán lo posible por escuchar si saben que nos reunimos.
-Tienes razón.
-La haremos dentro de unas horas cuando Sebastien y Lenya no estén. Al menos dos descartados –dijo Rose.
-Nooo, ¡no podré estar!
-¿Por qué, Scarlet? –pregunté.
-Porque ahora estoy cubriendo el día.
-¿Cómo es eso?
-Largo de explicar, Bianca No me lo recuerdes patrullaré de día en un móvil policial porque al comisario se le metió en la cabeza que la noche era peligrosa para mí.

Sara y Rose rieron.

-¡Pobre infeliz!
-¡Sí, pobre de él!
-Escucha Scarlet, me preocupa que te expongas al sol.
-No te preocupes “hermanita”, no saldré sin ponerme el odioso bloqueador.
-No, no, no, yo misma quiero ver cada vez que salgas si te lo has puesto como corresponde –dije preocupada.

Sonrió.

-Te quiero, Bianca.
-Yo también, cariño.
-¿Entonces? Tenemos que estar todas –dijo Sara.
-Sí, eso como regla. Aunque no podamos por ahora, nadie de las chicas quedará afuera –aseguré.
-¡Qué pena! Hubiera sido ideal si Scarlet no tendría que ir. Marin está por llegar y por Liz no hay problema porque renunció a su trabajo.
-¡Tengo una idea!

Todas seguimos con la mirada a Scarlet abalanzándose al aparato de teléfono que estaba arriba de una mesa pequeña y alta.

Continuamos en silencio mientras ella discaba muy concentrada. Carraspeó aclarando la voz y a los pocos segundos habló…

-Hola, ¿Jefatura de Policía?

Su voz parecía de ultratumba. Como si la hubieran golpeado.

-¿Qué tal? Disculpe… Habla –tosió repetidas veces-, habla Scarlet Craig. Quisiera avisar que he amanecido con fiebre –tosió otra vez-, y mucho resfrío. No puedo presentarme a trabajar –imitó un estornudo-. Le agradezco que informé al comisario, por favor… Gracias.

Reímos.

-Miren esta mocosa lo rápido que aprende las excusas humanas –dije con los brazos en jarro.

En ese momento Sebastien abrió la puerta seguido de Bernardo.

-¡Eeey! ¡Amigo!

Él caminó hacia mí y me abrazó fuerte.

-¡Qué bien! ¿Has pasado a saludarme?
-Sí amiga. Buenas noches a todas.
-Buenas noches –respondieron al unísono.
-¿Tomas un café? Aún no he probado que tal me sienta pero puedo hacerlo en tu compañía.
-OH, Bianca, lo lamento pero voy al mercado Central por carne y hortalizas. Sólo pasé a saludarte y corroborar que estuvieras bien.
-Gracias. ¿Y Sabina y Gloria?
-La cuido como a mi vida, Bernardo. No te preocupes –interrumpió Sebastien herido en su orgullo.
-Lo sé. Pero tú sabes, después de pasar la angustia de hace días, imagínate.
-Querido amigo… -murmuré abrazándolo.
-Prometo que vendré el fin de semana. Mis chicas quieren verte y ver a Douglas.
-Vale, los esperamos, ¿verdad Sebastien?
-Por supuesto. Será un placer. Mientras Bianca no tenga que salir.
-OH, ¿Bianca aún no puede salir?
-No –contesté secamente.

Mi querido amigo supo que no estaríamos de acuerdo con Sebastien sobre tanta sobreprotección, así que dejó el tema con disimulo.

-Nos veremos el fin de semana y traeré algo rico. Una tarta de frutillas que tanto te gus… -se detuvo en seco.

Reí.

-Puedes traérsela a Douglas. Él por ahora es el único que goza del placer de la comida.
-¡Muy bien! Buenas noches, entonces.

Lo abracé y me abrazó con fuerza. Aunque no demasiada como para hacerme daño. ¿Me haría daño su fuerza? La verdad habría que medirse en medio de una lucha. Pero eso jamás, jamás, iba a ocurrir.

…………………………………………………………………………………………………………

Eran las ocho de la mañana cuando todas nos reunimos en la cocina. Lenya y Sebastien ya no estaban. Rodion había decidido acompañarlos para conocer la Isla y los detalles de la empresa. Numa estaba rindiendo su bendita última asignatura de la Escuela Superior y por supuesto su amigo Douglas había ido con él para no dejarlo solo.  Ron y Anthony cuidaban el parque. Y lo más curioso fue el viaje de Charles a Kaliningrado. En realidad no tan curioso. Allí había encontrado el psiquiátrico donde se hallaba mi padre y seguramente iba tras su pista o algún dato que lo llevara hasta él.

Suponía que la sesión de Dimitri no había pasado desapercibida sólo para Sebastien sino para Charles, estaba claro que querría ayudar de todas formas. Aunque no hubiera escuchado la sesión, era un vampiro muy inteligente.

La reunión comenzó con toda tranquilidad y juicio. A los diez minutos la tranquilidad se convirtió en bullicio y el juicio escapó a algún lugar de la casa.

-¡Hablemos de machooos! –fue el grito que escapó de la garganta de Marín.

Dicho sea de paso la desconocía. ¿Qué había comido esta chica en la mansión?

Liz estaba más recatada que otras veces, sabía la razón, aunque también reía divertida. En otro momento hubiera sido la voz cantante. Como nos cambiaba la vida… Como nos cambiaba el amor… Mis primas dos polos opuestos, y ahora lo mismo. Sin embargo quien había tenido desenfado y diversión en las chispas de sus ojos, estaba decaída. Por otro lado quien era tímida y recatada le faltaba bailar sobre la mesa. Y sí… A las dos les había dado cupido en el centro del corazón con diferentes resultados.

-Bueno, ¿quién comienza? –pregunté recorriendo los rostros de cada una.

Scarlet que estaba sentada sobre la mesada de la isla, en el extremo opuesto a Margaret, hizo su primera confesión.

-Creo que estoy enamorada de un macho humano.

Rei.

-Ya lo seee. ¡De Pretov!
-¡Siiiiii! Pero estoy enojada con él y quiero que me aconsejen.
-¿Por qué te has enojado? –preguntó Liz.
-Porque le ha comprado un regalo a su hembra, se llama Anne. Y la odiooo.
-¿Te lo ha dicho? –preguntó Sara.
-No, no he hablado con él directamente. Estaba presente cuando se lo contó muy sonriente al comisario. Dijo que guardaría el regalo en su oficina. Si lo llevaba el día anterior a su cumpleaños la tal Anne se lo descubriría. Y Anne no es nombre de macho que yo sepa. Así que… Entré cuando no estaba el comisario y robé el obsequio… ¿Se dice así a los regalos?
-Sí, obsequios, muy bien. Pero Scarlet, ¿has entrado a la oficina del comisario sin estar él presente? Te traerá problemas –repliqué.
-¡Qué no! Soy una vampiresa sé como hacer las cosas sin que me descubran.
-Tiene razón Bianca, no juegues con fuego –dijo Liz.
-¡Estoy muy furiosa chicas! Porque él me besó en la puerta de la mansión.
-¡Ah oye! Eso está pésimo –contesté- Si tiene mujer no debió hacerlo.
-Espera Bianca no lo condenemos –dijo Margaret-. Quizás tiene mujer y se enamoró de Scarlet. Pues que puede hacer ante el amor.
-Nada… -murmuró Liz.
-¿Qué puede hacer? Pues fíjate que tendría que blanquear la situación. Dejar su mujer después de hablarle claro y comenzar la relación con Scarlet.
-Coincido –aseguró Liz, nuevamente.
-De todas formas me he vengado.
-¿Qué has hecho con el regalo? –preguntó Rose.
-¿Qué le ha comprado a su hembra? –se interesó Margaret.
-Un… -se quedó en suspenso moviendo las manos en el aire-. ¡Ay! Un… ¿Cómo lo digo?
-¿No sé cariño, no tengo idea que será? –contesté.
-¡Una joya! –dijo Marin.
-No…
-¿Una prenda de vestir? –preguntó Rose.
-Mmm… No, tampoco.
-¿Un perfume? -dijo Liz.
-¡Liz, ya sé que es un perfume! –protestó Scarlet-. Era una caja chata y muy grande. Tenía… Espacios con pinturas de colores y pincel como usamos para maquillarnos pero muuuy grande.
-¿Una paleta de pintar dibujos? –preguntó Sara.
-Con toda seguridad –afirmé.
-Entonces debe ser un lienzo y la paleta de pinturas –aseguró Liz.
-¡Qué importa chicas! Es un cabrón y punto –dije enojada- Pregunto yo… ¿Qué has hecho con el regalo?
-Lo rompí y lo tiré.

Arquee una ceja.

-Scarlet, ¿estás segura que era para su mujer?
-Mmmm…
-Bianca, si hubiera sido para su madre no hubiera dicho Anne. Si hubiera sido para una prima o amiga no hubiera dicho que vivía con él –agregó Liz.
-Siiii, recordemos chicas que Scarlet dijo que ella lo descubriría si lo llevaba  a la casa –dijo Marin.
-Está más claro que el agua –dijo Margaret.
-Bueno… De todas formas repito, no te arriesgues así por él. Llevas el secreto de los Craig como responsabilidad –dije preocupada-, además no evitará que deje de amarla.

Scarlet frunció el ceño.

-¿Y ahora que haré?
-Por lo pronto esperar que no sospeche. Sólo el comisario y tú sabían lo del regalo –afirmé-, Pretov es muy inteligente.
-Dime Scarlet –preguntó Sara-, ¿vale la pena Grigorii? Quiero decir… En cuanto a su físico… Tú sabes… ¿O es qué no sabes como viene de armamento? –sonrió pícara.
-Lleva una nueve milímetros –contestó muy inocente.

Reímos.

-Scarlet, Sara te pregunta sobre su miembro… ¿Entiendes? –murmuré sonriente.
-Aaaaaaah, jajajajaja…. Síiiii… Bien… Mmmm… -cambió el gesto feliz a uno preocupado- No sé mucho. Cuando me besó le creció el bulto. Pero eso pasa en todos los machos.
-¿Creció mucho? –preguntó Marin.

Sara interrumpió.

-Una vez, me aparee con un macho que la tenía, ¡así! –sus manos mostraron unos veinticinco centímetros sobre la mesada y todos los ojos se abrieron.
-¡Eres una hija de perra! ¡Qué suertuda eres! –aplaudió Liz.
-¡Bah! Yo también… Bueno quizás un poco menos –rio Rose.
-¿Dónde habita ese vampiro? –preguntó Scarlet.

Reímos.

-En Chile. Es de los Huilliches –contestó Rose, ufanándose por la experiencia.
-Lo lamento, al mío no lo encontrarán. Lo mató la helada, era guerrero de Adrien –contó Sara.
-¡Qué injusticia! –bromeó Margaret.
-Bueno chicas, tampoco me admiro de algo así. Tengo lo propio en mi alcoba –dije sonriendo.
-¡Cuenta! –exclamó Sara.
-¡Estás loca no diré nada de su líder!

Todas comenzaron a golpear con la palma de la mano la mesada de la isla.

-¡Cuenta! ¡Cuenta! ¡Cuenta!
-¡Qué nooo! –reí.
-¡Eso no vale! –protestó Liz-. Aquí en la reunión no hay líder que valga.
-¡Qué no, Liz! Está su hermana –protesté en un ataque de risa.
-¡No quiero escuchar! –gritó Scarlet, tapándose los oídos.
-De todas formas queridas mías, no importa sólo el tamaño. Tienen que saberla usar –rio Margaret.
-¡Pero es un pene no un artefacto de cocina! –rio Sara.
-Ah queridas, que poco saben –se ufanó Margaret.

Margaret rio sentada en el extremo de la isla. A su lado Rose se puso de pie.

-¡Ya regreso!

Todas la seguimos con la mirada hasta que desapareció.

-No te tardes, ¡eh! –gritó Sara.
-Sé a lo que te refieres, Margaret –agregó Liz-. Tuve un novio tan tonto que me aburría en la cama. Sin… digamos que… Nada de inventiva.
-¿Para qué quieres tú la inventiva con estos centímetros? –dijo Sara, volviendo a mostrar el tamaño.

Reímos.

-Es que a algunas nos gusta la variedad. No sé… Distintas posiciones… Fantasías…
-Aaaah, ¡entiendo! –contestó Sara-. Hay hombres más tímidos y dejan que manejes el sexo tú.
-¡Calla, que no es un coche! –rio Marin.

Rose entró a la cocina escondiendo algo a su espalda.

-¿Qué traes ahí? –preguntó Scarlet.

Caminó con andar felino y con una sonrisa en los labios. Descubrió la caja que tenía en sus manos y la depositó en el centro de la mesada.

Nos miró a todas con diversión y lentamente dejó ver su contenido. Un vibrador tamaño real, bueno más que cualquier real.

Scarlet dio un grito.

-Aaaay, ¿a quién le has cortado el pene?

Todos estallamos en risas.

-Scarlet, es de mentira, es una imitación del miembro viril. Y me alegro que no hayas gritado polla –reí.
-Nooo, Me has dicho que es mala palabra.
-¡Bien! –sonreí- Ahora… ¿Para qué te has comprado esto? –pregunté arqueando la ceja. No habla bien de Numa.

Se sonrojó.

-No se trata de Numa. No es impotente. La usamos juntos.
-Parece de músculo y piel –se asombró Marin acercándose más.
-Sí, es una buena imitación.
-¡Ya lo creo! –rio Liz.
-¡Esperen! ¡Aguarden un momento! –exclamó Scarlet- Van muy rápido. Que alguien me diga para qué dos po… ¿Para qué dos penes?
-Ehmm… -titubee.

Todas callamos.

Liz carraspeó y contó el sinfín de innumerables usos en la pareja mientras la princesa de los Craig abría la boca del tamaño de una sandía.

-Vayaaaa, hay dos o tres usos que ignoraba- agregó Sara.

Reímos.

En ese instante Natasha entró a la cocina.

Quedamos mudas. Aunque casi todas se tranquilizaron al ver a una chica en la reunión, Marin y yo supimos que no iba a ser nada cómodo para Liz.

Rose era una más que ignoraba la rivalidad por Lenya así que continuó como si nada.

-¡Natasha! Nos honras en la reunión de chicas. ¡Bienvenida!
-¿De qué hablaban? –sonrió.
-De penes –contestó Scarlet-, de penes y nuestras parejas.

Se detuvo de pie en el medio de la cocina y echó una hojeada a la caja abierta.

Volvió a sonreír. Lentamente caminó hacia la isla y se sentó junto a Liz ya que quedaba un espacio.

-¿Qué te parece? –preguntó Rose riendo- ¿Te llama la atención? ¿Cómo viene Lenya?
-Me voy –murmuró Liz.

Hizo un ademán de retirarse pero Natasha la tomó del brazo y la sentó nuevamente.

-No voy a hablar de mi intimidad –aseguró.
-¿Por qué nooo? No saldrá de aquí. Lo juramos.
-No lo haré –afirmó.
-Es injusto.
-Suficiente, Rose –dijo Sara.

Rose calló después de mirarla fijamente. Algo intuyó que andaba mal.

Creo que yo también entendí que Sara sabría por Rodion lo de Lenya y Liz. Y fue una suerte…

Marin, que cada día estaba más despierta evitó el silencio incómodo.

-Bueno yo puedo decir que no me maravilla lo que está ahí –dijo, señalando el vibrador.
-¿Ah nooo? -sonrió Margaret.
-Nooo, porque Douglas está muy bien armado –rio.
-¡Ooooh! –exclamamos todas.
-¿Cómo sabes tú eso? –dijo Margaret con los brazos en jarro.
-Pues, porque me besó y me aprisionó contra él y le creció mucho –rio otra vez.
-¿Te ha besado el retoño de los Craig? –preguntó Rose asombrada.
-Siiiii. ¡Una sola vez!

Levanté mi mano derecha.

-Doy fe, chicas. La beso apasionadamente.
-Me voy –dijo Liz.

Esta vez se puso de pie y Natasha quedó inmóvil.

Salió de la cocina como tornado ante la mirada atónita de varias.

Natasha se disculpó y la siguió.

Liz.

Subía los escalones apresurada y con muchas ganas de estallar en llanto, sin embargo la voz de Natasha me detuvo a mitad de la escalera.

-No iba a hablar de Lenya delante de ti, no es ético ni parte de mi formación.

Me detuve y giré para enfrentarla. Ella se acercó a los pies de la escalera.

-No se trata de eso –murmuré-, tengo cosas que hacer.
-Ajá… ¿Te marchas de la mansión?
-Estás bien informada. Lenya te lo dijo para que te quedes tranquila.

Sonrió.

-No. Lenya no habla de ti cuando está conmigo, tampoco sería ético.

Sonreí irónica. Si lo supiera… Si supiera que sus besos los tenía grabados en mi boca ardiendo como el infierno.

-En cuanto a quedarme tranquila no veo el porqué –continuó.
-¡Por supuesto! No soy rival para ti. Soy una humana.

Apoyó el brazo en la barandilla.

-No lo digo por eso. En ese sentido eres una buena rival.

Bajé unos cuantos escalones.

-¿Los vampiros no se reflejan en los espejos?
-¡Por supuesto qué sí!
-Entonces no te miras nunca. ¿No te has visto? Jamás podría competir contigo.
-Sigo insistiendo, ¿por qué no?
-Porque eres bellísima y además son de la misma raza.
-Creo que entre  humanos se quejan de la discriminación pero son ellos mismos que se discriminan. No hay diferencia entre tú y yo frente a Lenya –después bajó la vista-. Quizás sí hay una importante. Sin embargo justo en esa, llevo las de perder.
-¿Cúal? –pregunté con mal humor.

Sonrió.

-No querida. Eso no te lo diré. Será como quedarme desarmada ante el enemigo. Me gusta competir con alguien que valga la pena por eso me gusta que seas tú. Pero mi debilidad ante un macho nunca la dejaré saber. Eso… Lo tendrás que descubrir.
-¿Sabes qué? No tengo ganas. ¡Puedes quedártelo! Lenya es todo tuyo.

Giré y subí los escalones. Apenas pisé el pasillo para ir a mi habitación ella preguntó en voz alta dejándome un rayo de esperanza en el corazón…

-¿Lenya es mío? ¿Estás tan segura?




11 comentarios:

  1. Vaya con la charla de chicas, me encantó leer este capítulo, aparte de lo obvio, tan ilustrativa y con tantas confidencias ;) Ver esa confraternidad es genial, me encanta que todas se lleven bien, bueno, casi todas, que con Natasha la cosa está difícil, pese a eso me gusta su interacción con Liz, es muy tirante, pero interesante. Gracias por el capítulo, amiga.

    Besos.

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    1. ¡Hola Claudia! Me alegro que te haya gustado cielo. La relación entre Natasha y Liz está basada en la rivalidad. Que no querrá decir que Natasha sea mala... Veremos. Un beso enorme y gracias.

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  2. Me ha encantado cuando Bianca lanza un beso, y Sebastien lo atrapa en el aire y lleva la mano a su corazón
    Bernardo es un gran amigo de Bianca, de eso no hay duda
    ¡Por fin las chicas se reunieron en la cocina! ;-)
    ¡Pobre Grigorii! Se ha quedado sin regalo para su hermana... Si Scarlet supiera quién es Anne
    Me lo he pasado bien con la reunión y con la conversación... con el vibrador y los tamaños... jajaja
    Me ha sorprendido e intrigado lo que le ha dicho Natasha a Liz... supongo que algún día descubriremos el secreto que esconde
    El capítulo ha estado genial... enhorabuena
    Besos

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    1. ¡Hola Mela! ¡Esta Scarlet y sus celos! Ahora tendrá que remediarlo, por supuesto antes tendrá que enterarse quien es Anne.
      Mmm... Muy buena percepción querida amiga, algo quiere decir Natasha. ¿Cuál será ese secreto que no comparte con nadie?
      Me alegro que lo hayas pasado bien, esa es la idea cielo. Te agradezco mucho que me leas y comentes . Muchas gracias, un beso grande.

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  3. especial,,,las chicas son igual o mas,ocurrentes que los hombres,,,,,,saludos.-

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    1. ¡Hola Lobo! Tienes razón. Solos y en grupos son idénticos. Muchas gracias por tus halagos de siempre. Un beso grande .

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  4. Super buena la platica de chicas jajaja me rei como nunca ahh estas mujeres son bien picaras quien las viera midiendo tamaños y todo jajaja...entre Liz a Natasha no va a ver amistad x su rivalidad x Lenya aunq no se traten mal no van hacer amigas, y muy mal hecho lo de Scarlet con el ragalo aunq ella no sepa de quien es ufff no estubo para nada bien, y cuando Grigori se entere q no esta el ragalo sera q sospechara de ella mmmm, Lou gracias x los capitulos!!

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    1. ¡Hola Laura! Tienes razón jamás serán amigas pero a veces no es oro todo lo que reluce y viceversa. A ver si la bruja del cuento no termina siendo tan bruja, no?
      Me alegro que te haya gustado la reunión, yo también me he divertido, de verdad.
      Un beso grande y muchas gracias por el comentario.

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  5. Uy las cosas que se aprenden , me encanto lo del vibrador. Veamos que pasa entre Liz y Natasha ojala Liz dudo que sean amigas pero espero que Liz se quede con Lenya. Te mando un beso

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    1. ¡Hola Ju! Jajajaja yo también aprendo escribiendo, no te creas. Eso lo sabrás porque eres una gran escritora. Un lujo que me leas cielo. Gracias y un besote.

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  6. Nada de información sobre Sebastien... Nada de información sobre Lenya... A que va a resultar que el más divertido de todos es el yogurin de Numa?

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