Un besito y muchas gracias.
Capítulo 11
Un amigo que no eliges.
(Perspectiva de
Sebastien)
Después de volar desde
Kirkenes hasta el aeropuerto de Leknes en un vuelo corto y tranquilo, abordamos
el velero Sterna que nos llevaría a destino definitivo. El velero había
recorrido el mundo en dos oportunidades y llegado a la Antártida. Navegaba
rápido y gozaba de un sitio de doce literas y confort.
Lenya y yo no habíamos
necesitado lentes de contacto ya que nuestros ojos poseían un color de iris si
bien no común tampoco era factible que nos detuvieran en las distintas
fronteras aduciendo que no éramos humanos. En cambio Rodion debió sufrir la
molestia continua del viento proveniente del Cabo Norte y la sequedad de las
lentecillas.
El viaje se hizo corto.
Pensaba que está vez no viajaba solo y tenía compañía y esa era una razón
importante. Sinceramente disfruté del trayecto y hasta hubiera podido apostar
que para Lenya fue un placer.
Rodion, en la cubierta
al igual que nosotros, observaba curioso parte de la fauna que descansaba a
orillas de la isla a medida que íbanos acercándonos. Una de las focas barbudas
se arrastraba entre las lajas negruzcas de la playa alejándose del pequeño
muelle e intuyendo que habitantes extraños a su isla ocuparía algo más que su espacio
tranquilo y prácticamente virgen. Varios de sus cachorros seguían sus pasos
torpemente. Ella pronunció un sonido llamándolos, que aún en la distancia se
escuchó muy claro y nítido. No pude menos que sonreír. Fuera la raza que fuera,
los hijos siempre siguen a sus padres desde los primeros instantes. Después la
vida los va alejando a medida que la sabia naturaleza les susurra en el oído,
“oye ya es hora”. Entonces parten de tu lado, se alejan para vivir su propia
vida, y lo único que te queda para seguir las normas de lo correcto, es
contemplarlos a la distancia.Sí… aunque se equivoquen. Porque tu momento de
haberle inculcado las reglas y como debe desenvolverse en este mundo tan
competitivo, ha terminado. A partir de allí lo que tú has forjado en él tendrá
su consecuencia. Para bien o para mal.
-¿He sido un buen
padre, Lenya?–pregunté sin dejar de ver el grupo de focas.
Sentí la mirada de mi
hermano sobre mí. Quizás se preguntaría porque diablos le había hecho esa
pregunta. Sin embargo, se acercó a la borda donde yo estaba de pie y siguió la
perspectiva de mis ojos. Supe que había entendido.
-Sí. Has sido buen
padre Sebastien. Un poco lo has consentido –dijo refiriéndose a Douglas-, pero
podrá salir adelante a pesar de tus excesivos cuidados y controles.
Sonreí.
-No ha sido para tanto
–murmuré.
-Nooo, casi lo haces
inservible, casi. Pero descuida ya está su tío para hacerlo hombre.
-Desgraciado –reí.
-¡Vieron eso! –exclamó
Rodion con los ojos asombrados.
-¿Qué cosa? –pregunté.
-Ese oso polar, está
corriendo al grupo de focas.
-No quiero ver, soy
sensible para eso –dijo Lenya poniéndose de espaldas a la costa-. Matará a las
focas y se comerá los cachorros.
-¡Calla mira! –señaló
Rodion- Está con su grupo y el oso está solo.
La gran foca se adelantó
y enfrentó al oso polar con toda la furia. El enorme espécimen de piel blanca
avanzaba y retrocedía ante el inminente ataque de la madre defendiendo sus
cachorros y su grupo que lo cercaba.
Finalmente, el oso se
retiró acompañando sus pasos con un lejano gruñido.
-Puedes mirar cobarde,
ha ganado la madre –bromee.
Lenya giró otra vez
para observar a la foca reunirse con los cachorros.
Douglas había estado en
peligro muchas veces. Sin embargo, la última vez, el suceso casi termina muy
mal. Esa carrera de motos, la paliza, la caída al barranco…. Y lo más
importante… Yo no había podido estar presente. Pero alguien había ocupado mi
lugar tan perfectamente igual o mejor que yo.
-Gracias –murmuré sin
mirarlo.
-¿De qué? –preguntó,
deteniéndose a mirar como distraído las pequeñas cabañas que podían divisarse a
la distancia.
-Por cumplir el papel
de padre cuando Douglas más lo necesitaba.
-De nada –murmuró.
-Caballeros, buenos
días.
Un marinero se acercó
con una bandeja con vasos humeantes.
-¿Chocolate caliente?
-No gracias –se
apresuró a decir Rodion.
-Sí, le agradezco. Deje
tres por favor –contesté tomando los vasos térmicos repartiendo entre Lenya y
Rodion.
Ambos titubearon pero
aceptaron el ofrecimiento prácticamente a la fuerza.
-Señor Craig, en
minutos estaremos desembarcando en el muelle. Hace mucho frío así que les
vendrá muy bien la bebida caliente.
-OH siii, gracias
–contestó Lenya haciendo ademán de “¡salud!” al marinero. Rodion quedó mudo
observando el líquido marrón que danzaba en el vaso a causa del vaivén del
velero.
-Ha sido un placer,
permiso.
Con una reverencia se
alejó y entró a la cabina.
Lenya me miró y arqueó
una ceja.
-¿Ahora qué hago? ¿Lo
tiro al mar de Barents por la borda y tengo a Greenpeace en dos minutos
tratando de matarme porque ensucié las aguas protegidas?
-No, lo probaremos
–aseguré.
-Tú te has vuelto loco,
¿verdad?
-No, hermano. Escuchen…
Hablé con Bianca hace dos noches en nuestra habitación.
-¡Ah caramba! ¿También
hablan en la habitación? –bromeó Lenya.
Rodee los ojos.
-Bianca es médica,
ustedes lo saben.
-Forense –acentuó
Rodion.
-Es lo mismo para este
caso. Sabe como está estructurado el cuerpo humano.
-Tú lo has dicho, el
cuerpo humano. No el de los vampiros. Porque presiento por donde viene tu clase
de anatomía.
-Escuchen por favor. Lo
que dice ella es razonable.
-Soy todo oídos –dijo
Lenya, oliendo el chocolate del vaso.
-¿Qué consumimos al
margen de la sangre?
-Mmm… Agua, Coñac,
vino, vodka, whisky… -dijo Rodion.
-Bien, ¿por qué no nos
cae mal el alcohol?
-No sé. Seremos
borrachos empedernidos –bromeó mi hermano.
-Hablo en serio Lenya,
piensa un poco.
-Ufff…
-A ver –continué-,
todos los mencionados son líquidos. Eso significa que nuestro cuerpo tiene un
aparato digestivo reducido para los sólidos pero sin embargo acepta líquidos, ¿verdad?
-Sí… ¿Y?
-Que siempre hemos
consumido lo que nos facilitaba para vivir socialmente entre humanos. Hete
aquí… Cigarrillos, alcohol. ¿Has probado otros líquidos en tu vida de vampiro,
Rodion?
-Pues, no. Yo seguí las
indicaciones de Lenya.
-¿Y tú Lenya?
-¡Estás bromeando! Mi
madre sabía perfectamente como alimentarme y aconsejarme cuando el virus del
vampirismo hizo eclosión.
-Ah pues, esa es la
razón. Mi padre poco y nada sabía de estas cosas. Sus guerreros menos. Lo mismo
Charles. Lo que han probado Anthony y Ron, y también las chicas de casa ha sido
siguiendo mis pasos. ¿No creen que es hora de probar otros líquidos? Nuestro
esófago no puede hacer diferencia salvo que sea sólido.
-¡Ah genial! Seremos
conejillos de Indias de tu mujer médica. Esto será de terror. Ahora que es
vampiresa terminaremos siendo todos experimentos de ella.
-No seas así, Lenya.
Bianca busca lo mejor para los Craig.
-¡Siii claro! No vas a
negarme que bastante audaz y autoritaria es en sus ideas.
-¿Me estás queriendo
decir gobernado?
-Nah, sólo advertirte
que no soy tonto. Un día dijo que amaba como te quedaba la camisa negra y creo
que has usado toda la variedad de camisas negras de tu ropero durante siete
días seguidos. Y no quiero saber lo que habrá sido con el color de tus bóxeres.
Reí.
-¡Exagerado! Eso no se
llama ser “gobernado”. Eso es amor. Le quise dar el gusto.
-Siii, ¡cómo no! De
todas formas no probaré esta porquería.
-Huele rico –murmuró
Rodion.
-Haz lo que quieras,
hermano. Anda Rodion prueba un poco.
-Sí señor. Probaré.
Lenya se acodó con los
brazos en la barandilla del velero sosteniendo en una mano el vaso de chocolate
y nos observó.
Acerqué el vaso a mis
labios oliendo el aroma perfumado y dulzón. Probé un trago largo del chocolate
líquido y el sabor pasó por mi garganta y percibí que llegaba a la primera
porción de mi esófago. Respiré profundo y los miré. Rodion había esperado mi
reacción.
-Ven… No ocurre nada.
De pronto una arcada me
llegó de lo más profundo de mi vientre.
Lenya rio.
-Te sacaré una foto con
mi móvil y se la enviaré a la sabionda de tu mujer. ¡Sí señor! Para que no se
meta en tema que no tiene la menor idea.
Probé nuevamente un
trago más corto.
-¡Pero mira que
insistente es! ¡Está loco! –protestó Lenya.
Esperé unos segundos.
Volví a respirar profundo e hice una seña quecallaran ya que los dos habían
estallado en risas.
Pasaron varios
segundos, un minuto, dos, tres…
-¿Ven? Lo he logrado.
No hago arcadas.
Rodion me observó
mientras mi hermano negaba con la cabeza, resignado.
-Lo probaré Sebastien.
-Anda, prueba lo que te
dice mi hermano y terminarás con una diarrea que ya te digo.
Rodion siguió mis pasos
pero no tomó un trago demasiado largo. Esperó y sus ojos se llenaron de
lágrimas.
Lenya se descostilló de
risa.
-¿Qué ocurre Rodion?
–pregunté.
-¡Está muy caliente!
-Lo sé. Ahora dime como
te sientes.
-Se siente como un
idiota que ha seguido tus pasos y con ganas de vomitar.
-Cállate Lenya. Déjalo
hablar a él.
-Bueno… No es rico, no
me gusta demasiado. Es… muy dulce en comparación con algunas bebidas alcohólicas.
-¿Te sientes bien?
-Sí… Mejor dicho, no me
siento mal…
-¿Lo ves? ¡Pruébalo
Lenya!
-¡Qué no, te digo!
-Anda cobarde.
-¿Cobarde yo por qué no
pruebo tu maldito chocolate?
-¡Exacto! Porque no
pruebas un inofensivo chocolate.
Lenya se incorporó y
sonreí. No había nada peor para Lenya que ponerlo en ese brete de competencia.
Antes de acercar el
vaso a los labios me apuntó con el índice de una mano.
-Te advierto, si debo
correr tras las rocas por una diarrea estival y la foca cree que soy una amenaza
contra sus cachorros y me persigue tirándoseme encima, te buscaré y te romperé
los huesos.
-Vayaaa –arquee una
ceja-. ¡Qué imaginación hermano! ¿Nunca has pensado en ser escritor?
-¿De qué imaginación me
hablas? Si corro hacia las rocas en los dominios de esa madre gorda y grande,¿crees
que saldré ileso?
-Eres un vampiro –rio
Rodion, probando más de su chocolate.
-¡Por supuesto sacaré
los colmillos y haré un espectáculo en el medio de esa playa!
-¡Ufff! ¡Siento calor!
–dijo Rodion- Creo que algo alteró la circulación de la sangre. Me siento… Con
ganas de saltar y de correr.
-Es que debe ser la
consecuencia de los azúcares en la sangre. Los humanos lo toman para subir la
presión. Aumenta la actividad del organismo.
-¿Y en el sexo es lo
mismo? Digo… ¿Aumentará la potencia? –preguntó Rodion sonriente mientras sus
mejillas se tornaban rosadas.
Lenya lo miró furioso.
-¡Sebastien mira lo que
has hecho con mi amigo! ¡Parece un adorno de Navidad encendido!
Reí.
A decir verdad yo
también sentía calor.
-No se preocupen, no es
grave. Hasta podremos disimular más con los humanos. Pienso que estará bueno
avanzar y probar cosas de a poco.
-¡Perfecto! Pide una
hamburguesa con patatas fritas en el primer negocio de cadena de comidas
rápidas que se te cruce. Yo, paso.
-Te dije que haremos lo
razonable, no exageres. Estaremos conviviendo entre humanos de aquí en más
durante mucho tiempo, es mejor que podamos adaptarnos dentro de lo posible.
Mimetizarnos no es mala idea.
-¡Claro! ¡Ahora me
serrucharé mis preciados colmillos y gritaré como niña, espantado, cada vez que
vea sangre desparramada!
Rei.
-Me gusta tu humor,
hermano.
-Nooo, si no lo digo en
broma. Nuestro padre tendría que haberte azotado la primera vez que le
sugeriste, “quiero vivir entre humanos”.
-Caballeros…
Otro marinero se asomó
por la puerta de la cabina.
-¿Están listos? Cojan
sus maletas, por favor. El velero debe regresar a Leksen en poco tiempo. De lo
contrario nos atrapará la noche navegando.
-Perfecto, gracias
–contesté-. ¿Y cobarde? ¿Probarás?
Se encogió de hombros y
acercó el vaso a los labios.
-No hagas trampa, bebe.
-¿Quieres callarte?
–protestó.
Giró dándome la espalda
e inclinó el vaso.
-¿Y? –pregunté ansioso
mientras tomaba otro trago corto de mi vaso.
-¡Me ponen nervioso
Sebastien! ¿Quieres callarte de una vez?
Rei.
-Anda, finalmente te
ganaré en algo más.
Me miró frunciendo el
ceño y sin pensarlo tomó un sorbo corto.
Me miró mientras pasaba
la lengua por los labios.
-Es muy dulce.
-Siii, es muy dulce
–apoyó Rodion.
-Bueno, fuera de ser
tan dulce… ¿Qué tal te ha asentado?
Tomó otro trago…
-No sé. Nada de otro
mundo. No sé porque los humanos mueren por el chocolate.
-Bianca dice que
algunos alimentos dan placer. Activan los centros del cerebro y por eso te
sientes bien y saciado.
-Prefiero una buena
hembra –refunfuñó mi hermano.
-¡Yo también! –exclamó
Rodion, eufórico.
-Oye… -murmuró Lenya-
¿No crees que el chocolate lo ha alterado? Se ha tomado medio vaso.
Reí.
-Puede ser. Te repito
no estamos acostumbrados a tanta azúcar, quizás. Ahora busquemos las maletas.
Espero que András Paulsen me crea el motivo de mi larga ausencia. Pongan cara
de haberla pasado mal. Por favor. No venimos de una fiesta. Kirkenes ha estado
bajo agua y casi pierdo a mi esposa.
-¿Y qué parte es mentira?
–preguntó Lenya.
-Que quien la ha
rescatado es un héroe vampiro.
………………………………………………………………………………………………............
Al desembarcar
caminamos por el muelle con nuestras pequeñas maletas. Al final del recorrido
András nos esperaba muy preocupado junto a dos hombres que reconocí
inmediatamente. Uno de los ingenieros y el otro un arquitecto que se había
hecho cargo de los planos de las construcciones e instalaciones.
-Sebastien, ¡qué
angustia! ¿Cómo está la situación en Kirkenes?
Se acercó y me abrazó.
-Saliendo de a poco
András, gracias –lo abracé.
-¡Por Dios! He estado
muy preocupado es que no sabía con seguridad si habías perdido a alguien de tus
seres queridos con este desastre climatológico.
-Tranquilo. Todo salió
bien después de todo. Bueno, mi chofer murió en la inundación. Eso fue una gran
pérdida para mí… Muchos años trabajando para los Craig.
-¡Qué lamentable! Es
que no puedes detener la naturaleza. Además es tan imprevisible. Vamos, deja tu
maleta y ponte cómodo. El arquitecto Gutenberg –dijo señalando a uno de ellos-,
junto a varios obreros, se han encargado de tu futura vivienda. Te gustará.
-Gracias András, no sé
como pagarte tanta paciencia.
-Ni lo menciones. Somos
socios debemos tirar para el mismo lado.
-András, caballeros… Él
es mi hermano Lenya y hemos llegado junto a un gran amigo que está interesado
en colaborar. Rodion.
-¡Un gusto! –saludaron.
Las presentaciones se
hicieron en un ambiente de camaradería y pensé que para Lenya y Rodion no sería
difícil la estadía en la Isla del Oso. Primero porque eran vampiros y el frío
no les afectaba. Segundo, porque ambos estaban acostumbrados hace tiempo a
tratar con humanos.
La gran cabaña de dos
plantas que habían construido para mí y parte de mi familia cada vez que
quisieran acompañarme, era maravillosa. Por fuera, grandes troncos de madera
firmemente amarrados unos con otros y que le daban una vista cálida y
acogedora. Los techos eran de adoquines, como en la época de los vikingos. De
lo contrario, las grandes cantidades de caída de nieve partirían cualquier otro
material.
No había cercas ni
jardines al igual que en las otras cabañas de alrededor. Pero el arquitecto
Gutenberg se las había ingeniado para decorar la entrada digna de un
empresario. Unos escalones hechos en piedra laja azul petróleo orientaban hacia
la puerta de entrada.
Las ventanas eran
amplias, sin cortinas… De eso se encargaría Bianca.
Una cabaña muy bonita y
amplia. En realidad eran dos cabañas gemelas. La vivienda de András era
idéntica a la mía. Con la diferencia que estaba ubicada del lado oeste de la
playa.
Apenas entramos los
tres, Lenya dejó su maleta y observó alrededor.
-Qué cálido está aquí.
-Sí, y el hogar de
leños no está encendido –agregó Rodion.
-Es la capa aislante que
se agrega entre los troncos y la madera que reviste las paredes. Hace mucho
frío en invierno. Pensemos que el arquitecto nos trata como cualquier humano
–contesté.
Observé detenidamente
alrededor después de dejar la maleta en el suelo de parqué.
Las paredes estaban
revestidas con listones de madera color roble, lustradas. Desde el techo del
mismo material pendía una lámpara central de cristal opaco en forma rectangular
de cuyos brazos pendían a su vez cubos cuyo interior tenían bombillas de luz.
Imaginé que era un modelo moderno. A pesar del diseño no quedaba fuera de
lugar, ya que los muebles no eran de estilo francés ni modelos de otros siglos
como en casa, sino que los sofás eran dos esquineros de cuatro cuerpos
tapizados en cuero marfil. El color pálido de la mesa de living hacia juego y
daba sensación de un ambiente amplio y confortable. Algunos almohadones en
cuero marrón completaban el mobiliario. La estufa de leños en piedra laja
tendría casi tres metros de ancho por dos de alto, y ascendía hacia el techo en
forma de cúspide. Para seguridad, se veía un enrejado fino, negro, como
contención de posibles chispas que saltaran pudiendo provocar incendio. Es que
si te ponías a pensar todo allí era inflamable. Siempre había que tener los
cuidados y reservas propios de vivir rodeado de madera.
En una esquina una
escalera de caracol llegaría hasta las supuestas habitaciones. Según me había
dicho András, serían cuatro pequeñas.
Por último, una
alfombra de bucle en color burdeos cubría parte del rincón más acogedor, cerca
de la chimenea. Imaginé a Bianca y a mí haciendo el amor a la luz de las
llamas. Aquí tendríamos oportunidad de estar solos, no como en la mansión donde
habitaba tantos integrantes.
Sonreí y mi hermano me
miró arqueando una ceja.
-¿Así que yo soy el de
la imaginación?
Reí.
-¿Y tú cómo sabes que
estoy pensando?
-Porque tenemos
conexión de hermanos.
-Cierto.
-Miren, por aquí.
¡Vengan!
Rodion se asomó por una
puerta y miró hacia el interior.
Antes de reunirnos con
Rodion mi hermano señaló un enorme panel rack de roble en la pared izquierda.
En la parte inferior cuatro cajones y en el centro un espacio ocupado por un
LCD. En la parte superior un estante con botellas de distintos tamaños y
etiquetas. Una especie de vinoteca muy bien provista. Otro estante que
continuaba hasta el otro extremo tenía espacio para libros. Calculaba que el
arquitecto no habría querido elegir algo tan personal dejándonos a elección los
temas de lectura. Lo que estaba seguro que extrañaría de mis muebles, sería mi
piano.
-¿Has visto si hay
licor de chocolate? –bromeó mi hermano.
-Deja, no quiero ver a
Rodion correr desnudo por la playa a causa del aumento de energía.
Reímos.
-Oigan, vengan y dejen
de reírse de mí. Este debe ser el comedor.
Me acerqué a la puerta
de roble.
-Guauu, no se han
privado de nada.
El comedor no era
amplio como en Kirkenes. Tanto la mesa rectangular como las ocho sillas tenían
el típico estilo minimalista que el resto de la casa. Es decir, muebles simples
pero elegantes y confortables ya que este estilo no se buscaba rellenar
espacios sino preservarlos. La tela del tapizado de las sillas era en beige al
igual que las cortinas que cubrían una única ventana que daría a los fondos.
La puerta sobre la
pared derecha se abría a otro ambiente donde podías apreciar la cocina
totalmente equipada en madera y mármol blanco. Piletas de acero inoxidable.
Piso de loza blanca. La heladera y la cocina eran los únicos objetos en rojo
que resaltaban en el espacio. Un pequeño horno de barro en una esquina y una
alacena que llegaba al techo completaban el sitio. Supuse que quizás le
faltaría una mano femenina, ese toque mágico que solo lo dan las hembras para
que el hogar parezca eso… un hogar y no una simple construcción donde vivir.
Después de que cada uno
tomó un baño en esas instalaciones cómodas y con una estética que parecía haber
sido sacada de una revista de Decoración Premium, nos preparamos para reunirnos
a tomar algo con András y su gente.
Mientras Rodion
recorría los fondos de la cabaña, admirado por la vista de alguna ballena, que
desde aguas profundas parecía danzar surgiendo del mar como una torre que se
elevaba para después hundirse nuevamente dibujando una curva perfecta, Lenya
recostado en el marco de la ventana sumido en pensamientos, parecía no estar
presente en el lugar.
Me acerqué con mi vaso
de coñac.
-¿Dónde estás?
–pregunté.
Me miró confundido ante
mi pregunta pero de inmediato supo a que me refería.
-Estoy bien –murmuró.
-¿Quieres un trago?
-No, gracias. Tomaré
cuando nos reunamos con tu socio.
-Es tu socio también.
-Sí… Es la costumbre.
-¿Por qué te cuesta
acostumbrarte?
Me recosté en el marco
opuesto y observé la playa tranquila.
-Porque… Creo que a
veces me cuesta entender que tengo una familia, que lo tuyo es mío y viceversa,
y que ya no estoy solo.
Un silencio cubrió en
ambiente por unos instantes.
Me dolía… Me dolía que
alguna vez en la vida, siquiera un solo día, mi hermano se hubiera sentido
solo. La decisión de su madre de apartarse de mi padre y no vivir en las
cumbres. La determinación de mi padre de no abandonarlas para vivir con ella en
otro lugar más habitable… Me dolía…
-Cierto, debe costar
cambiar toda una vida. Aunque no estuviste solo en realidad. Tu madre y Rodion
fueron parte de tu vida –contesté después de meditarlo.
-Sí…
Quedó pensativo unos
segundos.
-Es curioso como el
destino te quita y te da, casi al mismo tiempo. Perdí a mi madre, gané un
hermano. Ahora Rodion está buscando su propia familia y creo que pronto lo
logrará junto a Sara y yo… Tengo a Natasha.
Bebí un trago y lo
miré.
Su perfil era perfecto,
quizás tenía mucho parecido a mi padre aunque a su madre no la había llegado a
conocer. En realidad me había alimentado de pequeño pero yo no guardaba en mi
memoria su rostro.
-Es curioso que tus
ojos no brillen cuando la nombras –murmuré.
Me miró.
-Eso es para humanos
románticos y vampiros perdedores.
Sonreí.
-¿Me llamas vampiro
perdedor?
Sonrió.
-No pensé en ti cuando
lo dije.
El silencio volvió a
reinar entre los dos hasta que lo rompí.
-Lenya, ¿por qué no me
dices que pena te aqueja?
Él siguió observando la
playa a través de los gruesos vidrios.
-Estoy bien, ya te lo
dije.
-Okay.
Tomé un trago e hice
ademán de apartarme pero me habló con verdadera angustia.
-De todas formas, no me
entenderías.
-Prueba.
Negó con la cabeza.
Después respiró
profundo.
-No me entenderías
porque con tu humana siempre ha estado todo bien.
Arquee la ceja e intuí
por donde venía el tema. Bianca me había confesado algo referente a mi hermano
y Liz pero no le había dado importancia. Lenya era todo un seductor y un
cazador por su esencia.
-¿De quién hablas? ¿Es
por Liz?
Lo noté tenso,
incómodo.
-Dime. ¿No quieres a
Natasha y amas a Liz?
La pregunta directa lo
descolocó.
-Vamos, soy tu hermano.
Ya que me he cruzado en tu vida intenta confiar en mí. Seré tu amigo si lo
deseas… El mejor que hayas tenido.
Bajó la cabeza y
balbuceó.
-No… Es distinto.
-¿Qué es lo diferente?
-Bianca y tú.
-¿Con respecto a
quienes? ¿A Liz y tú? Cuéntame Lenya.
-Yo… nunca deje viva a
un hembra humana después del sexo. Yo… No sé cómo hacer.
Sonreí.
-¿Es por Liz?
Me miró.
-Por quien más. Creo
que todos en la mansión se han dado cuenta que no la dejo en paz, ni la dejaré.
¿Sabes? Me conozco. No soy de esos que se resignan a que la hembra que les
gusta pueda fijarse en otro y hacer su vida. No… No sé qué haré… pero no voy a
admirarla como estrella como un simple espectador de un laboratorio
astronómico.
-Escucha. Natasha es la
hija de un gran amigo y el líder de un importante aquelarre. Quizás el que le
sigue a los Craig. No metas la pata. Si no la amas dícelo y comienza a usar tus
estrategias para conquistar a tu humana.
Sonrió con sorna.
-Sebastien, Natasha no
es lo crees. No es el tierno pimpollo que perderá la virginidad en mis manos.
-Eso lo sé. Pero si se
enamora de ti…
-Natasha sólo se
enamora del ascenso en su carrera. No me mires así –me reprochó ante mi mirada
de enojo-. Ella me lo ha dicho.
-Entonces…
-Entonces, lo pasamos
de maravilla. Ella no quiere ataduras ni formalidades. Nada ni nadie que se
interponga en su brillante carrera de bióloga. ¿Entiendes?
-¿Y Liz?
-Liz…
Reí.
-¿De qué ríes? –se
enfadó.
-Ese es el brillo que
quiero en tus ojos. Ese mismo que cuando la nombras se transforma tu mirada y
lo apagado cobra vida.
Volvió a bajar la
cabeza.
-No quiero hacerle
daño. Conozco mi fuerza y lo que soy capaz de hacer cuando me descontrolo. Tú
eres tan… equilibrado y centrado… Como nuestro padre.
-Debe haber una forma
–murmuré- En lo que pueda ayudarte, ya lo sabes.
Me aparté después de echar
un vistazo al reloj cuadrado de pared.
-Debemos irnos. Nos
esperan.
-Sí… Sebastien.
-¿Qué?
-Gracias.
-Hermano. Intenta ser
feliz. Practica con otras hembras humanas sin asesinarlas.
-¿Y si lo único que
logro es matar por matar?
Sonreí.
-Hermano. Somos
vampiros. Si buscar evitar ir al infierno, te recuerdo… El paraíso ya lo hemos
perdido al nacer.
Nota: Isla del Oso.
Muy lindo ese lugar de la Isla del Oso, saber q hay lugares tan bellos!!!
ResponderEliminary bueno ya Sebastian sabe lo q esta pasando Lenya con Liz ojala q le ayudara para quitarle ese miedo de estar con ella, xq eso lo q impide q ellos esten juntos y bueno vamos a ver como les va en esa isla, x cierto me dio risa q Rodion se le subiera un poco la adrenalina con el chocolate jaja, Lou muchas gracias x el capitulo!!!
Hola linda, qué gusto me ha dado saber de la Isla del Oso, me fascina conocer nuevos lugares y te felicito por tu labor de documentación, es maravillosa. Lo que más me gusta del capítulo es esa relación de Lenya y Sebastien, los siento tan hermanos ahora que me alegra leer cómo hablan con tanta confianza y cariño.
ResponderEliminarBesos.
muy bien, donde compaginan el humano y el vampiro,,,saludos.-
ResponderEliminarUy adore la ultima frase y ojala que Sebastien ayude Lenya a conquistar a Liz te mando me encanto este capitulo.
ResponderEliminarHola Lou... Veo que Sebastien se ha planteado la paternidad al ver a la foca y a sus cachorros... yo creo que Sebastien es un padre inmejorable
ResponderEliminarjajaja... Todos han acabado probando el chocolate
El oso polar me ha dado horror... creía que iba a matar a la foca y a sus hijitos... me ha encantado que la mamá foca haya sabido defender a sus hijos
Me ha encantado la ballena, la cabaña, me ha enamorado este lugar
Ha estado muy bien la conversación entre Sebastien y Lenya... Sebastien entiende de amor, solo un hombre que sabe de amor puede darse cuenta de ese brillo en los ojos cuando nombras a la persona que amas
Y, en este caso, a Lenya le han brillado los ojos cuando nombró a Liz ;-)
Muy buen capítulo, tú también me tienes muy atrapada con tu genial novela
Besos
Pues si Lenya va a buscar candidatas para practicar... la cola de voluntarias va a ser laaaarga, larga. Yo, sin ir más lejos, presento candidatura en bien de la ciencia. Gracias por compartir, cariño.
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