sábado, 29 de agosto de 2015

¡Hola! Como he terminado a tiempo otro capi además del capítulo 30, aquí tienen el capi 31. Los quiero! Gracias por los mails y los mensajes de cariño y apoyo. Besotes.


Capítulo 31
La unión hace la fuerza.

Bianca.

En planta baja comprobé la locura que había. Idas y venidas de médicos y enfermeros. Camillas deslizándose a gran velocidad por manos expertas y no tan expertas. Tubos de oxígeno, olor a desinfectante y a sangre… Delicioso olor a sangre…

Recosté mi espalda a la pared y me aferré con las uñas al cemento pintado de blanco. El personal estaba muy ocupado. Se escuchaban órdenes y corridas sin cesar.

Mierda… Sebastien, tenías razón. Ser vampiro entre humanos no era nada fácil.

Poco a poco el olor a sangre fue desapareciendo. Me erguí y caminé lentamente hasta la sala central. No veía a nadie uniformado. ¿Dónde estaría la policía?

De pronto una camilla avanzaba rápidamente. La sábana que cubría el cuerpo iba cubriéndose con un color rojo oscuro. El olor entró en mis fosas nasales y apreté los ojos para no ver la escena que se aproximaba. Sin embargo el olor a mi preciado alimento era más fuerte y tentador. Percibí como pinchazos de agujas en mis encías y el dolor en la boca del estómago se hizo insoportable.

El camillero se acercaba a pasos agigantados con el herido ignorando que se dirigía a una muerte segura. Resoplé, inspiré hondo y jadee.

“Doctor Lane, se necesita en cirugía”.

El parlante repitió una y otra vez el pedido y retumbó en mis oídos hasta que me zumbaron por la presión sanguínea.

Llevé mis manos a la cara y apreté mis labios, fuerte.

La camilla se acercaba y sólo nos separaban unos metros. Demonios…

De pronto alguien me tomó del brazo y arrastró mi cuerpo convertido en gelatina. Abrí los ojos desorientada y pude reconocer a Olaf metiéndome en el ascensor.

-Dios, Bianca…

Al cerrarse las puertas Olaf tocó el botón y el ascensor comenzó a subir.

-Bianca, si no hubiera estado cerca por casualidad supongo que hubieras atacado a ese hombre de la camilla.

Tartamudee.

-Lo siento.

-El sonido de los latidos del corazón del director me hicieron agua la boca. Pero era controlable.

-Sebastien nunca me lo perdonaría si te descuido.

-Lo sé… No sabía que… -respiré hondo-. Había tantos heridos en planta principal. Creí que sólo abarcaban el área de guardia.

-¿Tú qué hacías fuera de la morgue? Con Sebastien hablamos que era un sector en el podías trabajar sin peligro. Quedó tranquilo y yo también.

-Perdón… Yo necesitaba hablar con la policía.

-¿La policía? Bianca, si ocurre algo soy el director, debería saberlo.

Las puertas del ascensor se abrieron y salimos al pasillo.

-No iba a ocultárselo, sólo necesito estar segura.

-¿Hablando con la policía?

-Es un amigo, Olaf. No es una denuncia formal. En cuanto al hecho… Debo practicar la autopsia primero.

Caminamos hacia la morgue.

-La niña del forense no ingirió veneno. La asesinaron.

Se detuvo en seco.

-¡Dios mío! ¿Cómo supiste? La autopsia fue practicada por su padre.

-Tengo visiones.

Me miró a través de las gafas.

-Bianca…

-Olaf, no se atreva a discutirme que eso es imposible. Usted, no.

Clavó la vista en el suelo y con los brazos en jarro sacudió la cabeza negando.

-Ya no sé en qué mundo vivo, Bianca.

De pronto me miró inquieto.

-Entonces… ¿Por qué la autopsia de su propio padre arrojó otro resultado?

Arquee la ceja.

-No, Bianca, eso es terrible… No, no puede ser.

-Digamos que seguiremos una línea coherente y por eso haré la autopsia nueva.

-Me parece lo correcto. No es que no te crea, sólo que…

-Está bien Olaf, lo entiendo. Sólo deme el espacio y el tiempo y sacaré la verdad a la luz.

-¿Qué motivo puede tener un padre para hacer esa atrocidad? Es un médico en sus cabales, no está loco.

-Por eso necesito a Grigorii Pretov conmigo. Por favor, búsquelo en planta baja antes que abandone el hospital. Si la autopsia da el resultado que adelanté, necesitaremos urgente la orden de allanamiento de la casa de Helgason.

Se mantuvo pensativo.

-Bianca… ¿Puede haber  un error en tus visiones?

-Es la primera vez que me pasa. No lo sé. Por favor, ubique al oficial Pretov.

En ese instante Bork y otro joven salieron de la morgue.

-Doctora, Mark y yo dejamos los cadáveres. Uno en el depósito doce y el otro sobre la mesa para abrir. ¿Le parece bien?

-Sí, gracias.

-Vamos muchachos apresúrense, hay mucho trabajo –ordenó Olaf, después me miró-. Voy por el oficial Bianca, quédate tranquila.

………………………………………………………………………………………………

Cuando entré en la morgue el silencio me rodeó. Nadie había rondándome ni presencias extrañas con voz de ultratumba. ¿Lo habría soñado? No…

En la oficina enchufé la cafetera eléctrica para prepararme un café. Mi garganta estaba seca. Un nudo en el estómago me indicaba que necesitaba llenarlo con algún líquido para engañar el vacío. Tantee con las yemas de los dedos mis labios. Las encías no molestaban pero me había lastimado el labio inferior.

Me senté en la silla frente a la mesa de caño y vidrio. El ordenador no era el mismo de aquellos tiempos, era más viejo. Recordé a Bernardo sentado… Sus ojos fijos en aquella figura del tatuaje en la pantalla…

“Bianca, fíjate bien en los ojos”

Sonreí.

Sí, lo había tratado de disparatado. Colmillos de vampiro…

-¡Doctora!

La puerta de vaivén de la morgue se movió provocando el rechinar típico.

Me puse de pie y salí de la pequeña oficina aliviada. Sin embargo esperaba encontrarme a Pretov, pero él no estaba allí. En su lugar había un oficial rubio y muy alto.

-Buenas tardes, doctora. Soy el oficial Hakon. Vine en lugar de Pretov.

-Ehm… Necesito al oficial Pretov.

-Él tiene que llenar unos papeles en la guardia. Me dijo que la buscara y la ayudara en todo lo que necesite.

-No, yo… necesito que esté aquí.

-Lo lamento, por el momento no puede subir a la morgue. Dígame, por favor. Soy compañero y amigo de él. Mi hermana ha trabajado para el hospital. Le tengo cariño a todo lo que se relacione. Ella hablaba tan bien de usted y…

-Escuche Hakon…

-Vikingo, llámeme Vikingo.

-Vikingo, necesito ver a su amigo, es urgente.

-Doctora McCarthy.

La voz de Pretov detrás del oficial rubio me volvió el alma al cuerpo.

-¡Ay Pretov! No se imagina lo que me alegro verlo aquí.

Arqueó una ceja y me miró preocupado.

-¿Scarlet?

-No no, Scarlet está bien. Ella viajó a Rusia como le habrá dicho, por una boda.

-Sí. ¿Pero está bien?

-Sí. Ehm… Lo necesito en la morgue. Por favor.

-Okay. Hakon, espérame abajo yo estaré en quince minutos.

-Tomará más de quince minutos –interrumpí.

Me miró sorprendido.

-Me tomará dos horas.

-Eso es… -titubeó.

-Sí, una autopsia. Dos horas, quizás menos.

-Okay… Vikingo, hazme el favor de irte solo a la Jefatura y entregar esto al comisario.

Le entregó unos papeles y el oficial rubio avanzó hacia el pasillo. Después se detuvo y giró para mirarnos.

-¿Qué le digo al comisario?

-Que fui a ver a Anne.

-Vale… No te metas en líos Grigorii.

-Descuida. Con la doctora casi somos familia -sonrió irónico.

Sonreí a pesar de todo.

Apenas entramos al laboratorio le pedí me imitara, colocándose barbijo, los guantes, y la bata, después de lavarse las manos. Me ayudó a cambiar el cadáver de la mesa de operaciones a una camilla y a trasladar el cuerpo de la niña a la mesa. Lo hizo en silencio, sin preguntas. Pero supuse que viniendo de él éstas no iban a tardar en escucharse.

-¿Qué le ocurrió a la niña?

-Falleció por envenenamiento. Ingirió raticida. Eso arrojó la primera autopsia. Cuestión que no creo.

-¿Qué piensa?

-Qué la asesinaron.

Abrí la cabeza con el bisturí en el lugar del golpe recibido y él dio unos pasos atrás, alejándose de la escena.

-¿Por qué tiene esa sospecha? –preguntó.

Silencio…

-Doctora.

Lo miré.

-Me merezco la verdad. Estoy ayudándola, según usted.

-Sé que la asesinaron.

-¿Cómo lo sabe si la autopsia está practicándola ahora?

-Es usted muy preguntón, Pretov.

-No trabajo de maestra de jardín de infantes ni de piloto de avión, McCarthy. Soy policía.

-Okay… -observé la herida profunda-. Tengo visiones.

Me miró y lo miré. Aunque no pareció sorprenderse como lo haría cualquier persona.

Abrí los tejidos mientras él meditaría sobre lo escuchado.

-Recibió un golpe, objeto contundente y filo en el borde, de lo contrario hubiera producido el traumatismo sin desgarrar los tejidos. Es como lo vi, una especie de caño de hierro.

Continué extrayendo parte del tejido.

-Yo también tengo visiones –murmuró.

Levanté la vista para mirarlo a la cara y después continué con el análisis.

-Por favor, alcánceme el microscopio.

Se quedó pensativo con la vista al suelo.

-Pretov.

Me miró.

-¿Sí?

-Port favor el microscopio. Está sobre la encimera de mármol.

-Claro.

Cuando me lo entregó lo apoyé como pude y extendí el lente para acomodarlo sobre la herida.

-¿Sabrá la hora de muerte con ver la herida? –preguntó.

-No, lo que sabré según la necrosis de las células del tejido es la hora que recibió el golpe.

-Okay.

-¿Tiene visiones, Pretov?

-Sí…

-¿Desde cuándo?

-Desde niño. ¿Usted?

Moví la cabeza negando.

-Hace poco.

-¿Y sabe por qué? Digo… Porque ahora y no antes si no es un don innato.

Levanté la vista.

-Digamos que me salvé de la muerte y es una conexión o algo así.

Sonreí.

-La muerte no me quiso, Pretov. Me devolvieron.

Arqueó una ceja.

-Me extrañó que me llamara. Evité sorprenderme de verla viva por una cuestión de ética. Pensé que usted… Bueno, usted sabe.

-¿Qué había muerto en la inundación?

-Sí. Yo encontré la limousine casi sumergida totalmente.

-Sí, fue una suerte. Escuche. Coja una planilla que hay en el primer cajón de la oficina. También encontrará una pluma. Por favor escriba lo que iré dictándole.

-Bien.

Pretov siguió mis indicaciones al pie de la letra.

La hora del golpe se había producido entre las tres y tres y cuarto de la tarde. Los restos de sangre en la piel indicaban que el cadáver ha sido movilizado del lugar. Al abrir el esófago comprobé que la ingestión del veneno no había sido voluntaria. Efectivamente había sido inducido por medio externo. Sí… Yo lo había contemplado… La mano del propio padre.

-¿Falleció por el veneno? –preguntó Pretov.

-No, por el golpe, le produjo el paro respiratorio. Cuando la faringe recibió el raticida ya no respiraba –agregué-. Su muerte no se produjo por asfixia sino por isquemia.

-No entiendo.

-La asfixia es un término general, Pretov. La falta de oxígeno no es por una causa externa. El intercambio gaseoso se produjo por el paro cardíaco. Vamos a las huellas. ¿Tomó nota de todo lo que dije?

-No me cabe en la cabeza cómo un padre puede cometer un crimen contra su propia hija.

-Me extraña que siendo policía e investigador se asombre de la raza humana –contesté.

Se quedó pensativo. Su rostro se ensombreció con algún recuerdo horrible, quizás de su pasado.

-Sí, tiene razón en mi caso no debería asombrarme.

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Cuando llegué a casa mi hombre aún no había llegado de Moscú. Charles me sirvió un coñac y sugirió acompañarme a cazar. Acepté siempre y cuando regresáramos para la llegada de mis Craig.

Conté a Charles lo sucedido en el hospital con pormenores y detalles. Finalmente el director había firmado la nueva autopsia y Pretov se dirigió a la Jefatura para terminar el trámite con el comisario y pedir la orden al juez para el allanamiento. Debían encontrarse más pruebas en la casa de Helgason. No tenía duda que Pretov las hallaría. Era astuto e inteligente. Por un momento fantasee que algún día pudiera entrar al clan Craig de la mano de Scarlet pero para eso había que convencer no sólo a Lenya sino al más difícil y testarudo vampiro, mi marido.

Cuando el reloj de la sala marcó las diez P.M. Sebastien, y Scarlet avanzaron por el parque hacia la mansión. Anthony venía rezagado y se cruzó con Ron que salía a cazar. Ambos partieron. Se los veía muy felices. Calculaba que para Ron ver a Anthony enamorado y correspondido lo hacía dichoso. Como el buen amigo que era.

Hubiera sido genial que Scarlet y Ron estuvieran juntos pero los corazones no se gobiernan con la mente. Frase que nunca hubiera pensado cuando era una médica forense, humana, y escéptica.

En cuanto a Lenya, al parecer había continuado el viaje a Drobak. Estuve a punto de llamar a Liz y avisarle que su vampiro moreno, como lo llamaba, iba a su encuentro, pero desistí pensando que mejor era no estar en el medio. Los dos eran orgullosos y de carácter fuerte, lo que se dice una relación tempestuosa. Sin embargo mientras hubiera amor toda barrera era posible quebrantar. Cuando Sebastien me comentó que Natasha y Lenya habían terminado como pareja me alegré por Liz, después de todo, mi chica poderosa quizás lograría tener de rodillas al menor de los herederos de Adrien.

Los brazos de mi amado me cobijaron en el sofá, mientras repetía mi relato sobre el homicidio descubierto y mi don extraño. Obvié el percance de la camilla con aquel paciente ensangrentado ya que hubiera sido en vano ponerlo nervioso. Al fin había salido todo bien.

Besó mis labios y me miró con esos ojos gris plata, maravillosos.

-¿Estás bien? –preguntó.

-¿Te refieres por si estoy cansada?

-No. Me refiero a ese extraño don de ver las muertes de las personas.

-Es que no me ha pasado con todos los cadáveres de la morgue. Es más, hemos tenido varios por accidente en la carretera.

Charles tomó un trago de café y me miró sentado frente a nosotros.

-Supongo que el problema no deben ser todos los que fallecen.

-¿Por qué, Charles? –preguntó Sebastien.

-Está claro que la niña no debía morir ese día. Todos debemos tener una cita con la muerte. Un día y una hora que no deberíamos cambiar. Algo ocurrió con la pequeña. No era su destino partir, quizás.

-El destino lo decidió el padre por ella –repliqué-, maldito hijo de puta.

-Quizás esté aferrada a la vida y no quiera irse. Para ello deberá haber justicia. Digo yo… Así la muerte puede llevarla sin reticencia.

-Ahora que lo pienso, Charles, es razonable lo que dices. De lo contrario me ocurriría con todos los muertos y mira que han entrado varios.

-¿Qué ocurrió? –preguntó mi marido.

-Parece ser un choque en cadena en la carretera. La autopsia de uno de ellos arrojó alcohol en la sangre. No sé si fue el culpable. Eso lo determinarán los peritos.

Sebastien hundió sus labios en mi cuello y ronroneó como un gatito.

-¿Estás muy cansada?

Sonreí.

-Si es para ver más muertos, sí. Ahora si es para hacerte mimos, después de cazar estoy renovada.

-¡Qué suerte! –rio-. ¿Qué tal si te llevo en brazos a la alcoba y te hago unos masajes para distender cada músculo de tu cuerpo?

Reí.

-Es la mejor propuesta que he escuchado hoy.

Charles arqueó una ceja.

-¿Mi propuesta de cazar no fue buena? –bromeó.

-Sí, por supuesto –respondí poniéndome de pie de la mano de Sebastien.

-No puedes competir conmigo, Charles. Admítelo. Entre su padre postizo y su marido, siempre elegirá a su marido –Sebastien guiño un ojo y me alzó en brazos.

-Adiós Charles. Gracias por el café –reí.

-Adiós traidora –bromeó Charles, haciéndose el ofendido.

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Después de haber hecho el amor bajo la ducha y acostados en la cama, deslicé la boca lentamente hasta la base de mi premio duro y sedoso.

-Mmm… Bianca, pensé que iba a distender tus músculos –dijo mi marido poniendo los ojos en blanco.

Di una lamida a lo largo del miembro y contesté con los labios pegados a la piel deliciosa recién bañada.

-Cierto. Pero yo no dije que no iría a endurecer los tuyos.

Rio.

Sus manos se enredaron en mi cabello y suavemente guio mis movimientos mientras mi boca caliente se hundía hasta la base una y otra vez.

-Qué bien chupas, Bianca…

Las yemas de mis dedos recorrieron el bajo vientre y subieron por ese abdomen perfecto hasta llegar a sus tetillas rosadas y pequeñas. Magree y pellizqué sin dejar de saborearlo despacio y entero.

-Mmm… Mi amor… ¡Qué bien! Sigue cariño, me vuelves loco…

La lengua serpenteó la cabeza rodeando el prepucio para luego hundirme nuevamente y recoger el sabor salado y picante de cada gota de presemen.

-Uuumm… Siiii… así…

Una de mis manos ahuecó sus testículos y mi boca se escurrió besando cada parte de su piel sensible.

Me cogió de la cintura y con dos movimientos me ubicó en un perfecto 69.

Aparté la boca para aspirar una bocanada de aire al sentir su lengua hundirse dentro de mí.

Jadee…

Dos de sus dedos masajearon el clítoris arrancándome gemidos mientras seguía en mi tarea concentrada.

Cuando mi lengua recorrió el perineo abrí sus piernas lo suficiente para tenerlo a mi entera disposición.

-Voy a comerte todo, Sebastien. Todo… -susurré contra su piel tibia.

Un gemido salió de su garganta al sentir mi lengua lamiendo el más recóndito rincón y sus dedos me abrieron para que su lengua entrara más profunda en mí.

El sexo oral se convirtió en un dar y recibir sin reservas. Sólo buscando el máximo placer para los dos. No hubo centímetro de él que no lamí y chupé. Los movimientos de caderas perfectamente coordinados con nuestras bocas en una danza lenta y erótica.

-Sí amor –jadeó-. Lleguemos juntos.

Hundí la boca en su falo duro como piedra y aceleré el ritmo haciéndolo retorcerse por el goce. Succionó el clítoris con fuerza y percibí dos de sus dedos metiéndose profundamente en mi canal empapado. Grité por el estallido de sensaciones chupando el miembro en un ritmo acelerado hasta que sus testículos se notaron duros y llenos.

Llegamos al orgasmo en pocos segundos. Estallando de placer al mismo tiempo, como a los dos nos gustaba. El cosquilleo de goce que me recorría sólo aumentó el deseo por hundirlo en mi garganta y tragarlo hasta la última gota.

Lo amaba… Demonios como lo amaba y como gozaba en brazos de mi vampiro.

Daba gracias al destino por habérmelo cruzado, y gracias a la muerte por no haberme arrebatado del lado de Sebastien Craig.

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6 comentarios:

  1. Ahhh ese viejo maldito tiene que pagar por lo que le hizo a esa niña que ser mas malo!!!!!!!
    y esta prejita no pierde el tiempo para estar juntos jiji son tan tiernos que me encantan, gracias Lou por el capitulo me gusto bastante, y esta vez no me equivoque de nombre jaja, te mando un fuerte abrazo!!!

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    1. ¡Hola Lau! Me alegro que te haya gustado. Sí, el amor entre ellos sube la temperatura. Estoy segura que ese canalla pagará, la muerte no buscó en vano a Bianca. Te mando un besote. Gracias cariño!!

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  2. Hola amiga, gracias por el capítulo, me he quedado muy sorprendida por el desarrollo, qué hombre tan monstruoso para hacer algo así a su niña, supongo que Grigorii se encargará de él con la ayuda de Bianca; por cierto que me encantan sus interacciones, creo que tienen mucho en común. Bianca y Sebastien, como siempre, me arrancan suspiros, se quieren tanto.

    Besos.

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    1. ¡Hola Claudia! Gracias a ti por leerme y comentar. Las interacciones entre ellos me divierten mucho también. Espero que sigas con tantos éxitos en tus novelas amiga. Un beso grande.

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  3. especial, muy especial, esa última escena, y lamentable lo de la niña, contrastes que sabes utilizar sutilmente,,,saludos Lou,,,,

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  4. Hola Lou... Para Bianca todavía es complicado estar con humanos
    Olaf la ha salvado de atacar al herido de la camilla
    Después de la autopsia practicada por Bianca está más que claro que la niña fue asesinada... lamentablemente por su padre... si es que a un monstruo así se le puede llamar padre
    Grigorii y Bianca se entienden... ambos tienen visiones
    Y Sebastien y Bianca siguen disfrutando de ese amor que les une ;-)
    Sobresaliente capítulo... una gran historia
    Besos

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