Chicos debido a la demora subiré dos capítulos 9 y 10. Espero disfruten. ¡Gracias totales!
Capítulo 9
Electra.
Bianca.
Al entrar al estudio de
Sebastien, Dimitri echó una ojeada e hizo ademán que tomara asiento en uno de
los sofás en forma de esquinero bajo el gran ventanal. Tomó una de la silla de cabecera del
escritorio y la acercó. Suponía que a Sebastien no le importaría que usaran su
trono. En realidad suponía que a Dimitri no le importaba.
Con movimientos seguros
ubicó la silla acolchada de posabrazos en cedro, desprendió su chaqueta Gucci color
azul que hacía juego con su pantalón, dejando ver una inmaculada camisa blanca,
y se sentó a dos metros de mí.
Me miró mientras yo
seguía todos sus movimientos desde abrir su anotador en tapas de cuero repujado
hasta el clic de la pluma. Cruzó la pierna sobre la otra en forma de L y arqueó
la ceja sonriente.
-¿Comenzamos?
Encogí mis hombros.
-Pues sí.
-Tengo que armarte un
tipo ficha Bianca. ¿Te molestaría darme tus datos personales y contestar
algunas preguntas sobre tu familia?
-Lo primero no, lo
segundo… ¿Es necesario?
Él hizo un par de
garabatos en la hoja blanca, seguramente eran anotaciones en código.
-Bien, si no quieres
hablar de tu familia y te molesta, perfecto. Como tú te sientas cómoda.
-No, no es que me
moleste… Lo creo innecesario.
Se recostó en el
respaldo y sin dejar de sonreír me puso los puntos. Vaya…
-Si te molesta hablar
de ellos lo entiendo y lo respeto. Ahora si es innecesario, eso lo diré yo.
-Ah…
Unos golpes en la
puerta nos interrumpieron.
-¿Sí? –pregunté.
-Ah Bianca, soy yo…
¿Sebastien?
-Sólo quería que
supieras que estaré aquí para contenerte por cualquier cosa… Eso… Nada más.
A los segundos se
escuchó la voz de Charles.
-Sebastien, quieres
tomarte conmigo un café al coñac y pasear por el jardín. Es una noche preciosa.
Aprovechemos. Sabes, pocas horas durarán las noches de mayo.
Rodee mis ojos y me
disculpé. Dimitri sonrió.
Cuando el silencio
volvió a reinar tras la puerta mi particular psicólogo retomó.
-Bianca te llamas,
¿verdad?
-Sí. Bianca Craig
-sonreí.
Me miró detenidamente…
-No hace falta el
apellido para el caso… Pero… Es curioso… Cualquiera hubiera dicho su apellido
de toda la vida, digo… Antes de ser vampiresa. Sobre todo tú que has sido
convertida hace poco tiempo.
-Es que a pesar de ser
humana siempre me sentí cómoda con el apellido Craig –contesté rápidamente.
Rio
-No te culpo. Aunque yo
diría que lo que ocurre a simple vista es que la verdadera razón no tendría
porque ser la comodidad de llamarte Craig, sino la incomodidad de seguir usando
tu apellido de origen.
Lo miré.
-No… No, no lo creo.
Estoy orgullosa de ser McCarthy.
-Bianca McCarthy,
¿entonces?
-Sí… Origen Canadiense.
Nací en Vancouver. Llegué de pequeña a Noruega casi no recuerdo…
Se acomodó en una mejor
postura en la silla confortable de Sebastien dispuesto a escucharme.
Pero enmudecí.
Ambos nos miramos en
silencio. Él esperando que continuara hablando de mis orígenes y yo deseando
terminar el tema que a mi ver era aburrido.
Pensando que podría más
decirle de interesante, mis ojos se fijaron en un anillo en su dedo meñique de
la mano derecha. Era una piedra rectangular punzó seguramente un rubí. En su
interior tenía forjado en plata una águila bicéfala.
Dimitri al que nunca se
le escaparía nada preguntó.
-¿Te gusta mi anillo?
-Supongo que representa
a los Gólubev.
-Supones bien.
-¿Puedo preguntar el
porqué del águila bicéfala?
-Por supuesto. Servirá
para distenderte. Te noto tensa y no es lo mejor para la sesión.
Callé mientras esperaba
la explicación de mi sabelotodo psicólogo.
-El águila es un
símbolo de poder. Bicéfala porque se origina con los Hititas. Lo introduce
Bizancio para después extenderse por toda Europa y Asia. El águila de dos
cabezas fue el símbolo más potente de la dignidad imperial. Bicéfala para los
rusos porque señala hacia oriente y occidente bajo su poderío. Pero también bicéfala
para Escocia, lugar de origen de Adrien. Con la diferencia que su significado
señala hacia el pasado y hacia el futuro. La permanencia del águila de dos
cabezas a través de tantos imperios y reinado afianza su autoridad, poderío, y
sobre todo permanencia a través de los tiempos… Como los vampiros.
-Entiendo.
-¿Satisfecha?
Asentí sonriendo.
-¿Sabes? La primera vez
que vi el símbolo de los Craig fue un tatuaje… Es que Sebastien no lleva encima
el león de los Craig.
-Miré disimuladamente a
espaldas de Dimitri. El escudo del león con sus ojos rubí colgaba de la pared
detrás del escritorio.
-Cierto. Es que no
tiene que llevarlo –giró para observar el bello escudo en oro labrado-. Adrien
lo tenía en exposición en su escondite. Los Craig no tienen que demostrar el
poder y quienes son ante cualquier aquelarre. Son los Craig. Todos sabemos
quienes son.
-Ah okey. Entonces, ¿en
cuestión de símbolos el león es superior al águila?
Rio.
-Perdona, es que me has
hecho recordar cuando mi padre bromeaba a Adrien recordándole que Rusia ha
cambiado el león originario de los escudos por el águila –rio otra vez-. Le
gustaba molestarlo. Pero Adrien se vengaba con algún otro dicho en contra. Siempre
fue muy seguro y jamás le ofendían las bromas de sus súbditos. Le contestaba
que el león era rey guardián por naturaleza y símbolo de nobleza, y el hecho de
haberlo quitado del escudo real se demostraba una vez más que el león estaba
fuera de toda competencia. Es decir, Rusia le quedaba chica.
Sonreí.
-De todas formas, tu
padre habrá sido muy importante para él.
-Sí, digamos que los
Gólubev y también los Sherpa han estado desde tiempo inmemorial a su lado. Mmm…
¿Qué tal si seguimos con la sesión, Bianca? Digo yo… Antes que mi líder con su
símbolo de león entre por esa puerta a sacarme de los fundillos.
Reí.
-Vale. Sigamos.
-Bien… ¿Eres hija
única, Bianca?
-Sí.
-Aja…
-¿Qué tal la relación
con tus padres?
Dudé.
-OH, cierto que no
quieres hablar de ello.
-No… No dije que no
quería hablar… Ehm… No sé que puedo decir. No hay nada trascendente sobre todo
basándome en el pánico para cazar.
Sonrió.
-Okay, entendí. El
psicólogo eres tú. Bueno… Tuve infancia normal. Con caprichos y gustos
cumplidos. Criada en un colegio Luterano, al cual odié… Mi madre era un ángel y
mi padre… No me he llevado ni bien ni mal. No nos prestábamos atención como en
otros hogares ocurre.
-Y dime… ¿A qué se
dedicaban? ¿Eran médicos como tú?
-No. Mamá era docente
en un Primario estatal, y mi padre trabajaba para una empresa multinacional,
aunque tenía casi la carrera terminada de biólogo. Creo que fue su frustración
de toda la vida.
-Y tú quisiste ser
médica.
-Sí. ¿Crees que es por
querer darle el gusto?
-No lo sé. Eso me lo
tienes que decir tú.
Me miró fijo esperando
la respuesta.
-Quizás sí. Sin embargo
adoro ser forense. No fue una imposición de él.
-Aja…
Lo miré mientras seguía
anotando con la rapidez de un rayo. ¿Qué tendría que ver con mi rechazo a cazar
humanos?
Noté que repasaba con
la mirada lo escrito minuciosamente. Muy atento…
-Dime, Bianca… ¿Cómo se
llevaban ellos como matrimonio?
Cambié de posición en
el sillón. Crucé una pierna sobre la otra.
-¿No quieres hablar de
ellos?
-¿Por qué no?
-Te noto inquieta.
Mierda… Era un genio de
la psiquis. Juraba que si hubiera sido humano lo hubiera recomendado a cuanto
cristiano se hubiera cruzado en el camino.
-En realidad me
incomoda hablar de ellos porque no están presentes –me excusé-. Mi madre
falleció y mi padre anda en algún lugar del mundo.
-Soy tu psicólogo, no
una chusma de barrio. Lo que tú cuentes quedará aquí.
-Lo sé. Verás, sólo he
hablado con mi amigo Bernardo de mi vida y mi familia. Comprende, me es
difícil.
-Claro que lo entiendo.
Por eso dejaremos el tema si tú quieres.
Negué con la cabeza.
-No, si estoy aquí me
adaptaré a tus preguntas. Tienes razón, eres el profesional y por algo lo
preguntas.
Sonrió.
-¡Qué agradable
paciente es señora Craig!
Reímos.
-Cuéntame. ¿No se
llevaban bien?
-Pésimo es la palabra.
Sin embargo es la típica de algunos matrimonios. Quieres seguir manteniendo la
familia por sobre todas las cosas.
-¿Le has perdonado a tu
padre que esté por alguna parte del mundo como tú dices y no quiera verte?
-Es que fui yo quien me
alejé.
-¿Por qué razón?
-Creo que tomé partido
por mi madre en sus conflictos y peleas.
-Es normal. Siempre
podemos estar de acuerdo con uno de los dos.
-Sí… Pero… No sé si he
hecho bien.
Me miró y descansó la
pluma sobre el anotador.
Suspiré.
-Charles me ayudó a
recuperar la memoria. No recordaba un hecho clave y él me hipnotizó.
-¿Qué has recordado,
Bianca?
Tomé un respiro y el
valor para meterme en mi pasado y conté a Dimitri con lujo de detalles lo
ocurrido ese fatídico día en que mi madre se había suicidado. La culpabilidad
de mi padre. Mi cobardía por no hacer frente y defenderlo en la Justicia, tanto
fue así que pagó con unos meses de cárcel hasta que dictaron que era inocente.
Después conté a Dimitri lo que me había enterado de parte de mis primas. Mi
padre había escapado de un psiquiátrico nada menos que con mi tía, hermana de
mi madre.
Dimitri escuchó
atentamente cada frase llena de dolor y rabia. Pensé que iba a dictaminar mi
odio contenido a mi padre pero nada fue lo que esperaba…
-Bianca, ¿por qué tu
padre no continuó la carrera? –insistió.
Pensé unos segundos.
-Él nunca lo dijo.
-Necesito tu
conclusión, si es que la tienes.
-Pues… No sé… Él dejó
su carrera cuando conoció a mi madre y se casaron. Supongo que ella no deseaba
esa profesión para él.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque siempre hablaba
mal de la ciencia. Ella era muy cristiana y afirmaba que los científicos eran
personas soberbias, querían poder más que Dios.
-¿Y tú qué opinas de
Dios?
-Ehmm… Me rehusaba a
creer en algo superior a nosotros que no fuera visible al ojo humano. Después
de lo que he vivido con… -reí nerviosa-. Tú sabes.
-Entiendo.
-De todas formas ella…
No sé, no tenía derecho a frustrar su vocación.
-¿La perdonas?
-¿Perdonarla? No tengo
nada que perdonar a mi madre, te repito, era un ángel. Muy dulce y comprensiva
conmigo.
-Por supuesto, contigo.
¿Y con tu padre?
-Eso no me incumbe
después de todo. Es lo que pienso.
-Grave error –murmuró.
Siguió anotando en su
prolijo y caro anotador. El cuero repujado que lo cubría notaba de un trabajo
artesanal fino y dedicado.
-¿Por qué grave error?
-No, no me hagas caso.
Pensé en voz alta.
Me enderecé sentándome
erguida.
-Por favor, dime.
Arqueó una ceja y leyó
en silencio lo anotado. Chasqueó la lengua.
-Es apresurado mi
conjetura.
-Aun así, dime, por
favor. ¿Qué crees?
-Es que no puedo hablar
de hipótesis con mis pacientes, generaría falsos conceptos. Pero… ¿Conoces el
complejo de Electra?
-Mmm… Algo he
escuchado. Conozco el de Edipo. ¿Es algo similar?
-Se le adjudicaron
similitudes a ambas leyendas. Electra era la hija de Agamenón, rey de Micenas,
y la reina Clitemnestra. La reina confabula con su amante para matar al padre
de Electra y finalmente lo consigue. Ella se enfurece al conocer los planes y desenlace de su padre, entonces decide vengarse de ellos con ayuda de su hermano Orestes.
Esa defensa en honor a su padre y el amor incondicional por encima de su madre se relaciona con el objeto primario de su interés sexual. Para algunos
entendidos como Freud, esos complejos continúan durante el proceso de evolución
del niño hasta ser adulto e impiden su desarrollo libre. En el supuesto de las
niñas, la complicidad con su padre elimina la rivalidad que existe con el otro
progenitor. Es como vencer sobre el amor o atracción que tienen sus padres. Se
llama victoria Edipal, en general.
-¿Tengo el complejo de
Electra? –pregunté asombrada.
-No podría afirmarlo en
este momento. Dame tiempo.
-Adoraba a mi madre,
no querría haber competido con ella.
-Bianca, todas las
niñas lo hacen. Es un proceso natural que parte de los tres años y se resuelve
naturalmente, en algunos casos, claro. Es parte de la maduración de la mujer.
-¿Soy inmadura?
Rio.
-No Bianca, no he
querido decir tal cosa. Es complicado para ti… Mira… Es natural que la niña se
sienta atraída por su padre, sin embargo si hay una patología psicológica la
persona puede llegar a odiar a su padre por el rechazo de éste.
-Es que es ridículo.
-Es tu subconsciente,
Bianca. No es lo que tú crees de la boca para afuera.
-No tuve rivalidad con
mi madre.
-¿Rechazo por tu padre?
Quedé callada.
-Pero es porque no se
ha portado muy bien.
-¿De verdad, crees eso?
¿O en realidad le hechas la culpa por no haber tenido cojones para enfrentar a
tu madre?
Me quedé en silencio
con la mirada clavada en mi regazo y jugando con mis malditos pulgares sin saber
que decir. Es que tenía tantas dudas.
-¡Bien! Haremos algo.
Tú pensarás sobre todo lo que hablamos y en la próxima sesión me contarás tus
conclusiones. ¿Te parece?
Mis ojos se llenaron
de lágrimas.
-No te pongas triste pero... ¿Quieres llorar? Pues hazlo. Eso alivia.
Se puso de pie y guardó
bajo el brazo el anotador. La pluma la enganchó en un bolsillo superior de la
camisa.
-Nos vemos mañana o
pasado, como prefieras. Estoy de vacaciones para los humanos así que estaré
disponible para ti.
-Gracias…
Al salir del estudio
Sebastien se levantó de un salto del sofá. Avanzó hacia mí y su cara se
desfiguró al verme los ojos llorosos. Charles nos miró y guardó silencio.
-Ay Bianca, ¡mi amor!
¿Has llorado? ¿Pero por qué Dimitri? Si hubiera sabido no lo hubiera permitido
de ninguna forma…
-Sebastien… -Dimitri lo
interrumpió con voz neutra.
¡Qué paciencia tenía
este chico!
-Bianca está bien. Sólo
que necesita sentir cosas, volver al pasado, desahogarse.
-Sí si… Pero...
De pronto lo tomó del
brazo ante la mirada atónita de Charles y lo llevó poco más que volando al
jardín.
-Charles –supliqué-,
por favor haz algo para calmarlo.
-No te preocupes
querida. ¿Puedo golpearlo?
-¡Charles!
-Es una broma, es una
broma. Quédate aquí. Iré al jardín a salvar a ese pobre muchacho.
Sebastien.
Cogí del brazo a
Dimitri y lo llevé bajo un ciprés frondoso.
-¡Dimitri! ¿Qué ocurre
con MI mujer? ¿Por qué llora?
-Sebastien, no llora,
está angustiada por hechos de su pasado.
Charles se acercó
sonriente conteniendo una posible risa. ¡Cabrón!
-¿Hechos de su pasado?
No, noo, no me digas que la han violado o abusado de ella porque juro que
buscaré al abusador y lo haré mil pedazos.
Charles arrugó las
cejas y Dimitri lo imitó.
-No Sebastien, no te
preocupes, no es nada grave. Sólo son hechos no tan trascendentes.
-Si son hechos
intrascendente no lloraría. ¡Dimitri no me engañes! Recuerda que estás hablando
con Sebastien Craig.
Dimitri suspiró.
-No lo olvido Sebastien
y créeme que por eso te tengo tanta paciencia.
-¿Paciencia a mí? ¿Por
qué deberías?
-Porque no escuchas lo
que te digo. Bianca está bien. Estamos buscando cual es el rechazo a que no
cace humanos. Vamos por buen camino.
-¿Te parece? –dudé.
-Sebastien, parte de
esa angustia deberá sacarla de su interior para poder trabajar sobre el
conflicto. ¿Quieres que te dé una clase de psicología?
-¡No seas insolente,
Dimitri!
.-Lo siento... Me
extralimité. Te pido disculpas.
-Por qué no te calmas
Sebastien. Dimitri sabe lo que hace –dijo Charles, poniendo una mano en el
hombro.
Respiré hondo.
-Okay… Okay… Lo siento
yo también. Es que ver a la dueña de mi corazón llorando…
-Le hará falta,
Sebastien. Créeme.
-Por supuesto… Yo…
Confío en ti.
-Dimitri ha tenido las
mejores calificaciones en la Universidad. Bianca está en manos de un prodigio.
-Gracias Charles.
-Perdón… Lo siento…
-repetí.
-No me pidas disculpas.
Ahora sí, debo hacerte una recomendación.
-Dime.
-Debes contenerla pero
darle el espacio.
-¿Qué significa?
-Significa que la
acompañes sin atosigarla. Ella te contará si lo cree necesario para ella. No la
acoses para que te cuente.
-Yooooo. ¡Olvídate! Soy
muy ubicado. Quédate tranquilo.
Aún no entendí la mueca
de Charles al escucharme… Fue como un “jaja no me digas”.
Natasha salió al parque
y caminó hacia nosotros.
-Lo siento no quiero
interrumpir. Sólo quiero avisarle a Dimitri que me quedaré unos días hasta que
Lenya parta con Sebastien a la Isla del Oso. Por supuesto si no es molestia.
-¡Claro que no,
Natasha! –aseguré.
-¿Así que no partirás
conmigo a Moscú? ¿Me dejarás solo? Vayaaa sí que te tiene atada el susodicho
–después me miró. –Lo siento, no quise referirme a Lenya como “el susodicho”.
Sonreí.
-Está bien no te
disculpes. Creo que pronto seremos familia así que no me pareció una falta de
respeto –miré a Natasha risueño.
Ella se ruborizó.
-Sebastien, ya que eres
muy ubicado –murmuró Charles-, ¿te parece si tomamos algo caliente en la sala
con esta jovencita tan bella?
Natasha sonrió.
-Perfecto. Vamos. Y
Dimitri… ¡Muchas gracias!
Con una reverencia
Dimitri se alejó entre los árboles.
……………………………………………………………………………………………............
Con la llegada del día
Bianca se dedicó a ordenar nuestro ropero, descartando ropa que por su
físico más delgado que el que gozaba siendo humana, muchas prendas no le
servirían. Entré a la habitación con la frase de Dimitri golpeando mi cabeza.
“Debes contenerla pero
darle espacio”.
Caminé lentamente hacia
ella. Parecía subsumida en pensamientos tristes.
Demonios…
Di unos cuantos pasos
hasta apoyar mi pecho en su espalda. La abracé por la cintura y afirmé mi
perilla en su cabeza.
-Amor. ¿estás bien?
-Sí cariño. Estoy
arreglando el ropero. Tengo mucha ropa que ya no usaré. Me faltarán prendas
para este verano.
-Te compraré las que
quieras. Sólo dime.
-Gracias amor. Pero
quizás pueda comprármelas con mi sueldo. Necesitaré poco a poco volver a la
normalidad.
-Bianca… Preferiría
que te quedaras aquí en la mansión por un tiempo.
Se giró entre mis
brazos y se colgó de mi cuello.
-Lo sé, Sebastien. No es
que vaya a trabajar al hospital mañana mismo pero
necesito retomar mi vida. Ustedes lo hacen. ¿Por qué yo no? ¿No confías que lo
podré hacer?
-Sí cielo, lo harás…
Sólo entiéndeme. Ten paciencia. Por favor. Si logras cazar te sentirás más
fuerte y por otro lado no querrás morder cualquier cuello por ahí.
-Entiendo, sí…
¿Sebastien?
Besé sus labios.
-¿Qué, cariño?
-¿Me amarás siempre
aunque tenga defectos?
Reí. Después la miré a
los ojos con todo ese amor que me desbordaba.
-Bianca. Te amo y te
amaré con todo mi corazón hasta el fin de mis días. Aunque fueras la peor de
todas. Estoy perdido por ti.
De punta de pies, la
reina de mi corazón me dio un beso apasionado y las prendas del ropero… Y las
prendas del ropero quedaron para después.
Hola Lou, un placer leer este capítulo, no solo ha sido interesante y profundo sino que además lo he sentido fantástico para conocer a Dimitri y me gusta lo poco que ha revelado de su temperamento, es un personaje muy complejo :) Gracias por compartir tu preciosa historia con nosotros.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Hola Lou... Ya veremos como Dimitri, poco a poco, puede ayudar a Bianca
ResponderEliminarNo creo que sea un proceso rápido ni sencillo
A Bianca le cuesta hablar de su familia, de sus padres... y es que sus vivencias son duras
Y Sebastien va a tener que calmarse ;-) Se nota lo mucho que la quiere, y me ha encantado cuando le ha dicho que la amará hasta el fin de sus días aunque fuera la peor de todas
Y creo que Liz se va a marchar pero ya, ya... en cuanto se entere de que Natasha se queda en la mansión
Muy buen capítulo... en otro ratito leo el siguiente
Besos
ya nada me sorprende, eres mi escritora preferida,,,saludos...
ResponderEliminarJa no es x nada pero Sebastian es muuuy sobreprotector con Bianca jaja pero eso se llama amor me gusta leer q se preocupa x ella, y como dice Dimitri ella tiene q pensar bien sobre su pasado para poder seguir adelante, estubo bueno el capitulo gracias Lou!!
ResponderEliminarUy que tiernos que son Sebastien y Bianca. Uy y me enamore de Dimitri da ganas de hacerme tratar por el adoro como escribes.
ResponderEliminarImpertinente como todos los psicólogos! No sé como los dejan ir sueltos por el mundo! Como lo agarre y tenga un divan cerca, lo psicoanalizo hasta que no sepa como se llama! Jejeje... saludos de esta psicologa que te quiere <3
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