Capítulo 1
Vencer a la muerte.
Bianca
Después de tanto dolor
casi irresistible, la oscuridad. Todo se volvió negro a mi alrededor, de pie,
mientras sentía que un abismo me atrapaba con garras invisibles. No podía
moverme, algo o alguien me mantenía imposibilitada e inmóvil. Lo último que
había traído a la memoria de mi retina fue la mirada desesperada de Charles…
Después, mi perspectiva cambió… Me vi en brazos de él, sobre el suelo
embaldosado y una pequeña ventana a mi costado… Como si estuviera observando mi
agonía desde arriba… Después… No hubo túnel con aquella luz de la que hablaban
los que aseguraban regresar del coma… No… Sólo oscuridad.
No hubo más imágenes…
Ni colores… Ni ruidos… ¿Así era morir? No… No estaba muerta… Aún podía percibir
el latido de mi propio corazón, débil, a un compás que desconocía. La sangre
que corría por mis venas tan lento, tan despacio, fue helando mi cuerpo… Frío…
Mucho frío… Como si estuviera desnuda en la nieve. Sin embargo no tiritaba como
respuesta, mi organismo parecía no tener que defenderse de algo que parecía
natural.
Charles… ¿Dónde estaba?
Necesitaba decirle que viniera a buscarme. Aun estando en el mismo infierno.
Charles… Rescátame de la oscuridad y del frío.
Mis labios
imposibilitados de separarse evitaban que pidiera auxilio. Estaba sola, y esta
soledad no me gustaba en absoluto. Mis párpados pesaban demasiado para
abrirlos. Mis músculos parecían agarrotados. En un vano intento por estirar la
mano hacia la oscuridad un quejido salió al fin de mi boca. Entonces… Por
primera vez lo escuché.
-Bianca. Ahora
descansarás. Has luchado por tu vida. Estoy orgulloso de ti. Hubieras sido una
excelente vampiresa.
¿Hubiera sido?
Miré a mi alrededor
buscando la voz. Entre penumbras una silueta masculina, alta, de contextura
fuerte, y de largos cabellos blancos, fue acercándose a mí.
-Descansa querida.
Ahora estarás con nosotros.
¿Dónde? ¿Dónde estabas
Charles?
-Bianca…
No, no era Charles… Esa
voz grave y profunda… Era la misma voz, sí… La voz cuyo dueño me había
sorprendido aquel día en la sala de la mansión. Ese día que comprendí lo
equivocada que estaba porque los vampiros existían.
No distinguía con
claridad el rostro del hombre… Él extendió su mano que surgió de una capa
oscura que le llegaba a los pies. Volvió hablarme…
-Bianca, ven. Soy
Adrien y te doy la bienvenida. Tranquila, estarás bien.
¿Bienvenida? ¿Dónde
estaba? No era mi mansión… No estaba mi gente…
-Adrien -susurré-, volveré
con Sebastien y con mis Craig.
-Si no partes conmigo
quedarás en la oscuridad por siempre. El tiempo se acaba y la muerte no es
fácil de vencer.
Mis dedos tantearon el
cuello y notaron dos heridas profundas.
-Charles me ha mordido.
No moriré.
Me observó con
tristeza.
-Mi amigo. Mi querido amigo
ha hecho lo imposible por devolverte la vida. Pero el virus en las hembras no
responde bien. Lo he vivido… Bianca, se termina el tiempo.
De pronto,al
escucharlo, la desesperación creció en mí, se fundió en mi cuerpo, y sentí el
corazón acelerarse.
Él clavó la vista en mi
pecho y me miró a los ojos.
-Tu fuerza me emociona,
pero si has llegado hasta aquí es casi imposible regresar. Créeme que lo
siento.
-Podré, verás. No
dejaré solo a Sebastien vagando por el mundo con tan inmensa pena.
-Bianca, no insistas.
No deseo dejarte en el submundo donde quedarás como sombra etérea por siempre. No
te arriesgues, ven con nosotros a descansar en paz.
-¡No iré!
-Te encuentras en el
límite fino de la vida y la muerte. No puedes regresar y ser la misma.
-No seré la misma, lo
sé. No importa. No te seguiré. Al menos hoy, no te seguiré.
-¿Por qué te rebelas?
-Por Sebastien, por
Douglas, por Charles. No puedo hacerle eso a Charles.
Su rostro ahora nítido,
muy próximo a mí, expresó la preocupación. Era bello como sus hijos. Ojos gris
plata, facciones perfectas, gestos amables, y la energía… Energía poderosa que
parecía palparse a su alrededor, donde la oscuridad era evidente que no
significaba un obstáculo para él.
-La desesperación no
ayudará –murmuró con tristeza-. Se acaba el tiempo. Si no aceptas venir no
podré obligarte. Cada uno elige su destino, sin embargo la muerte no es fácil
de vencer para cualquiera.
-No soy cualquiera.
¡Soy Bianca McCarthy, la mujer de Sebastien Craig! No iré contigo porque
regresaré con los tuyos… Con los míos.
Su rostro dibujó el
desconcierto como si mi reacción no fuera la normal. Cambió la dirección de su
mirada hacia el cielo renegrido y tormentoso. No me había percatado que había
un cielo por encima de nosotros. Entre unas nubes espesas una luna grande y rojiza
se abría paso.
-Marte… -murmuró- Te ha
mordido bajo la influencia de Marte. Te baña su fuerza de guerrero por eso te
rebelas.
Se inquietó, y como si
observara un reloj invisible en la pared, dio dos pasos atrás y pareció
diluirse.
-Debo irme, está prohibido
permanecer aquí si no perteneces al submundo. No puedo ayudarte, Bianca. Créeme
que lo siento.
El frío continuaba y mis
músculos no respondían por más que me esforzara. Tenía que poder regresar,
debía hacerlo por los Craig, por mí misma que no deseaba otra cosa en mi vida
que ser una vampiresa y ver al fin a Sebastien. ¿Pero cómo?
Voces de mujeres se escucharon lejanas.
-¡Abre los ojos!
–ordenó una de ellas-, has decidido tu destino, ahora debes vencer a la muerte.
-¡Abre los ojos e intenta
moverte!¡Debes irte de aquí cuanto antes! –exclamó otra.
Adrien había
desaparecido pero su grito retumbó en el espacio tenebroso.
-¡Regresen! ¡No quiero
perderlas!
Intenté abrir los ojos
pero no pude. ¿Qué ocurría? ¿Él tenía razón? ¿La muerte estaba venciéndome?
¿Y
ellas? ¿Quiénes eran capaces de arriesgarse a quedar en el submundo por mí?
Dos siluetas como
fantasmas se aproximaron lo suficiente para distinguir sus rostros preocupados.
-¡Abre los ojos!
–ordenó una de ellas.
-Pero es que los tengo abiertos.
-No, no los tienes -continuó una de las figuras femeninas.
-Pero es que los tengo abiertos.
-No, no los tienes -continuó una de las figuras femeninas.
-No puedo –contesté.
¿Acaso no los tenía abiertos? ¿A qué se referían?
-Sí puedes. Tienes como
protector a Marte. Sólo dos vampiros han tenido esa protección antes que tú. Mi
hijo Lenya y… Otro que preferiría no recordar.
La madre de Lenya… Ella
era la madre de Lenya.
La otra mujer se acercó
con delicadeza como si flotara.
-Bianca, mi hijo no
vivirá sin ti. No es la ausencia de fortaleza que impide que regreses, tienes a
Marte como protector. Son los miedos los que impiden el regreso.
La madre de Sebastien…
-No tengo miedo
–respondí.
-Tú no. Pero Charles
sí. Sientes su miedo como propio. ¡Abre los ojos! ¡Regresa con él! Dile que no
tema. Los Craig te necesitan. No debes dejarlos solos.
Los Craig… Mi familia…
Sebastien, Charles, Douglas…
Debía entender que mis
ojos estaban cerrados. Adrien y sus mujeres estaban transmitiéndome con la
mente. Con la mente… Y para regresar y escapar de allí debía despertar.
Imaginé a Sebastien
llorando mi muerte, destrozado, a Charles viviendo con la culpa, a Douglas
vagando por la casa como alma en pena, a Scarlet perdida y desolada…
El deseo por evitar
tanto dolor actuó como incentivo. Mi cerebro se encargó del resto…
Volqué mi fuerza física
en despegar mis párpados… ¡Puedo hacerlo! ¡Puedo hacerlo! Sebastien… Charles…
Douglas… Mis Craig…
El tornasol rojizo del
planeta bañó mi rostro… Adrien dijo… “Marte es tu protector”, debía lograrlo.
Sin embargo también había dicho, “se acaba el tiempo”.
Me concentré… Todo
silencio alrededor. No quedaba nadie conmigo… Al menos eso creí…
Poco a poco un murmullo
molesto zumbaba en mis oídos. En segundos sombras de seres danzantes salidas de
la nada me rodearon. Una mano alcanzó mi cabello y lo escurrió entre los dedos. Acariciando las hebras.
Giré para enfrentarla y
grité.
-¡Si eres mi muerte,
maldita desgraciada regresarás sin mí!
Inmediatamente clavé la
vista en mi planeta protector. Rojo como sería mi iris si llegara a salir de
allí. Ignorando las sombras espectrales cuyos gemidos deseaban desconcentrarme,
cerré los ojos, aunque sabía que estaban abiertos sólo en mi mente. Debía
abrirlos al mundo real.
-¡Concéntrate Bianca!
¡Abre los ojos!
-¿Adrien?
No me había abandonado
a pesar que corría riesgo de ser atrapado allí.
-¡Bianca, hazlo ya!
–gritó. Al mismo tiempo una garra intentó asirme por el brazo para atraparme.
Grité con todas mis
fuerzas.
-¡Soy una Craig maldita
muerte, no podrás conmigo!
Los párpados pesados
dejaron de serlo… La ansiedad me carcomía pero no era fácil convencerme que lo
había logrado. ¿Y si no era así?
Todo silencio… Mi
respiración agitada era lo único que podía escucharse…
Entonces… Despegué mis
párpados hasta ahora petrificados y abrí los ojos…
Abrí mis ojos al nuevo
mundo como afirmaba Adrien, con el único consuelo de regresar con mis Craig.
Lo primero que
distinguí fue el techo de revoque gastado. Paredes despintadas en penumbras.
Escuché conversaciones… Mi iris recorrió el alrededor. Allí estaba él… Con la
cabeza apoyada en un brazo junto a mi cuerpo. Sus ojos cerrados con fuerza,
como si no quisiera ver nada de lo que ocurría. Su miedo… Podía olerlo.
Moví los dedos de una
mano que descansaban en mi pecho y los dirigí a su cabeza de cabellos blancos.
Rocé sus finas hebras y dio un sobresaltó. Entonces, me miró a los ojos por
unos instantes.
-Charles –pronuncié.
Poco a poco la sonrisa
de calma y dicha lo iluminó.
-Querida… Me quedé dormido.
Estoy agotado.
Sonreí.
Se acercó más con sumo
cuidado y me rodeó con sus brazos. Me abrazó como quien abraza un ramillete de
flores. Con delicadeza como si fuera a romperme.
Varios segundos
transcurrieron para que su abrazo se hiciera firme y seguro.
-¡Bianca! ¿Todo salió bien?
Dime, por favor. ¿Sientes dolor?
-Frío –contesté.
Me apretó contra su
cuerpo y rio.
-¡Bianca!¡Mi querida
Bianca!¡Dime que estás bien!
Lo separé lentamente y
lo miré a los ojos.
-Tú dime si estoy bien.
Nuestros ojos se
encontraron. Aunque no podía reflejarme en ellos supe que debían tener el mismo
color. Borgoña. Como los tenía él. Era una vampiresa… ¿Era una vampiresa? No
hubo calambres de dolor y fuego como en los libros de Bernardo. Había frío…
Muchas sensaciones nuevas al mismo tiempo queriendo entrar en mí.
Su mano hizo a un lado
mis prendas y observó una cicatriz.
Sonrió.
-Ha cerrado tu herida.
Sus ojos brillaban de
emoción.
-¿Mi herida?
-Sí querida. Tu herida
de muerte.
Recordé los hechos
desafortunados y terribles vividos con él…
De pronto mi corazón
rompió el compás lento y aceleró.
-¡Sebastien! Debe creer
que estoy muerta.
Intenté ponerme de pie
con la fuerza y movimientos característicos de alguien que desea levantarse del
piso, pero fallé en los cálculos y di mi espalda contra una de las paredes.
Se levantó de un salto
y me advirtió.
-Aguarda, despacio. Tu
fuerza no será la misma. Levántate despacio.
Las manos se apoyaron
en el suelo y como si pesara como pluma fui incorporándome lentamente sin gran
esfuerzo.
Él se acercó y tomó mi
mano para inspeccionarla. Deslizó el pulgar por mi piel.
-Te ves traslúcida.
Necesitas sangre.
¿Sangre? Por supuesto.
Ahora y por la eternidad viviría de ella.
Presté atención a las
voces lejanas y mi iris se fijó en una de las puertas.
-No, no es una buena
idea –afirmó adivinando mi intención.
Mis pies parecían
flotar como si la gravedad no existiera, sin embargo los veía sobre el suelo.
-Ven.
De la mano me guió
hacia él.
-Esto es tan nuevo para
mí como para ti. Espero poder ayudarte.
Mis pies se deslizaron
como si usara patines.
-Así despacio –sonrió-.
Ahora recuerda que con el mismo esfuerzo que caminabas podrás correr a gran
velocidad.
Miró hacia la puerta.
-Ten cuidado. No
estamos solos. Hay humanos en otro piso. No puedo olerlos, sí los escucho.
Humanos… Yo ya no lo
era…
-Puedo escucharlos
–contesté- ¿Pero no están tras la puerta?
-No querida. Aunque los
escuches claro ellos no están allí. Intenta caminar nuevamente.
-Iré sola hacia la
puerta –aseguré.
-¡No! ¡Hacia la puerta
no! No es que no confié en ti pero… Hazme caso. Intenta caminar hacia la pared
izquierda.
Lentamente… Como
alguien que aprende a caminar después de un accidente, logré tener conciencia
de mi velocidad. El cerebro recibía el deseo, emitía la orden y… antes de
meditarlo estaba en apoyada en la pared izquierda.
-Lo has hecho bien.
Nuevamente caminé hacia
él, sin embargo no pude controlarme y me estrellé contra su cuerpo.
-Calma… Sin la
ansiedad.
Fruncí el ceño.
-Es difícil.
-Puede ser. Con
seguridad. Nacimos con el don de la velocidad, no podría contarte mi
experiencia. Es natural en mí. Quizás si estuviera Numa…
-¿Lo lograré?
Sonrió.
-Mi querida Bianca, has
vencido los peores obstáculos para vivir, ¿crees que moverte como vampiro será
algo que no logres? Claro que lo lograrás.
Mis ojos se fijaron en
la pequeña ventana.
-Charles, está
amaneciendo.
-Lo sé. Pero no debes
preocuparte. El sol debe darte pleno para quemar tu piel. Intenta otra vez
caminar. En cuanto lo hagas partiremos a la mansión. Me materializaré contigo.
Mi rostro se iluminó.
-¡Sí! ¡Quiero ver a
Sebastien!
De pronto mi rostro
ensombreció…
Sebastien, Numa… Varios
pensamientos desordenados iban y venían. A él si lo había convertido…
-No, no puedo verlo.
Él… Él no me querrá vampiresa.
-No digas eso.
-Sí… Él nunca me
convirtió. ¡Él se enojará con nosotros Charles, no me querrá a su lado!
-No es así. Sebastien
es el ser más comprensible. Si no lo ha hecho fue por el miedo a perderte. No
hay mucha experiencia en convertir humanos, casi nula. Tú eres su vida, si
fallaba…
-Tú lo hiciste.
-La situación fue
diferente. ¿Tenía acaso opción?
-¿Iba a morir?
-Sí.
-¿Sebastien se enfadará
contigo?
-No lo creo. Me entenderá,
y a ti… Estará feliz de verte, querida. Vamos, practica. No querrás que te vea
inmóvil sin poder correr a sus brazos.
Observé la ventana y
caí en la cuenta… No llovía… Los colores naranjas tenues de el amanecer
pintaban el retazo de ventana. Los días de diluvio anteriores regresaron a mi
memoria.
-Charles… ¿Cuánto
tiempo ha pasado?
-De…
-Sí, desde que
desaparecimos por la inundación.
-Dos semanas, querida.
-Dos semanas… Quiero
saber caminar, desenvolverme. Lo intentaré.
Una voz de hombre se
escuchó cerca…
¿Lo conocía? Sí…
-Conozco esa voz.
-¿Estás segura?
-Lo estoy… Escucha…
Viene hacia aquí.
-Bianca. No te muevas.
-¿Dónde estamos?
-Creo que por las
conversaciones en el subsuelo de un hospital.
Afiné mi oído… La voz
se escuchaba muy cerca…
-¡Olaf! Es el hospital
Central de Kirkenes. ¡Es Olaf!
-Aguarda. Si abre la
puerta y no llegara a ser él, estamos en problemas. No permitiré que abra la
puerta hasta que estés segura.
-Es Olaf, puedo
asegurarlo. Está arrastrando algo… Como una camilla sin ruedas.
Apoyó la mano en la
puerta para impedir que Olaf abriera.
-Déjalo entrar-
murmuré.
-No puedo hasta estar
seguro que está solo. Tú sabes, ningún humano sabe de nosotros. Y aunque fuera
Olaf… No puedo asegurarte que lo dejemos vivo. Tú estás con sed y como neófita
no puedo pedirte control. Yo… Me siento muy débil y su sangre será mi única
salida si quiero materializarme. Aguarda. Deja que se marche. Buscaremos otra
solución.
-Charles, él puede
avisarle a Sebastien que estamos vivos. ¡Debe estar sufriendo!
-Le diremos que estamos
bien. No te preocupes. Primero debo verlo a solas. Lo buscaré en el hospital. Al
verlo recordaré su fisonomía. Tú no debes atravesar esa puerta. ¿Entiendes
Bianca?
-Tengo sed.
-Lo sé. Yo también. Sin
embargo el control es algo que he ganado a través de decenas de años. Por ahora
debo alimentarme y volver contigo a la mansión.
Mis ojos continuaron sin separarse de la puerta. Las voces se alejaron poco a poco.
Mis ojos continuaron sin separarse de la puerta. Las voces se alejaron poco a poco.
Sentí como si alguien
me hubiera quitado un manjar de mi boca. Gruñí de lo más profundo de mi
corazón. El odio ganó mis entrañas aunque el ser que tenía frente a mí era mi
querido Charles.
-¡Déjame salir! Prometo
regresar.
-No, no saldrás porque
una vez que atravieses esa puerta y pruebes sangre nadie será capaz de
frenarte. Por favor…
-¡Tengo sed! –grité con
una mano cerrando mi garganta.
-¡Bianca! ¡Reacciona!
Si pensarlo me abalancé
hacia la puerta pero él fue más rápido y se interpuso ganando varios arañazos y
magullones por mi furia incontrolable.
-¡No te vuelvas mi
enemigo justo ahora!
-No soy tu enemigo, Bianca. Lo contrario. Es por tu bien y el mío. Te repito, no saldrás de aquí.
Tragué saliva por mi
garganta seca. Me retiré unos pasos y lo miré con odio…
Sus ojos borgoña se
suavizaron y se hundieron en mi iris con calidez, con amor. Entonces, no
resistí a tanto cariño sincero, a tantos recuerdos.
Lo abracé fuerte y él
correspondió.
-Tranquila, Bianca. Sólo
te pido que sigas mis indicaciones.
Me aparté unos pasos y
lo miré resignada. Él continuó explicándome con su paciencia característica.
Jamás encontraría mejor maestro.
-Saldré de aquí a
buscar a Olaf. Él me ayudará a conseguir sangre del laboratorio y avisará a
Sebastien. Yo… No podré materializarme hasta que recupere energía. No he
dormido bien.
-Charles… -mis ojos se
llenaron de lágrimas. Lágrimas muy saladas. Nunca había degustado con el
paladar tan sensible y catador.
-Perdón Charles. Por
cuidarme has dejado todas tus energías.
Sonrió.
-Todas no. Tengo
suficientes para buscar Olaf. Ahora prométeme que no te moverás de aquí.
-Lo prometo.
Por supuesto que lo
cumplí. No salí hasta que él regresó. Pero la promesa no abarcaba el hecho de
no alimentarme, en el supuesto que mi banquete… atravesara la puerta.
Hola querida, cuánto gusto me ha dado ver el inicio de una nueva de tus historias, te felicito, y he disfrutado mucho además conocer el destino de Bianca y Charles, me preocupaban. ¿Cómo lo tomará Sebastien? Será un gran cambio para todos, y una gran transición para Bianca, estaré al pendiente de lo que sigue; gracias de nuevo por compartir tus preciosas historias.
ResponderEliminarUn abrazo,
Claudia
¡Hola Claudia! El placer es mío. Muchas gracias por tu compañía. ¿Sebastien lo tomará bien? Yo creo que sí. Bianca necesitará tiempo para acostumbrarse y recorreremos el camino con ella. Un beso enorme y gracias cariño.
EliminarOh, casi lo olvido, temo que no he podido hacerme seguidora de este blog porque no ubico el gadget, así que espero volver luego para hacerlo.
ResponderEliminarBesos.
No te preocupes cielo estoy tratando de subir el gadget y me muestra otro modelo nuevo que no es el que quiero. Tu sabes, así es blogger.
EliminarBienhallada de nuevo, querida Lou. Contentas de ver el inicio de un nuevo y magnifico libro, que nos hará reír y llorar con nuestros amados Craig. Prepararemos pañuelos y uñas para seguirte paso a paso en lo que será una historia genial, como todas las tuyas. Por cierto, no habrás visto unas bragas por allí? Se me han debido de caer al ver la foto de Dimitri...
ResponderEliminar¡Mi querida Shikara! ¿Has venido por más Lenya? Y lo tendrás, te lo aseguro, tesoro.
EliminarMuchas gracias por el comentario, pero sobre todo por tu imperdible humor de siempre. No he puesto a todos los integrantes de los aquelarres porque en este momento creo que las liaré, están los principales... Y más no diré jejje. ¡Un besazo grande y gracias!
Hola Lou esta lindo si necesitas ayuda photo draw, cambiando de tema me alegra volver a leerte en veamos que pasa con Bianca ahora es vampi , t e mando un beso
ResponderEliminar¡Hola Citu! Muchas gracias por tu ofrecimiento. Bienvenida al tercer libro. Un beso grande.
EliminarHola Lou siii el primer capitulo de la nueva historia q bien, ya extrañaba leer sobre estos personajes, uufff me encanto leer q ya Bianca es una vampira pero su sed de sangre es muy grande ojala q no cometa un error q a ella le pueda afectar muy gravemente y bueno cuando Sebastian se de cuenta de q esta viva va a estar super feliz, su felicidad va a ganar mas q la molestia q va a tener xq ella sea vamipra jeje, muchas gracias x el capitulo!!!
ResponderEliminar¡Hola Laura! Bianca tendrá algunos problemas como vampiresa, hay que darle tiempo. Me alegro mucho encontrarte por aquí con tus maravillosos comentarios. Bienvenida Laura. Un beso grande.
EliminarUn principio de libro muy bueno e interesante, amiga!! Me dan penas ellos dos, no ha tenido que ser fácil para Charles estar esas dos semanas cuidando a Bianca sin saber si sobreviviría o no. Espero con ganas del siguiente.
ResponderEliminarBesoos
¡Hola Lyd! Charles ha pasado lo peor. La decisión de convertirla no ha sido fácil. Ahora quien deberá apoyarla será Sebastien. Me alegro de verte por aquí y después mándame decir en un mail como te estás yendo con tu novela cariño. Un besote y gracias.
Eliminarpermíteme felicitarte una vez mas, y lo seguiré haciendo tienes un don especial para escribir, y yo un agradecimiento muy grande por dejarme leer tus escritos,,,saludos.- y en espera de los siguientes capítulos,,,
ResponderEliminar¡Hola Lobo! Muchas gracias por el halago. Me alegro compartir contigo la historia que además de vampiros hay lobos muy apuestos y amables. Un beso grande y gracias por tu compañía.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarHola Lou... ¡Qué blog más bonito para tu tercera novela de Los Craig!
ResponderEliminarHoy quiero decirte que me han emocionado las palabras que nos has dirigido antes del capítulo... y debes saber que hoy es el día del libro en España... y hoy ha nacido una nueva novela... Enhorabuena
Veo que Bianca vence a la muerte, no está nada mal tener como protector a Marte... y las madres de Lenya y de Sebastien también la han ayudado
Bianca tiene mucha sed y debe aprender a ser vampiresa... no creo que sea fácil pero sí creo que lo conseguirá
Charles, encantador como siempre... y también me ha gustado la actitud de Adrien
Un primer capítulo que me ha encantado y que promete una gran novela... seguro que pasamos momentos estupendos e inolvidables gracias a ti
Muchos besos
Pero cómo se me ha pasado tu comentario querida amiga? Mil disculpas. Tengo la cabeza en mil cosas y no había regresado a los comentarios. Gracias por estar aquí nuevamente siempre acopañándome y dándome ánimo. Un besote enorme tesoro.
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