jueves, 12 de noviembre de 2015

¡Holaaa! Perdón la demora. Aquí con ustedes.... Rescate a la novia. Disfrutenlo. Como siempre, muchas gracias por comentar el capi.

Mañana o pasado subiré un video dedicado a la amistad, hecho por mí con todo cariño, para todos ustedes. Besotes. Lou.

Capítulo 43
Rescate a la novia.

Anthony.
Llegamos a Moscú a las puertas del edificio de “las siete hermanas” donde esperaban los tres machos Gólubev. Por cierto muy sonrientes. Quizás esperanzados que no llegaría a salvar las pruebas ideadas por ese trío maquiavélico. Por mi parte iba acompañado de Ron y Lenya y esperaba dejarlos con un palmo de narices.
Mijaíl tenía en sus brazos a mi bebé profundamente dormida ya que Svetlana estaría escondida quien sabe dónde. Ese era mi trabajo según la tradición rusa. Encontrar a la novia y así merecerla.
Nosotros habíamos aprovechado a cazar ya que la boda sería mañana y no daría lugar para ausentarnos ni aunque fuera por necesidad. Sabía que llevaría en mi corazón ese día para siempre y no deseaba que nada perturbara el festejo con mis seres queridos.
-Caballeros subamos –dijo el jefe de familia invitándonos a pasar. Era sabido que Svetlana no estaría en el edificio, ¿dónde se encontraría mi doncella bella? Ninguno de los tres tenía idea. Para poder acercarme al escondite debía pasar las pruebas o adivinanzas depende el humor de los Gólubev que aunque me apreciaran, llevarse al ángel rubio no sería tan fácil.
Apenas entramos al bello salón de la familia prestigiosa de vampiros, permanecimos de pie cerca de la puerta. Mijaíl se sentó en un sofá con mi niña en brazos que dormía ignorando el momento difícil que pasaría su pobre padre.
Sonreí.
-Estoy listo –exclamé mientras Lenya y Ron se acercaban atentos a mí.
-Ey, tranquilo –rio Dimitri dejándose caer en otro sofá- Iván se encargará de controlar el tiempo.
Dicho esto arquee una ceja al ver a uno de mis futuros cuñados traer un pequeño reloj de arena y aguardó de pie con el objeto entre manos.
-Relájate Anthony, te lo haremos fácil porque te apreciamos –sonrió Mijaíl acomodando entre sus brazos a Milenka en una mejor posición.
-Mmm… no le creas Anthony –rio Dimitri tratando de ponerme nervioso-, la verdad es que si no es por ti tenemos miedo que Svetlana quede para vestir santos. Esa es la razón.
-¡Dimitri! No seas irrespetuoso con tu hermana –protestó Mijaíl.
-¡Okay! ¿Están preparados? ¿Conocen las reglas? –anunció Iván.
-Por supuesto –dijo Lenya.
Ron se encogió de hombros.
-Pues, yo los sigo. En tradiciones soy nulo.
-Vamos Gólubev, mucha charla y poca acción –protestó Lenya sonriendo.
-Bien, papá, tú empiezas –ordenó el mayor de los hermanos.
-Bien, responde Anthony. ¿Qué es lo que más le gusta hacer a Svetlana y qué es lo que odia? Porque deberías conocer muy bien a la hembra con la que te casarás, ¿verdad?
Bajé la vista a la alfombra mientras Iván agregaba en tono divertido.
-Oyee, apresúrate, el reloj comenzó a correr.
Noté que había girado el reloj de arena en sus manos y el contenido se escurría, a mi modo de ver, demasiado rápido.
-Okay… Svetlana odia el verano porque detesta cazar de día.
-Exacto –dijo Mijaíl-, ¿y qué le gusta más?
Titubee. No podía decirle en la cara al padre que Svetlana amaba tener sexo conmigo. Hubiera quedado horrible de mi parte, así que pensé que más adoraba Svetlana y se destacaría entre otras cosas…
-La arena va por más de la mitad –rio Iván.
-No lo pongas nervioso –rio Mijaíl.
-Imposible papá él ya lo está –sonrió Dimitri.
Piensa Anthony piensa… ¿Qué adora Svetlana que sobresalga del resto?
Creo que había trascurrido unos diez segundos cuando Iván volvió alertarme.
-El tiempo se acaba, cuñado.
-¡Ya! ¡Aguarda! –exclamé nervioso.
-Yo aguardo, es la arena que… -observó el interior del reloj con una mueca sonriente- Parece que alguien malicioso lo lleno con arena muy fina, ¡qué pena!
-Yo no fuiii –agregó Dimitri.
Tramposos Gólubev…
-¿Y? –protestó Lenya mirándome a la cara-. ¿No lo sabes?
Enojado lo miré.
-¡Oyeee! ¿De qué lado estás?
-Piensa amigo y no pierdas tiempo, ¿qué le gusta a Svetlana que sea digno de mencionar? –preguntó Ron con rostro desesperado.
De pronto Milenka se movió entre los brazos de su abuelo. Dio un suspiro y continuó sumergida en un sueño profundo.
Sonreí.
-¡Lo tengo!
-Te escuchamos atentamente Anthony –rio Dimitri-, pero cuidado, no vayas a fallar.
Con la barbilla levantada y aire triunfador contesté.
-No hay nada que adore más Svetlana que contemplar como duerme nuestro bebé.
Lo recordaba en una conversación íntima con ella. Después de haber tenido sexo en la mansión, Svetlana observó a la niña dormir en la cuna y murmuró., “mírala Anthony, ¿hay algo más bello que nuestra hija durmiendo?”
-¡Aaaag! –protestó Iván, al tiempo que Mijaíl sonreía.
-Muy bien Anthony, has acertado. Tienes derecho a pasar a la próxima prueba.
-¡Bien hermano! –rio Ron.
-Vamos Gólubev esto se pone interesante –animó Lenya-, aunque no veo la acción.
-Te toca, Dimitri –dijo Iván esperando para girar el reloj nuevamente.
-¿Quieren acción? –preguntó Dimitri, poniéndose de pie de un salto-. Okay… Deberás cambiar el pañal a Milenka antes que la arena termine de escurrirse.
Mijaíl acomodó a Milenka en uno de sus brazos y cogió un pañal estampado con ositos que escondía bajo su chaqueta.
-Pero, ¡Milenka está dormida! ¿Estás loco? Sería una pena despertarla.
Dimitri rio.
-¡Claro qué sí! Tienes razón. Debes cambiarle el pañal sin despertarla.
-¿Queeeeeé? –protesté-
-¿No querían acción? Pues, ahí la tienen.
Miré a Lenya para asesinarlo.
-¡Tú y tus ideas, Lenya Craig!
Rio.
-Okay, lo siento. Me refería otro tipo de acción.
-¡Apresúrate Anthony, Iván ha girado el reloj! –alertó Ron.
-¡Tramposo!
Mijaíl me entregó a la niña y la acosté rápidamente en un sofá. Me dispuse a quitarle el pantaloncito de lanilla color melón que hacía juego con su camiseta bordada.
-¡Aguarda bestia! –protestó Lenya acercándose-. Los lazos de los zapatitos. ¡Debes quitarle el calzado, bruto!
-¡Ja! ¡Cuánto sabes de bebés! –bromee.
-Es sentido común.
-Estoy nervioso.
-La arena se escurreeeee –bromeó Iván.
-¡Yaaaaa, cállate!
Milenka protestó mientras quitaba sus zapatitos, pero por suerte continuó durmiendo.
Deslicé el pantaloncito delicadamente despegué las cintas adhesivas del pañal y lo tiré a un costado. Sin perder tiempo y escuchando a Iván canturreando que me faltaban unos quince segundos, levanté el cuerpito con delicadeza ayudado por una de mis manos y con el mayor de mis cuidados deslicé por debajo el nuevo pañal.
-No olvides pasarle las toallitas húmedas –rio Dimitri señalando el pequeño paquete en sus manos.
-Mierda, ¿eso también?
-¡Se termina el tiempo! –exclamó Iván riendo divertido.
Milenka arrugó el ceño aunque mantuvo los párpados cerrados.
Cuando terminé la tarea a la velocidad de la luz y alcancé a pegar las cintas adhesivas, la vestí con el pantaloncito.
-¡Terminó el tiempo! –exclamó Iván.
Respiré agitado como si hubiera corrido la maratón en Siberia.
-Mmm… lo siento faltaron los zapatitos –sonrió Dimitri.
-¡Uuuuh qué penaaa! –rio Iván.
-Nooo, nooo, eso no vale –protestó Lenya-. La consigna decía cambiar el pañal y el pañal está cambiado. Además la niña no se despertó.
Mijaíl rio.
-Tienen razón chicos. La prueba está aprobada.
-¡Bien! –gritamos los tres.
Milenka abrió los ojos sobresaltada y la barbilla tembló.
-¡Bestias, han despertado a mi sobrina! –protestó Iván.
La tomé en brazos y Milenka buscó mis ojos.
-Hola cariño. ¿Te has despertado para alentar a papá?
Milenka llevó los deditos de una mano a su boca y chupó.
-Mi niña tiene hambre.
-Pero si le hemos dado el biberón hace dos horas y Svetlana le dio de mamar antes de esconderse. ¡Madre mía esta niña nos fundirá! –rio Dimitri.
-No es hambre –agregó su abuelo sacando de su bolsillo un chupete rosa-. Extraña el chupete para dormirse.
Todos los que estábamos en esa sala sonreímos al ver a Milenka cerrar su boquita carmín en torno a la tetina y chupar con ahínco.
-¡Qué tierna es! –exclamé.
-Muy tierna, muy tierna, pero debes seguir las pruebas, así que pásasela a mi padre.
-Ufa… -murmuré.
La deposité en los brazos fuertes de Mijaíl y la niña me siguió con la mirada.
Si no estaba seguro de los dos meses de nacida que tenía mi niña hubiera jurado que sonreía por primera vez. Imposible, no hubiera sido lo normal.
-Sigamos Anthony, o Svetlana se convertirá en planta si sigue esperando por ti –sonrió Dimitri.
Iván respiró hondo y con una sonrisa socarrona agregó.
-Me toca.
-Dime, soy todo oídos.
-Como disfruto mucho de la intelectualidad de los seres, deseo que el macho con el que se case mi hermana tenga rapidez mental y sea inteligente.
-¡Cagamos! –bromeó Lenya riendo.
-¡Cállate tonto! –rio Ron.
-Dime –dije, con aire engreído.
-Quiero que armes con las iniciales del nombre de mi hermana palabras o frases que señalen sólo virtudes de ella. ¡Sólo virtudes!
Iván tomó el reloj y lo giró en un respiro.
-¡Ey! Pero no dejas que asimile la consigna –protesté.
-Rapidez mental, cuñado. Un acróstico.
-Ánimo Anthony –tranquilizó Mijaíl-, recuerda que tus amigos pueden ayudarte.
Miré a cada uno y ambos encogieron los hombros.
Bien… estaba en problemas.
-Okay, comienzo… S de sincera, V de valiente, E de elegante, T de… T de… ¡Ay mierda!
-¡Pueden ser frases! –me recordó Ron.
-Okay, T de… T de…
-T de tierna –aportó Lenya.
Piensa Anthony… Me dije a mí mismo.
-¡Listo! L de linda, A de alegre, N de noble, A de amable. ¡Lo logré!
Todos rieron.
-Mmmm… aguarda, ¿no te has olvidado de ninguna letra? -sonrió Iván.
Mi rostro empalideció.
-Lo has hecho bien, Anthony. Iván está haciéndose el gracioso –acotó Mijaíl.
-Muy bien. Ahora prueba de fuerza –dijo Dimitri.
-Estoy listo.
Mijaíl carraspeó.
-Muy bien querido yerno, no dudo de tu fortaleza e inteligencia pero me encantaría saber hasta dónde llega tu fuerza.
Se puso de pie nuevamente y con cuidado caminó hacia el lujoso comedor. Lo seguimos en silencio.
Dimitri se adelantó y ocupó una silla junto a la mesa.
-Siéntate Anthony. Jugarás una pulseada con Dimitri, el más fuerte de los Gólubev. Si logras vencerlo pasarás a la otra prueba. Espero que sí –sonrió-. Svetlana debe estar ansiosa.
-Además si continúa escondida donde está los humanos podrían sospechar –agregó Iván-. Debes apresurarte.
-¡Calla Iván! Aún no le des pistas –chillo Dimitri haciendo crujir los dedos.
Se posicionó apoyando el codo derecho en la mesa y extendió la mano.
-Vamos a ver cuñado, que fuerza tienes.
-¡Ánimo Anthony! –exclamó Lenya.
-Sí mucho ánimo, mucho ánimo, pero la ayuda de mis amigos no pude utilizarla. Eso es trampa –contesté sentándome frente a Dimitri.
-Oye, siento que nos quieres decir inútiles –protestó Ron.
-Las pruebas no han terminado, si bien es cierto que en esta particularmente no te podrán ayudar –corrigió Mijaíl acercándose a la mesa con la niña en brazos.
Mi mano derecha se unió con la de mi cuñado y nos miramos a los ojos seriamente.
-Cuando cuente tres giraré el reloj, ¿preparados? –preguntó Iván.
-Listo –dijimos al unísono.
Y la prueba comenzó…
Aparentemente los dos teníamos mucha fuerza. Por segundos mi mano lograba vencer la fuerza de Dimitri pero por momentos creía que me vencería…
La arena del reloj seguía escurriéndose y no dábamos señales de imponernos sobre el otro…
Hasta que algo ocurrió.
Milenka hizo un movimiento inesperado con su pequeña boca y el chupete rosa voló cayendo en la mesa.
La escena fue muy graciosa ante tanto silencio y expectativa reinante. Sólo sé que Dimitri embozó una sonrisa y en milésimas de segundos noté sus músculos relajados. Esa fue mi oportunidad.
Rápidamente aproveché su debilidad y la fuerza de mi mano logró doblar el brazo del fornido de mi cuñado, derrotándolo abiertamente.
-¡Siiiii! –festejaron los Craig.
-Uuuuh –rio Dimitri-. Demonios que has aprovechado la oportunidad.
Sonriente me puse de pie y ya desbordado por mis sucesivos triunfos alenté.
-¡Vamos! ¿Ahora qué sigue?
Todos rieron, salvo Milenka que protestó ante la algarabía.
-Muy bien Anthony –felicitó mi suegro-, no puedo asegurar que le hubieras ganado a mi hijo pero la destreza y la astucia van de la mano. Has sabido utilizar la oportunidad. Te felicito.
-Aguarden, falta la última prueba y la más difícil según mi entender –agregó Iván cortando el festejo.
-Dime, ¿cuál es? –pregunté.
Acomodó su chaqueta y sonrió.
-Elemental mi querido Anthony. Deberás encontrar a Svetlana. ¿Dónde crees que podrá estar mi hermana escondida?
Lo miré desconcertado.
Era cierto, no tenía ni idea de dónde comenzar a buscar y tenía en contra a ese maldito reloj de arena en cuanto Iván lo girara.
-Me voy –dijo el mayor de los Gólubev. Me llevo el reloj. Te esperaré junto a Svetlana. Procura que la arena te dé tiempo.
-¡Ey! Aguarda –protesté-. ¿Cómo sé cuándo girarás el reloj?
-Esperaremos unos minutos, tres exactamente, para darle tiempo a Iván a llegar al escondite. Después te diré un acertijo que te ayudará a resolver –dijo Dimitri, tomando una campanilla de bronce como las que usarían los ricos en un tiempo pasado para llamar a la servidumbre.
-Espero que esta vez me ayuden con el acertijo –alerté a mis amigos.
-Soy todos oídos –dijo Ron-, me va muy bien con las adivinanzas.
Observé a Lenya y encogió los hombros.
-No me miré así, nunca jugué a las adivinanzas ni cuando era niño.
-Okay. Comienza Dimitri –dije algo nervioso, viendo que Iván se despedía por la puerta principal.
-Tranquilos –aseguró Mijaíl-, es tu última prueba Anthony y debo felicitar tu desempeño. Estoy orgulloso que seas mi yerno.
-Gracias Mijaíl.
Todos dirigimos la vista a un reloj redondo de pared confeccionado en bronce y cedro.
Fueron los tres minutos más largos de mi vida…
En cuanto el minutero marcó la hora señalada Dimitri tomó la campanilla y pronunció el acertijo.
-Ya es la hora, Anthony. Te deseo suerte.
-Escucho atento –contesté.
-Tiene tres cuerpos aunque es uno solo. Sus piedras blancas secretos guardarán. Iván no es el dueño pero fue su idea. ¡Apresúrate! Al sonar campana, ella sorda quedará.
Dimitri hizo sonar la pequeña campanilla en su mano una sola vez.
Demonios… Los tres nos miramos.
-Repite el acertijo, por favor -pidió Ron.
-Tiene tres cuerpos aunque es uno solo. Sus piedras blancas secretos guardarán. Iván no  es dueño pero fue su idea. ¡Apresúrate! Al sonar la campana ella sorda quedará.
-¡Diablos! –me lamenté.
No tenía ni idea. Lenya y Ron se acercaron a cuchichear conmigo.
-¿Sorda quedará? ¿Está cerca?–preguntó Ron.
-No –aseguré-. Debe tratarse de otra campana.
-Una verdadera –aportó Ron.
-Es un campanario –agregó Lenya.
-Sí, hay que adivinar cuál amigos, alguna pista que me ayude.
Ron repitió.
-Tiene tres cuerpos aunque es uno solo… Debe tratarse de tres edificaciones que pertenecen a la misma construcción o iglesia.
-Conozco poco Rusia. Lenya, ¿Se te ocurre algo?
Lenya negó con la cabeza.
-En Moscú hay varias, déjame pensar.
-¡Diablos chicos! Estoy en problemas.
-¡Calma amigo! –tranquilizó Ron-. Debemos pensar también que tiene que ver Iván en esto. Dimitri dijo, “Iván no es dueño pero fue su idea”.
-No debe referirse a Iván Gólubev –acoté astutamente.
-Iván, “El grande” –dijo Lenya.
-Podría ser –dijo Ron.
-Ordenó construir una torre, tres cuerpos una sola construcción –dije con una sonrisa.
-Cierto Svetlana está en el campanario, por eso lo referente a la campana, si suena quedará sorda –agregó feliz Ron.
-¡Lo tenemos! El campanario de Iván, “El grande” –dije a los Gólubev que observaban con una sonrisa.
-¡Bien Anthony! –felicitó Mijaíl.
-Ahora debes correr, aunque… creo que el tiempo querido cuñado no te dará, calculo quedarán segundos para llegar a la torre.
-¡No! No puedo perder la prueba justo al final.
-Deja de parlotear, Anthony. Estamos para ayudarte y está permitido. Así que –Lenya sonrió ganador-, toma mi mano y cierra los ojos.
……………………………………………………………………………………………...
Cuando al fin tuve a Svetlana en mis brazos ella rio divertida.
-Lo sabía amor, iba a rescatarte sin lugar a dudas, aunque confieso que tuve temor. Los Gólubev tienen una imaginación envidiable.
Rio entre mis brazos.
-Y yo confieso que la idea de cambiar el pañal fue mía.
Reí.
-Lo logré cariño. Pasé las pruebas y te he rescatado, con ayuda de mis amigos, por supuesto.
Lenya e Iván me miraron sonrientes.
-Anthony –Svetlana  tomó mi rostro con ambas manos y me miró a los ojos.
-Tú ya me rescataste Anthony. Me has rescatado de mi vida sin ti, del desamor eterno. Porque por más que transcurrieran centenas de años jamás amaría a otro macho que no fueras tú.
-Te amo Svetlana.
Incliné el rostro, mis dedos se enredaron en esos cabellos rubios y sedosos, y la besé por largos segundos ante el silbido de los presentes.

Svetlana.
En la mansión de los Craig, en mi habitación, acompañada por Natasha y mi madre, terminaba de vestirme con mi bello vestido de novia. Debía bajar al salón cuando todo estuviera listo aunque conocía que faltaban mínimos y escasos detalles.
Iván oficiaría nuestra boda. Él era el único graduado en leyes y en teología. Sí mi hermano era muy estudioso y preparado, además de vestir siempre elegante y adecuado para la ocasión. No imaginaba a mi hermano mayor desaliñado o diciendo un chiste fuera de lugar en una reunión. A veces creía que era demasiado estructurado.
Miré a través de la ventana. En el parque florido por la estación veraniega estarían aguardando bajo dos frondosos cipreses mi amado y su mejor amigo, Ron. Podía verse lo adornado que lucía el parque con arreglos florales y nuestros seres queridos que iban y venían ansiosos por ver aparecer la novia.
Me miré reflejada en el espejo… Una niña rubia de ojos vivarachos caminaba de la mano de su padre bajo la noche fría de Moscú. Era yo…
El abrigo era suficiente para que el aire helado no castigara mi cuerpo porque aún no había indicios de ser vampiresa. Era sólo una niña que jugaba con sus hermanos y que obedecía a sus padres, bueno… sonreí, sólo a veces.
Lejos estaba de saber mi realidad. No llegaría  a convertirme en una joven normal. Mi cuerpo adquiriría fuerza, mi piel se aclararía por la falta de melanina, mi cabello quedaría cano, y mis ojos… Mis ojos modificarían el color celeste del iris por otro tono extraño donde el rojo tinte iría ganando terreno, y mi sed… mi sed de sangre humana.
No sería sólo Svetlana con un apellido ruso como tantos otros. Ser Gólubev pasaría a transformarse en pertenecer a una raza prestigiosa de vampiros.
Mientras Natasha con su paciencia abrochaba cada botón nacarado ajustando el vestido a mi silueta, el pasado regresó tan nítido como si hubiera sido ayer.
¡Qué altos veía los edificios por las calles de Moscú a mi escasa altura! Mi padre encerraba su mano ancha y fuerte en mi mano pequeña y me guiaba por esas calles cubiertas de nieve. Me gustaba pasear con mi padre y conversar de muchos temas. El mundo estaba convulsionado después del “crack” de la bolsa de Nueva York. Se respiraba un aire enrarecido. Sin embargo yo, fiel a mis años de niñez, me preocupaba por mis lindas botitas de piel recién estrenadas y algo que llamó mi atención aquella noche estrellada.
Una pareja salía de una iglesia rodeada de una multitud. El novio lucía un traje con galardones o algo así, la novia de blanco tenía dibujada una sonrisa de felicidad.
Me detuve maravillada y tironee de la mano de mi padre.
“Mira papito, ¿qué ocurre allí?”
Mi padre sonrió.
“Es una boda, Svetlana. Parece que él novio es un potentado poderoso. Quiero decir, alguien de mucho dinero.”
-¡Qué lindo, papito! Yo quiero casarme con un poten… ¿Cómo se decía?”
Recuerdo que mi padre rio.
“Potentado”. ¿Pero sabes querida mía? Lo único que deseo para ti cuando te cases, que tu pretendiente sea el amor de tu vida”.
Volví al presente…
-Tranquilo papá, me caso con el amor de mi vida –susurré frente al espejo.
Una lágrima de emoción corrió por mi mejilla provocando la llamada de atención de mi madre y hermana.
-¡Svetlana! ¡No debes llorar!
-Lo siento, lo siento.
Apantallé mis ojos con las manos para que la humedad no corriera el maquillaje.
Mi madre observó a Milenka en la cuna.
-Querida, se ha despertado. ¿Tendrá apetito?
-No lo creo, le he dado un biberón hace una hora.
-Parece inquieta. No duerme tiempo prolongado últimamente, ¿verdad?
-No mamá –agregó Natasha- ya está siendo mayorcita.
Giré mi cabeza y contemplé a Milenka acostada boca abajo. Había logrado con esfuerzo apoyarse en sus bracitos y su cabecita levemente levantada buscaba nuestras voces.
-Ah… Cierto. Según las estadísticas los bebés de ahora lucen más despiertos que antes.
Natasha tomó la corona blanca adornada con perlas y pequeños diamantes del tocador.
-¡Oh qué bella, tesoro! Lucirás hermosa –dijo mi madre poniendo un poco de polvo facial donde la lágrima había dejado su recorrido.
Anouk entró a la habitación.
-¡Ay, qué bella estás hermana!
-¡Gracias!
Dicho esto se sentó sobre mi cama con sumo cuidado para no arrugar su hermoso vestido azabache. Sabía que el negro era el color favorito de los Gólubev si de vestimenta se trataba pero Anouk esta vez había sido la única que había optado por ese color. Natasha había elegido un vestido escotado, para variar, color rojo sangre. Mi madre, más sofisticada, uno en tonos pastel, por supuesto sin mostrar sus atributos.
Observé mis zapatos blanco nacarados y sonreí.
-Bianca me ayudó a elegirlos –dije, levantando un poco el borde del vestido.
-¡Qué gusto exquisito, querida! –acotó mi madre dando un vistazo a mi atuendo en general.
-Mamá, en cuanto termine la celebración tendré que viajar a Moscú urgente. La universidad no perdonará más ausencias de mi parte –dijo Anouk cruzando elegantemente una pierna sobre la otra.
Por el espejo observé las miradas de mi madre y Natasha…
-Bueno, no creo que haya apuro, Anouk –carraspeó mi madre.
-¿Por qué? Quedaré libre y tendré que comenzar nuevamente el año lectivo o la cursada.
Natasha y yo reímos no aguantando la risa.
-¿De qué ríen? –protestó enojada mi hermana menor.
Mi madre dejó de prestarme atención y depositó el cepillo de cabello sobre el tocador.
-Anouk, he perdido la cuenta de la infinidad de veces que has comenzado una carrera, esperar un poco no te hará daño.
-No entiendo el propósito, mamá.
Natasha suspiró con una sonrisa mientras presentaba la corona sobre mi cabeza.
-¡El propósito es que de una buena vez hagas algo útil!
Codee a mi hermana para que callara la boca y no peleara en este día tan importante para mí.
-¡Mamá! ¡Dile a Natasha que se calle la boca! Después de todo nunca me mantuvo.
-Natasha… -susurró mi madre.
-Ahora deberás trabajar como lo hacemos todos.
¡Natasha! –protestó mi madre.
-¿Qué quiere decir, mamá?
-Olvídalo Anouk. Tu padre hablará contigo después de la boda.
-¿Sobre qué, mamá? ¡Dímelo!
-Anouk, por favor. No es el momento.
-Dile de una vez mamá. Después de todo se enterará.
-Tu padre dijo que hablaría y esta conversación se termina aquí. A ver, cariño… -dijo mi madre girándome lentamente para verme en varios ángulos.
-Se terminaron tus extensas vacaciones, Anouk –sonrió Natacha guiñándome un ojo.
-No la disgustes –susurré.
Anouk se puso de pie de un salto.
-Mamá por favor, tengo derecho a saber que tienen planeado hacer conmigo.
-Desterrarte a la helada Siberia –rio Natasha.
-¡Mamá!
-¡Sssssh ya! Guarden silencio.
Anouk miró a Natasha frunciendo el ceño.
-Sea lo que fuere no será tan horrible como tener de macho un vampiro que no te amará nunca.
¡Anouk, es suficiente! –exclamó mi madre.
Bianca golpeó la puerta de la habitación y al escuchar autorización se asomó sonriente.
-Holaa, no quiero ver a la novia antes de tiempo pero debo avisarles que la música está lista. Bye, bye.
-Gracias, mi querida –agradeció mi madre.
Después se acercó a la cuna y cogió en brazos a Milenka. Alisó el vestidito rosa que hacía juego con sus zapatitos.
-Yo iré al parque. Procuren no distraerse.
Anouk la siguió.
-Yo iré contigo.
Antes de cerrar la puerta se detuvo angustiada.
-Natasha… Lo siento. Fue un exabrupto.
-Ya lo olvidé.
-Creo que si no se fija en ti, él se lo pierde.
-Está bien Anouk, no te preocupes.
Al quedarnos solas mi hermana y yo, la frase hiriente de Anouk sobre Lenya quedó flotando en el aire. Sentía que debía decirle algún consuelo a mi hermana, o quizás alguna mentira. Lo que fuera. A veces son útiles las mentiras blancas.
-No le hagas caso, Natasha.
Ella ajustó la corona sobre el peinado y cogió el cepillo.
-¿Sobre qué?
Suspiré.
-Sobre lo que dijo Anouk. No piensa lo que dice.
Natasha sonrió mientras arreglaba mis bucles.
-Svetlana, sabes bien que nunca he amado a ningún macho. Para mí van y vienen. Unos más que otros.
Mis ojos la miraron a través del espejo. Por unos segundos ella cruzó mi mirada y bajó la vista.
Mi mano se elevó hasta encontrar su mano tratando de arreglar unos mechones rebeldes.
La encerré con mi mano.
-No adivino el pensamiento de los vampiros. No tengo el don. Pero a mí nunca me engañarás. Soy tu amiga.


12 comentarios:

  1. Cómo he disfrutado la prueba que le hicieron a Anthony, el pobre sufría por el tiempo jajaj pero muy inteligente todo lo que hicieron....tramposos con el asunto del pañal ja...bueno se viene una boda que bien!...gracias Lou tu siempre nos das un capítulo de lo más bueno, saludos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola Lau! Ha sido divertido y nos hemos reído gracias a estos Gólubev que imaginación no les falta. Te agradezco a ti tesoro, por comentar con ese entusiasmo. Un besote grande.

      Eliminar
  2. Uy me he reido con lo de Anthony . Genial capítulo te mando un abrazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola Citu! Querida amiga gracias por comentar aunque sé que estáss complicada con el tiempo. Deseo que todo se solucione. Te quiero mucho, ¡y gracias!

      Eliminar
  3. Hola, Lou... Creo que Anthony ha sufrido bastante en este capítulo... yo me he divertido ;-)
    Pero, bueno, las cosas han acabado bien para Anthony... ha logrado rescatar a su futura esposa
    Mijail, Dimitri e Iván se han divertido también... y creo que la pequeña Milenka ha ayudado a su papá
    Por la adivinanza, he sospechado que se trataba de un campanario ;-)
    Veo muy preocupada a Anouk por lo que hayan decidido sus padres sobre su futuro
    Y pienso que a Natasha le duele que Lenya no la ame más de lo que admite... pero del corazón nadie manda
    Bueno, nos espera una boda... y me encantará estar invitada ;-)
    Felicidades por otro estupendo capítulo
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola Mela! Anouk deberá trabajar, veremos que dispone su padre. Creo que le ha dado tiempo suficiente para pensar en su futuro y ella no se ha decidido. Natasha le ha ocurrido lo que toda mujer detesta y sufre, enamorarse de alguien que no le corresponde. El tema es como se sale de esa relación si es que se hace a un lado en algún momento. Yo me jugaría que lo haría con dignidad, veremos.
      Por supuesto a la boda todos los lectores invitados, serán los únicos junto a Marin y Douglas que probarán los bocadillos, no te parece?
      Muchas gracias por comentar, amiga. Un beso grande.

      Eliminar
  4. hola me encantan estos libros y es un placer leer cada semana un nuevo capitulo.... besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Hola Stefany! Un gusto enorme leer tu comentario. Me alegra que de a poco se animen a interactuar en este sitio que después de todo es su casa también. Muchas gracias, ¡y bienvenida!

      Eliminar
  5. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  6. perdon la maquina me anda mal y me aparecia como no publicado y despues publico todojajaja bss

    ResponderEliminar
  7. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  8. Lou, un poco tardado pero tu sabes que siempre regreso,,,un capítulo lleno de sentimientos y una boda, me gustó,,,saludos

    ResponderEliminar