miércoles, 4 de noviembre de 2015


¡Hola tesoros! Con ustedes capi 42. Ansío que se diviertan y disfruten. Es mi más sincero deseo. Un besote grande y muchas gracias por acompañarme en esta locura.
PD: Anímense a votar mis chicos. Es anónimo. Queda tiempo aún pero me gustaría saber que piensa la mayoría. Tienen la encuesta a la derecha.
 
 
Capítulo 42

Trato hecho.

 

Charles.

Si tuviera que explicar que era la suerte hoy por hoy, diría que la definiría como la decisión del centrado e inteligente del comisario, señor Hansen o algo así, optando por encerrar por separado a esos escandalosos stripper lejos de nosotros. ¿Era necesario ocupar dos calabozos? Sí, era necesario. De lo contrario Sebastien se hubiera comido crudo a los infelices y con los restos Lenya hubiera hecho un licuado. Por el contrario, entendía perfectamente que era parte del trabajo de divertir a un grupo de chicas donde una de ellas se despediría de la divertida vida de soltera. Al que hubiera encerrado de por vida sería al atrevido de ese oficial que había osado en llamarme “abuelo”. ¡Idiota!

Me senté sobre el colchón de una de las dos literas estudiando las paredes con grietas y humedad.  La cama de arriba también estaba sin hacer y cuatro edredones deshilachados y descoloridos habían sido dejados como al descuido sobre las camas. Los colchones no tenían casi espesor. Aunque muchos doctores aseguraban que para mejorar la columna era excelente dormir sobre una tabla, supuse que en este lugar no lo harían buscando el beneficio de los presos. Era evidente.

 El calabozo mediría tres por tres, de alto unos cinco metros. El tragaluz con doble reja donde no pasaría ni un niño de corta edad, dejaba entrever un rayo tenue del sol de la madrugada veraniega de Kirkenes.

Sonreí.

Tan pequeña abertura era ridícula si uno se ponía a pensar que estaba construida pensando en algún posible escape, ya que para llegar a esa altura el humano debía tener las virtudes del famoso hombre araña.

-¡No puedo creer el tamaño de las pollas de esos desgraciados!

La voz de Lenya me sacó del pensamiento.

-¡Lo primero que haré al salir de aquí es asesinarlos!

Sebastien que mantenía una mano apoyada en la pared y la otra en la cintura, tratando de ver algún movimiento tras las rejas, lo miró enfurecido.

-¡No puedo creer que estemos encerrados aquí y a ti te preocupe el tamaños de sus pollas! ¡Nunca imaginé que fueras tan competitivo!

Me puse de pie y busqué un habano en el bolsillo interno de mi chaqueta negra.

Palpé el encendedor en el bolsillo de mi pantalón hasta encontrarlo y me dispuse a encender el buen tabaco regalo de Margaret.

-Es igual a Adrien, muy competitivo –murmuré acercándome a la reja-. ¿Alguno quiere fumar?

Sebastien me miró.

-Y yo, ¿no me parezco a él?

Lo miré y eché una bocanada de humo. Como bruma gris y espesa coronó su cabeza para luego diluirse en el espacio.

-Sí. En algunas cosas. Sin embargo eres muy similar a tu madre.

Vi a Lenya recostado en la pared más alejada y observándonos atento.

Sebastien volvió la mirada hacia fuera de las rejas, aunque fuera del calabozo sólo teníamos de vista un pasillo estrecho y una pared gris. Deprimente.

-Extraño a mi padre –murmuró casi en un susurró inaudible.

-Yo también extraño a mi amigo –agregué.

Su mirada se perdió en algún punto ante el silencio que reinó en el ambiente.

-Nunca le pregunté lo suficiente sobre mi madre.

Suspiré y aspiré el humo lentamente sin dejar de contemplarlo. La tristeza de Sebastien siempre había sido parte de mí, como también sus alegrías. Lo entendía, difícil vivir la vida como si nada cuando se trataba de alguien que no tenía recuerdos de una madre.

-No te hostigues. Tu padre no le gustaba hablar del pasado.

-Eso ya lo sabemos –protestó Lenya recostado a la pared con los brazos cruzados.

Sebastien lo miró.

-¿Lo dices porque no me habló de ti?

-Sí, entre otras cosas.

Sebastien volvió la mirada a través de las rejas.

-Cierto. Eso algo que tengo dentro de mi corazón. A veces creo que no lo he perdonado.

-Vamos Sebastien, aleja todo vestigio de rencor si es que lo tienes –protesté-. ¿No entiendes que no te llevará a nada?

-Quizás, a entenderlo o no…

-El rencor y la incomprensión no te llevará al entendimiento. Ten la seguridad de ello. Tal vez si pudieras estar frente a él.

-Eso nunca ocurrirá –protestó Lenya-. Seamos coherentes. Convengamos que somos dos infelices en algún punto. Por decisión de otros yo no supe de mi padre y tú ignoras sobre tu madre… No… Si es lo que yo digo. Nuestras vidas se parecen bastante…. Dos víctimas, eso es lo que fuimos.

Cerré los ojos para visualizar a mi gran amigo….

Ambos sentados en la caverna, solos y sin testigos, nos confesábamos nuestras tristezas.

“¿Qué puedo hacer Charles? Halldora no desea vivir aquí conmigo. No puedo quitarle a nuestro niño. Por otra parte, ¿qué diría Sebastien si se entera que tiene un hermano oculto? Charles, me odiaría. Esperando por Halldora dejé pasar el tiempo… Sebastien idolatra a su madre y con razón, además guardaría rencor a Halldora. Charles, ¿cómo haré querido amigo para decirle que he tenido otro amor además de su madre?”

Abrí los ojos y miré a Sebastien y a Lenya.

-A veces no es tan fácil decir la verdad si transcurre el momento justo. No por cobardía, sino porque involucramos otros seres y podríamos lastimar.

Sebastien apoyó la frente en un barrote.

-Sólo quisiera preguntarle, ¿por qué papá?

-Vayaaa vayaaaa.

Una voz de macho me sorprendió y los tres miramos a través de las rejas.

El oficial que parecía estar tras de Scarlet… ¿Cómo era el nombre?

-¡Grigorii! ¡Grigorii, dile al comisario que nos conoces! ¡Queremos salir de aquí! –exclamó Sebastien.

El oficial arqueó la ceja con las manos a las caderas. No llevaba uniforme. Deduje que estaría en una misión alejada de lo que habitualmente hacía. Estiró su chaqueta de cuero alisándola con gesto confundido y caminó lentamente hasta aproximarse a los barrotes.

-¿Perdón? Recuerda cuando en su lujosa mansión lo llamé por su nombre y usted… si mal no recuerdo… dijo… dicho sea de paso en tono desagradable y altanero…. “Para usted señor Craig” –una sonrisa malévola se cruzó en su rostro mientras Sebastien lo contemplaba atónito-. Ahora, casualmente le digo lo mismo señor Craig, para usted no soy Grigorii, sino Oficial Pretov.

Oh oh…

Sebastien estiró el brazo para cogerlo del cuello pero el desgraciado tenía unos reflejos increíbles. Se apartó hacia atrás sin abandonar la sonrisa de satisfacción.

-¡A esto yo lo llamo abuso, Petrov! –gruñó Sebastien.

-Yo lo llamaría “oportunidad” –replicó el desgraciado-. Pero cálmese señor Craig, tengo buenas noticias.

-¿Podremos regresar a casa? –preguntó Sebastien.

-¿Antes podemos pasar por el calabozo de los stripper? –preguntó Lenya acercándose.

Sebastien lo miró como para partirlo en dos.

Pretov sonrió negando con la cabeza.

Sí, a veces pensaba que el Dios de Kirkenes era muy inocente…

-No, no, ni lo uno ni lo otro –dijo con aire sobrador.

Interrumpí.

-¿Entonces? –pregunté-. ¿Cuál es la buena noticia?

-Las chicas han sido liberadas y trasladadas hasta la puerta de su cuantiosa mansión. Así que puede estar tranquilo sobre su esposa.

Creí que un trueno sonaba en todo Kirkenes pero el sonido salió del pecho de Sebastien.

-¡Voy a matarlo, Pretov!

-Sssshhhh, calma, calma… Haciendo lo posible porque los liberen y usted tan agresivo. El comisario se entera de estas demostraciones y usted no saldrá ni el próximo mes. Aunque podría recomendarle a mi jefe que le permita salidas transitorias para tener sesiones con un psiquiatra, usted no se ve como alguien que pueda andar solo por la vida. Para mí es un peligro, entre nosotros por supuesto.

-Pretov… Me saca de aquí o se arrepentirá de por vida. Lo juro.

-¡Ah lo que faltaba! ¿Está amenazándome?

-¡No es amenaza, es advertencia, desgraciado!

-Sebastien, no ves que quiere sacarte de los cabales. ¡Sé inteligente! –dijo Lenya cruzado de brazos-. Obsérvame como sigo su juego sin salir de mis casillas, no lo logrará.

-Grigorii.

La voz de Scarlet nos sorprendió. Se acercó cautelosa con gesto preocupado.

Saludó con una mano con evidente mueca de pena.

-Grigorii, no seas malo. Habla con el comisario. Mis hermanos y Charles son personas honorables, tú lo sabes.

-¿Qué haces aquí Scarlet? –pregunté.

-Bianca y yo decidimos quedarnos hasta que los liberaran a ustedes. Estamos bien, no se preocupen.

Grigorii la tomó de la cintura y dio un beso en los labios.

-Mmmm… entonces preciosa voy a querer que se queden aquí eternamente, así te puedo seguir viendo. ¿No prefieres que te lleve a mi casa? Anne te extraña. Hoy no tienes que trabajar.

El beso que le siguió fue apoteósico. Sí, con lengua incluido.

Los barrotes temblaron como si hubiera un terremoto. El cuerpo de Lenya se estrelló contra las rejas mientras gritaba.

-¡Voy a matarte, Pretov!

-¿No era que sabías mantener la calma? –protestó Sebastien mientras yo trataba de coger a Lenya por los brazos para despegarlo de los barrotes.

Obviamente si no lo hacía reaccionar, ninguna cárcel serviría para mantener a Lenya Craig encerrado. Sin embargo ese detalle era algo que no podría descubrir Grigorii por nada del mundo.

Cuando Bianca llegó a la escena pensé que nada haría mantener a los hermanos Craig tras la reja. ¡Adrien, dónde quiera que estés, ayúdame!

-Hola… Amor… -susurró, acercándose a la reja con cara de cordero degollado.

Bianca lucía una mueca de serio arrepentimiento en su cara, claro que no derivaba de haber bailado arriba de la mesa con dos stripper sino de que Sebastien, su Dios de Kirkenes, hubiera terminado entre rejas por su culpa.

Sebastien se apartó de la reja, se alejó y dio la espalda con los brazos en las caderas.

-¡Sebastien! No seas malo, por favor. Disculpa este lío, pero sí tú…

Aaay ese “pero sí tú” estaba seguro que habría arruinado a muchos matrimonios.

Sebastien giró y la miró frunciendo el ceño.

-¡No digas que ahora alegarás que tuve culpa que las cosas terminaran aquí!

-Bueno, tampoco tengo la culpa, estaba sólo divirtiéndome sanamente.

-¿Sanamente? ¡Dices sanamente! ¿Tú estás tomándome el pelo, Bianca?

-Calma –murmuré.

Yo era muy valiente, ¡sí señor! Aunque como venían las cosas y el aire caldeado seguro que si intervenía en favor de uno u otro, iba a ligar un golpe de algún lado.

Lenya aún seguía aferrado a la reja y creo que apenas lo solté mediría la distancia de su brazo para ver si lograría coger del cuello al oficial. ¡Qué va! No habría forma de cogerlo ya que Scarlet lo tenía abrazado a modo de protección. ¡Qué linda forma de terminar la despedida de soltera de Svetlana!

Carraspee para terminar con toda esa discusión de Sebastien con Bianca que se enardecían en demostrar quien tenía la culpa a los gritos, y por otro lado Lenya que echaba fuego por los ojos mientras Pretov sonreía agarrado como garrapata a Scarlet. Claro, carraspee para terminar con todo esas escenitas, pero me miraron furiosos todos al mismo tiempo. En fin… Que siguieran discutiendo. Me eché en una litera y cogí una almohada que daba pena, con los brazos detrás de mi cabeza terminé mi habano y que fuera lo que el diablo quisisera.

 

Svetlana.

Caminando por el bello jardín, antes de entrar a la mansión, invadía un silencio sepulcral. Ron había guiñado un ojo sonriente, a Rose, Margaret, y a Sara. Había hecho una reverencia desde arriba del muro, a mi madre, a Gisele, a mis hermanas, y a mí. Aunque supuse que no ver a Bianca y a Scarlet le habría llamado la atención además de los coches de la policía. De todas formas nada preguntó. Él parecía ser muy discreto.

Subí los peldaños lentamente antes de pisar el portal y miré a mi madre que aún no se reponía de haber bajado de un coche patrullero en las puertas de los Craig. Natasha me sonrió y Anouk no dejaba de observar alrededor con temor como si algún vecino se hubiera enterado de nuestras proezas. Bien… Eso nunca iba a suceder porque primero los Craig no tenían vecinos que vivieran cerca. Y segundo, a quienes podría importar lo que hacían los Gólubev estaban tras las rejas. Quizás a papá y a mis hermanos también le importaría pero los tres estarían ideando planes maquiavélicos para mi pobre Anthony y que mi rescate se hiciera difícil.

Conocía a Anthony. Era un macho muy seguro y mejor sería contarle de mi boca lo ocurrido. Por dónde comenzaría era la cuestión.

La sala de la mansión estaba silenciosa. Subí el interruptor de la luz. Aparentemente no había electricidad y todo estaba en penumbras. Sólo el resplandor del atardecer eterno de Kirkenes nos daba una modesta visión del alrededor.

Sara y Rose subieron a sus habitaciones y Margaret partió raudamente a la cocina. Mamá y mis hermanas se sentaron en los sofás para reponerse. Gisele quedó de pie cerca de ellas esperando alguna orden. No podía convencer a mí empleada personal además de amiga a que debía sentirse como de la familia. Los Gólubev para Gisele éramos poderosos y distinguidos. Nada más cerca, quizás un poco distinguidos, sí. Por mi parte deseaba encontrar a Anthony y a nuestro bebé en algún lado de la casa. Así que después de insistirle que tomara asiento junto a mis hermanas eché una ojeada rápida al ambiente.

Parecía estar todo en orden. En realidad varios machos se habían quedado al cuidado de una pequeña y frágil bebé así que, ¿por qué tendría que haber habido algún problema? ¿No?

La respuesta a mi duda fue contestada cuando Margaret salió de la cocina rápidamente y abrió una puerta angosta ubicada casi al fondo de la sala. Mi madre y hermanas callaron el cotorreo y la observaron sacar utensilios de limpieza de un armario. Me acerqué titubeando si interrumpirla ya que parecía apresurada.

-Ehm… Margaret, ¿puedo ayudarte en algo antes de subir por la bebé?

La simpática empleada rubia me miró y sonrió.

-Oh noo, Svetlana. Tú debes tomar el vuelo pronto y regresar a Moscú ya que mañana a última hora Anthony te rescatará y se casarán. Me arreglaré perfectamente. Tampoco es demasiado desastre el que han dejado los chicos.

Arquee la ceja.

-¿Desastre? ¿Los chicos?

Sin esperar a qué se refería avancé hacia la cocina y abrí la puerta con mis hermanas, Gisel, y madre, pegadas a mi espalda.

¿Qué era todo ese lío?

Natasha rio. Evidentemente burlándose de la ineptitud de los machos. Anouk respiró hondo y murmuró, “es una suerte que hayamos dejado a Milenka sólo unas horas”.

Al principio juro que mi voz no pudo salir de la garganta al ver la tina de baño de Milenka sobre la encimera. Resto de espuma había salpicado los muebles, el mármol, la grifería y creo que hasta los cristales de la ventana. Madre mía… El piso ni hablar, parecía una imagen del lago Onega.

Mi madre se acercó al escuchar mi exclamación de, “¿qué es todo esto?

Se asomó a la puerta con Gisele pisando los talones.

-Oh! Mme Sasha, cette horreur.

Natasha rio otra vez.

-Diablos, ¡qué inútiles!

-No seas injusta Natasha, no imaginas el lío que hizo tu padre cuando bañó a Ivan por primera vez. –protestó mi madre atravesando la cocina mientras trataba de esquivar la decena de charcos.

Margaret entro a la cocina sonriendo.

-No se preocupen. Demasiado que se han quedado con la bebé y han hecho lo que pudieron.

-Pues, pudieron muy poco –retrucó Natasha-.

-Si me disculpan iré por mi hija. Ustedes permanecerán en la mansión pero yo debo regresar a Moscú en el primer vuelo. Mañana nos reencontraremos en la fiesta de mi boda.

-Adió hermanita. Prepárate para unirte a un súper macho para siempre –bromeó Natasha.

-¡Natasha! Deja de burlarte de los machos y ayudemos a Margaret –ordenó mi madre mientras yo abandonaba lo que en algún momento había sido la bella y lujosa cocina de los Craig.

-No es necesario, Sasha.

-Sí lo es. Entre todas  terminaremos más rápido.

Caminé por el pasillo de planta alta tratando de escuchar si sentía la queja de mi niña, pero lo único que mis oídos captaban era el sonido de un video juegos que parecía venir de la habitación de Douglas.

Conté las puertas que ya sabía de memoria y abrí la correspondiente. Sebastien había ordenado instalar todo el confort para mí y Milenka, cuestión que le estaba eternamente agradecida.

Al abrir la puerta con sorpresa descubrí que estaba vacía. Mi cama hecha, la cuna también, ropita de Milenka doblada sobre una cajonera bajo la ventana… ¡Eureka! Al menos no había agua ni restos de espuma. Evidentemente por aquí los “machos niñeras” no habían pasado. ¡Por supuesto! ¿Cómo no me había dado cuenta? Si alguien había logrado dormir a Milenka ese alguien no sería otro que Anthony.

Salí de mi habitación y un golpe de puerta cerrándose hizo que girara sobresaltada.

Al final del pasillo Rodion estaba de pie con una mano apoyada en la pared.

Me miró y arqueó la ceja. Sonrió con notable tristeza y caminó hacia la escalera cabizbajo. Al llegar a mí habló en voz baja.

-Siento lo del golpe, Sara tiene carácter y…

-¿Te ha echado de la habitación? –pregunté con pena.

Realmente lo veía desbastado.

-Sí. No quiere verme por ahora. Yo… no sé qué hacer.

-Escucha, hablaré con ella antes de irme. Si es que no te parece mal.

-Gracias. Permiso…

Se alejó y bajó la escalera rápidamente.

Pobre… No desconocía que una hembra debía estar acompañada en un momento tan crucial sin embargo quizás a Rodion había que darle un poco de tiempo para asimilar la idea de ser padre.

Entré a la habitación de Anthony tratando de abrir la puerta lentamente para que los goznes y bisagras no hicieran nada de ruido. Me asomé tímidamente…

El cuadro entre padre e hija me conmovió a tal punto que mis ojos se llenaron de lágrimas.

Pensé… ¡Cuánto tiempo amor mío soñé con esta escena! Creo que desde que te vi esa primera vez en la reunión de Sebastien. Lucías tan elegante y seguro. ¡Muy macho! Recuerdo que ese día partí de la mansión con el ánimo por el piso. ¿Cómo haría para conquistar el corazón de nada menos que el guardaespaldas de Sebastien Craig, hijo del líder de los vampiros? Y te soñé amor mío, cada día de mi vida… Aunque por tu gesto duro y recio supe que sería difícil conquistar tu corazón, no podía darme por vencida. ¿Sabes por qué Anthony? Porque tú eras dueño de mi felicidad.

Lo contemplé…

Anthony estaba en la cama boca arriba profundamente dormido. Sus jeans parecían salpicados de… ¿Agua? Sonreí, avancé, y cerré la puerta despacio, para no despertarlo. Se suponía que los vampiros teníamos muy buen oído pero creo que Anthony había quedado nocaut. Su camisa beige estaba desprendida totalmente y sobre el pecho pétreo que subía y bajaba levemente al compás de su respiración, Milenka dormía plácidamente con su chupete rosa.

Me acerqué en puntillas. ¡Diablos! ¿Dónde había dejado mi móvil? Una foto de ellos dos sería un recuerdo inolvidable.

Mi niña lucía su cabello húmedo y un perfume dulzón desprendía su cuerpito envuelto en un vestidito naranja. Envuelta sí, no vestida. Porque estaba segura que por los bordados se lo habían puesto al revés.

Sonreí.

¡Qué bello era Anthony! Sus pestañas largas y espesas en los párpados cerrados. El rostro anguloso con facciones fuertes. Aunque yo sabía que lo rudo sólo lo tenía para demostrar a los enemigos de los Craig con quien irían a enfrentarse. Sin embargo, mi macho era miel por dentro…

Mordí mi labio inferior cuando mis ojos se posaron en su boca de labios rellenos. Los tenía entreabiertos y fue para mí… una tentación muy difícil de superar.

Me acerqué un poco más pisando la alfombra con cuidado…

Lentamente me incliné hasta que su rostro estuvo muy cerca…

Y lo besé suavemente.

Abrió los ojos y me miró. Quizás al principio un poco desorientado por mi presencia a su lado.

-Hola amor –susurré.

Sonrió y observó a Milenka dormida.

Fue incorporándose lentamente para no despertarla. Milenka se movió apenas entre sus poderosos brazos pero continuó durmiendo. La depositó a un costado de su cuerpo y estiró el brazo para tomar mi cintura y atraerme hacia él.

Me recosté con cuidado sobre su pecho. Besó mi frente y acarició mi cabello.

-Svetlana, ¿tienes aroma a vodka o me equivocó?

Reí.

-No te equivocas. Diablos… debo oler horrible.

Alcé el rostro para mirarlo a los ojos. Ojos azabache con vetas rojas.

Me miró entre acusador y divertido.

-Cuenta… ¿Es cierto que han bailado con stripper?

Asentí con la cabeza pero me apresuré a aclarar.

-Pero sólo nos divertimos sanamente –levanté una de mis palmas-. Lo juro, palabra de honor.

-Te creo.

-Dime tú… ¿Se la han arreglado bien con la bebé?

-¡Por supuesto!

Reímos.

-Okay, nos fue horrible. Al menos cuando Lenya, Sebastien, y Charles, se fueron Douglas y Numa me ayudaron a distraer a Milenka mientras Ron le preparaba un biberón.

 -¿Y tú?

-Bueno yo intentaba terminar de vestirla aunque lloraba porque a Ron sus canciones no le dieron resultado.

Reí.

-Dime amor, ¿qué hicieron Douglas y Numa para distraerla?

-Oh no, no te gustará saberlo.

-Oh sí, sí me gustara.

Rio.

-Okay… Douglas la paseó en la moto una vueltecita por el jardín envuelta en la toalla ya que no había logrado vestirla hasta ese momento y Numa…

-¡Qué horror, Anthony! ¿Y si se hubiera caído?

-No, Douglas la aferró muy fuerte. Sabía que si no lo colgaría de las pelotas.

-A esta altura no sé si quiero saber que hizo Numa, aunque… mejor dime.

-Numa hizo parpadear las luces de la sala repetidas veces para llamarle la atención. A propósito las luces de la sala se quemaron.

-Nos hemos dado cuenta.

En un acto distraído Anthony pasó la lengua por sus labios y mi mirada libidinosa se fijó en ese punto tan deseable.

Me miró entre la pestañas y sonrió.

-Es una pena que esté Milenka en la habitación.

Sus ojos destellaron de deseo.

Acaricié con las yemas de los dedos esa piel suave y rosa de su boca tentadora.

-Lo sé. Sin embargo ya nos queda poco para estar solos.

Sin contar mis palabras Anthony acercó la boca a la mía.

-Un beso. Sólo un beso.

La mano derecha que descansaba en su pecho se alzó aferrándose a la nuca de mi macho. Lo atraje y lo besé. Primero lento y sensual, después nuestras lenguas se enredaron en una danza erótica provocando los primeros gemidos durante largos segundos. Primeros y últimos porque de lo contrario no hubiéramos podido parar.

Me separé de mala gana y él gruñó. Milenka se movió un poco molesta.

-Cariño, debo regresar a Moscú. Te esperaré con ansias.

Sonrió y se incorporó.

-¿Quieres que tenga a Milenka mientras te preparas?

-¿Crees que podrás cuidar de ella si se despierta?

-¿Lo dudas?

Reí.

-No amor. Eres el mejor custodio que pueda tener nuestra hija.

 

Bianca.

 

Al girar el último pasillo de la comisaría tras los pasos de Sebastien que dicho sea de paso, enojado, no había querido esperar por mí, Pretov me detuvo.

-Bianca.

Al principio me llamó la atención que me llamara por el nombre de pila pero recordé que después de la charla y reunión que habíamos tenido en la mansión habíamos hecho un pacto tácito de cordialidad y paz.

Giré ante el llamado y aguardé inquieta sin saber que podía necesitar este oficial tenaz e inteligente dolor de cabeza de mi querido y liberal esposo.

-Bianca, disculpa. Necesito pedirte un favor.

Sonreí irónica.

-¿Acaso es por liberar a mi familia?

Negó con la cabeza apenas llegó hasta mí.

-No. El comisario es el único que tiene ese poder.

-Entonces, ¿se ha divertido un poco a costa nuestro?

-Por favor Bianca. Sabe que su esposo me la debía. No ha perdido oportunidad para hacerme sentir el más insignificante microbio sobre la tierra. Sé qué no tengo fortuna, pero soy un buen hombre.

Suspiré.

-Okay. Dígame Grigorii, ¿qué necesita de mí?

-Necesito que se comunique con “la muerte”

Abrí mis ojos asombrada por su naturalidad ante lo paranormal.

-¿Perdón?

Miré a un lado y a otro para cerciorarme que nadie nos escuchaba. Él se dio cuenta de su audacia.

-Lo siento –bajó la voz-. Bianca tenemos que encontrar a la madre de la niña. Si no me ayuda tardaremos años.

-Escuche… Grigorii… No suelo comunicarme cuando lo deseo, es decir, no digo, “¡ey muerte quiero preguntarte algo! No es así como funciona.

-¿Y cómo funciona?

-Pues… Ella, digo… “la muerte” se presenta a mí sin que la llame. Fue el caso de la niña asesinada por ese monstruo. Creo entender que algo ocurre con los que parten de este mundo por culpa de una muerte violenta. Es como si la muerte rondara cerca del cadáver, o no pudiera adueñarse de esa alma si no ha fallecido de forma natural. ¿Entiende?

Quedó pensativo unos segundos.

-Pienso que me ayudaría si es así. Porque si la madre de la niña fue asesinada, la muerte no estará conforme. Es lo que deduzco.

-Grigorii, no tenemos por dónde buscar, la muerte rondaría ese cadáver en tal caso. Ahora, ¿cómo sabríamos el lugar? Hay tantos en Kirkenes.

-Hay una denuncia de unos vecinos que viven cerca de un basural. Al principio pensaron que era el mismo olor putrefacto de los desperdicios. No queda lejos del centro de Kirkenes, a las afueras, al norte, para ser exactos. Mis compañeros han estado buscando hace días junto a la policía científica y no han tenido buenos resultados.

-Quizás la mujer mno haya sido asesinada.

-Bianca, le he leído parte del sumario y la investigación. ¿Recuerda lo del seguro?

-Sí…

-Por favor, sólo le pido unas horas. La llevaré en el coche patrulla.

-Permítame unos días al menos. Tengo una boda que celebrar en casa.

Me miró con cierto temor.

-¿Scarlet?

Reí.

-No, Scarlet no es quien se casa. Acaso no está seguro de su amor, me extraña.

-Lo digo porque las familias ricas acomodan como mejor les parece los matrimonios y…

Reí otra vez.

-No somos esa clase de gente.

-¡Bianca! ¿Te quedarás a vivir aquí?

La voz sutil de mi marido retumbó desde el otro extremo del pasillo. Giré para mirarlo. Era tan bello aunque estuviera furioso.

-Voy cariño.

-Esperaré en el coche de Charles.

Me despedí con un movimiento de cabeza y lo tranquilicé.

-Descuide, lo llamaré pasado mañana. Lo prometo.

-Gracias… Ah… Bianca.

-¿Sí?

-Realmente la compadezco.

Fruncí el ceño.

-¿Por Sebastien?

-No –rio-. Por tener que convivir con la muerte desde que tuvo uso de razón.

Hizo una pausa y caminó hacia mí con los brazos en jarro. Me miró fijo.

-Porque ha tenido ese don desde muy pequeña, ¿no? ¿O desde cuándo?

Bajé la vista y giré avanzando hacia la puerta mientras contestaba.

-¡Es muy preguntón Pretov! Y no voy a hablar de ello.

 

 

12 comentarios:

  1. Como siempre brillante Lourdes, los Craig entre rejas y Gregorii vacilandolos no tiene precio, supongo que la venganza de Sebastien será tremenda jajajajjaaj y su mujercita no sabrá ni donde meterse. Ay pobre Sebastien. Lenya, increíble mira que lo que le importe sea sobre todo lo bien dotados que están los boys jijiji y esa imagen de Anthony tan tierna ainssssssssssssss me encanta.Deseando continuar leyendo ya lo sabes así que venga a espabilar jajajajaj . BESITOS

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    1. Muchas gracias Anabel! Jajajaja Lenya sabemos que se mata por ser el primero en todo. Esperemos que no quiera ser el primero en orgullo y ya sabemos el porqué.
      Anthony es divino y dulce, justo para Svetlana.
      Yo deseando seguir escribiendo. Quisiera dedicarme sólo a ello, pero no puedo. Un beso grande y como siempre gracias por tu apoyo amiga.

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  2. Nena a ver si pones a VIKINGO para que veamos lo buen mozo que es.

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    1. Siii cuando Vikingo entre en acción, por supuesto. Besooo que lectora ansiosa jajajaja

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  3. Uy pobre Lenya y sebastien Grigori si se aprovecho dejándolos en la cárcel. Veamos que pasa y que puede hacer Bianca para ayudar Grigorri. Te mando un beso y te me cuidas mucho

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    1. ¡Hola cielo! Es una venganza y creo que la autora se lo debía a Grigorii. Ahora que él se arregle con la repercución por supuesto, jajaja. Un besote enorme y gracias corazón.

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  4. espectacular como siempre. Es una torura esperar tanto por otrocapi. Mil besotes y muy bueno como siempre

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    1. ¡Hola Viviana! ¡Qué gusto! La verdad que me gustaría mucho poder escribir más, no sabes lo que pienso todos los días en como sorprenderlos a todos ustedes. Muchas gracias por comentar, un besote enorme.

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  5. Hola Lou... Ya he votado... cuando digas quién hace sonreír a Anne ya te diré si acerté o no ;-)
    Veo que Charles sigue ofendido porque uno de los policías le llamó "abuelo" ;-)
    Creo que hubiera sido una imprudencia muy grande encerrar a Sebastien, a Lenya y a los strippers en la misma celda ;-)
    jajaja... Creo que Grigorii ha hecho rabiar bastante a los hermanos de Scarlet, sobre todo a Lenya
    Me encantan Anthony y Svetlana... ya veremos como la rescata Anthony ;-)
    El capítulo ha estado genial y lo has dejado muy interesante con esa petición de Gigorii a Bianca
    Un placer venir por aquí, y seguir tu historia
    Besos

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    1. ¡Hola Mela! Amo esos comentarios que me haces tan puntuales. Gracias de verdad por tu esfuerzo y tiempo.
      De Anthony y Svetlana tendrás mucho más y espero que te guste. Charles es un coqueto galán jajajaja.
      En cuanto a Grigorii yo no abusaría. Claro, él ignora que tiene frente a él dos peligrosos vampiros.
      Y la votación... qué decirte.... Y sí, por ahora no puedo decir nada pero sólo digo que mis lectores a veces me conocen demasiado jajaja.
      Besoteeee y gracias!

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  6. Hola Lou ya esta mi voto 😊
    Y estuvo muy bueno el capitulo leer que estos 3 están detenidos me da risa jajaja...Lenya preocupándose por el tamaño jajaja sólo él piensa eso!...ojala que descubran ese misterio de la desaparición de la madre de la niña, gracias por el capitulo!

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    1. ¡Hola Laura! Siii Lenya es competitivo como dijo Charles, y la verdad que no quiere que toquen a su hermana.
      El misterio se va a saber querida lectora, aunque primero tendremos que asistir a una boda. Un beso enorme cariño y gracias como siempre.

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