miércoles, 25 de noviembre de 2015

¡Hola chicos! Hoy les dejo el capi tempranito. He podido terminarlo y lo tienen fresco para ustedes. Con mucho cariño como siempre. He visto por blogger que me leen alrededor de ochenta lectores, por faaa, anímense a comentar. Me gustaría interactuar un poco más con ustedes, recuerden que son el motor de la historia.
En este capi tendrán dos sorpresas. La primera de parte de Sara, veremos que ocurre finalmente. La segunda, nuestro querido e idolatrado Lenya toma una decisión. Sé que ansian ese encuentro con Liz, por ahora tendrán que esperar. No es un buen momento para "la rubita" cuyo deber siente que es estar junto a su amigo. Habrá que esperar. Sólo les adelantaré que como autora me gustan los finales felices.
Un beso grande a todos y gracias por acompañarme. Lou

Capítulo 45
La decisión.

Bianca.
Entré al estudio de Sebastien tras él, como gata en celo, apenas los novios partieron de luna de miel. En poco tiempo debía partir para encontrarme con Grigorii Pretov y ayudarlo en esa misión de hallar el supuesto cadáver de la madre de la niña asesinada, pero una sesión rapidita de sexo no vendría mal para ninguno de los dos. Conocía a mi marido y la falta de sexo estaba frunciéndole el ceño y cambiando el humor a pasos agigantados. Por un lado era una buena señal. Mi Dios de Kirkenes no había buscado remplazo.
-Holaaaa –susurré recostada en la puerta.
Alzó la vista de su agenda encuadernada sobre el escritorio y arqueó una ceja.
-Bianca… ¡Qué sorpresa verte por aquí! ¿Necesitabas algo?
Sonreí.
Trabé la puerta y cerré con la pequeña llave.
Avancé rodeando el escritorio con un andar felino y provocativo. Por supuesto él continuó como si tal cosa y hojeó las páginas lentamente como buscando un dato.
Me posicioné junto a él sentándome en el escritorio. Crucé las piernas una sobre la otra y subí la falda larga de mi vestido de fiesta.
-Sí. Necesito atención urgente… entre mis piernas.
Hizo una mueca de “ah mira tú”, y continuó buscando entre las hojas.
¿Así que se haría el difícil?
Carraspee.
En un acto de arrojo y con un par de movimientos me estiré a lo largo de la mesa apoyando mi espalda en el escritorio, sobre la agenda, impidiendo la visión de la lectura.
-Okay, creo que fue mucho tiempo sin hacer el amor. Aquí me tienes toda tuya, castígame por juguetear con los stripper.
Me miró sorprendido… Después, sus ojos recorrieron libidinosos mi cuerpo ofreciéndome para él.
Una sonrisa maligna surgió en sus labios y sus ojos se clavaron en mi voluminosos pechos que dada mi posición sobresalían por encima del escote.
-Sinceramente creo que tienes razón susurró con voz melodiosa.
Sonreí y estiré los brazos por sobre mi cabeza exponiéndome más aún.
-¿Lo dices por el tiempo sin hacer el amor, mi Dios de Kirkenes?
Una mueca de sabelotodo se dibujó en la cara.
-No, lo digo por lo del castigo por juguetear con esos individuos.
No tuve tiempo de reaccionar. Su brazo poderoso me tomó de la cintura y a velocidad del rayo me puso de pie espaldas a él, entre su cuerpo y el escritorio. Bajó lentamente el cierre de mi vestido. Presionó mi pecho contra la madera lustrada aunque dejó el suficiente espacio para magrear mis pechos con sus manos.
Jadee al sentir un par de pellizcos en los duros pezones.
-Sigue… Sigue dándome lo que necesito –gemí.
Levantó el vestido hasta que mi trasero quedó en exposición.
-¡Qué hermoso culo tienes Bianca!
Abrí la boca titubeando si hablar o quedarme callada. Mis manos se apoyaron en el escritorio y levanté la cabeza para intentar girar y mirarlo a los ojos pero el muy cretino empleó su fuerza y mantuvo mi posición indefensa.
Sentí el rasgado de la tela de mis diminutas bragas negras y protesté entre risas.
-¡Ey! ¡Cuidado con lo que harás!
Rio.
-¿No digas? ¿Estás amenazándome? Quién te entiende –se acercó para hablar en el oído-. Si he entendido bien me has dado permiso para castigarte. Mi papel de amo no me gusta, lo sabes, pero ya que insistes provocándome –rio-. Uno es de carne y hueso después de todo.
-¡Sebastien Craig no te atrevas!
Dejó caer una buena nalgada con su mano derecha y di un grito mezcla de impotencia y excitación.
-¿Te gusta?
-¡En absoluto! –reí excitada-. ¡En la cama mando yo!
-Me parece bien, lástima que no estamos en una cama. ¿No estás de acuerdo, querida?
-¡No, no estoy de acuerdo!
-¡Qué pena!
Otra nalgada resonó en mi culo y grité.
-¡Vas a pagar caro este atropello!
-¿Atropello? –dio otra nalgada mientras su mano izquierda me rodeaba por delante deslizándose hasta mi entrepierna-. Atropello le llamo yo a bailar con dos tipos medio desnudos escondidas de tu marido –rio.
-¡Sebastien Craig!
-Ssssh, nos escucharán en toda la mansión por tu culpa –noté que sonreía.
-Te advierto una cosa –protesté sonriendo-. Por cada nalgada tuya te daré tres, así que piénsalo.
-Mmmm… No sé cómo logras ponerme tan duro cuando me amenazas.
Apoyó su masculinidad hecha piedra y dejé escapar el aire de golpe.
-Ay cariño… extrañé tanto tenerte dentro de mí.
-¿En serio? susurró friccionando la dureza contra mi trasero.
-Hagamos las paces –susurré melosa.
-Mmmm… no sé…
-Por favor… Me portaré bien y ya no bailaré con tipos con poca ropa.
-¿Dónde has dicho que te gustaría tenerme? Aquí… -dos de sus dedos resbalaron hasta mi centro y los introdujo lentamente.
Jadee.
-Sí, si…
Comenzó a bombear despacio dentro y fuera de mí. Una y otra vez. Era desesperante. Quería que me llenara completamente. Deseaba que me penetrara profundo y duro.
Retiró los dedos y sentí el vacío en mi cuerpo.
Protesté.
-¡Sebastien!
-Sssh…
Sus manos recorrieron mis trasero acariciándolo, palpando cada centímetro, hasta que percibí que se arrodillaba tras de mí… Mierda…
Al sentir su boca repartiendo besos pequeños en esa zona húmeda y hambrienta de él, volví a jadear por la anticipación.
-Sí… me gustan tus planes… ¿Hacemos las paces?
No respondió, pero me abrió con sus pulgares y la lengua lamió y hurgó en lo más profundo haciéndome gemir desesperada. Quería más… mucho más… Lo había extrañado tanto.
-¿Sabes lo que sufrí por celos, Bianca? -susurró contra mi piel mojada-. Sin esperar que respondiera, agregó.- No, no sabes.
Pasé mi lengua por los labios, ansiosa de unir mi boca y besarlo a medida que me penetrara con esa fuerza y poder de los machos posesivos. Sin embargo, el Dios de Kirkenes, convertido en un demonio, tenía otros planes… Hacerme pagar mi osadía.
Introdujo dos dedos junto a su lengua en mi canal estrecho y jugó por largos minutos haciéndome gozar como sólo él sabía… Demonios… No era la mejor posición que deseaba para llegar al orgasmo. Estaba acostumbrada a tener el poder entre las sábanas, aunque peor era quedarme con las ganas cuando el clímax crecía a pasos agigantados en mis entrañas.
-¿Quieres que te haga llegar al paraíso, Bianca?
-¡Sí! ¡Hazlo más rápido, más fuerte! ¡Cómo me gusta!
De pronto se retiró poniéndose de pie.
Abrí mis ojos desmesuradamente y protesté.
-¿Qué haces?
-Nada, recordé que no haremos las paces por el momento, quizás en otra oportunidad. ¿No te parece justo?
Giré enfrentándome a él furiosa con el vestido deslizándose hasta el piso.
-¡Sebastien Craig, vas a pagarme caro!- recogí el vestido de mala gana y me vestí a duras penas.
¡Qué rabia!
Su risa me enfureció más.
-¡De qué ríes, cretino!
-¡Bianca, qué poco sentido del humor!
-¡No me provoques, Sebastien!
Rio, mientras el desgraciado acomodaba su bulto dentro de los pantalones.
-¿Así que quieres guerra? Saldrás perdiendo, macho rencoroso.
Rio para después mirarme travieso.
-Ven aquí –extendió la mano derecha invitándome  a acercarme.
-¡No! ¡Estoy muy enojada!
Mi furia logró hacerlo reír más ¡Qué cretino!
-Vamos Bianca, fue una broma. Ven…
-¡Qué no! ¡No iré corriendo a tus brazos! ¡Me compraré un gran vibrador y no te necesitaré más!
Rio hasta descostillarse de la risa. Se sentó en la silla tras el escritorio y levantó mis bragas rotas del piso.
La colgó de su dedo índice y arqueó la ceja.
-Te compraré otras.
-Me debes unas nalgadas por rencoroso… Tampoco suplicaré por sexo. Guárdate las bragas.
-Te perderás la oportunidad de arrastrarme a la habitación y hacer lo que quieras conmigo… Yo ya no estoy enojado –lentamente desprendió los botones de la camisa.
-¡Por supuesto que no lo estás! Te has desquitado de lo lindo.
-Ven cariño, siéntate en mi falda, cabálgame hasta que gritemos de placer.
-Ahora ya no te importa que nos escuchen.
-Nunca me importó… Ven… -me tiró un beso y guiño un ojo.
-¡No iré!
Unos golpes en la puerta interrumpieron…
Nos miramos expectantes aguardando que mencionaran un nombre tras la puerta, pero hubo silencio.
-¿Sí? ¿Quién es? –preguntó el vengativo.
-Sara.
Rápidamente ajusté el vestido y alisé la falda. Sebastien prendió los botones de la camisa oscura y escondió mis bragas en un bolsillo. Alisó el cabello y carraspeó.
-Adelante Sara.
Sara ya se había quitado el vestido de fiesta y los zapatos tan bonitos. Lucía unos jeans y una blusa color mora. A cara lavada sin maquillaje se la notaba demacrada y ojerosa. Supuse que los primeros meses de embarazo no iban a sentarle bien. Levemente encorvada, sus brazos cruzados a la altura del pecho parecían querer rodear su propio cuerpo como si se defendiera de algo.
-Lo siento, no quería interrumpir, necesitaba hablar con ustedes.
-No te preocupes, Sara no interrumpes nada –contestó Sebastien apenado al verla en actitud desprotegida.
-Y cuando él dice NADA es nada –remarqué risueña aunque con rabia por lo ocurrido hacía instantes.
Sebastien me miró y arqueó una ceja.
-Por favor Sara, toma asiento.
Caminó como alma en pena hasta la silla frente al escritorio donde Sebastien no perdió oportunidad de estudiarla.
Hubo unos segundos de silencio…
-Tú dirás- la apuró con cortesía.
Al parecer deseaba hablar, sin embargo por otro lado daba la impresión de querer evitar la futura conversación.
-Deseas hablar con Sebastien a solas. Sabes que no tengo ningún problema.
-No, es con los dos que deseo hablar…
-Okay, ¿tu embarazo bien? –preguntó mi marido.
-Sí.
-Animo cielo, cuando quieras acordar verás a tu niño corriendo y saltando por la mansión –dije risueña, sentándome en un sofá cerca de la ventana.
-No habrá niño.
La frase rotunda y firme nos congeló.
Entendí rápidamente el alcance de lo dicho por Sara. Sebastien dudó.
-No entiendo, Sara.
-Voy a interrumpir el embarazo.
El rostro de mi marido al que conocía al dedillo se transformó. Una palidez tenue fue ganando su cara.
-Sara…
Ella se apresuró a dejar las cosas claras.
-No he venido a preguntarles. Lo tengo decidido. Me pareció correcto notificarles lo que voy a hacer. Por respeto.
-Entiendo –susurré.
-Sara, sé que no soy el dueño de tus decisiones pero… me gustaría saber si lo has pensado muy bien.
-Sí. Es mi derecho y voy a usarlo. En Noruega se me permite hacerlo hasta los tres meses de embarazo, y llevo menos.
Sebastien clavó la vista en la superficie lustrada del escritorio y unió sus manos entrelazándolas. Se mantuvo pensativo por unos segundos para luego levantar la vista y mirar a Sara a los ojos.
-¿Sabes que estás decidiendo entre la vida o muerte de un ser?
-Lo tengo claro.
Me puse de pie y caminé hacia Sebastien. Me ubiqué tras él y mi mano se apoyó en un hombro.
-Querido, es un momento no grato para ella, trata de hacérselo más sencillo.
-No es mi intención mortificarte. Sólo que aunque reconozco el derecho a disponer de tu propio cuerpo creo que quitarle la vida a ese niño después que se la has dado.
-Yo no lo busqué como en el caso de Svetlana. Evidentemente olvidé tomar la píldora un día, quizás dos. No creí que iba a quedar embarazada.
-¿Qué opina Rodion? –preguntó interesado.
-No se lo dije. Y quiero que se mantenga así.
Sebastien hundió la cabeza entre las manos y protestó en voz baja.
-Ay Sara, no estás haciendo bien las cosas.
-Disculpa Sebastien, quizás tú no sepas que él no esperaba ser padre y menos que la madre de su hijo fuera yo. No quiero obligarlo a una paternidad no deseada.
-Sara… Tú no imaginas como las decisiones de las hembras nos pueden cambiar lo que pensamos y los proyectos que creímos serían interesantes. A veces ocurre que un hecho cambia la visión del macho y lo hace reaccionar. ¿No te has preguntado si Rodion, aunque no esperaba ser padre, se ha ilusionado con la idea?
Sonrió con tristeza.
-Sebastien… Por favor. Él ama a su Halldora y vivirá para amarla eternamente.
-No estoy de acuerdo en eso, Sara –interrumpí- Halldora está muerta y no regresará. El tiempo de amar otra vez le llegará. Creo, deberías tener paciencia.
-Y esperar, ¿cuánto? ¿Mientras mi bebé crece, se hace niño, y se da cuenta que su padre no lo quiere? No, no me arriesgaré a eso. Después de la despedida de soltera de Svetlana y contemplando la alegría de ella, pensé… No quiero un macho que esté a mi lado porque no le queda otra que ser responsable. Quiero ser feliz, que me amen de verdad.
Sebastien meditó un momento.
-Sara… En tus manos está el poder de que ese ser viva o no, ¿no crees que deberías hablar con Rodion y al menos confesarle tus intenciones? Él también tiene derecho. Aunque… Ahora sabes que no comparto que lo decidan ni siquiera entre ustedes. La naturaleza les jugó una jugarreta porque quizás no era el tiempo de pensar en un bebé, sin embargo deberían sacar provecho de ese milagro que es la vida.
-No quiero ser irrespetuosa con mis superiores, pero somos vampiros. ¿Respetamos la vida cuando nos conviene?
Sebastien frunció el entrecejo.
-Sabes que subsistimos de la sangre humana. No es una opción. Lo tuyo lo es.
Se puso de pie y metió las manos en sus bolsillos del pantalón. Cabizbajo, continuó.
-Pero tienes razón, no soy quien para hablar de lo correcto en muchas cuestiones… Aunque como padre lo único que puedo aportar es que no hay mayor felicidad que contemplar a tu hijo entre tus brazos, de verlo reír, jugar, correr… Aunque… -supe que un nudo se había formado en su garganta-.  A mí se me hizo difícil, lo sabes. Douglas nació ciego, así que mi felicidad de contemplar su dicha muchas veces fue reducida. Aun así, haber decidido que naciera y regalarle este mundo que puede tener cosas horribles pero también maravillosas, es una de las decisiones que me felicito una y otra vez cada vez que lo contemplo.
-Siento no coincidir –murmuró.
-Está bien, estamos notificados de tu decisión. Puedes retirarte. ¡Aguarda!
Sara se puso de pie y escuchó con atención.
-Conoces de memoria que esta es tu familia, sola no estarás.
-Gracias. Lo sé.
-Bien… Entonces, supongo no hay nada más que hablar. Yo iré por Mijaíl y su familia. Deben estar buscándome para despedirse.
Noté la tristeza de Sebastien ante la decisión de Sara. También el respeto por la decisión.
Los tres salimos del estudio en silencio. Creo que no había mucho que agregar.
Al pisar la sala nos encontrarnos con una sorpresa. Sabina y Charles conversaban en la sala mientras Gloria cerca del piano contaba las teclas muy concentrada.
No habíamos escuchado la llegada a la mansión de la agradable visita.
-¡Holaaa! –exclamó la loba al vernos.
Gloria corrió a darnos un beso.
Con una sonrisa radiante Sabina se acercó a mí y me dio un beso sonoro en la mejilla.
Reí.
-¡Qué energía, Sabina!
-Síii, es que estoy muy entusiasmada. Bernardo me dio un dinero extra para la cuna que yo deseaba, es costosa pero es muy bella. ¿Me acompañas a comprarla, Bianca?
-Oh, lo siento. Tengo trabajo urgente.
-¡Qué pena! Bueno… ¿Y Scarlet se encuentra? Acabo de enterarme por Charles que han estado de boda. Me había llamado la atención ver tantos vampiros en el parque.
-Sí, la hija de los Gólubev, un aquelarre amigo, con nuestro Anthony –le informé.
Sebastien dio un beso afectuoso a Sabina y se disculpó. Sara desapareció después de susurrar un “permiso”.
-Las dejo, sepan disculparme –dijo Sebastien.
Mi marido miró a Charles que siguió a Sara con la mirada, y en un ademán discreto le indicó que lo acompañara al parque donde posiblemente los Gólubev se encontrarían.
-Dile que iré a despedirlos –acoté, mientras los dos desaparecían por la puerta principal-. ¡Ah! Dile a Scarlet que la necesito.
-Gloria, cariño, le diré a Margaret que te prepare un rico chocolate con leche.
Gloria sonrió.
-Gracias Bianca, pero mamá Sabina desayunó conmigo hace un rato. Tengo la tripa llena.
Reí.
-Muy bien señorita, sentémonos en el sofá mientras esperamos a Scarlet.
-Bianca si debes despedir a tus amigos, por favor hazlo. Nosotras podemos esperar.
Reí nuevamente.
-¿Esperar? Sin embargo tu cara de “quiero irme a comprar la cuna” dice otra cosa.
Rio.
Gloria interrumpió.
-Será blanca.
-¿A sí? –pregunté-. ¿Tendrás hermanito o hermanita?
Gloria miró a Sabina y sonrió traviesa.
-Mamá Sabina dijo que no diga nada por ahora. Porque… si yo me equivoco.
Arquee una ceja.
-Ah, es decir que tú ya lo sabes.
Sabina sonrió.
-Gloria es especial.
-Hola Sabina. Hola brujita.
Scarlet entró a la sala seguida de Anouk.
Anouk arrugó la nariz pero se mantuvo callada junto a su amiga.
-¿Me buscabas, Bianca?
Sabina se puso de pie para saludar a Scarlet y aguardó mi presentación.
-Anouk, ella es Sabina, la madre de Douglas y una amiga de la casa.
-Un gusto –murmuró.
-Encantada –dijo Sabina, que aunque le hubieran dicho que los lobos eran detestables nada hubiera empañado su día de compras.
-Ella es Gloria –continué-, hermanita de Douglas.
Noté el desconcierto en la cara de Anouk pero guardó silencio. Los Gólubev la tenían muy bien enseñada. No sería bien visto indagar como curiosa impertinente ante extraños.
Gloria dio un beso en la mejilla a Anouk y a Scarlet, sin embargo su simpatía por la princesa de los Craig fue evidente.
-¡Hola, Scarlet Craig! ¡Estás muy linda!
-¡Gracias Gloria!
-Scarlet, Sabina irá de compras a la tienda de muebles. Necesita la cuna para el bebé. ¿Te gustaría acompañarla ya que será para tu ahijado?
Scarlet batió palmas.
-Siiii, claro que sí, ¡me encanta ir de compras! –rápidamente su semblante ensombreció-. ¡Uy! Debo entrar a trabajar en un par de horas… Salvo que vaya con el uniforme y después del shopping me dirija a la Jefatura.-Genial –apoyó Sabina.
Los ojos de Anouk pasearon por el rostro de Scarlet y Sabina una y otra vez.
Imaginaba que al escuchar la palabra “ahijado” con respecto a Scarlet, habría pensado si los Craig estaríamos todos locos… ¡Qué divertido!
-Voy a prepararme –dijo Scarlet, desapareciendo escaleras arriba llevándose a Gloria de la mano y seguida por Anouk.
-Debo irme, Sabina. Pero toma asiento y haz de cuenta que es tu casa.
-Gracias Bianca.

Sebastien.
Apenas entré al hotel Thon busqué la puerta del despacho en planta baja. Lugar privilegiado para el dueño del hotel si deseaba reunirse en privado por negocios. Yo no tenía esa intención. El motivo a mi modo de ver era más importante que cualquier negocio millonario. Mi hermano necesitaba hablar conmigo y la mansión no era un lugar el cual se nos permitiera hablar sin interrupciones.
El señor Bergman, gerente del hotel, me vio atravesar el hall central y se apresuró a interceptarme.
-Señor Craig, buenos días. Un gusto tenerlo en el hotel.
-Buenos días.
-El despacho está preparado para usted como lo pidió por teléfono. En unos minutos le llevaré un whisky de la mejor marca.
-Preferiría un coñac, muchas gracias.
-Por supuesto, ¿algún refrigerio para acompañar?
Sonreí.
Pensé para mis adentros…
Un humano jugoso por mí estaría bien.
-No, le agradezco. Con el coñac es suficiente. En cuanto llegue mi hermano, Lenya Craig, por favor guíelo al despacho.
-Será un placer.
Entré al pequeño ambiente confortable alfombrado en azul petróleo. Un escritorio en forma de círculo en cedro y seis sillas haciendo juego. Elegí una al azar.
Me senté de espaldas al gran ventanal decorado con esas bellas y etéreas cortinas de tul. Recorrí las paredes empapeladas en blanco con guardas en grises y azules. Un lienzo a la izquierda del pintor noruego, Alfredo Andersen. Podía verse una canoa anclada a orillas del mar en colores apagados.
A dos metros de distancia colgaba un cuadro de las tres sirenas. La imagen era la réplica del monumento a orillas de la ciudad de Drobak… Drobak… Arquee una ceja. ¿Qué sería de Liz?
Bergman golpeó la puerta y se asomó.
-Permiso, señor Craig.
-Dígame, ¿llegó mi hermano?
-Aún no. Me atrevo a molestarlo por un recado que me ha dejado el anterior dueño del hotel.
-¿Qué le ha dicho?
-Dice que le ha dejado varios mensajes en su móvil. Necesita que inscriba el hotel en “Derechos de propiedad”. Pero el contrato de compraventa le faltaría la firma de uno de los dueños.
-OH sí, mi hermana. Descuide me comunicaré con él. Necesito un poco de tiempo.
-Muy bien, señor. Con su permiso… Ah… Si no le incomoda…
-Dígame.
-El hotel ha trabajado con una empresa de turismo para organizar visitas en Kirkenes. No sé si usted desea seguir contratándolos.
-Bueno, me gustaría saber si el servicio ha sido satisfactorio. ¿Usted qué cree? ¿Debo seguir trabajando con ellos o buscar otra empresa de turismo?
Quité la cajilla de cigarros y el encendedor del bolsillo superior de mi camisa.
-En realidad… la empresa ha estado brindando un servicio deficiente últimamente… Creo que la consecuencia de las heladas ha modificado el grupo que organizaba. Muchos han fallecido.
-¿Entonces? –encendí el cigarrillo.
-Si me permite puedo averiguar por otros servicios.
-Le agradecería, es usted muy eficiente. Tiene mi número de móvil, ¿verdad?
Acomodó su chaqueta azul en actitud vanidosa.
-Sí señor. Lo tendré al tanto. Gracias, señor Craig. Me retiro. Permiso.
Me acomodé en la silla y respiré hondo exhalando el humo.
Tenía razón Charles. Llegaría el momento que tendría que pedir ayuda. Por un lado la Isla del Oso y el negocio del carbón, por otro el hotel, después… la familia crecía en número. Además, hijos, esposa, etc. Era un vampiro no Superman. Por suerte Mijaíl había decidido ayudarme y trabajar a mi lado en algunos negocios. Hacía quince años que estaba al frente de la gerencia de la empresa petrolera rusa y temía que sospecharan su eterna juventud. Me había informado que sólo debía vender las acciones y estaría listo para el nuevo emprendimiento.
-Hermano.
Lenya abrió y cerró la puerta.
Sonreí.
-¡Qué puntual!
-¿En serio? Tú ya estás aquí, por lo que veo.
-Cierto, pero me adelanté.
-¿Ansioso?
-La verdad que sí. Ardo por la curiosidad. No sé qué tienes que contarme tan importante.
Tomó asiento frente a mí y suspiró.
-¿Qué bebemos? –preguntó.
-Tranquilo, en unos minutos atravesará esa puerta el señor Bergman, deshaciéndose en servirnos con una botella de coñac y dos vasos.
Rio.
-El poder de “don dinero”.
-Creo que ante todo la necesidad de mantener el trabajo.
-Claro, entiendo.
El gerente del hotel golpeó la puerta.
-Adelante.
-Caballeros, el coñac. Disfrútenlo. Si necesitan algo más.
-Muchas gracias.
-Sí, muchas gracias –reafirmó mi hermano.
En pocos segundos nos quedamos solo y después de servir a mi hermano una medida de coñac lo miré a los ojos.
-Lárgalo ya, Lenya. Me tienes en ascuas.
Mi hermano tomó un trago y balanceó el líquido ambarino en el vaso antes de posarlo en la mesa.
-Me voy a Kaliningrado con Natasha.
Lo miré y moví la cabeza negando.
-¿Por qué me temía que iba a ser una bomba? Porque lo sería. ¡Qué espíritu inquieto!
Arqueó una ceja.
-No te preocupes. Esta vez lo hago por mí, por sentirme mejor.
Tomé un trago y bajé la vista.
-¿Estás huyendo o me parece a mí?
-No precisamente, por la sencilla razón que no tengo nadie que me persiga.
-Ajá…
Silencio…
Ofrecí un cigarro de la cajilla que había dejado sobre la mesa.
Cogió uno y sonrió.
-Gracias.
-¿Fuego?
-Tengo, gracias.
Acto seguido encendió el cigarro con su encendedor plateado.
Silencio…
Parecía que ambos estábamos disfrutando del cigarro y el coñac, sin embargo creo que teníamos muchas cosas que decirnos atragantadas en la garganta. ¿Quién sería el primero? Pues yo…
-¿No me acompañarás con el negocio del carbón? ¿Me abandonarás con el manejo del hotel?
-No del todo. Me tomaré un par de meses. Natasha debe continuar la investigación sobre la genética. Está muy interesada y creo que es un tema que nos compete a todos, incluso a ti.
-¿Por qué tienes que ir tú?
-Pienso que debo acompañarla. Ella ha hecho mucho por mí, me ha tenido paciencia en mis locuras.
-¿Alguna de esas locuras se llama Liz?
Desvió la vista hacia el ventanal y sonrió con tristeza.
-Sí, algo de eso hay. No quiero seguir sufriendo.
-¿Está todo perdido?
-Por supuesto.
-¿Por qué?
-Ella cree que soy el peor del mundo… Me dolió lo que me dijo. Además no puedo competir con ese humano con todas esas virtudes que dice Bianca que tiene. Hablé con tu esposa cuando me informó de la enfermedad grave que padecía. Me cansé de ser el malo de la película. No más.
-Mira… Hermano… Por más que tengas defectos si ella te ama te elegirá.
-Ella ya eligió, Sebastien.
-Tengo entendido que el chico está grave, ¿por qué no esperas a como se vayan dando las cosas? No quiero ser grosero pero…
-¿Y recibir limosnas? No, no tengo esa clase de temperamento para recoger migajas. ¡Yo estoy fuera!
Aspiré el humo lentamente…
Tenía frente a mí a mi hermano, el mismo que no había podido disfrutar por decenas de años por decisión de otros, y ahora era él que insistía en vivir alejado de mí.
-No sé cómo retenerte. Sí supieras… -murmuré.
-¿Si supiera qué?
Nos miramos.
-Aunque te he recuperado como hermano… No dejo de imaginarme como hubiera sido si hubiéramos crecido juntos.
Rio.
-Calla, no te hagas el joven que me llevas muchos años.
Reí.
-Cierto, no hubiéramos compartido juegos, sin embargo nos faltaron charlas. Lenya… Necesito que no vivamos separados. ¿No crees que demasiado tiempo hemos estado sin conocernos?
Bajó la cabeza.
-Lenya –insistí-, me angustia no estar a tu lado y no compartir momentos juntos, esos que nos quitaron sea la razón que fuere.
-Lo sé, Sebastien.
-No, no lo sabes.
Tomé un trago y un respiro para poder expresar de una vez por todas lo que sentía dentro de mi corazón.
-Hermano… Cuanto tú apareciste en mi vida en medio de ese escándalo que convertía a mi padre en un ser abandónico… No digo que no fue un shock, pero sentí que la vida por algún motivo te había puesto en mi camino. Quizás para aminorar tanto dolor, para enmendar el error cometido injustamente contigo.
Sonrió.
-Ese es el problema Sebastien. No tienes que cargarte a tu espalda el error de otros –su voz tembló-. No me debes nada. Tú… No me debes nada.
Tomó un trago de coñac y dio una pitada corta al cigarrillo.
-Sé que quieres verme feliz… Entiéndeme que estoy obligado a buscar mi felicidad. Todos lo estamos. No puedo continuar sin una hembra que me salve del desamor. De un desamor que comenzó desde niño, lo sé… Nuestro padre no tuvo esa intención, pero lo cierto es que crecí sin él. Mi familia fue mi madre y Rodion. Después… te conocí, me integraste a tus seres queridos, a tus amigos, a tus querencias, y conocí la felicidad de tener una familia… Ese día que descubrí a Liz… pensé que podía tener la dicha completa pero no se dio así. Me enamoró como nunca lo había hecho una hembra, me atrajo, me sedujo, me enloqueció, aunque también me abatió y me llevó al más oscuro de los miedos… Otra vez el abandono. No quiero eso para mi vida, Sebastien. Debo ponerme de pie y tratar de ser feliz.
-Eso lo entiendo. Lo que ocurre…
-Sé que pensarás, porque, sin embargo, no me quedo con Natasha viviendo en la mansión. Cada rincón de esa construcción me ata a Liz. La cocina donde cruzábamos miradas, la sala donde la vi bajando la escalera por primera vez, el parque,  mi habitación. Es difícil tratar de olvidarla si veo y camino por los espacios donde ella estuvo.
-Mierda, se adueñó de tu corazón –sonreí con pena.
-Es una bruja, una hechicera.
Tomó otro trago de coñac.
-Te prometo que no me iré definitivamente de la mansión, ni de tu vida. Sólo dame un tiempo para hacerme más fuerte. ¿Crees que siendo prima de Bianca ella no pisará más la casa? ¿Qué haré ese día? Debo estar preparado.
-Creo que no te prepararás a la distancia –corregí-, pero supongo que haces lo que puedes. Te extrañaré…
Sonrió con ojos emocionados.
-No te preocupes, siempre regreso tarde o temprano.
-Pero algo me dice que esta vez será por mucho tiempo -dije angustiado.
Volvió a sonreír y se puso de pie.
Lo seguí con la vista sin moverme un centímetro.
-¿Cuándo partirás?
-Mañana a primera hora. Milenka quedará al cuidado de Sasha. Natasha tiene un encargo urgente. No quiero demorarla por mi culpa.
-¿Te despedirás de todos?
-Claro que sí.
Me puse de pie. Me temblaban las piernas.
-Dame un abrazo, Sebastien. Esta vez no me iré solo a vagar por ahí. No tengas miedo. Tú estás arraigado a mi corazón. Donde quiera que esté, permanecerás conmigo en el pensamiento.
Recibí su abrazo, fuerte, sincero.
-Lenya… No te olvides que quedaré esperando por ti cada día de tu ausencia.
-Lo sé.
Nos miramos a los ojos.
-Prométeme que esta despedida por el tiempo que sea valdrá la pena, que intentarás ser feliz.
-Te lo prometo, hermano.

14 comentarios:

  1. ¡Qué final! Me has dejado muy inquieta, querida amiga, y también conmovida por la relación que tienen ahora Sebastien y Lenya, no sé qué nos espera, no puedo verlo, pero espero lo mejor. Mil gracias por compartir tu preciosa historia.

    Besotes.

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    1. ¡Hola Claudia! Te he dejado con la miel en los labios y tendremos que esperar. Por Sara, el próximo capi. Por Lenya... un poco más. Gracias amiga por comentar. Besotes.

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  2. Vaya un capítulo de noticias inesperadas, me sorprendió la decisión de Sara en abortar a su bebé espero que cambie de idea porque no me gusta para nada lo que ella escogió....y ahora Lenya se va ir noooo eso no puede pasar aunque lo entiendo por querer irse le duele estar sin Liz, ojalá que sea la decisión correcta pero me parece que va a sufrir más, super bueno 3 capítulo gracias!!!!!!

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    1. ¡Hola Laura! El miedo de Sara debe ocurrirle a muchas, pero yo estoy de acuerdo contigo, la vida es un milagro, pero bueno... veremos que piensa Sara.
      A Lenya, creo yo, no le ha quedado mucha opción después de la decisión de Liz. Es cierto podría quedarse y luchar por ella aunque supongo que él desea ser feliz y siente que no lo logrará mientras Drank este vivo. Hay que ver que ocurre con Drank después de todo no está dicha la última palabra.
      Un beso grande amiga y gracias.

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  3. Eres increíble Lourdes, fantástico del principio hasta el final, me encanta Sebastien y su venganza, pero pobre de él jajajaja. Respecto a Sara sinceramente espero y deseo que cambie de opinión. Y no quiero que se vaya Lenya noooooo, por favor, eres muyy mala. jajajajjaja Besitos cielo deseando seguir leyendo.

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    1. ¡Hola mi Anabel! Muchas gracias, que decirte ya que no te he dicho. Eres mi crítica implacable pero constructiva. Lo que ocurre que esta autora se le ocurre cada cosa que hacer temblar la mansión de los Craig. Pero es divertido, no puedes negarlo, jajajaa. En cuanto a Sara, y... no sé... Apelemos a que Rodion se entere. Un beso enorme y gracias cariño.

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  4. Como siempre una genial total. Pobre de Sebastian cuando Bianca cobre venganza. Rodion la hará cambiar de opinión a Sara. Y Lenya va a darse cuenta que x más distancia que ponga su corazón siempre petenecera a Luz, por lo que van a terminar juntos. Lou te felicito nuevamente. Genial total y un gusto el leerte. Besotes

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    1. ¡Hola Viviana! Gracias tesoro. Me gustan los personajes femeninos fuertes así que Bianca tendrá esas intenciones. Veremos como se desenvuelven los hechos en la mansión, porque creo que lograr la intimidad en ese hogar es un milagro.
      Lenya seguirá amando a Liz por siempre, sin embargo lo sabemos tú y yo, habrá que ver cuando él se dará cuenta que a cualquier lugar del mundo donde vaya, su rubita no liberará su corazón. Se lo ha secuestrado.
      Un beso enorme y muchas gracias por comentar.

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  5. Hola, Lou... ¡Qué capítulo tan intenso!
    La pasión entre Sebastian y Bianca sigue muy viva... ya veremos qué sucede cuando Bianca pueda tomar su revancha ;-)
    En este capítulo se han tomado dos decisiones importantes, y las dos muy duras
    Sara, por su parte, quiere abortar... no quiere comprometer a Rodion... piensa que él siempre amará a Halldora
    Y Lenya se quiere marchar con Natasha lejos... pues me temo que la distancia no logrará que olvide a Liz
    Pienso que las dos decisiones son equivocadas por las metas que persiguen... veremos si me equivoco ;-)
    Aquí tú eres la autora y yo la lectora... y me encanta
    Besos

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    1. ¡Hola Mela! Mi querida amiga tienes razón, coincido que son decisiones equivocadas. Espero que Sara y Lenya cambien de opinión. Quizás necesiten ayuda de terceros, pero en la mansión Craig tú sabes, terceros para aconsejar sobran. Así que paciencia. Es un honor tenerte de lectora y leer tu excelente novela en tu blog. Muchas gracias y un beso gigante.

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  6. Uy dios que capi , me da pena Sara y su decisión espero que por lo menos hable con Rodion y Lenya se ponga vivito y luche por Liz Te mando un beso y te me cuidas

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    1. ¡Hola corazón! Capi cargado tienes razón. Lenya se ha dado por vencido por pensar en Liz antes que en él. Eso es señal de amor. Y el amor no puede tener fin de un día al otro. Debemos esperar...
      En cuanto a Sara, quizás alguien se atreva a contarle a Rodion, esperemos que él lo aproveche si es así. Un besote gigante amiga y gracias.

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  7. Lou, he viajado hasta aquí para agradecerte tu felicitación... y para traerte los miles de besos que ya viajaban en tu busca ;-)

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  8. francamente me siento en el paraíso con tantas féminas dentro y fuera, gracias Lou,,saludos y te deseo un año nuevo de lo mejor.

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