sábado, 1 de agosto de 2015


¡Hola chicos! Aquí les dejo el capi 23. Espero lo disfruten. Gracias por acompañarme.
Capítulo 23
Regalo de cumpleaños. (Primera parte)


Charles.

Creo que en esa hora mortal que no supe noticias de Bianca y Sebastien logré gastar la alfombra con mis idas y venidas por la sala. Antes de acercarme a la ventana por enésima vez Douglas bajó la escalera con rostro compungido.

-No estés nervioso, ya aparecerán.

-No estoy preocupado –contestó.

-¿Ah no?

-No Charles, no sé cómo hacemos los Craig para salir airosos de todos los problemas. De verdad tengo confianza que Bianca y mi padre pisarán el jardín de un momento a otro.

-Guauuu, ¡me gusta esas premoniciones! ¿Por casualidad has soñado con un número de lotería?

Sonrió apenas.

-Bueno, di al menos que te ocurre con esa cara de velorio. De paso me entretienes porque estoy un poco nervioso, debo admitirlo.

-Nada, estas tontas de Scarlet y Rose. Están vaciando la habitación de Liz y Marin, se la acondicionarán a Svetlana y a la beba.

-¿Eso te ha molestado?

-¿Cómo crees?

Se dejó caer en el sofá.

-¿Entonces?

Me senté junto a él.

-Parece que Marin se ha olvidado un par de zapatos negros y Scarlet dijo que se los alcanzaría esta tarde. Me ofrecí para llevárselo en moto. Imagínate Charles, no tengo problemas con el sol y tengo moto.

-En realidad a Scarlet no debería importarle tampoco. Hoy está lluvioso. No le afectará el sol. En cuanto a la moto… Bueno, ella se materializa. Llegará más rápido que tú.

-No conoce el hotel “La manada”, yo sí.

-Ah… Tenía entendido que la acompañó el día de la mudanza.

-Ah… De todas formas a mí no me costaba llevarle los zapatos. ¿Que tenía miedo que la convirtiera en vampiresa?

-Mmm… No, quizás que entraras a la habitación, la besaras apasionadamente, y tuvieran sexo desenfrenado.

Rio.

-Marin, ¿sexo desenfrenado? Si parece una paloma durmiendo.

-Pues ten cuidado con las palomas que duermen, puede despertarse un día convertida en un halcón –levanté el dedo índice-. ¡Ey! ¡Suenan los portones!

Ágilmente me precipité a la puerta y la abrí después de comprobar que Sebastien y Bianca avanzaban por el parque tomados de la mano.

Giré la cabeza para ver a Douglas. Susurré discreto.

-Por lo menos no se han matado. ¡Qué lindos! Vienen de la mano.

Douglas se puso de pie y subió a su habitación.

-Me alegro, estaré durmiendo.

¡Qué humor tenía este chico!

Bianca fue la primera en pisar la sala. Me hice a un costado para que pasara.

-¡Buenos días! Veo que estás entera. ¿Qué tal la caza?

-Fue una experiencia maravillosa.

Al ver a Sebastien subiendo los peldaños del portal bajé la voz.

-¿Y qué tal la fiera?

Bianca sonrió y gesticuló, “todo bien”.

-Te escuché, Charles –protestó Sebastien -. Gracias por lo de fiera.

-La verdad no se agradece, querido. Cuenten como les fue.

Ambos atravesaron la sala mientras cerraba la puerta. Sebastien se sentó y Bianca lo hizo sobre sus rodillas. Pasó el brazo rodeándolo y se acurrucó como una niña.

De pie, los miré.

-¡Qué lindo es el amor!

Viendo que Sebastien se notaba triste me preocupé.

-¿Qué te ocurre?

Me miró con ojos brillosos.

-Escuché a mi madre, Charles.

-¿Cómo dices?

Cuando Sebastien me relató todos los hechos entristecí por él. Debería ser penoso sentir la presencia de un ser querido y que no pudieras abrazarlo.

-Yo vi Halldora –agregó Bianca.

-¿La madre de Lenya?

-Sí. Ella me guio para cazar al cazador.

-¡Impresionante! Están entre nosotros –murmuré.

-Tomamos algo fuerte, cariño –dijo Bianca-. ¿Me acompañan los dos con un coñac?

-Prefiero un whisky, amor. Y si no te opones tomémoslo en la habitación. Estoy agotado y en un rato llegará Lenya de la reunión para contarme los detalles.

-Vale. Le diré a Margaret que nos suba un coñac y un whisky. ¿No te enfadas que no nos quedemos contigo, Charles?

-No preciosa, vayan a descansar. El día comenzó lleno de emociones. En cuanto a Margaret ha salido a cazar cerca de las cumbres. Yo mismo les llevaré la bebida.

-Gracias Charles –dijo Sebastien poniéndose de pie.

-Gracias Charles, te queremos.

-Yo a ustedes. Recuerden que mañana es el cumpleaños de Anthony.

Sebastien se detuvo y me miró.

-¡Diablos! No compré obsequio.

-Mi amor, tenemos tiempo. Después que hables con Lenya podríamos ir al centro de Kirkenes y pasear por el Centro comercial.

-Será buena idea. Tendrás que viajar a la isla y mejor que estés acostumbrada a rodearte de humanos.

-No iré a la isla.

Ambos se miraron.

-¿Por qué?

-Porque tengo cosas que hacer. Además confío en ti. De verdad. Puedes ir tranquilo.

Sebastien sonrió y la miró con devoción. Después ambos se dieron un beso apasionado en la escalera como Rhett Butler y Scalett O´Hara en “Lo que el viento se llevó”.

Los vi subir rumbo al pasillo al mismo tiempo que Svetlana bajaba con la beba en brazos.

Se detuvieron e intercambiaron unas palabras. Svetlana como siempre agradecida por la comodidad en su estadía. Estadía que yo al menos no encontraba explicación. ¿Le gustaba tanto quedarse con los Craig a este ángel de cabello rubio?

-Buenas tardes, Svetlana.

Ella sonrió.

Sí, era todo un ángel.

Descendió cada escalón llevando a la niña en brazos como si trasladara un cristal que fuera a romperse. La observé detenidamente. Era un placer ver sus movimientos tan finos y delicados, con una femineidad incomparable bajo el sello distinguido de los Gólubev. ¿Qué macho sin corazón habría dejado sin padre a la niña? ¿Quién habría rechazado al ángel del poderoso aquelarre ruso?

-Toma asiento, querida. Iré por unas bebidas para Bianca y Sebastien, ¿deseas algo de tomar?

-No, gracias.

Se sentó cerca de la chimenea.

Rápidamente cogí las cerillas de la repisa de la chimenea y me incliné para encender un fuego. La niña aún no tenía manifestaciones vampíricas así que posiblemente los grandes ambientes de la mansión podrían hacerla sentir un poco de frío.

En minutos ayudado por el atizador la leña prendió fuego.

 Las llamas fueron coloreándose de un naranja a un amarillo fuerte. Giré la cabeza y contemplé a madre e hija.

-Ahora se sentirá más confortable para Milenka –sonreí.

-Gracias, Charles.

El perfil de Milenka a través del resplandor me trajo un déjà vu, esa sensación que experimentamos de haber vivido el hecho en el pasado. Pero imposible… La niña era muy pequeña… Sin embargo su perfil iluminado por las llamas me traía recuerdos… ¿A quién se parecía la beba?

Lenya se materializó en la sala.

-¡Por fin! –protestó-. ¡Qué lata esa reunión! Por poco descubren algo extraño.

-¿Por qué? –pregunté preocupado.

Avanzó hasta nosotros y se sentó junto a Svetlana.

-Buenas tardes, Svetlana.

-Buenas tardes, Lenya.

-Porque resulta que uno de los obreros que contratamos me conocía de Mursmark. Era un soldado del ejército. En varias oportunidades ha llevado el dinero a cuenta de los rusos. Imagínate cuando me presenté como Lenya Craig el susodicho dijo,” señor, ¿usted no es Mijaíl Antonov?

-Te llamabas como mi padre, ¿Mijaíl?

-En realidad adopté el nombre de un docente rural al que asesiné y… bueno, ahorraré los detalles.

Douglas bajó la escalera.

-Tío, voy al centro, tomaré algo fuera de aquí. Quiero distraerme. ¿Me acompañas?

-Debería hablar con tu padre sobre la reunión pero supongo que hasta mañana tengo tiempo. Así que, vamos.

Lenya dejó unas carpetas en el estudio de Sebastien y junto a Douglas desaparecieron por la puerta de entrada. Me dispuse a servir las bebidas para Sebastien y Bianca.

-¡Svetlana!

Anouk, Scarlet, y Rose, estaban acodadas en la barandilla de planta alta.

-Te necesitamos –dijo Scarlet.

-Siii Svetlana, es por unas cortinas para tu habitación pero estamos indecisas –dijo su hermana.

-Ven, es sólo un momento –agregó Rose.

-Pero hay polvillo todavía en la nueva habitación –protestó Svetlana-. La niña puede molestarle.

-Pues deja la niña con Charles –se le ocurrió a Scarlet.

¡Siempre tan linda y ocurrente!

-Pues… No sé.

Svetlana me miró.

-Dámela, la cargaré en brazos y la acunaré hasta que duerma.

Rio.

-Milenka ya durmió quizás se entretenga en tus brazos mirando el fuego.

-Vale, querida.

-No tardaré.

-No te preocupes.

Cogí con delicadeza la beba entre mis brazos. Lucía un bonito vestidito rosa con patitos bordados en amarillo. Calcetines blancos que hacían juego con sus diminutos zapatitos.

Sonreí mientras me miraba con curiosidad.

-Holaaa Milenka, soy el viejo Charles.

La niña tembló la barbilla.

-Ay no, no… ¿Cómo era la canción de cuna? Arrorró mi niña… Arrorró mi sol…. Si no duermes pronto el coco te comerá… ¡Ay no! Debería rimar, ¿o no?

Madre mía la niña comenzó a llorar y yo sin saber qué hacer.

-Ssssh, arrorró… arrorró…

Sebastien bajó la escalera junto a Bianca. Arqueó una ceja y sonrió.

-Te queda bien, Charles.

-Es la peor broma que me han hecho en mi vida, ¿es venganza?

-Por supuesto, por lo de fiera.

-Lo imaginé.

-Nos iremos al centro por el regalo de Anthony, tomaremos algo en un pub.

-Entonces, ¿no desean las bebidas?

La niña lloraba a gritos.

-Ay pobrecilla, ¿y su madre? –preguntó Bianca.

-Ya regresa. Está decorando la habitación que ha dejado Marin y Liz.

-¡Mi amor, no he llamado a Liz! De Marin sé por Scarlet que ha quedado contenta en el hotel de Sabina. De cualquier forma he sido una descuidada. Pobres mis primas.

-Es que estás con la mente en otra cosa, Bianca –contentó Sebastien–. Tienes la mente ocupada sólo en mí.

La atrajo hacia él y la besó en la boca.

-Bueh, ¡cómo estamos hoy! Adelante, repartan amor por el centro de Kirkenes y den envidia.

Ambos rieron. Y yo… quedé con la niña llorando como Magdalena.


Bianca.

Cuando llegamos al garaje vimos a Anthony con la cabeza inclinada, de cara al coche negro, apoyando las manos en el techo del BMW. ¿Qué le ocurría? Parecía agobiado.

-¡Anthony!

Al escuchar la voz de mi marido levantó la cabeza y se irguió. Alisó su chaqueta del traje y sonrió apenas.

-¿Te sientes bien? –preguntó Sebastien.

-Sí, lo siento, no los escuché llegar.

-No te preocupes. Iremos al centro de Kirkenes.

Él abrió la puerta de atrás y se hizo a un lado.

-No, iremos solos. Tranquilo. Tómate un descanso.

Ron se acercó.

-Todo tranquilo jefe –sonrió.

Sebastien palmeó su hombro.

-Por qué no van a descansar y dejan la vigilancia por un rato. Nadie querrá llegar hasta la mansión con este día.

-Cierto ha cesado de llover pero el día está horrible.

-Bianca y yo aprovecharemos para pasear. Adiós muchachos.

-¿Estás seguro que no quieres que haga de chofer?

-No Anthony, gracias. Ah… Lamento no estar mañana para tu cumpleaños.

Sonrió.

-No te preocupes, Sebastien. En realidad me gustaría no pasar el día aquí. Me iría lejos.

Antes de subir al coche Sebastien se detuvo a mirarlo.

-¿Por qué? Somos tu familia. Con quién más pasarías tu cumpleaños. Salvo que no hayas contado y tengas una hembra por ahí más importante que nosotros.

Ron arqueó la ceja.

-No, Sebastien. No tengo a nadie. Estoy sólo como siempre.

-Sólo no, nos tienes a nosotros –agregué.

-Muchas gracias, Bianca.

-Es la verdad –aseguró Sebastien-. Y la próxima vez me acompañarás a la isla. ¿Te parece bien?

-Sí señor.


Charles.

Cuando Ron y Anthony entraron a la sala la niña continuaba desarrollando sus potentes pulmones. Ron sonrió y con un, “voy a darme una ducha y saldré a cazar”, subió la escalera hacia su habitación.

Subió la escalera mientras Anthony se acercaba con rostro preocupado.

-¿Por qué llora tanto, Charles?

-Creo que querrá a su madre. Ella de un momento a otro bajará.

La beba lloró con más fuerza.

-Charles, no puedo escucharla llorar, me estruje el corazón.

-Pues tómala a ver si sabes callarla. Te parecerá fácil pero no lo es.

Pensé que Anthony tomaría mi frase como burla pero lo tomó muy en serio. Avanzando hacia mí prácticamente me la arrebató de los brazos.

-No creo que lo logres, Anthony. Milenka no se calmará con un extraño.

Él hizo oídos sordos a mi advertencia y la posicionó en forma vertical contra su pecho. Sus manos grandes y fuertes cubrieron su pequeña espalda y la apretó suavemente contra él.

-Ssssh… Cariño… ¿Por qué lloras así? No quiero verte llorar… Ssssh ssssh…

No transcurrieron muchos segundos para que Milenka cesara de llorar.

Arquee la ceja, sorprendido.

-Bueno, lo tuyo son los bebés, ¿qué te parece?

-Es hermosa –susurró mientras la niña hacia sonidos guturales.

Ambas miradas se encontraron. Era una hermosa postal de perfil… De perfiles… Similares… Muy similares. Las llamas de la chimenea tiñeron los rostros de los dos, bebé y guardaespaldas… La fogata… La fogata de aquella noche de San Juan cerca de las cumbres… Anthony tendría cinco años… Recordé la escena… Anthony preguntaba, “¿por qué las chipas saltan del fuego, Charles? Era un niño tan bonito…

Giré dándoles la espalda y miré mi mano derecha… Conté con los dedos… Agosto casamiento de Bianca… Sexo en el coche… Septiembre, octubre, noviembre… Mayo nueve meses… ¡Demonios! De pronto la voz de Anouk nos sobresaltó.

-¡Siento la demora! Ya bajábamos.

Contempló mis brazos vacíos y detectó a la niña en brazos de Anthony.

-¡OH! Perdón. ¡Dame a la niña!

Bajó la escalera rápidamente mientras que Svetlana por el pasillo de la planta alta descubrió la escena y dio voz de alto.

-¡Déjasela!

Anouk pensó que sería una frase cualquiera y no una orden determinante de su hermana. Se acercó a Anthony con los brazos extendidos.

-Ya estamos aquí, dámela. Has sido muy amable.

-No escuchas. ¡He dicho que se la dejes!

Al grito de advertencia de Svetlana, Anouk se echó atrás. Miró sorprendida a su hermana. Anthony también se sorprendió. A esa altura yo era el único que nada me sorprendería.

Anouk subió la escalera muy enfadada. Svetlana descendió lentamente con la vista clavada en su niña y en ese guardaespaldas que seguramente le había robado el corazón. Podía haber ignorado el sentimiento de Svetlana pero alguien que reacciona de esa forma ante esa situación vivida sólo quedaba pensar que el ángel rubio confiaba y apreciaba a Anthony. ¿Apreciaba solamente? Mmm… Quizás la verdad se demostraría y el amor vencería  después de todo.


6 comentarios:

  1. Charles no es nada tonto ya sabe quien es el padre de la niña, ojala que Svetlana le contara toda la verdad a Anthony me parece que seria un muy buen regalo para él, Anthony se siente muy solo y seria bueno que esa familia estuvieran juntos, mira que la bebe se calmo con él, la sangre llama, super bueno el capitulo muchas gracias Lou!!!!

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  2. Uy que tierno capítulo espero que Anthony descubra la verdad y tenga la familia que se merece te mando un beso y te me cuidas

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  3. bien¡¡¡Lou,,me gustó este nuevo capitulo,,,,

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  4. Holaaa amiga!! Ya he vuelto por tu blog, siento haber estado tan perdida, pero las vacaciones y escribiendo, no me ha dado tiempo ni ha subir nada al blog este mes. Me ha encantado todo lo que he leido, por fin me he puesto al día :D Charles ya ha descubierto el secreto y me encanta!! Me pregunto cuanto tardará Anthony en descubrir que es el padre de esa pequeña de grandes pulmones jijiji
    Un gran capítulo como siempre :)
    Besos y abrazoos!

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  5. Bueno, un frente que empieza a aclarar, me alegra por Anthony, aunque aún no sé qué fin tendrá todo esto, es un asunto complicado. Y Charles, es encantador, como siempre, incluso como niñera, un personaje adorable.

    Besos.

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  6. Hola Lou... Douglas esperaba la llegada de Sebastien y de Bianca... también parecía echar de menos a Marin
    Y Charles, muy impaciente
    A Charles, Milenka, le recordaba a alguien
    Y solo ha faltado que el llanto de la pequeña se haya acabado en los brazos de Anthony
    La niña ha detectado a su papá... y creo que Charles también... esos perfiles que se parecen tanto ;-)
    Otro capítulo que he disfrutado y me ha encantado
    Besos

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